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La promesa por Rhape

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Cloud estaba sentado en una de las bancas del piso para soldados. Sus ojos se encontraban perdidos en un punto muerto en el piso, y su rostro completamente sonrojado.


Reno lo miraba con un aire infantil. Los brazos cruzados. Y use le veía una sonrisa satisfecha que lo hacía parecer un niño que acababa de hacer una travesura, una gran travesura…


-o-o-o-o-o-o-o--Flash Back--o-o-o-o-o-o-o-


- ¡Sólo relájate, y dile algo bonito! – esas fueron las palabras del pelirrojo antes de empujarlo.


Trató de detenerse pero no pudo controlar del todo su cuerpo, sólo se tambaleaba. Reno lo había empujado muy fuerte.


Y lo inevitable sucedió.


El rubio paró en seco… pero no como esperaba: Lo que lo detuvo fue chocar con la espalda del hombre peliplateado, lo que provocó que cayera boca arriba al suelo, por el impulso del golpe.


- ¿Te encuentras bien? – escuchó que una voz varonil le preguntó.


Abrió un poco los ojos, y luego los abrió desmesuradamente cuando se dio cuenta que era Sephiroth quien le habló. Y éste iba a ofrecerle una mano para ayudarle a levantarse pero enseguida se puso en pie.


- ¡Perdone! ¡Lo siento mucho! - se disculpo varias veces, notablemente nervioso, y la cabeza gacha por temor de verle la cara al peliplateado. Temía a que éste se hubiera molestado.


- No importa – dijo el ojiverde, para su sorpresa, con tranquilidad, como si nada hubiera pasado.


- ¡Hey, deberías tener más cuidado al caminar! – le dijo riendo un muchacho de cabello negro y ojos azules, era una de las personas con las que Sephiroth estaba conversando antes del incidente de hace segundos.


Levantó un poco la mirada y, por su vestimenta, supo que el muchacho era un SOLDADO de segunda clase.


– Supongo que eres un novato – dijo al no reconocerlo – ¿Cómo te llamas, eh? –


- Cloud, señor…- contestó tratando de mantener la postura firme, pero le era difícil, sentía como si el peliplateado lo estuviera observando, pensó en que quizás eran imaginaciones suyas pero, aún así, eso lo puso muy, muy nervioso.


- ¿Señor? Wow. Qué bien se siente cuando a uno le dicen “señor” – dijo el muchacho casi-casi saltando de felicidad – Me siento respetado –


- No te acostumbres – dijo con sorna un SOLDADO de primera clase (un hombre también de cabello negro y ojos azules) antes de reír.


- ¡Angeal! Déjame disfrutar este momento – dijo entrecerrando los ojos y viéndolo feo – Oh, sí, por cierto. Mi nombre es Zack – se presentó al recordar que el rubio estaba ahí – Ese de ahí es Angeal – apuntándolo con el dedo índice.


- No apuntes con le dedo, muchacho – dijo Angeal, llamándole la atención, pero Zack le ignoró.


- Y ese de allá…, dudo que no conozcas a Sephiroth –


Volvió su vista al peliplateado. Y pudo confirmar sus sospechas: ¡Sephiroth lo estaba mirando! Al parecer no había dejado de hacerlo desde que lo ayudó a levantarse. Su mirada turquesa era penetrante y provocativa…Los nervios se le alteraban cada vez más.


- ¿De dónde eres? – Zack siguió con sus preguntas de cajón.


- Umm, este…yo…- no sabía que contestar. La mente la tenía en blanco y su cuerpo casi paralizado por los nervios.


Reno, que veía la escena escondido detrás de una maseta, se dio cuenta del estado en el que Cloud se encontraba. Sintió algo de pena por él, y decidió intervenir para sacarlo de esa situación.


- ¡Hey, Cloud, te estaba buscando! – dijo enganchándosele al cuello – ¡Oh, hola a todos! – hizo como si no los hubiera visto antes – Veo que ya conocen a mi amigo Cloud – mientras tanto, el rubio se asfixiaba entre los brazos de Reno.


- Eh, Reno, me parece que lo estás lastimando – dijo Zack, tratando de no reírse.


- ¡Ah, sí! – lo soltó. Y se rascó la cabeza, apenado – Es que Cloud es muy lindo ¿No creen?, ¡No puedo resistirme a no abrazarlo!– el rubio lo miró con rostro de pocos amigos.


Detestaba cuando alguien le decía que era lindo, y más si le lo decía Reno, el responsable de que estuviera en ese embrollo.


Un celular sonó. El hombre ojiazul fue el que lo contestó.


- Zack. El director dice quiere hablar con nosotros, y que vayamos a su oficina – dijo con autoridad. Y comenzó a caminar.


- De acuerdo, Angeal – se volvió con el rubio – Cloud, espero que nos encontremos luego. Me caíste bien – dijo sonriendo – a pesar de que casi no dijiste nada –


- Sí. Es un chico tímido – dijo el pelirrojo, cruzando los brazos, para excusarlo.


- Ya me di cuenta – rió. Y salió corriendo, no sin antes despedirse – ¡Nos vemos después! –


Al notar que ya sólo quedaban ellos tres, Reno, tuvo la gran idea de irse.


- Oigan, olvidé que tenía algo que hacer – mintió, dirigiéndole una sonrisa maliciosa a Cloud, quien rápidamente entendió que su plan era dejarlos solos. No tuvo tiempo de implorarle a que se quedará porque el pelirrojo ya había salido corriendo a toda prisa de ahí.


Hubo un silencio de no más de veinte segundos antes de que el peliplateado tomara la palabra al ver que el chico estaba demasiado inquieto como para hacerlo él.


- Disculpa mi paranoia pero, ¿Fue intencional, o pura coincidencia que tropezaras conmigo? – preguntó, a la vez que una leve pero encantadora sonrisa adornaba su rostro.


Ante aquello, un escalofrió le pasó por todo el cuerpo. No esperaba a que el hombre fuera tan directo. Pero, después de tanto nerviosismo y disimulo, cualquiera pudo haber sospechado que esto era una especie de trampa. Y, aparte, no era la primera vez que alguien “tropezaba accidentalmente” con el peliplateado.


- Ehh…pues…yo-yo…- se quedó callado un momento. Miró hacia el suelo, y pensó en decir una mentira, pero siempre le ha sido dificultoso mentirle a quien sea. Prefirió no hacerlo – Me empujaron… –


- Oh, ya veo… – murmuró, pero para nada convencido de lo que el rubio dijo – ¿Cómo habías dicho que te llamabas?, ¿Cloud? – el chico asintió cabeceando – Tu nombre es extraño –


El ojiazul rió un poco, el comentario le había hecho gracia. Sus nervios ya se habían calmado un poco.


- Mi madre me lo puso. Ella quería que yo tuviese un nombre único y raro – y su voz ya no se oía tan temblorosa – Aunque – levantó la cabeza, dejando ver su rostro aún sonrojado al hombre – El suyo tampoco es muy común que digamos – dijo en un tono de broma y rió. Pero se tapó inmediatamente la boca con las manos pensando en que tal vez Sephiroth se molestaría. En cambio, el ojiverde se llevó una mano a la frente y comenzó a reír también. Cloud se ruborizó más al ver aquel gesto.


- Me parece que tienes razón – dijo después de reír – Mi nombre es aún más extraño que el tuyo…Uh. ¿Me disculpas? Debo irme. Recordé que tengo algunos asuntos pendientes que tratar –


- Eh, está bien. Señor – dijo desanimándose un poco. No quería que el ojiverde se fuera tan pronto.


- No me digas así – volvió a reír – Dime por mi nombre, ¿De acuerdo? –


Aquella petición lo tomó por sorpresa. ¡Tratar de “tú” con un superior, agregando que es la persona que más admira en el mundo! Todo un honor.


- ¡Ah…!. ¡De acuerdo! –


- Bien. Entonces te veo luego, Chico chocobo –


Cloud inclinó la cabeza como un perrito confundido. No entendió el apodo hasta que el peliplateado pasó una mano sobre su alborotado y dorado cabello que hacían recordar a cualquiera las plumas de un chocobo.


-o-o-o-o-o-o-o-Final del Flash Back--o-o-o-o-o-o-o-


- ¿“Chico chocobo”, eh? – dijo Reno alzando una ceja. Y pegó los labios lo más que pudo para no estallar de risa. Cloud lo miró feo – Perdona. No puedo evitarlo ¡Qué suerte tienes, en serio! –


- ¿Por? – preguntó sin comprender a qué se refería.


- ¿Cómo que por qué? – lo vio como si fuera un bicho raro – ¡Sephiroth, el gran y temido Sephiroth, te toqueteó, y hasta te sonrió! –


- ¿Y qué? ¿Acaso no es normal que haga eso? – el pelirrojo negó con la cabeza. Entonces ya supo a qué suerte se refería.


- Ese hombre no suele mostrar sus sentimientos, es un bloque de hielo con casi todos los que se le acercan. Pero contigo… ¡Vaya que le agradaste! ¿Es que no viste como te miraba? Prácticamente te comía con la mirada – dijo tomándolo de los hombros, como para animarlo.


- Umm…Ojalá eso sea verdad – dijo bajando la cabeza. Y ruborizándose un poco por lo que acababa de oír de la boca de Reno


- ¿Ah?. ¿Eso es todo lo que dirás? ¡Esperaba a que gritaras de emoción y que dijeras cuánto te gusta Sephiroth! –


Al ojiazul se le puso la cara completamente roja de golpe. Y se paró del asiento para reclamarle el comentario.


- ¡Eh! ¡¿Por qué haría eso?! –


- ¡Porque te gusta! – contestó cruzándose de brazos otra vez. Como si fuera muy obvia esa respuesta.


- ¡¡No es cierto!!… ¡bu-bueno, no sé! Tal vez sí… - dio un profundo suspiro, sentándose de nuevo en la banca.


- Entiendo que estés confundido – dijo serio, actitud muy rara en él – Pero no tiene nada de malo que te guste alguien de tu mismo sexo. Además, ya te dije que aquí todos son “raritos”, así que te vas a tener que ir acostumbrando a esto –


El rubio resopló mirando al techo. Presentía que Reno estaba en lo cierto.


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