Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La mécanique de cœur vide por Siamy

[Reviews - 144]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Capítulo 4:

Tipos de amor

Terminamos la comida. No recuerdo una comida más divertida que la que tuve hoy con todos ellos. El estómago me dolía de cada vez que me reía de las ocurrencias de YunHo. Después de un rico postre, SeHun y yo subimos a la terraza, a contemplar el atardecer; el momento del día que más nos gustaba a los dos.

Allí, sentados a la orilla de la terraza, mientras bebíamos una soda, comenzamos a charlar.

—KyungSoo… cuando digo que te extrañé, lo digo de verdad. —dijo SeHun, tomando mi mano.

—Lo sé. Yo también lo digo de verdad. En secundaria… tuve apenas un par de amigos. Pero era gente que días estaba contigo y días no. Me hiciste mucha falta. —a mi mente acudieron los inevitables recuerdos de una adolescencia solitaria en la secundaria de Andong.

—Pero todo irá bien de ahora en adelante. Podremos ir a un montón de lugares juntos. El hecho de que vayamos a escuelas diferentes no tiene por qué ser un obstáculo. Podemos ir a la bahía de vez en cuando. Tengo una motocicleta, es genial. No corre tan rápido como me gustaría, pero la arreglé yo mismo. —abrí mucho los ojos.

— ¿En serio?— dije, asombrado.

—Emmm… no. A decir verdad tuve la ayuda de alguien más. ¿Recuerdas a MinSeok?— dijo jugando con la chapa de la soda.

— ¡Claro, nuestro amigo de la primaria! Lo recuerdo a él y a sus dos hermanos: Tao y TaeYeon. — SeHun sonrió.

—Pues él me ha echado una mano. Es un hombre extraño y mandón, pero sabe más que yo de motocicletas. Él y sus hermanos viven aquí en la ciudad. Podremos visitarles un día de estos. —le dije que estaba de acuerdo. Hacía tanto tiempo que no veía a mis viejos amigos. Ellos, además de SeHun, eran gente con la que me era fácil entablar conversaciones. Eran tranquilos. Pero SeHun seguía siendo mi mejor amigo.

Luego seguimos contemplando el atardecer.

— ¿Y qué tal van las cosas con Tao?—pregunté con curiosidad. Sus hermanos y él iban con SeHun y conmigo a los campamentos de la escuela. Cada verano, en ese campamento, me daba cuenta que era un poco extraño para él estar en ese lugar. Sus hermanos nos contaron que estaba delicado de salud. Que tenía ataques de histeria y que se ponía muy violento. Yo nunca lo vi así. Pero de vez en cuando y durante largos periodos en el campamento, se la pasaba encerrado, solo, diciendo que era mejor que nadie le hablara. Fue entonces cuando nos dimos cuenta que su padre lo habían metido a un sanatorio, porque no andaba muy bien.

Al parecer estaba mal de los nervios. Siempre lo vimos medicarse, todo para poder mostrarse un poco agradable con las personas.
SeHun, desde el inicio, quiso hacerse su amigo. Sabía que su madre había muerto cuando el avión donde viajaba, explotó. Y su falta de cariño lo hizo sentirse identificado con Tao. Pero más allá de todo, Tao tenía un trauma secreto. Él iba en ese avión…

Y fue el único sobreviviente de 85 personas que cayeron en la autopista ese fatídico día de febrero. Todos murieron, y él lo vio todo, los vio a todos… morir.

Desde ese día no volvió a ser el mismo. Tenía pesadillas por las noches, decía que su madre le hablaba y decía que se lanzara de un puente, que se acabara todas las pastillas del frasco. Que tirara la tostadora a la bañera. Cosas como esas…

Sólo tenía 6 años cuando todo eso sucedió. Sólo 6…

Nosotros vimos su avance poco a poco. Era un chico aislado del mundo, mucho más que SeHun y yo. Inclusive era grosero con sus hermanos. Pero poco a poco, y con ayuda de SeHun, pudo controlar sus impulsos de ira y conversar un poco con la gente, o al menos con nosotros dos. A los 12 ya era más o menos normal.

—Pues está mucho mejor. Ha dejado la medicación. Tiene un año que la dejó. Si lo vieras, no lo reconocerías. Se ha vuelto verdaderamente amigable. Sigue siendo igual de callado y serio, pero lo ha superado. Eso es lo que me ha dicho. Al final, dijo que era tiempo de olvidar todo eso y seguir su vida. —sonreí, era un alivio que estuviera bien.

—Vaya… me alegro por eso. Aunque seguro que todo el crédito te lo llevas tú. Siempre logras… cambiar a las personas. —dije, y el soltó una risa.

—Él se ha curado por su cuenta. Es muy fuerte. —entonces me di cuenta de por qué SeHun le había hablado por primera vez. Ambos… habían perdido algo. Ambos tenían un vacío difícil de llenar y un trauma sin superar. Era la primera vez que SeHun encontraba a otra persona que estuviera igual de sola. Otra persona que desafiaba todo cuanto tenía a su alrededor, porque nada podía llenarlo.

Podrías decir que SeHun era un metido. Pero lo cierto es que él siempre busca el bienestar de los demás como si fuera el propio. Una cosa rara. Ningún extraño se te acerca y te dice: ¡Hey, seamos amigos! Él sí.

—Mañana quisiera verlos. ¿Dónde viven?— dije, mientras SeHun terminaba la soda.

—A unas cuanta calles de mi casa. Podremos verlos mañana. Ellos van a mí misma escuela. —dijo, emocionado.

— ¿Y por qué no me lo dijiste antes? Tengo ganas de verlos. —dije notando la sensación de que volvía a los buenos años de primaria donde todo era color de rosa; con mis amigos aquí y allá.

— ¡Claro! Mañana pasaremos por ti. Iremos a algún lado. —dijo, y me guiñó en ojo.

—Me parece perfecto. Y ahora dime… YunHo dice que has reprobado varias materias ¿Por qué SeHun?— era la hora de portarme paternal y reprenderlo.

— ¡Ah! Eso… bueno, no se me dan bien las matemáticas, y estudiar el resto es un rollo. —dijo perezoso.

— ¡Hum! Pues muy mal. Tienes que estudiar, SeHun. Esa es la mejor forma de agradecerle a tu tío todo lo que ha hecho por ti. Es lo menos que puedes hacer. —el otro meditó un poco sobre esto, y asintió.

—Tienes razón. Estudiaré. —dijo con determinación.

—Yo te ayudaré. —el otro compuso una mueca de fastidio; y cuando vio que me enojaba, me abrazó.

—Es una broma, hyung. Claro que me gustaría que me ayudaras. Pero por favor… no me vueles la cabeza como el abuelo, porque entonces no podré aprender nada. —dijo, burlándose de mi tío JaeJoong.

—Cuando no sea necesario, no lo haré, SeHun. Así que descuida. —nos pasamos el resto de la tarde conversando en la terraza. Haciendo los deberes. Ayudé a la mente desconcentrada de SeHun por varias horas hasta que todo le quedó claro. Luego, cuando el cielo se tiñó de negro, nos recostamos mirando las estrellas. Hacía una noche preciosa.

—KyungSoo…

— ¿Hum?— me di la vuelta para mirarle a los ojos.

—Tú… ¿Te has enamorado alguna vez?— dijo, y entonces se ruborizó.

—No…

— ¿Nunca?— dijo, incrédulo. Luego le sonreí.

—Nunca. Sé que debería haber sentido algo así alguna vez. Ya tengo 17. Pero, por alguna extraña razón, no he sentido las cosquillas en mi estómago. Es raro. Pero es como si todavía mirara a los chicos y chicas bajo una tonalidad gris, no hay nada que llame mi atención. Claro, a ti te veo de mil colores, pero eres mi mejor amigo. Así que es normal. Al resto, en Andong, en el instituto, los veo en blanco y negro. No hay nada… especial. —dije, y entonces él suspiró.

—Te entiendo. Yo también lo he visto todo en gris. Pero ha sido peor. En la escuela me molestaban ¿Sabes? Por ser el busca pleitos la gente me miraba mal. MinSeok y TaeYeon me regañaban diciendo que pensara mejor las cosas. Pero quien me hizo reflexionar sobre mi actitud, fue Tao. Él fue quien me dijo que era por ti. Y entonces lo entendí. Él me dijo: Detente. Estás peleado con el mundo porque él no está aquí. Pero si te aíslas, entonces será peor. Deberías seguir tus propios consejos de vez en cuando. Eso dijo. Hasta ese momento quise creer que no te extrañaba tanto, porque admitirlo requería aceptar mi debilidad, y querer buscarte. Luego pensé que seguro tú eras feliz en Andong, y yo no quería arruinar eso. Siempre tuve miedo de no ser tu mejor amigo. Es una tontería, pero soy débil, hyung. Soy inseguro. Temía que te hubieras olvidado de mí. —le pasé la mano por la cabeza.

—SeHun… yo no pude ser más infeliz en Andong. Y nunca dejé de considerarte mi mejor amigo. — SeHun me miró. Sus ojos se habían puesto más oscuros por el resplandor de la noche. Eran como las aguas oscuras, en lo más profundo del océano.

—Gracias, KyungSoo. Oye… ¿En serio no te gusta nadie?— solté una carcajada.


— ¿A qué viene eso? ¿Te gusto o qué?— dije sin más. Ente nosotros nunca hubo secretos. Si algo nos molestaba de nosotros, nos lo decíamos sin más. Cualquier cosa, lo que fuera, cuando lo sentíamos lo escupíamos y listo. Así funcionaban las cosas para nosotros dos. Y era esa sinceridad, esa transparencia de corazón y alma, la que nos volvía amigos de verdad.

—No. Eres muy guapo, hyung, pero no te quiero de ese modo. No sé… no nos veo siendo algo más que amigos, porque entonces dejaríamos de ser sinceros con nosotros. Por quedar bien con el otro, dejaríamos de lado nuestros defectos, y nos engañaríamos. Sé que eso no es un problema ahora, porque nosotros siempre nos hablamos con la verdad. Y así me gusta. Pero…

— ¿Pero qué?— dije, curioso.

—Pero tengo miedo, de que cuando encuentres a alguien te vuelvas loco y no quieras saber de mí. Que me olvides. —hasta ahora no era consciente de la soledad de SeHun. Todo y cuanto habíamos hablado era un círculo vicioso que empezaba y terminaba con la soledad. Me sentí mal.

—Eso no va a suceder. No creo que encuentre alguien para mí tan pronto. Y menos en esa escuela. Pero yo jamás me olvidaría de ti, SeHun. Tú siempre vas a ser mi mejor amigo. —acarició mi mejilla con un gesto travieso. Le sonreí.

—Entonces te creo. —nos incorporamos cuando pasó un buen rato y permanecimos sentados escuchando los ruidos de la ciudad, y los grillos del jardín.

— ¿Puedes abrazarme?— le dije, y entonces él asintió. Me estrechó contra su pecho y nos quedamos así mucho tiempo. De nuevo sentía el calor del sol, y el sonido de las aguas meciéndose en ese muelle. El muelle de nuestro campamento de verano. Y luego sus brazos cálidos y mis ojos cerrándose poco a poco. A punto de caer dormido.

—Te amo, KyungSoo. ¿Entiendes lo que te quiero decir? Que eres muy importante para mí. ¿Recuerdas cuando dijimos que nos amábamos y todos se escandalizaron? Dijeron que queríamos ser novios. Y pensaron que nos habíamos besado alguna vez. Pero ellos no lo entendían. Porque… nos amamos de un modo diferente al del resto de la gente. Así es como siempre lo vi, y así es como lo veo ahora. Cuando en Jardín de Niños te dije que te amaba, era la misma sensación, el mismo sentimiento. Quería decirte que te amaba porque me parecías lindo, pero… más que eso, quería decirte que te amaba porque sólo cuando estaba contigo me olvidaba de que no tenía padres. Lo cual es una locura. Ya que yo te veía irte con ellos todos los días. Pero era así. Supongo que “te amo” es una frase muy fuerte para los demás. Y no significa que no lo sea para mí, sino que… hay muchos tipos de amor. Este… debe ser uno de ellos. —siguió contemplando las estrellas. Me sentí bien. En mi interior sabía que sus palabras eran sinceras. Y me di cuenta que ambos nos entendíamos a la perfección. Ambos nos amábamos de un modo diferente, de un modo que… siempre sería un misterio para los demás, aunque para nosotros estuviera claro.

—Cuando tengas a alguien… tampoco te olvidarás de mí ¿Verdad?— le dije, y él acarició mi cabello.

—Claro que no. Eso es algo que no puedo permitirme. Y si esa persona llega algún día, deberá entender nuestro amor. Y tu pareja también. —pensé que sería algo muy difícil de entender para nuestros supuestos futuros novios, pero yo también acariciaba la idea de que todo eso no cambiara en nada. La nuestra, era una relación un tanto extraña. Quizás tú también pienses que no puedes amar a tu mejor amigo. Pero querer no es algo que yo experimente con SeHun. Querer es mucho menos de lo que yo siento en realidad.

—Somos… como hermanos. —dijo él, y asentí.

—Nunca tuvimos ninguno, así que creo que nos merecemos uno. —él se rió.


—Entonces, eres mi hermanito, KyungSoo. Y yo lo soy también para ti. Siempre serás mi ojón. —arrugué el ceño.

— ¿Ojón?— dije, y me separé de él.

—Claro, pero son lindos. —puse mala cara y él se rió de mí.

— ¡Claro! Y tú eres un tonto, eso sí que es más difícil de remediar que unos enormes ojos. —dije, y él se encogió de hombros.


—Estoy empezando a pensar que ser tonto tiene sus ventajas. —nos reímos largo y tendido. Mientras veíamos las estrellas. Luego mi tío llamó a SeHun.

— ¡Hey, SeHun! YunHo ya se va. —entonces nos miramos.

—Ya tienes que irte. —le dije, y le pasé una mano por el enmarañado cabello rubio.

— ¡Arg! Que fastidio. Mañana nos veremos ¿Si?— asentí.

—Claro, recuerda traer a los demás, quiero verlos. —SeHun hizo la seña del OK y nos pusimos de pie.

YunHo ya estaba afuera, esperando a SeHun y charlando con el tío.

—Entonces, hasta mañana, KyungSoo. Y recuerda hacerte respetar en esa escuela de ricos. Tú podrás con ellos. —suspiré. La verdad era que “poder con ellos” era una frase muy difícil de hacer realidad, pero al menos daría lo mejor de mí en cuestiones académicas.

—Lo haré. —dije, y él me besó la mejilla.

—Entonces… adiós. —y se fue por las escaleras hasta que ya no pode escuchar sus pasos. Luego lo vi doblar la calle y perderse en la oscuridad. Me quedé un rato más contemplando las estrellas. Hasta que se hizo tarde y entré a la casa.


Cené con tío JaeJoong mientras hablábamos de muchas cosas, y luego me fui a dormir. Mi uniforme descansaba sobre un gancho en el armario. Era elegante. Un  Pantalón negro  y una camisa manga larga, de una tela realmente suave con corbata roja en el centro. Los zapatos eran finos, el saco igual; todo era caro. Y todo era un regalo especial del instituto. La beca completa es una beca completa. Así nos dijeron los directivos. Recordé que hace exactamente dos días que había llegado a Seúl. Extraño a mis padres, pero ellos entenderán que esto es lo mejor para mí. Mi sueño siempre fue… convertirme en un gran doctor, y sólo aquí puedo recibir la mejor instrucción. En la ciudad.

Los deberes y mi mochila, en la silla del escritorio, parecen sombras que se recortan en la oscuridad de mi habitación. Ya estaba listo para abandonarme al sueño. Pero no pude olvidar las palabras de JongIn…

Te comerán vivo…

Esperaba apartar esa idea de mi cabeza lo antes posible. No iba a sentirme intimidado otra vez. Ya no. En secundaria me sentí intimidado por los abusones, por los chicos populares, por los pervertidos. Pero tenía que salir de mi madriguera y enfrentarme a ellos algún día. Creo que soy lo suficientemente maduro para sobrellevar las cosas.
Con esa idea, me quedé dormido…



-*-



¡Ash! Maldito despertador. Ya es hora de ir a la escuela. Me levanto de la cama y, perezoso, me dispongo a darme una ducha. Escucho un toc, toc en la madera.

— ¿Quién es?— dije, mirando hacia la puerta.

—La sirvienta. Vengo a dejar el uniforme, joven JongIn. —ah… era Song Qian. Bueno, pues que pase.

—Adelante. —ella abrió la puerta. Le sonreí traviesamente mientras entraba, distraída, dejando la ropa en la mesita de al lado.

—Aquí lo dejo joven Jong…

Se quedó de piedra en frente de mí. Yo ladeé mi cabeza fingiendo que no sabía a qué venía su sorpresa. Abrió mucho los ojos y enseguida se puso del color del granate. Suspiré.

— ¿Qué pasa? ¡Oh! Te refieres a cómo estoy vestido. Pues… siempre suelo dormir en ropa interior. —le dije, con aire inocente.

— ¡Oh! Lo siento mucho, joven JongIn. —salió de la habitación hecha una bala, murmurando disculpas por todo el pasillo. Me reí un poco.
Disfrútalo, Song Qian. No todos tienen la fortuna de verme en ropa interior por la mañana. Pero en fin… el uniforme. Tengo que ducharme. Diablos, todavía me duele la cabeza. Estoy cansado. Ayer la cena con Byun fue un verdadero martirio.

¡Aww, JongIn!

¡Qué lindo, JongIn!

¡Genial, JongIn!


Daban ganas de darle un golpe al chico. En serio no sé de dónde rayos saqué la fuerza de voluntad o la paciencia para seguir sentado en la misma mesa con un chico que sólo hablaba de mí, como si fuera un Dios o algo así, lo cual podría llegar a ser cierto, pero que no dejaba de fastidiar después de la millonésima vez. La cena fue de lo más aburrido. De entre las tonterías que dijo, sólo recuerdo algo sobre que él y los chicos van a montar un número musical para la clase de Ingles. Que él era la cantante principal, y que le iba mal con los diseños que su madre le pidió para la nueva temporada.

También me habló de la frustración de que su madre le dijera que sus ideas no eran muy brillantes; la pura verdad, pero que le dolía más que nada. Al final, sólo su padre reconocía su talento con las flores, pero él no podía ser un simple florista. Podía llevar a cabo ese trabajo sin problemas, tenía un don natural para la estética floral y todo eso, pero su madre quería introducirlo en el negocio de la moda.

En fin… un caso perdido. También lo noté triste. Su madre no dejaba de decirle que tenía que esforzarse más.

¡Al menos ella le decía que se esforzara más!

Sabes que mi padre ni siquiera me nota. Yo daría lo que fuera porque me presionara, y con ello, me tomara en cuenta.
Si estudiamos todo eso, Byun la tiene fácil. Sólo que no tiene talento.
Aunque ambos vivimos frustrados y eso ya es un alivio. ¡Al menos hay alguien que está en las mismas!

Después de ducharme con agua bien fría para despertar, bajé a desayunar. Hoy mi padre estaba en el comedor. Últimamente lo veía en las tres comidas del día, cosa extraña. El casi nunca está en casa. Ahora venía lo más emocionante. La noticia…

—Come bien, JoonMyun. Quedarás exhausto sólo de mirar. —di los buenos días y mi hermano se detuvo a mirarme.

—Buenos días, JongIn. —dijo, alegre. Mi padre ni siquiera respondió mi saludo. Song Qian me sirvió la comida. La miré. El rubor de su rostro había desaparecido, pero se notaba ansiosa por desaparecer. Cuando estaba mi padre, este siempre me trataba mal. Y cuando eso pasaba, yo siempre la miraba a ella, para ver si se burlaba de mí. Ella ocultaba la mirada, quizás riéndose por dentro, o teniéndome lástima. ¡A mí! Aunque sea su superior. Ese tipo de cosas las odiaba.

Ella se retiró y después mi hermano me preguntó…

— ¿Qué tal te fue en tu cita?— dijo, siempre intentando que él y yo tuviéramos una “buena comunicación entre hermanos” Basura que ve en los canales de plebeyos.

—No fue una cita. —dije, molesto. Aunque luego pensé que era un buen comienzo para introducir el tema a mi padre.

— ¡Oh! Yo pensé que sí. Entonces fueron cómo amigos ¿No? Padre, JongIn invitó a Byun BaekHyun a una cena el día de ayer. —cuando salí de casa esa noche, JoonMyun se dio cuenta que iba a una cita, por la ropa que usaba y porque BaekHyun se la pasó telefoneando a casa.

—Hum. —eso fue todo lo que mi padre dijo al respecto. Mi hermano parecía incómodo. Él, en vez de ayudar, me lo estropeaba todo.

—Padre, te tengo noticias. —él me miró desinteresado.

— ¿Qué?— y volvió a poner el periódico frente a él. Eso me hizo sentir un poco triste.

—Pues… —dije, nervioso. Mi hermano nos miró de manera alternativa, hasta que le arrebató con cuidado el diario a nuestro padre para que me pusiera atención.

—Deberías escuchar lo que JongIn tiene que decir. —dijo en tono amigable. Mi padre arqueó una ceja.

— ¿Y bien?— dijo, por primera vez centrando su atención en mí. Sólo espero que JoonMyun no espere un “gracias” más tarde, porque no se lo daré.

—Ayer, en la cena con Byun, hablamos sobre el nuevo producto de la empresa. ¿Recuerdas que dijiste que necesitabas que ellos aprobaran el proyecto de hace una semana? Pues lo he convencido de que le hable a su madre sobre elegirnos a nosotros para ponerlo en marcha. Al final le dije que nosotros podríamos ofrecer mejores resultados que los Park. —todo mi cuerpo se tensó, esperando una respuesta. Después de un silencio de suspenso, me habló.

—No digas estupideces, JongIn. Aún si hubieras convencido al hijo, eso no hará que su madre nos elija. Ese tipo de cosas se discuten directamente con quien tiene el poder, no por medio de un niñito. —bajé la mirada, herido pero enojado.

Empecé a comer deprisa, sin decir una palabra. JoonMyun me miró por un segundo, pero como vio que no quería que interviniera, se limitó a mirar a mi padre con decepción.
Luego, apenas cinco minutos después, llegó el contador de mi padre. Un pervertido de clóset llamado ChangMin.

—Muy buenos días, mi señor. —dijo con ridícula solemnidad.

— ¿Qué pasa?— dijo mi padre, mientras bebía café.

—Le tengo excelentes noticias. Esta mañana nos acaban de telefonear los Byun. ¡Al final se han decido por nosotros! Ya sabe cómo es la señora Byun. Al parecer el joven BaekHyun le ha hablado sobre seguir nuestro proyecto. Dijo que cumpliría los deseos de su hijo y que confiaba completamente en nosotros, y en que los resultados serían fructíferos. Es decir, ¡hemos ganado a los Park!— dijo emocionado. Me dio un vuelco al corazón. Mi padre se tensó y abrió mucho los ojos. Luego me miró a mí con incredulidad. Recuperó la compostura y se aclaró la garganta.

—Bien, ya te puedes marchar. En la oficina discutiremos los pormenores. —dijo, y ChangMin se marchó.

— ¡Vaya, JongIn! Buen trabajo. —dijo mi hermano. De nuevo con su vulgar sonrisa y sus ridículas muestras de afecto, golpeándome el brazo con el codo.

Miré a mi padre, ansioso, esperando que me hablara.

—JongIn… —dijo él. Fue como en una película de suspenso. ¿Lo has notado? Cuando ya va a pasar lo grande y abres los ojos como platos, con el corazón latiendo a mil por hora. Esperando que suceda lo increíble.
En mi caso, lo increíble son unas sencillas palabras. Sólo eso. Vamos… que me lo diga.

— ¿Sí?— dije, un poco nervioso. De repente me dio calor.

—Sigue así, si lo haces, algún día conseguirás tantos contratistas como JoonMyun. —y dicho esto, se levantó de la silla, tomó el portafolio y se fue. Sin decir nada más. Sin mirarme. Sin sonreírme. Fue como romper un cristal en mi interior. Algo estaba despedazado. Casi pude escuchar el crack del vidrio dividirse en mil pedazos.

Mi hermano se quedó en silencio. Apretando los puños. Odiaba su maldita actuación; como si verdaderamente le doliera que mi padre me tratase así.

—JongIn, yo… creo que lo hiciste muy bien. —Dijo muy serio. Esa fue la gota que derramó el vaso. Perdí la paciencia. De un manotazo arrojé la copa de cristal con el jugo de Naranja y me levanté de la silla.

— ¡Por supuesto que no!— dije pegando un grito, y salí corriendo.

Él me llamó, pero yo no volvería la vista atrás. Abrí el garaje y subí a mi Porsche. Estaba rabioso.

Conseguirás tantos contratistas como JoonMyun…

¿Eso es lo más que pudo haberme dicho? ¡Mejor no hubiera dicho nada! ¡Arg! Conduciendo a 280 me voy a matar, pero no importa. Me salto varios altos, la gente me hace señas obscenas, pero me importa un bledo.
¿Tú… me entiendes?

Es decir, puse todo mi empeño con el rubio tonto y lo que me gano es una respuesta tan floja y usando ese nombre que odiaré hasta la muerte. JoonMyun esto, JoonMyun el otro, sigue así y serás como JoonMyun. Como si verdaderamente quisiera parecerme a ese tonto. ¡Pfff! ¿Qué espera para irse a África o a la India? ¿O a cualquier lugar lo suficientemente lejos para hacer su ridículo labor social y desaparecer de mi vida?

Pero no… seguirá allí. Restregándome en la cara que es mucho mejor que yo. Que se gana el reconocimiento de mi padre haciendo nimiedades. Cosas que le gustan. A veces deseo que sea un pobre plebeyo, ya que le gusta esa vida y los idolatra como si fueran la gran cosa.

Ojalá… ojalá fuera un pueblerino como Dodo. Sí. Ambos podrían vivir juntos en una choza y morir de hambre en Alaska, bien lejos de mí.
Pero no. Tranquilízate, JongIn. Los demás no deben saber cómo te sientes. Recuerda la máscara, la máscara de que todo va de perlas en tu vida, la máscara de que eres siempre feliz…

Respira hondo: una, dos, tres veces… Piensa en cosas que ames. Sí, cosas que ames. Dinero… hermosos billetes. Sí… ya me estoy calmando. Sigue pensando cosas que ames, JongIn. Ahh, autos convertibles, viajes a Europa, personas que griten cuando te vean, sí… ya lo estoy olvidando.

Ahora piensa en cosas lindas, cosas lindas.

¿Eh?



Me paro en seco, en una esquina; el freno hace chirriar las llantas y la gente de la calle me mira extraño. ¿Pero qué diablos? Dije cosas lindas y yo pienso en… ¡¿Dodo?!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).