- ¿Estás seguro de esto?
- Lo estoy
- ¿No puedes reconsiderarlo?
- Ya he pensado mucho en esto, está decidido
- Está bien, veré todo el papeleo y lo llamaré
- Muchas gracias
- No hay de que
- Adiós
- Cuídate
Ya estaba hecho… se sentía extraño, una pate de él lamentaba tener que hacer esto pero la otra se ponía sino feliz algo muy cercano a ello, era la primera vez que mantenía una conversación tan seria con alguien, ni siquiera había utilizado su muletilla, ahora, lo único que quedaba era esperar que Itachi hiciera lo que acordaron y no hablara con Sasuke sobre el tema, bastante ya tenía y no quería seguir estando con él más tiempo, así se lo había dicho a Itachi pero claramente él no aceptaría ese tipo de excusa, si había aceptado lo había hecho porque estaba ocupado y le hizo prometer que los tres hablarían del tema y aunque Naruto no quería había que hacerlo si quería seguir con lo que había empezado, tendría que planear una excusa creíble, que no lo hiciera parecer vulnerable, no quería serlo y menos aún con el Uchiha menor enfrente de él.
Salió del cuarto de baño con solo un pantalón puesto, tomo una toalla y empezó con la tarea de secar su cabello, se sentó en la cama mientras realizaba dicha acción, con los ojos clavados en el suelo, lo que se avecinaba seria grande y él lo sabía, él lo había provocado, lo había querido así.
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Ya tenía un tiempo que había despertado pero simplemente no quería levantarse de la cama y era algo razonable, su padre había llegado de improviso y en esos momentos se encontraba en su despacho, odiaba tener que ir a verlo pero sabía que no faltaba mucho hasta que él mandara a alguien del servicio para llamarlo y que acudiera a su despacho, ahí él desplegaría su talento para persuadir a las personas.
Una hora después se escucharon unos golpecitos en la puerta de su habitación, Gaara, para ese momento, ya había tomado una ducha y solo faltaba que se peinara y se colocara los accesorios pertenecientes al conjunto que había escogido, sinceramente no entendía como era que al ponerse un simple conjunto de ropa tenía que ponerse unos molestos accesorios para estar a la “moda”, decidió dejar de lado su pequeña pelea interna consigo mismo sobre la ropa y acudió a abrir la puerta, al otro lado, como él había previsto se encontraba el mayordomo de la casa para informarle que el “señor” de la misma requería su presencia.
- Buenos días, amo Gaara, el señor requiere su presencia en su despacho lo antes posible.
El mayordomo había servido fielmente a la casa Sabaku por lo menos unos 20 años y el resultado de esto era un hombre con años de experiencia marcados en su rostro que una vez fue realmente atractivo y una confianza por parte de su padre muy grande.
- Entiendo Andrew, iré enseguida
- Entonces me retiro
Gaara asintió con la cabeza mientras observaba la espalda de Andrew alejarse en la lejanía a través del pasillo y perderse dando la vuelta; cerró la puerta y se dirigió hacia el ropero de caoba tallado a mano finamente, sacó de el una camisa de lino a cuadros que hacía juego con sus ojos, se la coloco y salió de su habitación, caminando por laberinticos pasillos hasta llegar al despacho de su padre, que por fuera era exactamente igual a cualquier otra puerta de la casa, de color blanco, con el pomo brillando dorado, perfecto y limpio pero por dentro estaba adornada con madera tallada a mano, desde el suelo hasta el techo y las paredes, era un lugar al que Gaara no le gustaba acudir, no había ninguna ventana, resultaba en algunas veces un poco asfixiante pero se había visto obligado a pasar ahí la mayor parte del tiempo cuando su padre acudía y no era para menos ya que se había decidido que él sería el nuevo heredero de toda la fortuna, ya que su padre había determinado que su hermano mayor no era apto para dicho puesto, no era algo que lo emocionara especialmente; llamó a la puerta y esperó a que respondieran.
- Adelante
La voz había sonado alta y clara, grave y dominante como siempre la había escuchado. Gaara tomó el pomo de la puerta y lo giró para abrirla, empujo la puerta con firmeza y dio un paso dentro, con la mano sin soltar el pomo.
- Cierra la puerta y siéntate
Gaara lo miro sin expresión alguna en su rostro; Rasa no Sabaku, el padre de Gaara, no se parecían en nada, él tenía el cabello pelirrojo pero de un tono más oscuro, no tan brillante como Gaara y las facciones eran muy duras, no eran tan final como las de su hijo además de que ni siquiera compartían el mismo tono de piel o el color de los ojos, no se parecían en nada, ni siquiera en la voz.
Prosiguió a sentarse en una de las dos sillas enfrente del escritorio de su padre, sin inmutarse lo vio directo a los ojos, quizá su padre podría intimidar a las demás personas pero a él no y su padre lo sabía, por lo tanto debía de ser cuidadoso con sus palabras, la intimidación no funcionaba y no podía amenazarlo ya que no había nada con que hacerlo, no había nadie que le importara lo suficiente a Gaara o ¿Lo había?
- La próxima semana daremos lugar a un baile para conmemorar la apertura de una nueva sucursal en otro país.
- ¿Qué quieres que haga exactamente?
- La hija del dueño de una empresa con la pensamos tener negocios asistirá, quiero que le hagas compañía y la mantengas contenta e interesada, si puedes hacer eso bien entonces le garantizarás a la empresa negocios muy importantes.
- Ya veo, lo haré con una condición.
Rasa odiaba las condiciones y Gaara lo sabía pero si iba a desperdiciar su tiempo en una niña estúpida al menos debería tener algo agradable a su lado
- ¿Cuál es?
- Quiero invitar a alguien
- ¿Solo es eso? Por mi está bien, invita a quien quieras
- Entonces lo haré
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Las maletas estaban listas, él aún no había despertado o bien no había bajado y eso era conveniente para el rubio en ese momento, el taxi lo esperaba en el porche de la casa, revisó de nuevo sus pertenencias, esperando tener todo listo y no tener que regresar a buscar algo.
Muy dentro de él, deseaba que Sasuke apareciera y lo detuviera, quería creer que quizá, después de todo si había una muy pequeña esperanza de que las cosas cambiaran, pero los minutos pasaban y sabía que el taxista no podía estar esperándolo por siempre así que simplemente salió de la casa y le dio sus maletas al amable taxista para que este a su vez las colocara en la cajuela del vehículo, miro por vez última la casa, su mirada se dirigió hacia la habitación del Uchiha, no había ningún rastro de él, Naruto suspiró, se dio la vuelta con las manos dentro de los bolsillos de la chaqueta de Gaara y subió al auto, le dio una dirección al taxista y este puso en marcha el motor, el rubio se negó a mirar atrás y fijo su vista en el paisaje que pasaba a través de sus ojos sin prestarle atención realmente, no miraría atrás, no lo haría ¿Sería esa una buena decisión? No lo sabía pero por una vez en la vida sería egoísta.