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La mécanique de cœur vide por Siamy

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Notas del capitulo:

Capítulo 12:

Máscara

Subí las escaleras y me interné en mi habitación. Al otro, lado el tío Jae Joong tocaba la puerta.

—KyungSoo ¿Qué te pasó? No has bajado a comer. —dijo, preocupado.

—No me ocurre nada tío, tan sólo tengo dolor de cabeza, dormiré y se me pasará. —dije, ocultando mi rostro en la almohada. Rayos… no iba a llorar. No iba a hacerlo.

—Pero KyungSoo… abre la puerta. Te daré una pastilla y…

—Tío, en serio, quiero estar solo. —entonces se produjo un silencio tenso entre nosotros dos.

—Está bien, KyungSoo. —y escuché sus zapatos alejarse por el pasillo de madera.

No podía decirle al tío lo que me pasaba. Decirle la forma en que todos me trataban sería rendirme ante esa bola de tontos ricachones. Yo jamás… me doblegaría ante esos ilusos.

Me puse de pie, y fui a mojarme el rostro. Tenía muchas cosas metidas en la cabeza. Cuando regresé a mi habitación volví a echar el cerrojo y me tumbé en la cama. Pero luego sentí que alguien deslizaba sus dedos por mi cabello. Alguien había entrado y se había ocultado. Sentí su peso sobre la cama, acariciándome la cabeza.

—Tío, por favor. —dije, apretando la almohada contra mi rostro.

—No soy tu tío. —dijo esa voz. Despegué el rostro de la almohada y me topé con SeHun.

— ¿Qué haces aquí?— dije, un poco molesto.

—Pues vine a verte, claro. —dijo, igualando el tono molesto.

—Por favor, ahora no quiero hablar de nada. —entonces me miró preocupado.

—He estado esperando a que salgas de tu habitación para poder entrar. Me la he pasado en la sala hablando con tu tío sobre lo raro que has estado estos días. Lo cierto es que apenas me cuentas nada de tu escuela, y eso es mal presagio. Él me llamó porque te vio decaído. Y entonces yo…

—No es nada, estoy bien. —dije, pero él no me hizo caso.

— ¿Qué te pasa, KyungSoo? ¿Por qué no me dices nada?— dijo, tumbándose en la cama al lado mío.

—No hay… nada que decir. —dije, procurando no soltar las lágrimas.

—Sí lo hay pero tú no confías en mí. Vaya… me siento mal. ¿Qué hice mal? Pensé que nos contábamos todo. —dijo, y me abrazó.

—Es… difícil. —dije, y entonces él tomó mi rostro entre sus manos.

— ¿Qué tan difícil? ¿Eh?— dijo, con una sonrisa compasiva.

—Pues… te enojarás cuando lo sepas. —dije, ladeando la cabeza.

—No lo haré. Tan sólo dime, o entonces me enojaré de que ni siquiera me tomas en cuenta. —dijo, y escondió mi cabeza en su pecho.

—En la escuela… me molestan mucho. —entonces me atrajo más a él, besando mi cabeza.

— ¿Ah sí? ¿Qué te han hecho?— dijo, entonces estuve a punto de soltar las lágrimas, pero tomé aire.

—Me rayan los libros, me tiran el almuerzo en los servicios de hombres, me rayan el casillero con aerosol, me ponen el pie en el comedor y…

— ¿Y qué más?— dijo, y entonces me tomó fuertemente de la mano.

—Y… me destruyeron la bicicleta nueva. Diablos, apenas ayer la compré y me dejan una nota sobre que me vuelva a Andong. —entonces me separó de su pecho y me miró horrorizado.

— ¿Qué? ¡KyungSoo! ¿Por qué no me dijiste antes?— entonces supe que esto había sido un error.

—Porque… pensé que pasaría. Pensé que se cansarían algún día y que todo estaría bien. —entonces se sentó en el borde de la cama, dándome la espalda.

—No lo puedo creer. —dijo, apretando la colcha de la cama con fuerza.

—Dijiste que no ibas a enojarte. —entonces él me miró verdaderamente furioso.

— ¿Y cómo quieres que lo tome, KyungSoo? Esos idiotas te están destruyendo. Pero lo que más me duele es que no confíes en mí ni un poco. Tú… eres mi mejor amigo, KyungSoo, yo te amo. —dijo, y entonces me cubrí el rostro con el cojín. No pude más y me eché a llorar.

—Lo siento pero, no pude hacerlo. —le contesté, entonces comencé a temblar. Aquello era tan doloroso. Ahora SeHun pensaba que no confiaba en él y estaba molesto.

Entonces lo sentí acercarse a mí y rodearme con sus brazos.

—Ya. Lo siento. Creo que me pasé. No quise hacerte llorar. —dijo, yo seguía llorando en silencio.

—Perdóname. —dije, en un susurro, y entonces él soltó un hondo suspiro.

—Sabes cómo puedes pagármelo ¿No?— le sonreí.

—Exacto. Sonríe así… KyungSoo. —dijo, y me olvidé de todos mis problemas.

—SeHun… gracias. —y lo abracé.

—Prométeme que desde ahora me lo contarás todo. Cuando te molesten, cuando no te sientas feliz, dime que lo harás. —entonces lo miré a los ojos. Noté sus orbes más turbios que nunca, con una mirada seria que me desconcertó.

—Yo… lo haré. En serio. —después me sonrió como antes. Limpió mis lágrimas.

—Entonces hablaremos sobre lo que harás el lunes cuando llegues a la escuela. En primera, tienes que decirte todo a Jae Joong-hyung. ¿Lo entiendes, verdad? Es importante que él sepa todo esto. —quise decirle que quería que esto fuera entre nosotros dos, pero si lo hacía me iba a reprochar.

—Lo sé. —entonces tomó aire.

—En segunda ¿Quiénes son esos bastardos? Les daré una paliza.

—Es un poco patético… pero es una chica. —entonces frunció el ceño.

—Hablaste de varias personas. —dijo, entrecerrando los ojos.

—Sí, casi todos se burlan de mí en la escuela. Pero quien estoy seguro que me ha hecho todas estas cosas, es ella. Su nombre es Krystal o no espera “Lady” SooJung. —entonces se echó a reír.

— ¿Lady qué? ¿Hablas en serio?— puse los ojos en blanco.

—Lo sé. Al inicio yo tampoco me lo creí, pero es hija de un barón de no sé dónde. De Holanda, me parece. —SeHun carraspeó.

—Hum… ya veo. ¿El negro ricachón tiene algo que ver también?— se le ensombreció el rostro cuando lo dijo.

—No… él no tiene nada que ver. —dije, procurando enterrar en el olvido esa página de mi vida donde todo comenzaba con un iPhone y terminaba conmigo azotando la puerta a Kim JongIn.

—Entonces ya iré yo a hablar con esa tal Lady SooJung y verá quién soy yo. —dijo, con aire voluntarioso.

—No seas ridículo. Sus guardias te mandarían a volar de una patada. —dije, entonces él pareció confundido.

—KyungSoo…

— ¿Sí?— dije, él comenzó a jugar con sus pies.

— ¿Seguro que eso es todo?— ladeé la cabeza.

—Sí, eso es todo. ¿Por qué?— se encogió de hombros.

—Hace un rato, cuando entré a hurtadillas a tu habitación, y te vi ocultar tu rostro entre las almohadas, me dio la impresión de que… era por otra persona. No lo sé. Es una tontería, ya lo sé. Pero… de repente lo pensé. —entonces bajé la mirada.

—No seas idiota. Sabes que eres el único en mi vida, además de papá, mamá y el tío. —nos echamos a reír.

—Bueno, sí, sé que no debería dudar de esas cosas. —entonces nos quedamos callados.

— ¿Sabes algo? Kim JongIn quería ser mi amigo. —se sobresaltó.

—Dijiste que esto no tenía nada que ver con él. —dijo, celoso.

—Y es verdad. No me siento mal por él. Pero ahora que tengo que ser franco contigo, te lo contaré. —y le referí toda la historia del iPhone, cómo había terminado todo y lo de la ropa de diseñador de Dodo II. Se quedó impresionado.

—Pues tal parece que está muy interesado en ti. —negué con la cabeza.

—No es lo que crees. Ya te dije que me ignora olímpicamente en la escuela. —entonces él frunció las cejas.

—Pues es un idiota. Seguro que ya se dio cuenta que eres demasiado para él y no puede con su triste realidad. —dijo, soltando una risa baja.

—Ahora necesito encontrar un traje o lo que sea de la época victoriana. —se quedó pasmado. Le conté sobre la fiesta de Byun y sobre mi amigo LuHan.

— ¿Y qué harás? El ricachón amable querrá que vayas ¿No?— dijo, y sonreí.

—Sí, pero no puedo ir SeHun. No después de todo lo que me han hecho esos tontos. —el otro asintió.

—Tienes razón. Mejor no vayas. Puedes disculparte con él de última hora y decir que tienes cosas que atender. Me sabe mal no poder quedarme contigo más tiempo, KyungSoo. Pero tengo que irme. El viejo dice que a las seis tengo que volver a casa. Es un molesto. Seguro solo quiere que le pida una taza de azúcar a la vecina de al lado para luego aparecer él y hacerle la plática. —comencé a reírme.

— ¿Te usa de señuelo?— dije, y el otro puso mala cara.

—Sí. Es tan penoso. La señorita llega a las seis y entonces él me dirá que a las seis toque su puerta. Ya me siento mal. Le hemos pedido tanto azúcar que la pobre ya debe pensar que no tenemos dinero. Y lo cierto es que es incómodo, porque la señorita ya empezó a sospechar, pero de la forma equivocada. Me lanza miraditas extrañas cuando voy a comprar la comida, o me invita a cenar y… ¡KyungSoo! No me mires así. Ella no me gusta. —solté la carcajada.

—Pero por lo visto ella quiere algo contigo. —se le colorearon las mejillas.

—Pues la otra vez dijo que era un angelito muy guapo. Y no se lo negaré, con lo que detesto mentirle a la gente, ya sabes. —le golpeé el hombro.

— ¡Pero que sencillo eres!— entonces me guiñó un ojo.

—De todos modos, el pervertido ya se dio cuenta y piensa que yo también le coqueteo. ¡Todo es culpa suya! Esto es, KyungSoo, explotación infantil, juvenil o lo que sea. —dijo, despotricando contra su tío.

—Ya. Pero tampoco es un suplicio estar con la señorita. —me miró de reojo.

—No seas tonto. Claro que es linda y todo…

— ¡¿Eh?! ¡Lo aceptas! Vaya… estoy un poco celoso, no me mires. —dije, cruzado de brazos. Entonces comenzamos a reírnos.

—Vamos, KyungSoo, sabes que eres el único en mi vida además de… ¿Tu tío cuenta?— olvidé la cuenta de las veces que nos reímos esa tarde.

—Entonces… adiós, y gracias. —dije, cuando lo despedí en la entrada.

—Sí. KyungSoo… prométeme que lo harás. —asentí.

—Lo haré, gracias SeHun. —el tío salió de su habitación y despidió a SeHun.

—Bien, adiós muchacho. —dijo, con una sonrisa.

—Sí… esto, abuelo Jae Joong, ve a ver tu novela. —dijo SeHun. El tío lo miró malicioso.

—Pero si en esta puerta estoy muy bien. Además todavía no son las siete. —dijo; ya sabía por dónde iba la cosa.

—Adiós, SeHun. —dije, poniendo los ojos en blanco.

—Pero, KyungSoo yo…

—Dijo que adiós, gusanillo. Vete o llegarás tarde. —SeHun apretó los puños, abatido, comencé a reírme. Ya comenzaba a darse la vuelta cuando…

—Está bien, mocoso. Pero no te pases ¿Si?— y el tío desapareció por la puerta. SeHun regresó sobre sus pasos y me abrazó.

—Nos vemos, KyungSoo. Te amo ¿Sí?— asentí y lo abracé yo también.

—Yo también te amo, SeHun. Gracias porque siempre estás conmigo. —entonces se acercó y me besó la frente.

— ¡Hey! Dije que no te pasaras. —gritó el tío Jae Joong desde la ventana, espiándonos.

— ¡No me pasé, abuelo! Sólo fue en la frente. ¿Me crees tan atrevido?— dijo, igualando los gritos, al fin par de locos.

—Pues no confío en ti. ¡Viviendo con YunHo se te ha de haber podrido el cerebro! ¡Ahora derechito a tu casa!— dijo, corriendo a mi amigo.

—Vamos abuelo. ¡Ya cásate! —el tío maldijo por lo bajo pero desapareció. Despedí a SeHun con la mano. Volví al interior de la casa.

—Tío, hay algo que debo decirte. —entonces él se sorprendió.

— ¿Qué pasa? ¡AH! Espera… no me digas que ustedes dos…

—No tío. ¿Por qué siempre piensas esas cosas? No. Es sobre otra cosa. —entonces él se quedó en silencio y me llevó a la sala.

—Dime qué es lo que ocurre. —le conté todo. Sobre los molestos chicos del instituto, sobre la bicicleta y Kim JongIn, el teléfono de la amistad y todo lo demás.

— ¡No me digas! El lunes iré al Instituto, KyungSoo. Hablaremos con el director. —me apresuré a detenerlo.

—No por favor. No quiero eso. Te lo cuento porque… está mal que te oculte cosas, tenemos que tenernos confianza. Y porque… no quiero que mis padres se preocupen. Si podemos guardar el secreto entonces…

—No puedo hacerlo, KyungSoo. Ellos deben saberlo porque…

— ¿Y luego qué pasará? Sabes cómo son mis padres, tío. Me arrastrarán de vuelta a Andong y adiós carrera de medicina. Lo pensé muy bien, tío. Y llegue a la conclusión de que no voy a rendirme. Hoy no sé por qué me deprimí tanto, pero no pasará otra vez. Mi sueño es más importante que las molestias en la escuela. Yo puedo con eso. ¿Qué gano con correr? Nada. Por eso… guarda el secreto. —tomé sus dos manos.

—Está bien, KyungSoo. Pero si suceden más cosas entonces tendré que decirles a tus padres. Si vuelven a lastimarte no podré callármelo. Y si vuelve a pasar algo como lo de la bicicleta, entonces iré al instituto, aunque me odies. No voy a permitir que te traten mal. —sonreí.

—Gracias tío. Y perdón por no decirte nada antes. —él negó con la cabeza.

—Sé que es difícil, KyungSoo. Pero estoy feliz de que me lo hayas contado. Sabes que estaré siempre para ti, y SeHun, y tus amigos del campamento de verano. —asentí.

—Y ahora… tengo un problema. —dije, él abrió mucho los ojos. Le conté todo sobre la fiesta de Byun.

— ¿Y no quieres ir?— negué con la cabeza.

—LuHan-hyung tendrá que perdonarme, pero ver esos rostros por más tiempo… no podré. —dije, y él puso un mano en mi hombro.

—Ve, KyungSoo. Él necesitará a un amigo. Además no puedes pasarte el tiempo tratando de evitarlos. Escucha, tengo un traje y…


¡Haha! Sé lo que estás pensando, que esto es como La Cenicienta y que mi tío Jae Joong es el hada madrina. Sabes que cosas como estás ya no pasan en la vida real, así que no nos compliquemos la existencia con situaciones trilladas.

Al grano…

Esto fue lo que ocurrió.

—Me estás tomando el pelo tío. No me pondré tu traje de boda. Además ¿Qué quieres demostrarme? Sabes que yo ni en mil años llenaré tu parte trasera. —el comenzó a carcajearse.

—Lo sé, KyungSoo, es sólo que no pude evitarlo. Ya sabes… la televisión me dañó el cerebro. —nos reímos largo y tendido.

—Ya es tarde de todos modos para encontrar un traje o algo que tenga que ver con el tema. —él asintió.

—Sí, lo es ya. Pero en fin, KyungSoo, tengo que hacer unas compras, regreso más tarde. —al abrir la puerta había un chico con un paquete en las manos.

—Paquete para el señor Do KyungSoo. —mi tío se volvió hacia mí, igual de incrédulo.

—Firme aquí por favor. —dijo el chico, cuando me entregó el paquete. Luego se marchó.

— ¿Pero quién lo habrá mandando?! KyungSoo, ábrelo. — ¡Sí! Yo también pensé lo mismo que tú. ¿Qué otra persona me envía un paquete a estas horas? ¿En una caja tan elegante? Apenas con dos horas antes de que la fiesta de Byun comience.

Destapé la caja y me encontré con… un traje.

¡Vamos! ¡No haremos de suspenso una realidad premeditada!
Aunque te confesaré, todavía guardaba las esperanzas de que fuera LuHan el que me lo enviaba. ¡Ha! Qué tontería…

— ¡No puedo creerlo, KyungSoo! Es el traje más hermoso que he visto. Veamos, tiene una tarjeta. Léela. —el tío, como siempre se emocionaba por todas estas cosas. ¿Eh? ¿Tú también? ¡Oh! vamos… todas las personas son iguales.

 



Dodo...

Sé que no quieres saber nada de mí. Pero al menos acepta esto. Ya sé que eres lo suficientemente testarudo como para no ir a la fiesta de BaekHyun. Pero no importa. Ahora no podrás escaparte de ir. Hazlo no por mí, porque sé que no lo harías. Hazlo por LuHan, porque él, de verdad te quiere. Los zapatos vienen en el interior. Espero haber acertado. Aunque de antemano te digo que tengo buen ojo, así que estoy casi seguro de que todo te quedará a la medida.
Siento lo que ha sucedido. Pero… rayos, no sé qué más escribir. Sólo póntelo ¿Quieres?

Kim JongIn.




— ¡Wau! ¡Por Dios! Exceptuando que es un idiota por la forma en que se refiere a ti, es muy lindo de su parte. ¡KyungSoo! Esto es carísimo. —dijo, sacando la camisa de seda blanca y los zapatos de la caja. El traje era color gris Oxford, el chaleco gris perla en shantung; los zapatos eran del tono de negro. Cuando me los puse…

— ¡Es un genio! Son de tu número. —me pregunté entonces si los millonarios tendrían algún escáner interno para adivinar la talla y el número del calzado.

Me probé el traje. A mi tío se le olvidó por completo hacer las compras.

—Te ves… grandioso, KyungSoo. Tan diferente. —dijo, pegando saltitos por toda la habitación.



Para cuando me miré al espejo, todavía no lo creía. Luego mi tío hizo algo con mi cabello. Lo peino hacia atrás y me hizo un tocado. Me maquilló un poco… porque estaba tan pálido como el tapiz de la cocina. Luego me colocó algo bien raro… ¡haha! se trataba de una corbata ascot del mismo color que el chaleco.

— ¡Pero se ve ridículo! —mi tío negó con la cabeza.

— ¡No seas tonto, KyungSoo! Se ve sensacional. Y ahora… el antifaz. —me lo colocó. Era color blanco. Era muy bonito. Cuando me vi en el espejo, era una persona diferente. Me había transformado.

—No estoy seguro de esto, tío. —él me tomó por los hombros.

—Escucha, KyungSoo. Sé que la actitud de este niño no ha sido la mejor, pero considerando todo esto, está arrepentido. Además quiere que vayas para que ayudes a tu amigo. No te está pidiendo nada. Y ahora irás a esa fiesta y te la pasarás muy bien. Hazlo por mí, que nunca fui a una fiesta como esa. —puse los ojos en blanco.

—Está bien. —dije, enfurruñado, y pedimos un taxi. Me sentí ridículo en un taxi hacia la mansión Byun. Había mucho tráfico esa noche, así que disfruté de lo lindo escuchando la radio hasta que al fin vislumbré la entrada de esa mansión. Podría asegurarte que era tan lujosa como la de los Kim. Las puertas principales estaban abiertas y veía luces de velas por todo el lugar. Los jardines plateados por la luz de la luna, discurrían aquí y allá. La música se escuchaba desde el interior.

—Aquí está bien. —me bajé y me encaminé hacia la entrada.
Había guardias estilo siglo XIX apostados en la entrada.

—Por aquí, joven. —me dijo uno, cuando le mostré la invitación. El recorrido para entrar directamente a la mansión era por un carruaje pequeño tirado por dos caballos. Por un momento me pregunté quién tendría más imaginación, si BaekHyun o el mismo JongIn.
Me abrieron la puerta y entonces vi el majestuoso salón, con una gigantesca lámpara de cristal por encima, los violines y las arpas. Todos conversando. Me acerqué a la escalera principal. Entonces un tipo con trompeta comenzó a hacer su show cuando comencé a bajar las escaleras principales hacia la pista.

¿Aquello era una presentación?

Todos voltearon a verme, suerte que tenía el antifaz puesto y no podían verme el rostro. Sonaron más trompetas y yo quería estamparle a cada uno de esos tipos sus respectivas trompetas en la boca.
Cuando llegué a la pista busqué con la mirada a LuHan-hyung. No estaba. Tal vez debería irme… todos me miran muy raro. ¿Acaso no sabrán que soy yo? Los murmullos se hacen más intensos, se asoman las cabecillas curiosas y yo… esperando nada.

Entonces comienza a sonar una pieza que identifiqué como No Path back de un compositor que me encantaba, Lee Byung Woo.
Todos tomaron sus parejas y comenzaron a bailar, divisando a lo lejos a Yixing y YiFan, quise entonces alejarme de la pista y buscar un asiento. Ya lo estaba logrando cuando alguien tomó mi mano. Alcé la mirada y me encontré con un chico de antifaz blanco, ¡vamos, que ya sabes de quién rayos se trata!

—Me alegra que hayas venido. —no supe que hacer.

—Pues… pensé en lo que me escribiste sobre LuHan-hyung. —él tomó mi barbilla con uno de sus dedos.

—Lo sabía…

— ¿Qué cosa?— dije, un poco nervioso.

—Que te verías hermoso. —me puse del color del granate.

—No juegues conmigo ¿Quieres? Gracias por esto. —bajé la mirada pero él volvió a alzar mi rostro.

—Baila conmigo. —y me arrastró a la pista.

— ¿Eh? Pero yo…

—Shh… —dijo, poniendo un dedo en mis labios.

—Esta será la mejor manera de que me pagues lo que te compre. Y por lo demás espero que me perdones. Hoy estaré contigo todo el tiempo que quieras. Ya no… haré lo que me plazca. Esta noche quiero… que veas realmente quién está debajo de la máscara… 


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