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La mécanique de cœur vide por Siamy

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Notas del capitulo:

Capítulo 17:

Venganza

Tengo que ver el lado positivo de las cosas…

Dodo no es mío.

¡Qué gran problema! Puedo conseguir algo mejor. Puedo olvidarlo. Me siento como renacido. El fantasma de Kim JongIn ya no existe más. Ahora soy yo, en carne y hueso, más optimista y más escrupuloso que nunca.

Me va bien en la escuela. He estudiado demasiado. Tanto como para igualar a Dodo en la materias, y sigo siendo excelente en todo lo que hago.

Actualmente, encuentro gran satisfacción practicando deportes. Volví a inscribirme a los clubes deportivos. He ganado todas las competencias de atletismo y natación hasta ahora. Nadie puede derrotarme.
Encuentro verdaderamente tranquilizador el solo hecho de aplastar a alguien en una carrera. De romper tantos récords escolares, de ser yo a quien todos ovacionan, mientras veo la ilusa cara del perdedor a mis espaldas.

Ganar se ha convertido en la mejor manera de olvidarme de Dodo. Si gano, lo tengo todo, la victoria de machacar a otro hace que expulse toda esa frustración.

No necesito de él…

Y por un lado, le doy gracias a JoonMyun por abrirme los ojos. Si yo siguiera tan concentrado en Dodo, entonces sin duda él seguiría brillando como siempre, siendo el hijo preferido de papá. Pero lo cierto es que, desde que me di cuenta de su relación, lo había notado un poco ido, distraído en todo. Apenas y hacía los deberes de papá. Sabía que cuando se saltaba las clases de finanza y administración se iba con él a no sé dónde.

—JongIn, te has puesto más guapo. —me dicen las fangirls.

— ¿Qué? ¿Eso quiere decir que antes no lo era? —ahora bromear es mucho más fácil. Aunque puedo entenderlas a todas ellas. Por un tiempo no fui más que un rostro demacrado, consumido por el arrepentimiento y la agonía de no poder expresar mis sentimientos.

Pero eso se terminó. Es imposible llevar una vida sin tropiezos. En algún momento de mi vida tenía que caerme, y la piedrecilla en mi camino era él: Dodo. Algo molesto pero lindo a la vez, y terriblemente detestable justo ahora. Entonces mi vida volvía a ser lo mismo. Con SooJung  a mi lado, mi herramienta, vencer a JoonMyun sería sencillo. Más ahora, que parece tan embobado con Dodo que apenas se da cuenta si hoy es lunes o martes.

—SooJung, sé que ya has arreglado las cosas con tu padre antes, pero necesito algo más que una llamada ¿Entiendes? Necesito que nuestros padres se encuentren. —ella ladeó la cabeza.

—Pero JongIn, él se va de viaje de negocios esta noche y… —entonces la besé. Acaricié su cabello y me separé de ella.

—Por favor, es ahora. Mi padre tiene que verlo. —ella parecía atontada, como siempre que la besaba.

—De acuerdo, lo llamo ahora, le diré que no puede faltar. —dijo, marcando los dígitos de su celular.

¿Y bien? ¿Ahora quién controla a quién? Un simple beso y ella ya se había convertido en mi títere. Fue complicado, pero al final, Kim JongIn es el que manda. Él se impondrá. SooJung está tan loca por mí, que hace siempre lo que yo le digo. Un beso y listo. Es tan sencillo complacerla.
Un día, mientras salía de mi habitación para ir al estudio de música, me detuve en seco, resguardado por la sólida pared, cuando escuché las voces de JaeWon y mi hermano.

— ¿Sucede algo? —dijo JoonMyun, abriendo la puerta de su habitación.

— ¡Joven JoonMyun! ¡Su padre quiere que lo lleve a la empresa urgente! Habrá una charla con los inversionistas y dice que esto no puede perdérselo. —mi hermano se rascó la cabeza.

—Está bien. Es un poco repentino pero… iré. ¡Ah! y tengo algo que entregarte antes, JaeWon. Se trata de los documentos anuales.

— ¿Qué? ¡Pero si aquello debió entregarlo a su padre hace unas dos semanas! —mi hermano pareció incómodo.

—Lo sé, pero no los tenía listos. Quería saber si podías guardarlos en los archivos, ya sabes, antes de que note que no están. Después de todo, esta semana apenas lo he visto por la casa y no me ha dicho nada de los papeles. —el interpelado se acarició la barbilla.

—Pues… supongo que estará bien. Y tiene razón, su padre ha estado tan ocupado que apenas revisa los archivos. Pero dígame cómo es que hasta ahora piensa entregarlos. —mi hermano se metió las manos en los bolsillos.

—He tenido una montaña de tarea de la Universidad. Ha sido un poco agobiante, ya sabes. —dijo. Aquello era la más grande y maldita mentira de todas. De seguro que no había hecho nada de los trabajos de papá porque se la pasaba con Dodo jugando a los novios, a escondidas.
Qué pena me dan los dos…

—Lo entiendo perfectamente joven JoonMyun. Es usted un chico verdaderamente dedicado en los estudios. —mi hermano soltó una risa nerviosa.

— ¿Entonces me ayudarás? —el tipo de lentes, asintió.

—Lo que sea por usted. ¡Ah! y otra cosa; su padre sugiere que use un traje formal. —mi hermano lo miró con curiosidad.

— ¿Formal? ¡Ah! No me digas… ¿No querrá que conozca a alguna señorita hija de algún inversionista y vendrá con el cuento de “para sopesar la posibilidad de una futura esposa”? ¿Es otra idea loca como esa? —JaeWon soltó la carcajada.

—Pero vaya que conoce a su padre, joven. De todas maneras no me parece en absoluto una loca idea. Ya casi cumple los veinte, ya está en edad de tomarse las cosas en serio y quizás… pensar un poco más en su futuro. —se ajustó las gafas.

—Vaya, es un poco raro. Creo que aún soy joven para pensar en esas cosas. Y además, no sé qué gana mi padre con todo eso. Yo me casaré con la persona que ame. —apreté los puños. Aquello me hacía rabiar, todavía… en mi interior.

—Lo sé, joven JoonMyun. Le he repetido a su padre mil y un veces que usted es un chico con un juicio excelente, y que sabrá escoger a la persona correcta algún día, pero él parece no entenderlo. —mi hermano sonrió de medio lado.

—Él parece no entender muchas cosas. Pero en fin… vayamos, pues. —dijo, poniendo los ojos en blanco.

—Déjeme decirle, joven, que estos últimos meses lo encuentro realmente cambiado. No sé…hay algo diferente. Lo veo más feliz.

—Y lo soy. Verdaderamente he vivido los meses más espectaculares de mi vida. De repente siento que, todo dentro de mí, comienza a tomar sentido. Me siento libre con mi vida. —dijo, y sonrió. El otro no hizo muchas preguntas al respecto. Ignoraba por completo que aquel idiota estaba enamorado de un chico de clase media.

Para cuando JoonMyun se vistió y salió en la limosina con JaeWon, el corazón comenzó a violentarse en mi pecho. Fue como si una extraña fuerza tirara de mí, como el pescador que con la carnada, atrae al pez. La puerta entreabierta de su habitación y el silencio sepulcral del pasillo me impulsó a hacerlo. Me interné en su cuarto. Todo parecía normal. Comencé a revolver entre los cajones.

En mi interior ardía el deseo de una venganza por todas las que me había hecho. Una quemazón terrible, implacable, imposible de saciar hasta tener en mis manos esos documentos.

Rebusqué en los primeros cajones del escritorio, en los libreros. No había nada. Me aseguré de dejarlo todo perfectamente alineado, como estaba, para no levantar sospechas. Comencé a desesperarme pero entonces abrí el cajón mediano. Encontré una tira de fotografías. De esas instantáneas que salen de las máquinas fotográficas de cualquier centro comercial. Examiné la tira, la fecha de impresión era de casi once meses. Ardí de rabia cuando vi ese rostro lindo con orbes grandes que me sonreía con inocencia. En esas fotos también salía mi hermano, con él. Abrazados y sonrientes. Felices los dos.

Por un momento, en el que sentí la sangre hervir y alcanzar el punto más alto, quise destruir ese rostro hermoso que me sonreía, el rostro de Dodo. Hacerlo trizas. Arrugar el papel, comerme el papel. ¡Lo que fuera! Para borrar de mi memoria esa sonrisa enamorada. Pero no. Tenía que mantener la cabeza fría. Yo solamente iba por los papeles, así que sólo piensa en los papeles, JongIn. Volví a dejar las fotos allí y rebusqué más en el fondo. Mis dedos temblaron cuando los hallé al fin.

¡EUREKA!

—Imbécil, eres terriblemente predecible. —dije, en un susurro. Se me dibujó una sonrisa malvada en el rostro. Ahora sí nos íbamos a divertir.

Cuando no vi moros en la costa, bajé las escaleras corriendo y llegué a la chimenea. La encendí. Vi el fuego crepitar. Estábamos a comienzos de octubre, así que no hacía ni mucho frío ni mucho calor. Nadie sospecharía absolutamente nada. Uno a uno, los papeles fueron consumidos por la llama ardiente. Vueltos cenizas, polvo gris indistinguible.
Y fue tremendamente satisfactorio. Casi podía imaginar la cara de mi padre cuando supiera que los papeles se habían esfumado. El regaño de JoonMyun, y el: Me has decepcionado mucho, hijo. Y disfrutar de mi venganza poco a poco es deliciosamente agradable. Más y más papeles, tirados al fuego. Comencé a reírme. No pude contener la emoción y lo hice como un maniaco.

— ¿Joven JongIn? ¿Qué está haciendo? —la voz de Song Qian me sacó de mi ensoñación. Di un respingo pero no me di la vuelta. Sólo terminé de arrojar toda la evidencia a las llamas y me volví, de lo más jovial, hacia ella.

— ¿Eh? Nada, preciosa. Solamente encendí la chimenea, comenzaba a tener frío en la sala, y la verdad odio el calefactor. Oye… tengo sed. ¿Quieres ir por una soda a la cocina? Estaré arriba, en mi habitación. —ella no hizo ademán de volver a la cocina.

— ¿Qué era eso? —dijo, señalando la ceniza y los papeles consumidos ya por completo.

— ¡Oh! Eran apuntes del colegio, borradores de algunos proyectos de ciencias, y que ya no me sirven. Eran tantos que pensé que sería mejor eliminarlos todos si los quemaba. —dije, con naturalidad, pero ella no apartaba la vista de la chimenea, con semblante reflexivo.
Al final, como no parecía dispuesta a olvidarlo y tuve miedo de que sopesara mi fechoría, me acerqué a ella. La tomé por las mejillas y la hice centrarse solamente en mí.

— ¡Hey! Linda, tengo sed. —le dije, intentando mostrarme verdaderamente sediento. Ella me miró por unos segundos sin decir nada. Con ese mismo semblante serio y misterioso.

—Yo… iré enseguida. —y se fue. Subí a mi habitación e intenté que todo fuera normal. De hecho, ella no podría sospechar mucho de mí.
Entonces, al día siguiente, cuando estaba en el pequeño gimnasio en la mansión, JoonMyun entró. Yo estaba haciendo pesas. Ya casi podía adivinar qué hacía allí.

— ¡JongIn! Oye, tengo algo que preguntarte. ¿No habrás visto en casa unos documentos? Son un rollo de papeles en una carpeta azul. Son los registros de las inversiones anuales de la empresa.

—No… no he visto nada. —dije, desinteresado.

— ¡Diablos! No los encuentro.

—Espera…  ¿Los registros anuales? Eso es muy importante. ¿Los perdiste? —dije, con total seriedad.

— ¡No! Estoy seguro de dónde los dejé pero… parece que no están. Y ya he buscado por todos lados. Estoy desesperado. Mi padre me matará. —dijo, derrumbándose en una silla mientras sujetaba su cabeza con las manos.
Aquello fue el espectáculo que tanto estaba esperando. Casi suelto la carcajada, pero tenía que controlarme. Disimulé secándome el rostro con una toalla y ahogando la carcajada en ella.

—Qué mal. Tendrás problemas. —dije, para avivar la llama de su preocupación.

— ¡Lo sé! ¡Dios! ¡Ya puse mi habitación de cabeza! No hay nada. —dijo, totalmente estresado.

—Pues suerte. Me iré al tennis con mis amigos. Que te diviertas. —dije, con sarcasmo. Al llegar a la ducha comencé a reírme como un maniaco otra vez. ¡Era tremendamente bueno! La frustración y el caos. Cuando pasé por su cuarto incluso el colchón estaba volteado. El estómago me dolía de tanto reírme.

Y lo mejor fue que; después de aplastar a unos novatos en la cancha pública, y es que amo aplastar pueblerinos desde hace un tiempo, llegué a casa para la cena. Te sorprenderá saber el numerito que comenzó apenas mi padre se sentó a la mesa.

— ¡JoonMyun! ¿Cómo que perdiste los papeles?

—No los perdí. Los tenía listos y completos, pero no los encuentro. Juro que los dejé en un cajón de mi escritorio. —dijo, frotándose las sienes.

— ¡No es posible! Eres un irresponsable. El viernes es la presentación del registro con los inversionistas. ¡JoonMyun! Todo un año de inversiones estaban en esos papeles. Y no hay más copias. Ahora habrá que vaciar toda la base de datos otra vez y comenzar de nuevo. ¡Y tarda semanas! Para el viernes ¿Crees que sea posible hacer tantos ajustes? —dijo mi padre, dando un golpe en la mesa.

—Lo siento.

— ¡No! Yo lo siento más. ¿Qué te está ocurriendo? Estás muy distraído. Te saltas las clases de finanzas, y ya estoy harto de verdad. Tómate en serio tu trabajo, porque aunque estudies, es como si ya ejercieras en la corporación. ¡Dime lo que ocurre JoonMyun!

—Sí. Dinos lo que ocurre, JoonMyun. —dije, intensificando la discusión. JoonMyun me lanzó una mirada de alerta. ¡Bah! Qué susto… Yo sabía todo sobre su relación con Dodo. Él mismo debió decirle que ya me lo había dicho todo. Pero yo no sería el idiota que iría a contarlo todo a mi padre, para que se diera cuenta que la actitud de JoonMyun había cambiado tanto por un pueblerino. Entonces ardería la casa en serio.

No.

Ese idiota, el que diría todo, sería el mismo. Entonces, cuando lo confesara, mi padre diría: ¿Cómo puedes pensar en algo así? Estás perdiendo la cabeza. JongIn es más capaz, JongIn es mejor que tú. Aquellas palabras me hacían sonreír.

—No me ocurre nada, padre. —dijo, bajando la mirada. Mi padre siguió con el discurso a gritos sobre la empresa familiar, su irresponsabilidad, la pena que pasaría con los empresarios y todo lo demás.

—Lo cierto es que me has decepcionado…

 ¡VIVA!

Casi me atrevo a ponerme de pie, subirme al comedor y alzar las manos para comenzar a bailarle a todo el mundo en la mesa. Un baile de la victoria.

Casi no puedo disimular la sonrisa, y entonces, cuando no puedo evitarlo más, comienzo a mover los hombros y los puños discretamente mientras practico mi “baile silencioso de la victoria”. Song Qian me pesca enseguida, y me lanza una mirada desconcertantemente enfadada. Yo solamente le guiño un ojo.

El drama terminó en que mi padre se fue a fumar una pipa, bastante enojado, en su oficina, y JoonMyun apenas tocó la comida. Yo comí como un verdadero rey. Solo en el comedor pero bailando silenciosamente mientras tarareaba una canción.

A medianoche me enfrenté al rostro enfadado de Song Qian.

— ¿Cómo pudo hacer eso? —me dijo. Yo sonreí con malicia.

—Así que lo has entendido todo ¿eh? Vaya, eres muy inteligente. —dije, picaronamente.

—No sea desvergonzado. Debería sentirse mal por haberle hecho eso a su propio hermano. —dijo ella, alterada.

— ¡Hey! ¿Quién eres para venir a regañarme? Él se lo tiene merecido. —dije, y ella chasqueó la lengua.

—Mire joven  JongIn, usted no es consciente de lo terriblemente agobiado que estuvo su hermano por dedicarle tantas horas al trabajo que su padre le dejó; no puede ser tan cruel e inhumano y jugarle una broma así. No está bien. —entonces me enfadé. La tomé por los brazos y la arrojé a la cama. Desconcertada, me acerqué a su oído y le susurré.

—No seas molesta, Song Qian. Tú dices JoonMyun esto, JoonMyun el otro, y crees que yo no sufro también. Pero te diré una cosa: lo merecía. Y aquello fue mi venganza ¿Entiendes? —ella intentó zafarse de mi agarre.

—Suélteme. —puse un dedo en sus labios cuando comenzó a forcejear. Intentaba apartarme de encima pero no podía. Tuve que aferrar sus dos muñecas con ambas manos para que no se moviera.

— ¡Shh! No seas ruidosa. Escúchame. Si comienzas a gritar, cavarás tu propia tumba ¿Entendiste? Así que guarda silencio. Si no me obedeces, entonces cuando alguien venga le diré: ¡Es ella! Se ha introducido en mi habitación, a estas horas, y quiere violarme. —ella abrió los ojos como platos.

— ¿Qué? ¡Es usted un mentiroso! —le tapé la boca con una mano mientras ella intentaba escapar de mis garras.

— ¡Oh, JaeWon! ¡Alguien que venga! Song Qian, ella quería tocarme, dijo que esta vez no escaparía. Lo cierto es que me ha acosado desde hace meses, pero no quería que perdiera el empleo. Yo le decía “No Song Qian, no lo hagas” pero no podía detenerla. Se puso muy intensa y entonces yo… tuve miedo. —le susurré toda la historia actuada que contaría si intentaba alzar la voz.

— ¿Quieres que haga eso? Te correrán si sigues intentando gritar. Así que voy a quitar mi mano de tu boca, pero si gritas… despídete de tu buen sueldo de sirvienta y de tu estadía en este lugar, querida. —dije, en un tono amenazante. Ella dejó de forcejear y entonces retiré mi mano.

—Es usted un monstruo. No es más que un niño mimado y terriblemente cruel. Pero yo creo en el karma, y todo esto lo pagará con creces. —dijo, en un susurro enojado.

— ¡Ja! Ya me estás haciendo enfadar, Song Qian. —entonces me quité el pijama. La camisa y el pantalón, me quedé en ropa interior. Luego desgarré las prendas y le arranqué unos cuantos botones a la camisa.

— ¿Qué está haciendo? —dijo Song Qian, poniéndose de pie de un salto, horrorizada por lo que había hecho.

—Ahora todos me creerán. Diré: Se puso demasiado intensa, mi desgarró la ropa y todo. Luego me dijo: Vamos a divertirnos mucho, Jongie. Y entonces… bueno, ya no quiero hablar de eso. —dije, fingiendo un tono de voz ligeramente infantil, asustado y traumatizado.

—Juro por Dios que esto no se va a quedar así. —dijo ella, echando llamas por los ojos.

— ¿Es una amenaza? ¿Me estás amenazando, sirvienta? —dije, y comenzamos nuestro duelo de miradas.

—Si usted fuera la mitad de que JoonMyun es, entonces…— no la dejé completar la frase porque de nuevo la empujé a la cama y aprisioné sus dos brazos.

—No hables de mi hermano… lo detesto. —dije, mirándola con fiereza.

— ¡Arg! ¡Suélteme, suélteme! ¡Que me sueltes… mocoso! —y eso fue lo más fuerte que me había dicho nunca.

— ¿Mocoso? ¿Te parezco un mocoso ahora? —dije, pegando más mi cuerpo al suyo.

—Quítate de encima, ahora. —dijo ella, en un tono que no me intimidó.

— ¡Hey! En esta situación comprometedora yo tengo la ventaja. Y no te creas que porque pareces una santa monja de alguna ridícula iglesia, todos van a creerte. —ella comenzó a desesperarse y cerró los ojos con fuerza, comenzando a sufrir de verdad. Entonces la solté y me puse de pie. Ella también lo hizo, rápidamente, y mantuvo una distancia prudente.

—Se disculpará, lo hará. Y le dirá la verdad a su padre.

— ¿Y si no? Si lo haces tú, entonces sacaré el invento de la violación, y entonces nos veremos en el juicio. —dije con decisión. Ella apretó los puños.

— ¡No puedo creerlo! Esto es imposible. —dijo, y entonces arqueé una ceja.

—Vamos Song Qian, no seas tan santurrona. Aunque te enojes, sabes que estoy bueno. —ella se cruzó de brazos.

— ¡Eres solamente un mocoso! He visto cosas mejores. —entonces me quedé atónito.

— ¿Qué? ¿Cosas mejores? Exijo un nombre.

—Mi novio está mucho más bueno. —dijo ella, y entonces lo de santurrona lo borré de mi mente.

— ¿Tienes novio? Vaya, no tenía idea. —dije, un poco impresionado.

—Pues sí. —dijo ella altivamente.

— ¿Qué crees que piense de todo esto? ¿Si lo supiera me arrancaría la cabeza?

—No. Él es un hombre pacífico que solamente busca la paz y la armonía. Pero seguro te quedas estupefacto si lo vieras. ¡Pero esto no tiene nada que ver! Me largo a mi cuarto. Ojalá pienses seriamente en lo que estás haciendo. Estás destruyendo a tu familia, o a lo poco que queda. Es una lástima ¿Sabes? Porque tu hermano te quiere mucho. Y el hecho de que tus frustraciones por tu padre te hagan tener ese corazón de piedra que tienes, no justificas la crueldad que cometes con JoonMyun. Madura de una vez. —y salió disparada de la habitación antes que yo pudiera decir o hacer nada.

Un momento… ¡Me habló de tú! Qué mujer más irrespetuosa. Es una simple doncella y ya se cree con autoridad para entrar en mi territorio y regañarme. ¡Yo debería hacerla marchar!
A la mañana siguiente, durante el desayuno, ocurrió lo que estaba esperando.

—JongIn, he quedado de verme con un socio por tercera vez. Uno muy prometedor, al parecer. Me dice que su hija es tu novia. Esta persona quiere invertir en nuestro proyecto. —dijo, y yo abrí mucho los ojos. ¿Tan pronto? SooJung es rápida.

—Pues sí. Lo somos.

—Parece que invertir en nuestra empresa es algo que anhela demasiado. —dijo, un poco inquisitivo.

—No sé qué pueda ser. La verdad, cuando hablo con SooJung, ella a veces pregunta sobre nuestra empresa. Le doy los pormenores, sobre los beneficios y las prestaciones. No sabía que le dijera todo eso a su padre. —quizás, y si intentaba disimular que no sabía nada, mi padre se daría cuenta de mi talento natural.

—Ya veo… sigue así. —de acuerdo, estoy frustrado. Esperando el “En efecto, eres mi hijo” pero no importa, si es muy fácil entonces no hay reto. Me ganaré esas palabras, y este es apenas el primer paso.

— ¡Ah! tengo algo que mostrarte. —dije, sacando de mi maletín unos papeles. —Son los registros de la inversión anual. Después de que JoonMyun perdiera los documentos, se me ocurrió hacerlos yo mismo. Le pedí la base de datos a JaeWon, él dijo que sería buena idea. —dije, con un toque de inocencia. Mi padre se quedó perplejo. Tomó los papeles y los examinó cuidadosamente.

—Vaya… están muy bien. —dijo casi en un susurro.
JoonMyun, que desde hace un rato estaba muy entretenido mandándose mensajitos con “no quiero pensar quien”, alzó la mirada. Lo cierto es que el drama le duró apenas un día. Al siguiente parecía tan fresco. Comencé a pensar que quizás cada día le importaba menos su posición en la empresa. Como si esperara que mi padre se aburriera y dejara de prestarle tanta atención. Como intentando fundirse en su “mundo Dodo” y olvidarse de lo demás. Ya ni se mortificaba por nada.
Sin embargo, en esos momentos pareció salir de su ensoñación y miró hacia mi padre. Examinó con la mirada los documentos, y luego a mí, y después de nuevo a los documentos.

— ¿No serán los míos? —dijo, un poco serio.

—Claro que no. Estos los hice yo. —dije, a la defensiva. Esperaba que mi padre le lanzara una mirada ruda como diciendo: Sólo porque JongIn es responsable, no significa que tengas que inventar excusas para ignorar tu descuido.
Pero mi padre, al final, solamente exclamó:

—Bien…

Los días que secundaron a este, fueron todavía más sorprendentes. Al final, mi padre acabó entendiendo que yo era competente para todo lo que me encargara. Se le había ocurrido la idea de hacernos competir, a mi hermano y a mí, encargándonos un mismo proyecto, obviamente, para determinar las habilidades de cada quién.
A veces ganaba yo, otras… JoonMyun.

Cuando yo resultaba superar las expectativas de papá, este decía:

—Pues, ciertamente, el de JongIn es mejor. —esas palabras, nunca las había escuchado antes. Fue como el sol, que a medio ocultar por las nubes, despide un finísimo rayo de luz. Que quizás no calienta tanto, o nada; pero tú sientes que sí.

Cuando eso ocurría, esperaba ver en JoonMyun una actitud un poco molesta. Pero él jamás sentiría celos de mí. Siempre sonreía y me acariciaba la cabeza mientras decía: Felicidades, hermanito. Aquello me molestaba. Ver de vez en cuando una mirada celosa en sus ojos por mí, sería bueno.
Pero a él eso le daba lo mismo. Aunque mi padre pareciera decepcionado de él, a JoonMyun pareciera que todo se le resbalaba. ¿Pero qué cosas están pasando por tu cerebro, JoonMyun? Ya no eres el mismo.
Y aun así, resultaba que otras veces, él era el centro de atención.

—Perfecto hijo, ya lo esperaba de ti. —le decía. Entonces comencé a sospechar una cosa: mi padre me estaba probando. Quizás le decía todas esas cosas a JoonMyun para que yo me esforzara más. Esa idea me llenaba de energía, y me ayudaba a hacer las cosas mejor. Quise pensar en eso.
Quise pensar en que mi padre estaba reconsiderándolo todo, que pudiera ser yo el sucesor.

Al final, tan obsesionado estaba con la competencia contra JoonMyun, que llevaba en una libreta las veces ganadas y perdidas. Estábamos empatados. 10-10. Una tarde, mientras los dos hacíamos un proyecto especial, sentados a la mesa del comedor, él tranquilo y aburrido, y yo desesperado y perfeccionista, me dijo:

—Oye JongIn… ¿Verdad que papá está muy raro? —lo dijo con una sonrisa.

—Hmm… creo que sí. —así que mi hermano también pensaba que mi padre estaba raro.

—Lo he pensado ¿Sabes? Esto de los proyectos, creo que nos quiere hacer competir. Pero sería bueno que, considerando que nosotros dos tenemos nuestros puntos fuertes y débiles; pudiéramos decirle que sería buena idea manejar la compañía nosotros dos, juntos. —alcé la vista.

— ¿Los dos? Sabes que no. No puede haber dos jefes en una empresa. —él ladeó la cabeza, jugó con el lápiz entre sus dedos.

—Lo sé. Pero podríamos intentarlo. Sólo porque los demás lo digan, no significa que no sea posible. Estoy pensando decírselo a ver qué piensa. —una idea ridícula. No sé si para unirnos más o porque temía que yo fuera alcanzándolo cada vez más.

—No es porque la gente lo diga, es cuestión de lógica. Uno tendrá que ser el jefe, el otro será el segundón. Nadie puede compartir el primer lugar en una competencia. No existen los puntos medios. —me miró minuciosamente, como tratando de descubrir algo.

—No quisiera que esto fuera una competencia, JongIn. Quisiera que esto fuera un modo de ayudarnos mutuamente y entendernos.

—No deberías hablar así. ¿O es que temes que yo brille para nuestro padre y te robe el lugar? Sabes que desde hace un tiempo que se interesa mucho en mí. —aquello… se me salió. Pero no contenía el enfado. Mi hermano se quedó atónito.

—Claro que no. No temo nada. Y me alegro por ti. —dijo él. Primero pensé que lo decía arrogantemente, como un: No le temo a mi hermano menor. Pero era algo distinto.

—Como quieras. —y de nuevo me centre en mi trabajo. JoonMyun no dijo nada más, pero parecía preocupado. Quizás me tenga miedo. Es posible…
Por la noche, cuando bajaba por mi mochila en el sillón, escuché a Song Qian y a mi hermano charlando en la cocina. Ya era tarde. Me asomé a la cocina, espié a hurtadillas cuando escuché mi nombre.

—Vamos Song Qian. No tienes que ocultarlo. Sé que tú también lo piensas. Yo me di cuenta enseguida: que JongIn había hecho algo con mis papeles.

— ¿Y cómo es que no dijo nada? —dijo ella, atónita. Mi hermano le sonrió.

—Creo que en el fondo lo entendí. Sé por qué lo hizo. Y la verdad, no le reprocho nada, ni siquiera la maldad. Él se muere por un lugar en el corazón de papá. Así que por favor, no le juzgues. Él tampoco ha sido feliz con esta situación. Y de alguna manera, él siempre buscará el modo de superarme, porque soy su hermano mayor, y los hermanos hacen eso. Aunque… me odie. Siempre estaré allí para él. A veces quisiera que lo entendiera. —Song Qian comenzó a girar su taza de café sobre la mesa.

—Yo… hice algo terrible. —mi hermano la animó a seguir.

— ¿Qué? ¿Algo malo? —dijo; Song Qian lo miró nerviosa.

—Yo… subí a su cuarto a medianoche ese día, y le dije que dijera toda la verdad. Estuvo mal, porque soy sólo la sirvienta. Sus problemas personales no deberían interesarme; pero no podía olvidar la injusticia. —mi hermano soltó una carcajada.

—Cielos, Song Qian. ¿Y cómo lo tomó JongIn? —ella frunció el ceño.

—No hace falta explicarlo, no funcionó. —soltó un suspiro cansino.

—Lo entiendo. JongIn es un poco difícil. Me extraña que no te haya evidenciado, siendo que le molesta que le digan cuando hace mal. —ella bebió un poco más de café.

—Lo cierto es que ya me imaginaba con un pie en la calle. Pero no dijo nada, sí… eso fue extraño. —los dos se rieron.

—A veces siento que… no conocemos al JongIn de verdad. Siento que una parte de él está todavía dormido, u ocultado, detrás de esa conducta fría. ¿Recuerdas cómo era antes? —se formó una sonrisa en su rostro.

—Sí, lo recuerdo. Pero parece que pasaran siglos desde aquello. —los dos se quedaron en silencio un momento, como recordando todo eso.

—Decía que eras su novia ¿Lo recuerdas? “No la mires, JoonMyun, ¡Es sólo mía!” Era tan divertido. Se enojaba cuando ibas a China a visitar a tu familia. —Song Qian puso los ojos en blanco.

—Tenía seis años. Y ahora seguro que me odia. —hice memoria. La verdad, no te mentiré. Sí recordaba todo eso. Pero quería olvidarlo, puesto que ahora era una sirvienta entrometida y molesta. Quisiera haber borrado todo eso. ¿Cómo decía esas cosas? Cuando era pequeño siempre buscaba cualquier pretexto para entrar a la cocina y estar con ella. ¡Loco, loco!

Cuando se iba a China hacía mi pataleta en la entrada. JaeWon me arrastraba de regreso. Y una vez me metí a la cajuela del taxi para irme con ella. Qué susto le di cuando llegó al aeropuerto y me encontró escondido entre las maletas. Tuvo que volver a casa y dejarme.

Recordé los toques a la puerta. Cuando le pedía una leche chocolatada a medianoche y ella siempre me la preparaba.

“¡Waa, Jongie! ¿Qué haces levantado a estas horas?”

Tengo sed. No puedo dormir”

Y cuando ya había bebido mi leche…

“No quiero dormir solo, duerme conmigo, te daré a señor orejas, para que tú tampoco tengas miedo”

“Los niños grandes ya duermen solos. Y no me digas que tienes miedo, yo sé que eres un niño valiente”

Me dio un poco de vergüenza recordar que, a pesar de que ella dijera eso, y yo le creyera siempre, la verdad fuera que era un niño débil y miedoso.

“Te arroparé y te dormirás, ¿Sí?”

“Pero no te vayas hasta que me duerma”

“No. Me iré cuando ya estés completamente dormido”


Y besaba mi frente. Quizás pienses: ¡Debiste habérmelo contado antes! Pero no quería recordar algo como eso. La infancia siempre te trae recuerdos embarazosos.

Salí de mi ensimismamiento.

— ¿Y cómo van las cosas con tu galán? —dijo JoonMyun, en tono pícaro.

—JoonMyun, no se ría. Pues… van bien. —JoonMyun se rió cuando ella se puso roja.

—Ya veo. ¿Sabes? Cuando me lo encuentro en la calle, o lo veo en la Universidad, no puedo creer que ese hombre sea tan romántico como dices. —soltó la carcajada.

—Yo tampoco lo pensaba así, pero la gente se transforma cuando se enamora ¿No? De repente se encuentra sentimientos que jamás creyó tener, en el interior. —mi hermano le sonrió.

—Sí… es verdad. JungSoo ¿Eh? — me quedé estupefacto.
¡Que alguien me explique!
¿Ese era el novio de Song Qian? ¿El mismo tipo excéntrico y aburrido que me da Historia?

“Pues… mi novio está más bueno…” Eso había ido ella.



De acuerdo… eso tenía que ser mentira.

—Supongo que eres la única persona que lo ha conocido realmente. —dijo mi hermano.

—Sí… —y ella ocultó su rostro entre las manos, apenada.

—Siempre fue un enigma. Pero puedes decírmelo ¿No? ¿Cómo es? —dijo, de repente muero de curiosidad. Yo también quería saberlo, pegué mi oído a la puerta.

—Pues… es un secreto. — ¡bah! ¡Eso no me dice nada mujer! ¡Más información! Mi hermano soltó la risa.

—De acuerdo… secreto, secreto. —dijo, y comió una galleta.

— ¿Y con el chico Do? —dijo Song Qian. De repente me di cuenta que mi hermano y ella eran amigos de verdad. Se contaban sus amores como si fuera cualquier cosa.

—Excelente. ¿Sabes? Siento que por primera vez, comienzo a liberar mi alma. Es como si todo este tiempo me mantuviera atado a todo lo que mi padre decía. No es que intente llevarle la contra porque sí. Pero no dejaré que lo controle todo sobre mí. Me siento como si, por primera vez, fuera yo mismo. Finanzas, estadística. Jamás fue tan sencillo saltarse las clases. Nunca lo había hecho. La sensación de estar violando las reglas es una mezcla de satisfacción personal y miedo, y consecuentemente, arrepentimiento. Mi padre se enoja, pero me perdona, y entonces pienso que de verdad tiene un corazón. Pero es como si estuviera comenzando a vivir de verdad. Cuando estoy con KyungSoo, es como darme cuenta que quiero hacer todo lo posible por perseguir esa idea de vivir. Él me dice: No está bien que te saltes las clases. “Pero son extras” le contesto. A él le preocupa, pero a mí… ya no. Tampoco es como que quiero hacerme el rebelde y vivir haciendo lo que quiero. Pero para mi futuro, quiero hacer las cosas por la pasión que me inspiren. Pienso: lo que haga en mi vida será para perseguir mi felicidad.

Me fui a mi habitación. Me tumbé en la cama. No quería escuchar nada más. Miré el techo, me quedé perdido en la forma lisa y blanca de la superficie: Vacío. No había ni una mancha, ni un tinte diferente al blanco. Me pregunté si así sería mi corazón entonces. Una superficie lisa sin colores.

¿Así era la vida de JoonMyun mientras yo intentaba destacar? ¿Mientras olvidaba a Dodo dedicándome a los deportes?

¿Tendría que hacer algo?

Hay veces en la vida en las que te das cuenta que algo falta. Ese hueco, el mismo vacío, mandándote señales en diferentes momentos: ¡Hey! Estás olvidando algo. Pero no sabes qué. Como si todo tuviera un lugar en el mundo menos tú. Así me sentía.

Ver las cosas, a tú alrededor, las personas pensando mil cosas, actuando de mil maneras, tu propio ser andando de un lado a otro, y todo lo demás.

Me pregunté cómo sería mi vida entonces. Si pensaría igual de la vida que JoonMyun, si Dodo fuera mi novio. Quise imaginar sobre las cosas que hablaban. Quise imaginar a Dodo hablándome al oído y diciéndome: No estás solo. Y entonces le besaría la nariz y le diría: Gracias.
Pero si ahora pienso en esto, sólo puedo desearlo y perderme del camino. Las cosas pasan por algo. Aunque suene determinista. Quizás y esta es una manera de endurecer mi corazón, para que no se pueda romper.

Y sigo pensando en la pared lisa…

¿Qué color hallo en mi interior? ¿Me siento vivir de verdad?

¿O es que sólo soy una fría superficie incolora como el techo de mi habitación?

De nuevo viene la sensación amarga, de que tengo que separarlos. Pero aquello es la respuesta inmadura al deseo inmaduro. ¿Qué gano yo? Si de todos modos estar con Dodo no es una opción…
Y la amargura no desaparece. Es como si, con robar los papeles de JoonMyun, no me bastara.

Sigue el hueco, sigue el vacío.

Sigue la superficie blanca en mi mente, y el corazón que no sabe lo que es… 

Notas finales:

Me aman porque he estado actualizando mucho estos días¿ jajajaja, lo que sucede es que las voy a abandonar de nuevo...

Mentira, mal chiste. Gracias por los comentarios, créanme que los leo y algunos me hacen el día. Se les quiere.

Quería saber ¿Les puedo recomendar un fic? Hay uno que me tiene enamorada; se llama Cambio de papeles denle click y léanlo, creo que merece la oprtunidad de ser leído; sé que les encantará.

La pareja principal KaiSoo, y es nuevo.

Y bueno, finalmente le dedicaré el capítulo a Nicole Dong espero que ella vea esto.

Creo que podré dedicarle un capítulo a cada una de las que comentan a partir de ahora¿ he visto que algunas siempre me comentan y sdfjdfkglkf, no lo puedo evitar. El primer comentario será a la que le dedique el siguiente capítulo y así, creo que es lo correcto.

Ya no las aburro, esto era todo, se me cuidan. 


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