Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La mécanique de cœur vide por Siamy

[Reviews - 144]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Capítulo 16:

Fantasma 

Sí…



Seguro piensas que soy un idiota.

¿Por qué no lo ayudé?

Pues… todo tiene una explicación. Me quedé paralizado. Todas esas miradas, tratando de comprender qué hacíamos Dodo y yo, me volvieron loco. Aquello no podía ser.
La vocecilla en mi cabeza me dijo: ¡Vamos! ¡Sácalo del agua tonto! Va a ahogarse. Pero no…

Llega SooJung y me dice que no es como nosotros. Eso lo sé. Eso lo entendí desde siempre. Pero… no puedo evitarlo.
Fue de lo más frustrante. Porque estuve a punto de hacerlo. Y justo ahora, con la cabeza más fría para pensarlo todo, me cuestiono a mí mismo. ¿Fue la intervención de SooJung algo bueno? ¿O fue algo malo?
Yo en serio quería besar a Dodo. En aquel momento me olvidé de mi posición, de la suya, de quienes éramos y de nuestras familias. Solamente para encontrarme frente a un chico que me hace la vida de cuadros. Porque lo cierto es que Dodo me saca de quicio. Probablemente se trata de una conducta masoquista. No puedo estar con una persona que me provoca tantas dudas, pero que a la vez, me hace sentir bien.

Con esa mirada, que lo hacía lucir tan lindo, a la luz de la luna, allí era el momento perfecto. Mis planes eran, por lo menos, idiotas. Yo tan sólo tenía curiosidad de besarlo. De comprobar… algo que me molesta desde hace tiempo. Sólo eso.
Porque después volvería a pasearme con BaekHyun y SooJung, a escondidas, porque estaba metido en un gran problema. Y sin embargo, esos instantes, en los que sentí que él mismo quería besarme, y esa sensación embriagadora de un beso a medio comenzar que me movía a intentarlo, se desvaneció.

No puedo estarme enamorando de un pobretón…

Eso no está bien. ¿Me estaré volviendo como JoonMyun? Un idiota amante de la gente de menor nivel social.

No… eso no puede ser.

Ahora, quisiera limpiar mi imagen. No tendré más remedio que negar lo mío con Dodo. Aun cuando la situación en la que SooJung nos encontró fuera tan comprometedora. Tenía que olvidarme de eso. Olvidarme de esa noche y de la sensibilidad que experimenté cuando tuve el rostro de Dodo entre mis manos. Desde el momento en el que con voz quebrada le dije: KyungSoo…

Desde ese momento me di cuenta de la desesperación de ser aceptado por un ser como él. Y ahora, ahora debe odiarme. Y no lo culparía. No hice nada. Como un cobarde, aparté la mirada. Luego llegó JoonMyun, de la nada, como siempre, y lo salvó. Me pareció que se conocían; porque en el momento en el que sus miradas se encontraron, había un ligero brillo de familiaridad, y se dirigieron por sus nombres.
¿Dónde se habían conocido? Sabía que JoonMyun hacía labor social, pero él… ¿Lo haría también? ¿O se habrían encontrado en otro sitio? ¿Serían amigos? Todas esas preguntas no tenían respuestas. Pero intentar averiguarlas sería introducirme todavía más en su mundo, y ahogarme. Arreglar

—Buenos días. —dijo SooJung, con una sonrisa de las suyas, mientras se me colgaba del brazo.

—Buenos… días. —dije. Un poco decaído. En ese momento vi a Dodo atravesar el pasillo. Todos lanzaban comentarios insultantes al verlo pasar.

— ¿Pero cómo es que tiene la cara de volver a la escuela?

— ¡Qué valor! ¡O qué estupidez!

— ¿Está hablando en serio? El pueblerino ha vuelto.

—No esperaba más que verlo marchar con sus cosas.


Sentí un vacío en el corazón. No podía mirarlo. Ni siquiera podía mantenerme ocupado sacando los libros. Sus pasos acercándose me pesaban como dos grandes bloques sobre la espalda. ¿Qué pensaría de mí? ¿Será que, durante el fin de semana, habría creído que el JongIn que vio esa noche no era más que otro invento?
Eso era lo que más me preocupaba. Que pensara que yo era una farsa. Pero te juro que en esos momentos lo que dije fue real. Me mostré a mí mismo, o solo un fragmento, en un acto de desesperación que demandaba que me viera como era en realidad, o al menos de la forma en la que quería ser, pero no me lo podía permitir. Intenté desnudar mi alma esa noche, decirle: Este soy yo. Pero ahora no son más que vanas palabras.

—Mira quién viene a la escuela. Después de todo… parece que vuelve. —dijo SooJung. En esos momentos sentí la repugnancia y el asco hacia una actitud como la suya. Pero yo también me repugnaba a mí mismo. Y mis acciones de esa noche, y mis palabras, también me daban asco. No soy más que un ser vacío.

Como no dije nada, ella me tomó del brazo y me forzó a mirarla.

—No me digas que te sientes mal. JongIn… esta es su realidad. Ahora, te pido disculpas por exhibirte frente a todos. Todos pensarán que ustedes en verdad se besaron o son novios. Pero me encargaré de borrarlo ¿Sí? Lo enmendaré porque te quiero, y tengo la excusa perfecta. Seamos novios ya. Oficialmente. Así todos los chismes quedarán en el olvido, y la gente sólo tendrá ojos para nuestra relación, olvidándose por completo de ese pobretón. —lo dijo con tanta naturalidad que me pesó.

—Te dije que no puedo. No ahora. —dije, soltándome de su agarre y yendo a clase de cálculo.

Hacía falta que me vieras para que comprendieras mi estado. Yo jamás me había sentido mal por herir a un pobre. Ni siquiera a los ricos que no valían mucho la pena. Pero ahora, viéndome a mí mismo, reflejado en los cristales del aula, me doy cuenta que en realidad no soy nada.
Quisiera pedirle disculpas a Dodo, pero no puedo hacerlo. Aún sigue siendo más importante para mí el dinero, la molesta de SooJung, el tonto de BaekHyun y todo lo demás, por encima del aprecio que pueda tenerle a él.

No puedo…

No puedo abandonar todo eso. Que la gente deje de relacionarse conmigo solo porque somos amigos. No puedo enfrentar el rechazo. Ni siquiera puedo tentar a mi suerte y decirle a SooJung que lo único que me mueve para estar con ella son sus millones, y que por lo demás la encuentro tan o más hueca que Byun. No puedo… ser sincero. Ni siquiera conmigo mismo. Porque aún aquí, en mi cabeza, intento decirme que como estoy actuando es lo mejor.

Sí.

Vamos, JongIn… convéncete de una vez. ¿En serio quieres perderlo todo por un chico de pueblo? Está bien que te interese, pero tú nunca has amado a nadie. No puede ser que de entre todos sientas algo especial por él. No puedes sencillamente olvidar el dinero. No es tan fácil. Y no quieres hacerlo.


Pasaron dos meses…


Nunca antes había pensado que dentro de mi ser, el remordimiento por haber abandonado a Dodo a su suerte, hubiera sido tan duradero. Aún, cuando lo veo cruzar los pasillos, se me seca la garganta. Y entonces quiero decirle: lo siento, hice mal. Y que con eso mi mente quedara libre de culpas. Pero no puedo.

—Seré sincero contigo, JongIn. Esto ya no va bien. —BaekHyun había tomado cartas sobre el asunto. Él ahora llevaba el cabello castaño grisáceo.

—Lo sé. —dije, mecánicamente. Lo cierto es que ya no me importaba nada. No había dormido bien. Todos los días pensaba en él y en las lágrimas de esa noche, brotando de esos orbes.

—Pareces… un muerto. —dijo él, con desgana.

—Lo siento. —dije. Nos habíamos reunido en un café para charlar.

—Escucha. Sé lo que te está sucediendo. Es por lo que ocurrió en mi fiesta esa noche. Pero ya pasaron dos meses. ¡Dos meses! Y la verdad, creo que ya no te amo. —dijo él, lo miré de reojo.

— ¿Ah no? —dije, temiendo lo peor.

—No. Ya no sé qué es lo que quieres. Me han llegado rumores. Rumores de que tú y SooJung están por anunciar su noviazgo formalmente. Y JongIn, la verdad es que me pone de los nervios. Se supone que quienes van a empezar un noviazgo serio somos nosotros. No quiero explicaciones, no quiero excusas. No me amas y punto. Lo cierto es que yo tampoco te amo, ya lo descubrí. De amarte me pondría a llorar y a patalear, pero no siento nada. Me di cuenta que tu encanto era, para mí, que siempre te portabas bien y todo eso; pero desde lo de la fiesta, cuando ignoraste a Do todo mojado y haciendo el ridículo, dejé de tenerte en tal concepto. Paremos de engañarnos de una vez. Estás muy cambiado. Desde lo que ocurrió en la fiesta, has estado tan callado con nuestros amigos que ya casi nadie nota que estás allí. No te pediré que me expliques lo que pasó esa noche con Do. No me importa. Pero sé que las cosas andan mal desde ese día. Desde que SooJung, expuso ante todos, que tú ibas a besar a Do. No me he acercado ni un poco, a tus verdaderos sentimientos. Tampoco puedo entender a qué juegas, diciéndole a SooJung que serás su novio, y a mí me dices lo mismo. Yo no juego a dos puntas. No quiero que me uses, no quiero salir herido. Terminemos esto por la paz, como gente civilizada. Yo quiero a alguien que me quiera como yo lo quiera. Y eso no se aplica a nosotros. Si a quien amas es a SooJung, adelante. Terminemos esto ya. Pero no sigamos así. —fue como liberarme de un peso tremendo.

—Quiero que terminemos esto. —le dije. Un poco de miedo asomó a mi rostro, pero él no pareció afectado.

—Eso está mejor. Olvidémoslo entonces. Ya tengo que irme, solamente te diré una última cosa, tómalo como el consejo de un amigo: Aléjate de esa zorra. —aquel volvía a ser el mismo BaekHyun de antes.

— ¿Hablas de SooJung?

— ¿De quién más? Es peligrosa. Te arruinará. Si no es que ya lo está haciendo. Y de vez en cuando, puedes practicar ser un hombre de verdad y disculparte con Do. Siempre lo consideré de lo peor, por ser pobre. Pero qué equivocado estaba. Este tiempo he aprendido a admirar sus agallas de quedarse en el Instituto. Ya no tengo cara para llamarlo pueblerino. Quizás pienses que no sé nada sobre tus sentimientos, pero sé que te pesa haberlo maltratado. Intenta comportarte como lo que eres, un hombre, y no un idiota. —y se marchó.

Cuando alguien como BaekHyun te dice que estás siendo un idiota… es porque algo de verdad anda mal.

Definitivamente, deshacer los lazos con BaekHyun  había sido un alivio. Y que él lo tomara tan bien era un verdadero respiro. Pero quedaba otra cosa. Estos dos meses me había transformado en un fantasma. ¿Hasta qué grado había cambiado? ¿En mi rostro se leía el arrepentimiento por haberme hecho el desentendido con Dodo en la fiesta?
Pasaron más y más días. Había teñido mi cabello de un color rosáceo, buscando hacer un cambio en mi persona, como si aquello fuera posible. Empecé a darme cuenta que ya nada me causaba placer, ni siquiera molestar a JoonMyun. Este apenas me dirigía la mirada. Nunca charlaba conmigo, y estaba seguro de que en cuanto le dijera algo, me soltaría un golpe.

En la escuela me volví más reservado que de costumbre. Mis amigos dejaron de invitarme a sus reuniones, y eso la verdad ya no me importaba. Comencé a sentirme lívido. Todo corría, como una película, el día, la noche, y yo, seguía en el mismo sitio.

La escuela era la rutina de siempre. Llegar y esperar a mi garrapata personal; SooJung, tomarme del brazo y llevarme a cada clase, como si yo fuera un títere de sus deseos, o un enfermo que no puede andar por sí solo. Por las mañanas, miraba mi rostro en el espejo. Me sentía cada vez más borroso. El JongIn que le mostré a Dodo había dejado de aparecer. Ya ni siquiera el amante del dinero se encontraba. Sólo un rostro demacrado. Enfermo y arrepentido, pero sin voluntad.

—Me han dicho que Byun renunció a ti. No sabes qué felicidad me provoca. Al fin lo entendió ¿verdad? Que tú eres sólo mío. —no contesté. Ya ni siquiera era cortés con SooJung. Me volví más frío y más cerrado, más hundido en las profundidades de mi propio egoísmo y mi debilidad.

—Hmm…

— ¿Y ya sabes cuándo se lo dirás a todos?

—No vamos a casarnos, SooJung. —el “Lady” se había ido a la basura. La trataba con indiferencia, esperando que se alejara. Ya lo único en lo que pensaba era: su dinero, piensa en su dinero. Y listo. Era como un robot, sin sentimientos ni emociones.

—Pero esto es importante para mí. —dijo, con enfado.

—Un día será. —ella me sonrió. Qué fácil era de complacer. Incluso cuando yo no le demostraba amor, o falso amor, desde hace meses.

Pasaron más y más semanas…

Seguía siendo buen estudiante, pero mis notas no eran tan brillantes como las de Dodo. De alguna manera; él supo tomar lo peor de aquella mala experiencia para transformarla en energía y sacar excelentes notas.

Está luchando… pensé. Está luchando y nos está repeliendo a todos. Y me está apartando. Lo siento, cuando ni siquiera me nota cuando estoy cerca. Y yo… quisiera repelerlo también, pero pareciese que su desinterés me atrae mucho más que cualquier imán.

— ¡Vamos JongIn! ¡Pareces un fantasma! Llevas meses con la misma cara. ¿Qué te pasa? —dijo JongDae.

—Nada… estoy bien.

Más semanas y más meses…

— ¿En serio no quieres ir? Te divertirás. —dijo ChanYeol, cuando me invitó a su casa de verano.

—No, gracias. Tengo que… atender asuntos con mi padre.
Y todo era con la misma expresión. Monótona, aburrida. Sin nada. Me estaba… desmoronando.

— ¡Cambia esa cara, me pones de nervios!— dijo SooJung. Ya ni me sentía con fuerzas para mirarla con desprecio, como se hubiera merecido, así que solamente asentí.

—No me siento muy bien. Iré a mi casa y…

— ¡Ah no! Hoy tengo algo preparado. El anuncio de nuestro noviazgo. No puedo postergarlo más. Te esperé a que arreglaras tus asuntos, así que ahora lo haremos a mi modo. Hoy iremos a cenar en un lujoso restaurante. Yo los he invitado a todos. Nuestros amigos irán y entonces lo anunciarás en el brindis. Que somos novios.

—Tengo cosas que hacer SooJung, y además…

— ¡ADEMÁS NADA! Ya estoy cansada de tu actitud.

—Siempre podemos terminar con todo y…

— ¡No! Estoy dispuesta a borrar de tu rostro esa mirada perdida. Seremos felices los dos. Recuerda que en cuanto seamos novios me encargaré de que mi padre negocie con el tuyo, pero sólo si somos novios. Solucionaré tus problemas con tu padre, y entonces brillarás para él. Serás su nuevo sol. Y te haré feliz. Tú nunca me cuentas nada, JongIn, pero yo he investigado, y sé que quieres la compañía Kim más que nada. Si sorprendemos a tu padre, será toda tuya. A la gente que amo le doy lo que quiere. Y si ser el jefe de ese empresa es tu sueño, te lo concederé; pero para ello, me concederás mi deseo ¿Comprendes? Así que ve hoy a las 10 pm a este restaurante. No faltes. —dijo, amenazadora, y me entregó una tarjeta. Desapareció por los pasillos.

¿En esto se había convertido mi vida? ¿En dejar que una chica manejara mi vida? ¿Qué le había pasado al JongIn de antes? ¿El que tenía la vida arreglada? Ya ni siquiera me daban ganas de salir, de provocar los sonrojos a nadie. Solamente quería que me dejaran solo…

Y aun así no puedo faltar. Mi padre, ha estado tan interesado en JoonMyun que tengo que hacer algo rápido. Y SooJung ya lo ha dicho todo.

Mi padre…

¿Será que me tome en serio ahora que SooJung será mi novia e invierta en nuestra empresa? Esa sola idea me mantiene con vida todavía. Estoy dispuesto a pudrirme al lado de SooJung si mi padre me lo dice, si tan sólo me dice: En efecto, eres mi hijo, y me sonríe. Entonces seré feliz. Aunque viva atado a SooJung por mucho tiempo. Sólo quiero la aprobación de mi padre. Sólo eso…

Es lo que necesito para llenar el vacío de mi vida.
Así que me ves, yendo al dichoso restaurante. Todos ya están dentro, charlando con SooJung y riendo a carcajadas. Me sorprendió ver a Byun sentado, SooJung no tenía escrúpulos, invitarlo aun sabiendo lo que pasó.

—Ya llegas, amor. —dijo SooJung.

—Sí… —dije, y tomé mi silla.

—Justo les hablaba de nosotros, y de lo realmente tímido que eres. Ya ves, todos coinciden en que tienes un lado tierno muy adentro. —hubiera querido que alguien me explicara donde quedaba mi lado tierno, cuando apenas puedo sentir nada al encontrarme con estas personas.

—Ah, claro. —dije, distraído.

—Y me parece una verdadera fortuna tener a BaekHyun en esta cena. ¡Baek! Qué bien que aceptaras, fue una grata sorpresa. —dijo SooJung, con falso entusiasmo.

—También es una sorpresa para mí. Cuando tus guardas llegaron y casi me sacan de casa para venir. —dijo él. Bebió algo de vino, un poco molesto.

— ¡Claro! Es que quería que todos vinieran. —dijo ella, riendo.
BaekHyun  me miró, furibundo, como si esperara una explicación de mi parte.

—Yo también fui obligado a venir. —le susurré, cuando SooJung contaba un chiste a los otros.

—Ya has perdido tu dignidad. —dijo él, bebiendo más vino. Cuando se enojaba, lo que sea que tuviera en frente, lo devoraba como un muerto de hambre.

—Pidamos la comida. —dijo SooJung. Y entonces llamó a un mesero que estaba cerca. El mesero se acercó. No me había percatado de quién era hasta que BaekHyun me dio un pisotón y entonces alcé la mirada.

Era Dodo.

—Puedo pedir su… ¿orden? —dijo, cuando se dio cuenta que éramos nosotros.

— ¡Ah! Pero si eres tú, Do. ¡Qué sorpresa! —dijo SooJung. Aquello no pudo ser más falso, seguro que ella ya sabía que Dodo trabajaba aquí.
Me sentí terrible. BaekHyun también parecía compartir mi sentimiento, hundido en la silla sin mirarlo siquiera.

— ¿Qué van a ordenar? —dijo Dodo, poniendo los ojos en blanco.

—Pidan, yo pagaré todo. —dijo SooJung. Y luego, cuando todos habían hecho ya los pedidos, sólo yo faltaba.

— ¿Y tú amor? ¿Qué pedirás? ¿Caviar, salmón…? —dijo SooJung, besando mi mejilla.

—En realidad… no tengo mucha hambre. —dije, un tanto incómodo.

—Pediré por ti entonces, eres tan tímido. —dijo SooJung, soltando una risa tonta.

— ¿Algo más? —dijo Dodo, ansioso por desaparecer. Mirarlo me costaba trabajo. Enfrentar su mirada me causaba un miedo inusitado. Pero de reojo, aprecié su figura. Se veía lindo vestido de mesero; con su cabello castaño y no rojo. Me pregunté si aquel era un trabajo temporal.

—Y será sólo eso. Y date prisa, pobretón. Tenemos hambre. —dijo SooJung. Todos rieron menos JongDae, BaekHyun, Yixing y yo. Me di cuenta entonces que no era la única persona que se sentía incómoda entre ese mar de risas.

Quería largarme… pero ya era tarde.

Luego llegó la comida. La depositó en nuestros sitios y SooJung examinó su platillo.

—Esto está frio. —dijo, tirando el pescado al suelo. Todos nos sobresaltamos.

—Está recién hecho. —dijo Dodo, un poco molesto.

— ¿Qué? ¿Osas cuestionarme? ¡Gerente! —dijo, y todos nos quedamos atónitos.

—Está bien, traeré otro nuevo. —dijo, recogiendo todo. Entonces me puse de pie. Fue algo así como un impulso. Y comencé a recoger la porcelana rota a su lado. Él me lanzó una mirada de: ¿Qué haces? Pero lo ignoré.

— ¡JongIn! ¡¿Qué haces?! —dijo SooJung, molesta.

—Estoy ayudando a recoger lo que tiraste. —dije, cortante.

—No seas ridículo. Deja que lo haga él, para eso le pagan. —me tomó del brazo y me sentó en la silla.

—Coman, todos ustedes. —dijo SooJung. Todos la obedecieron, miedosos, menos los antes mencionados, que permanecieron con la cabeza gacha, sin decir nada.

Cuando KyungSoo se retiró, yo apenas toqué la comida. Luego volvió con otro plato, lo puso frente a SooJung.

—Aquí está el salmón. —dijo, armándose de paciencia.

—Mucho mejor. Aprende a hacer bien tu trabajo. Y ya que estás aquí, trae más vino. ¡Pero ya! ¡Muévete! ¡Qué pésimo servicio! —dijo SooJung. Yo estaba a punto de estallar. Cuando Dodo trajo el vino y nos llenó las copas, SooJung me dio un codazo.

— ¿Qué quieres?

— ¿Cómo que qué quiero? ¡JongIn! Ahora es el brindis. —dijo, en un susurro, mientras todos nos miraban como si fuéramos una pareja de locos.

—SooJung, yo… —entonces me pellizcó la pierna y sentí el dolor.

—Lo prometiste, ahora lo harás. —disimulé el dolor y entonces me puse de pie.

—Yo… tengo algo que decirles. —dije, con voz mecánica. Todos me miraron. BaekHyun me susurró: no lo hagas.

— ¿Sí? —dijo SooJung.

—Yo, quiero hacer un brindis porque hoy, oficialmente, quiero comunicar que…

KyungSoo ya había terminado de llenar todas las copas. Esperé que me mirara, pero se apresuraba por salir de allí.

—Vamos JongIn ¿Por qué te quedas callado? —dijo SooJung, nerviosa.

—Pues yo… —se hizo el silencio. Las palabras no salían de mi boca. SooJung sonreía a todos para liberar la tensión de la situación.

—Dilo, querido. —dijo, desesperada.

—Quiero anunciar que desde esta noche y formalmente, SooJung y yo somos… novios. —todos se quedaron paralizados. Luego, uno a uno, aplaudieron. Unos nos felicitaron, otros solamente se quedaron callados, sin disimular su sorpresa.

— ¡Mi amor! Que felicidad. —dijo SooJung, y me besó la mejilla.

— ¡Wow! Felicidades. —dijeron mis amigos, y luego bebimos algo de vino. Me sentí hecho de goma, sin una forma especial, sin nada adentro.

— ¡Pueblerino! Llena más mi copa, no tiene casi nada de vino. ¡Si serás inútil! —dijo SooJung; y ver a KyungSoo, con la mirada gacha, doblegarse ante SooJung, me provocó una herida en el corazón.
Cuando me até a SooJung, procuré no mirarlo. Mirarlo significaba renunciar a todo. Y no podía hacerlo.

— ¿Eh? ¡Llénala más, idiota!

—Pero ya está al borde.

— ¡Haz lo que te digo! —dijo SooJung, furiosa. Le tomó la mano y con ella, a la botella del vino. Entonces se desbordó la copa.

— ¡Serás estúpido! Has derramado el vino y me has manchado la ropa.

—No manché tu ropa, tú has hecho que se derrame cuando me forzaste a llenar más la copa. —dijo Dodo, molesto.

— ¡Mentiroso! ¡Me tienes envidia, por eso me manchaste el vestido carísimo! Ahora toma esto. —dijo SooJung, vaciándole el vino en el cabello a Dodo. Todos nos quedamos perplejos.

— ¡¿Qué?! ¿Por qué lo hiciste? —dijo KyungSoo.

—Has dado un mal servicio. Ahora largo o haré que te despidan. —dijo, con voz despiadada. Dodo ni siquiera hizo un esfuerzo por replicar. Con lágrimas en los ojos, desapareció de allí, dejando que la escenita de SooJung se intensificara aún más.

— ¡Celebremos! ¡Ahora somos novios, JongIn! —dijo SooJung, como si nada hubiera ocurrido. Yo no despegaba la vista de la mesa.

Todos seguían callados.

— ¡Vamos, arriba el ánimo! ¡Hay mucho por lo que alegrarse! Diré una cosa, a ese pueblerino, sería mejor mandarlo de nuevo a la granja, donde pertenece. —entonces estallé. Di un golpe en la mesa y todos se sobresaltaron.

—Deja de llamarlo de ese modo. —dije, furioso. Si esa noche hubiera habido mucha gente en el restaurante, entonces seguro les hubiera montado un buen show. Pero esa noche, en la parte de reservaciones, solamente estábamos nosotros.

— ¡Pero JongIn! ¡Él es un pobretón! Es un estúpido que no puede siquiera llenar una copa de vino.

— ¡Basta ya! ¡No lo soporto más! —dijo BaekHyun. Se puso de pie y tomó su bolso.

— ¿A dónde vas, Byun? —dijo SooJung, vuelta una loca.

—Me largo, eres una bruja.

—Es cierto… eres un ser despiadado. ¿Cómo le haces eso a Do? Tienes un alma muy cruel. Vámonos YiFan. —dijo Yixing, acompañando a BaekHyun.

— ¿Qué? Espera Yixing… no hagas una tontería. —dijo YiFan.

—No soportaré ver los malos tratos de esta mala mujer contra Do. —dijo, mirando a SooJung con gran odio.

—Yo también me voy. Es una pena que seas de este modo SooJung. —dijo JongDae, y los tres salieron. YiFan se quedó como idiota de pie. Y yo… aún más idiota, sentado, paralizado.

— ¡Pues largo! Son unos desconsiderados, todavía que pago su comida. —dijo SooJung, acalorada.

— ¡Uf! Esto se puso tenso. —dijo ChanYeol, para causar risas donde no había razón para reír.

Al final, YiFan se disculpó y fue tras Yixing.

—Vaya… esos tontos no comprenden nada ¿Verdad chicos? Enojándose por la forma en que trato al pueblerino… en serio que no son capaces de entender su posición. —el resto se quedó en silencio. Y el resto eran los miedosos que no querían salir del círculo tan beneficioso de SooJung. Soon Kyu, JinAh, ChanYeol, Kwang Hee, y muchos más.
En eso, Dodo cruzó la puerta de la cocina, en el cabello una gorra y ropa casual. Escuchó todo, pero fingió no hacerlo. Cruzó el pasillo y entonces SooJung lo llamó.

— ¿A dónde crees que vas? Todavía no pido el postre. —dijo, más que endemoniada.

—Mi turno se ha terminado. Puedes arruinarle la vida a alguien más. —dijo, con dureza.

—Haré que te despidan y… JongIn ¿A dónde crees que vas? —dijo SooJung, cuando salí para seguir a Dodo.
No le contesté. Sus gritos se escuchaban desde afuera. Seguí a Dodo por el centro comercial hacia la salida. Iba casi corriendo. Entonces lo alcancé, estaba haciendo frío. Lo tomé por el brazo.

—Déjame. —dijo, furioso.

—No, espera. Tenemos que hablar. —entonces me devolvió una mirada encendida y llena de odio.

—No tengo nada que hablar. Debes estar contento de verme mojado otra vez. —dijo, más que furioso.

—No. Yo no sabía que trabajabas allí. —dije, desesperado.

—Sabes que le hubiera partido la botella en la cabeza si no fuera porque ese empleo no es mío. Estoy cubriendo a mi madre, que está enferma. Pero si no… le hubiera demostrado quién soy en verdad. —dijo, continuando su camino. Lo seguí.

— ¿Tu madre está en Seúl? Pensé que vivías con tu tío. —siguió caminando rápidamente por las calles.

—No. Mis padres vinieron a vivir a Seúl hace unos meses.

—Ah… ya veo. Te llevo a tu casa.

—No. Vete con tu novia y déjame en paz. — dijo, con frialdad.

—Pero Dodo… no puedo dejarte así. —me miró con ira.

— ¿Dejarme así? ¡No seas ridículo! ¡Yo no te importo nada!

—Sí me importas. Me importas tanto que he dejado de ser yo mismo desde aquella vez. Y te odio…

— ¡Pues yo te odio más! Así que ya es mutuo.  —dijo, deteniéndose a enfrentarme.

—No. Yo te odio más.

—No. Yo más. —entonces… lo besé. Se separó de mí a los segundos. Me dio un golpe.


Y el ardor en la mejilla…

—Eres un idiota. —dijo, limpiándose los labios.

— ¡Sí! Lo soy, pero ahora me escucharás. ¡Te odio porque no puedo arrancarte de mi cabeza! No puedo. Desde aquella vez, estoy enfadado contigo, porque te llevaste todo lo bueno de mi vida. Al alejarte de mí, ya ni siquiera puedo darme cuenta quien soy en realidad. Te llevaste mi felicidad y el sentido a las cosas que hago. ¡Eres un ladrón, Dodo! ¿Quieres saber lo que me robaste? Mi corazón. Ya solamente soy el títere de SooJung. Y tú… me haces falta ¡Perdóname! Por todo lo que te hice pasar. ¡Porque soy una basura! Debí ayudarte, pero mi maldito orgullo me lo impidió. ¡No quiero perderte! —y lo abracé. Él se quedó en shock.

—Apártate de mí, ahora. —dijo, con sequedad. Lo hice.

—Lo siento mucho…

—No me importa. Me has hecho mucho daño, Kim JongIn.

— ¿Entonces por qué no te fuiste? ¿Por qué volviste a la escuela y soportas todo esto?

— ¡PORQUE NO DEJARÉ QUE ME VENZAN! Ni tú, ni tu maldita novia, no me verán partir. Ese día… quise olvidarme de todo. Quise renunciar, y no volver a verlos nunca más. Pero mi sueño es más importante que cualquier cosa, ¡lo es todo! No me importa si sufro. Seré un doctor, tendré la recomendación para la Universidad, y los mandaré a todos al infierno. A todos ustedes ¿Me escuchaste? ¡A todos los bastardos millonarios como tú! —dijo, con lágrimas en los ojos.

—Pero Dodo, yo…

— ¿Quieres disculparte? Adelante. Estás disculpado. Pero eso es todo. No me hables nunca más. —dijo, dándose la vuelta. Lo detuve.

—Quería cambiar, en serio, pero no pude. Y no quiero… herirte más.

—Sólo déjame ir, y lo lograrás.

— ¿Y qué haré con el vacío entonces? ¿Qué haré con el hueco? ¡Me estás destruyendo, KyungSoo!

— ¡Eres un enfermo! ¡Yo no te he robado nada!

—Me gustas…

Se quedó en silencio.

—Me gustas, KyungSoo. Y me di cuenta que desde hace mucho tiempo habías llenado el vacío de mi corazón. Fui feliz por primera vez en años. Antes no lo había entendido. Pero fui feliz cuando me aplastaste en el baseball, fui feliz cuando te invité a mi casa, fui feliz cuando baile contigo y cuando estuve a punto de besarte en aquella fuente. ¡Tú me das esa felicidad! Y ahora… ahora eres mi mundo. —me miró perplejo.

—Estás… loco. Déjame en paz. —dijo, ignorando mi mirada de súplica.

— ¿Por qué KyungSoo?! ¿Por qué?!  —dije, desquiciado.

—Porque no es posible.

— ¡Lo arreglaré todo! Les diré a todos que te quiero porque ya no puedo más con este dolor. Quiero que me hagas sonreír otra vez y de verdad, porque sin ti… sin ti ni siquiera el dinero me importa. —la gente en la calle nos miraba con miedo en los rostros. KyungSoo se puso rojo.

—Estás haciendo un espectáculo horrendo. Tú no me quieres, y yo menos. Haz tu vida y déjame tranquilo.

—Yo te amo… —y lo volví a besar. Luego me separé de él, para notar su reacción, estaba más que furioso. Me dio otro golpe.

—Yo no. Y te diré por qué… hay alguien más. Tengo un novio, y ahora tú tienes una novia. Compórtate como un hombre por una vez en tu vida y ve con ella.

— ¿Tienes novio? —dije, helado hasta los huesos.

—Sí. —dijo decidido.

— ¿Quién es? ¿Tu amigo el rubio? —dije, desencajado.

—No…


Es tu hermano… 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).