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:Sangre Hibrida: por DionSan_95

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Notas del capitulo:

Hola a todos mis lectores, espero que se encuentren bien en esta cuarentena, que estén sanos y con sus familias. No ha sido un buen año para nadie, así que espero que en verdad se encuentren bien.

 

Había mencionado en ocasiones anteriores que de este fic tengo mucho material y es totalmente cierto, la razón por la que no había actualizado más de este es porque creí que podía actualizar de otros, pero al final termine con un horrible bloqueo y decidí por enfocarme en este. Además de que en esta cuarentena me eh tomado la libertad de escribir mucho, más de lo que debería XD. Así que me dije que sería buena idea que publicara lo que tengo de este fic, al menos para que lo disfruten. Tengo obviamente más fics de otros Fandoms, pero Sangre Hibrida será el único que actualizare, tengo un bloqueo horroroso con mis otras historias.

 

Sin más preámbulos, disfruten de este capítulo.

Sangre Hibrida

 

Capítulo 11: Vampiros vs Cazadores

 

 

Los rugidos a la lejanía sonaban parecidos a truenos y el cielo se prendía en varios colores. Koganei sintió miedo, sus sentidos sabían lo que pasaba, aun estando tan lejos los podía escuchar con claridad…

 

Dio un respingón al sentir una mano en su hombro y miro a su compañero sonreírle para tranquilizarlo.

 

- si lo sé, tenemos que encontrarlo primero… pero me pregunto que habrá sucedido y si ellos estarán bien – el mayor asiente con la cabeza mientras mantiene su sonrisa tranquila, ese pequeño gesto hace sentir mejor a Koganei. Poniéndose de nuevo en su tarea comenzó a olfatear por algún rastro – aun no puedo olfatear a Kuroko, está muy húmedo y pierdo el rastro… ¡maldición!... el suelo esta pantanoso, la lluvia no ayuda en nada – se queja al atorarse su pie en un espacio empantanado. Se detuvo para poder sacarlo cuando su otro pie cedió bajo el resbaladizo suelo, llevándose con él a Mitobe.

 

Ya Koganei veía su cuerpo adolorido, ese barranco era muy empinado.

 

Sintió como lo sujetaban de la cintura y sus pies colgaban, cuando abrió los ojos se encontraron con Mitobe. El más alto sujeto con fuerza una rama de un árbol cercano, con la otra mano agarro firmemente a Koganei, parando la caída… con la gran fuerza que el mayor tenía ayudo al más bajo a subirse al árbol y así ambos pudieron sujetarse. Respiraron más tranquilos cuando se pusieron a salvo - gra… -

   

Mitobe rápidamente le tapa la boca y haciéndole una seña de que guardara silencio lo empujo contra la raíz del árbol. Pronto unos pasos se escucharon sobre sus cabezas… como una marcha sincronizada, se detuvieron no muy lejos de ellos, por la abertura entre una de las raíces y la tierra, ambos cazadores pudieron ver que eran un escuadrón de guardias bastante armados y entre ellos pudieron reconocer una cabellera celeste…

 

Kuroko miraba a los sujetos que llegaron muy poco después de que Satsuki le hubiera jugado sucio junto a ese chico castaño. Había caído como un completo tonto en la trampa de la ninfa, aunque jamás se imaginó que siendo la peli rosa tan orgullosa se pudiera aliar justamente con esas criaturas rastreras. Miro al supuesto chico dulce ponerle unas esposas que suprimían su magia, en su rostro no se reflejó nada, pero estaba molesto.

 

- ya le quite su cetro… no veo que sea necesario el ponerle las esposas – le dijo a Momoi quien admiraba como una niña pequeña el objeto tan majestuosos que el brujo cargaba consigo todo el tiempo.

 

- él no es un hechicero común, aun que le quites el cetro se librara de nosotros si le damos la oportunidad… esas esposas son necesarias – le dice sin quitar su mirada del objeto en cuestión. – no es bueno subestimarlo, Ryo-chan –

 

- así que si encontraron al sujeto – el que parecía el comandante se adelanta a los demás y se acerca al castaño – bien hecho Ryo –

 

- gracias Susa-san, pero si no fuera por Momoi… - el mayor le quita la cadena de sus manos y arrastro con él al peli celeste como si de un perro se tratara, importándole muy poco lo que pudiera decir después.

 

- no gastes tu saliva… esa mujer no los debe –

 

Momoi mira al sujeto que arrastra a Kuroko contra su voluntad, tratándolo como un vulgar prisionero. Siente la mirada del hechicero sobre ella y se siente juzgada… ella lo amaba y lo había engañado, de nuevo.

 

- lo siento Tetsu-kun… esto es por el bien de Aomine – Kuroko no dice nada y es arrastrado al paso del más grande – ¡oye!... ¡trátalo bien! –

 

- tu no me das ordenes Ninfa – jalo sin consideración las cadenas de Kuroko, él no se quejó aunque sabía que ese maltrato haría estragos en su blanquecina piel.

 

- no busco tu simpatía, con tu obediencia me basta – Momoi sonrie, divertida y maliciosa. Susa iba a refutar, pero ella siguió – o por algo estas aquí… ¿no es así Ryo-chan? - la pregunta tomo al castaño desprevenido, temblando un poco, aquella ninfa le metía en muchos problemas... Susa no se veía de buen humor.

 

Afortunadamente el hombre solo bufo y siguió su camino, dejando la discusión hasta allí.

 

Sakurai suspiro aliviado, Momoi era maquiavélica a pesar de tener esa apariencia angelical, era alguien que le gustaba manipular y mover los hilos de las personas a su voluntad. Sin su aviso sobre el encantamiento y la manera de ver a través de él, posiblemente hubiera terminado como un zombi, caminando sin rumbo fijo por el bosque, sabia sobre la manera más efectiva de atrapar a ese hechicero y de seguro tendría razón sobre la reacción de Aomine… aquella mujer daba un poco de miedo.

 

Aunque no tanto como ese brujo.

 

Se llevó una mano al cuello pasando su palma por sobre la cicatriz, parpadeo un par de veces cuando sintió una mirada sobre él. Observo por el rabillo del ojo a ese hechicero que lo miraba, su cara cambio a una de preocupación. Kuroko Tetsuya era lo que parecía, una persona débil… ¿entonces por qué lo ponía nervioso?... no quería esa mirada sobre él, parecía ver a través de ti y descubrir tus secretos…               

 

 

-.-                                                                                                                        -.-

 

 

Abrió los ojos y pudo ver humo y llamas a su alrededor, intento ponerse de pie pero su cuerpo dolía… todo sucedió tan rápido que no podía recordar muchos detalles.

 

- sigues siendo un debilucho, Kagami –

 

Apretó los dientes, con rabia, podía reconocer esa voz donde y cuando fuera. El mayor no había cambiado en todos esos años, seguía siendo el patán arrogante de siempre.

 

- Ao… mine… - A Kagami no le importo que fuera muy probable que todos sus huesos estuvieran rotos, se logró poner de pie, la sangre le recorría todo su desnudo torso, tenía cortadas profundas que parecían hechas por largas garras. Había peleado con ese sujeto, pero su mente no recordaba nada desde que salió volando del castillo. – ¡Te matare! –

 

Su mente hacia lo que quería, abalanzándose contra el mayor, pero solo le tomo un parpadeo para perder de vista al mayor, para cuando se dio cuenta sintió como lo jalaban al piso y como el pie del moreno se enterraba en su estómago, empapándose de su sangre, abriendo sus heridas.

 

- ¿Cómo me vas a matar si ni siquiera sabes controlar tu forma de dragón? – Pregunto irónico mientras sujetaba al menor por sus rojos cabellos y lo obligaba a mirarlo – creí que después de todo este tiempo te habrías vuelto fuerte… te dije que no te atrevieras a enfrentarme siendo débil Kagami – arrogante sonrió, estrellando el rostro del pelirrojo contra el suelo con fuerza y por si fuera poco termina por pisotearla, embarrándole el rostro en el suelo húmedo de sangre y hollín – tu fuego no es suficiente, aun no eres suficiente –

 

Entre los dragones no había clemencia para el perdedor.

 

Aomine miro por unos segundos al pelirrojo arrugando el entrecejo, a pesar de que su sangre estaba por todos lados, el hedor a quemado y la tierra húmeda no podían desvanecerlo, Kagami aún tenía ese olor atado a él. Le provocaba arrastrarlo en mierda a ver si se lo quitaba… Dio media vuelta, desechando su idea anterior, la pelea había sido asquerosamente fácil y estaba hasta un poco irritado que el pelirrojo le haya hecho perder el tiempo.

 

- tu… no, vas a… ninguna… parte – pero Kagami no era de rendirse. – yo… te mataré – sujeto el tobillo del mayor para detenerlo.

 

- jejeje… siempre lo dices, y siempre te doy una paliza… aun cuando éramos pequeños –

 

- ¡cállate!... – su cuerpo se calentó lo suficiente como para poderse levantar e ir contra el otro de nuevo. Aomine sintió las manos de Kagami apresar su cuello y no hizo nada al respecto, mirándolo con aburrimiento.

 

Aomine le mira con esa furia que siempre se había cargado desde niños, siempre apresurado, tonto, inmaduro… ¿Por qué él? ¿Por qué siempre era el que se quedaba con todo lo que le pertenecía?... pronto una furia comenzó a brotar, sujeto los brazos contrarios con fuerza y comenzó a separarlos de su cuerpo lentamente, mientras que le miraba con odio, había algo aun que Aomine le molestaba de ese debilucho, como una pequeña espina en el pie que no había podido sacársela, una espina que con el tiempo lo había infectado y consumido.

 

– Kagami… ¿Dónde lo encontraste? – La sonrisa arrogante se borró al pronunciar las últimas palabras que el pelirrojo no entendió muy bien - ¿Por qué él estaba contigo?... – Kagami trato de zafarse, pero este lo tumbo al suelo de un soplo movimiento – ¿Por qué te escogió a ti de entre todos como mi remplazo? – mostrando los dientes en una furia contenida, las palabras llevaban reproche.

 

Allí estaba, el verdadero rostro de Aomine Daiki.

 

- Aomine… ya es suficiente –

 

Imayoshi llego a ellos con una sonrisa prepotente. Supuso que todo aquello terminaría de esa manera, tenía bastante gracia que todo saliera como lo esperaba.  

 

- déjame en paz lunático… ya te dije que no me uniría a ti – rugió sin siquiera mirarlo, a sabiendas que el vampiro se encontraba allí solo por él – no tienes nada que me interese -

 

- ¿eso crees?... por qué te tengo un pequeño presente  – movió una de sus alas dejando ver el pequeño presente.

 

Ambos pares de ojos se quedaron atónitos, Kagami le mira de pies a cabezas, era Kuroko, amarrado por unas esposas y llevado como un perro por ese asqueroso vampiro…

 

- Aomine-kun – Fue tan solo el sonido de su nombre entre esos labios lo que disipo toda esa aura asesina del ambiente.

 

Aomine suelta a su presa, perdiendo el interés inmediatamente, comenzando a acercarse a ese cuerpo menudo. Sus miradas se encontraron finalmente, no tenían muchas palabras que decirse, la última vez que se vieron no quedó en buenos términos. Aomine no tenía una expresión muy diferente, pero en definitiva había algo en sus ojos que aparecía cuando miraba a Kuroko, algo que ni el mismo conocía… o tal vez si, solo que no quería admitirlo.

 

- tiempo sin vernos, Tetsu – el dragón fue el primero en romper el hielo – no has cambiado nada –

 

- desafortunadamente, tu tampoco, Aomine-kun – El peli azul iba a acercarse al más bajito cuando un brazo lo detiene, Aomine afila su mirada hacia Imayoshi.

 

- veras teníamos un trato… Aomine, ya tengo algo que te interesa… ¿Qué dices ahora? –

 

Muchas cosas pasaron por su mente en ese momento, la primera era mandar todo a la mierda y llevarse a Kuroko, pero no era tan sencillo en realidad, otra es mentir, mostrar desinterés por el hechicero podría librarlo de problemas futuros… pero Kuroko estaba allí, a cinco pasos de él.

 

- espera… un minu… to… Imayoshi… - Kagami había sido olvidado. Demasiado obstinado para su bien, no pensaba dejar las cosas así. Se levantó con mucha dificultad, la herida de su abdomen era grave y debía sujetarla para que la sangre no se derramara a borbotones – me… dijiste…que me lo devolverías –

 

- solo si ganabas… y no lo hiciste –

 

Aomine rueda los ojos y va de nuevo con el pelirrojo, solo para volverlo a tirar la piso, pero esta vez se sienta sobre su espalda. Le gustaba humillarlo.

 

- ¿y si te digo que no me interesa tu trato? – Imayoshi no quito su sonrisa en lo más mínimo, sabía de ante mano que Aomine no aceptaría ningún trato que lo ate a nada, después de todo formo parte del círculo más poderoso de criaturas nunca antes vistas.

 

Pero Imayoshi tenía métodos más ingeniosos para persuadir si su viperina lengua no funcionaba.

 

Sujeto al más bajito por el cuello, tocando con sus filosas uñas la blanca piel y acercando su rostro al más bajo. Era muy bueno leyendo a otras personas, Imayoshi era el rey de la manipulación y el engaño.

  

- si no lo quieres está bien pero en realidad pase algunos problemas consiguiéndolo… ¿Qué hare contigo? – Paso su dedo índice sobre el fino cuello, presionando y sacando un poco de sangre – no puedo detectar su olor, eso no es atractivo en ningún alimento… y dicen que la sangre de los brujos es un asido venenoso para nosotros, así que este sujeto es realmente inservible - 

 

- ¡suéltalo! – Grita con fuerza, no iba a permitir que mataran a Kuroko, mucho menos por culpa del idiota de Aomine - ¡suéltalo asqueroso Vampiro! –

 

- Kagami-kun – Kuroko le mira con impotencia ¿Por qué no podía quedarse quieto? ¿Qué no veía que se hacía daño?, la sangre que recorría su cuerpo, las anteriores heridas abiertas. Aomine lo había dejado hecho nada… - yo… lo siento – no puede acercarse a ayudarlo, las cadenas lo atan.

 

- de que te disculpas idiota – Kagami le sonrie, pero la tos hace que detenga sus palabras, brotando sangre de sus labios. Aun al borde de la muerte, Kagami era extremadamente amable.

 

- es verdad Tetsu… no te disculpes por la debilidad de otros – Aomine lo interrumpe pateándolo. Kagami cae al piso en el intento de levantarse, pero el peli azul lo empuja con su pie evitando que hiciera cualquier movimiento – está bien Imayoshi… -

 

- ¿eh?... –

 

- iré contigo, pero me entregas a Tetsu… en una pieza – su mirada se volvió amenazante hacia el pelinegro y este sonrió sin importarle mucho.

 

- lo tendrás… ahora vámonos… pronto el verano terminara y el cambio de estaciones es pesado para nosotros los vampiros – libero la garganta del menor y vio que el sujeto no hacía nada. Parecía que no tenía miedo a morir, eso sí que era interesante, trato de ocultar su sonrisa sínica… pues una idea algo macabra le llego a la mente - encárgate de ese dragón, no quiero cazadores persiguiéndome con algo como “eso” como arma –

 

- eso no me lo tienes que decir – sus pupilas se cerraron al ver al pelirrojo que aun luchaba por intentar escaparse, tenía ganas de aplastarlo como a una cucaracha… – déjame aclararte algo… Kagami – con una mano apretó el cuello del pelirrojo alzándolo por sobre su cabeza, apretó la garganta y el otro escupió sangre. Pero seguía mirándolo con rabia y ganas de matarlo… Kagami jamás aprendía la lección – deja que yo me encargue de Tetsu, no puedes hacer nada por él… no puedes hacer nada si quiera por ti mismo –

 

- Aomine-kun, déjalo ya… - pero aquello solo irrito más a Aomine.

 

- Ku… Kuroko – Kagami no quería que Kuroko lo viera así.

 

- ¿de qué hablas? –

 

- ya ganaste… ¿no es así? – avanzo hasta lo que las cadenas le permitieron – no vale la pena si quiera matarlo, yo solo lo use para llegar a ustedes, lo use para que me llevara a ti… perdió y ya no vale la pena siquiera darle el honor de morir… sus heridas son profundas, morirá de todas maneras – Kuroko no vacilo en sus palabras y no mostraba arrepentimiento.

 

El cuerpo del pelirrojo cayó estrepitosamente al piso y Aomine le dio un golpe más para que no se atreviera a seguir quejándose. Miro al hechicero, quien lo miraba serio y con ojos de rencor, Aomine conocía bien esas expresiones, llevaba conociendo a Kuroko por muchos años y sabia diferenciarlas, se acercó tomando con una se sus manos del rostro del peli celeste para que le mirara solo a él.

 

- será la última vez que haga algo por ti – le dijo muy bajo y Kuroko desvío su mirada molesto. Esa testarudez no lo desanimaba por el contrario le era estimulante, con una sonrisa de lado paso su pulgar por los pálidos labios del hechicero, inhalo su sutil aroma, aprovechando la cercanía para luego sujetar la cadena del chico y romperla – él no es ningún perro – le dijo a Imayoshi. – si quieres desacerté de él hazlo tú mismo –

 

Aomine ya no quería saber nada de Kagami, así que sujeto al peli celeste de la cintura y extendió sus alas para agarrar vuelo.

 

- ni se te ocurra irte muy lejos… aún tenemos a Momoi con nosotros – Imayoshi le recordó y el moreno bufo. 

 

Kagami lo observo todo sin poder hacer nada, no podía mover ninguna de sus extremidades y aun que se intentara arrastrar hacia ellos, no podía alcanzarlos, no importa cuánto estirara su brazo, no importa si sus piernas se alargaban para llegar más lejos… Kuroko estaba fuera de su alcance.

 

- ku… ro… ko – recibió una mirada de esos ojos celestes antes de despegar y no poder verlo más – no… ¡no! – aun lleno de sangre, aun con las heridas abiertas, aun con todas sus desventajas quería recuperar a Kuroko, rugió y a pesar de poder ahogarse en su propia sangre o poder causarse un daño permanente se levantó…  

 

Imayoshi le miraba con aburrimiento, toda esa escena no causo más que nauseas en su frio corazón. Ya Aomine se fue, y ese hechicero también, solo quedaba ese extraño chico que tenía la mirada perdida, su fuerza de voluntad era tanta que obligaba a su cuerpo a responder aunque ya debía estar desmayado.

 

Cualquiera vería eso como una pérdida de tiempo, sin embargo nadie veía las cosas como lo hacía Imayoshi… no había apostado por Kagami porque supiera que perdería, ese chico de verdad tenia talento en bruto, lástima que ya no tendría el tiempo suficiente para aprovecharlo.     

 

- y yo creí que era bueno manipulando… pero ese Hechicero, es otro nivel – Kagami intentaba aun arrastrarse mientras el otro hablaba – sabes que no harás nada más que a lastimarte más… –

 

- ca… callate –

 

- ¿sabes?... ya sabía el resultado de esa batalla en cuanto comenzó… tu aun no controlas tu forma de dragón, eso es una lástima… porque capaz si hubieras dado la batalla y capaz fueras tu él que estuviera en el lugar de Aomine, en vez de… esto – le señalo todo, pero este parecía oídos sordos tratando de avanzar a una dirección incierta – ver a dos Híbridos pelear fue un espectáculo fantástico, eso te lo debo… no creo que vayas a morir en vano – se hinco y unió sus cinco dedos dejando la forma de una daga filosa – lo único que me da lástima es acabar con alguien con tanto potencial como tú –

 

La sangre broto de su brazo, deteniendo sus movimientos por un segundo retrocedió, alejándose del dragón. Su mano había sido cortada ágilmente y ahora solo quedaba el muñón expuesto y chorreante de sangre.

 

- aléjate de él –

 

- quien lo diría… unos cazadores defendiendo a un dragón, este día está lleno de sorpresas – tenía una vena en la frente, frustrado de que su mano le había sido arrebatado por un humano.

 

Miro a su alrededor con cautela pues de un momento a otro se vio rodeado de ellos, la chica, y sus dos guarda espaldas no eran las únicos en aparecer, estaba toda Seiren para su molestia. Imayoshi se lamentó de no haberse encargado de ellos cuando pudo.

 

La situación se volvía tensa pues ninguno de los cazadores iba a dejar que Kagami fuera asesinado, Riko sabía que comenzaría una batalla dura, pero ya había perdido a Kuroko, no se arriesgaría a perder a Kagami también.

 

Hyuuga fue el primero en atacar, lanzando una flecha directo a su ojo... cosa que a Imayoshi no le costó detener. Estos sujetos intentaban enfurecerlo y lo estaban logrando, la furia crecía en él mientras destruía la flecha…

 

No paso ni un segundo cuando más flechas fueron por él, una de ellas atravesó su brazo antes de que sus alas lo cubrieran por completo. Tenía que admitir que la puntería de ese sujeto era buena.

 

- Shun, Mitobe… rodéenlo – grito el capitán, no podían darle tiempo a que devolviera el ataque. – ¡Koganei! – el castaño asiente y se agacha, sigiloso y en alerta.

 

- ¿Qué intentan hacer? – pregunta Furihata, esta era la primera vez que veía este tipo de formación.

 

- ¡ustedes novatos!... ¡retrocedan! – dice Riko a la distancia.

 

Los tres novatos hacen caso con algo de duda.

 

Koganei va corriendo en círculos mientras rodea el capullo en que se convirtió el vampiro, siendo cubierto con ambas alas, lo rodea cada vez más y más rápido, tanto que estaba siendo difícil seguirle el paso a simple vista. Kawahara se talla los ojos y parpadea varias veces cuando ve a su senpai con rasgos muchos más salvajes. A Koganei le aparecieron unas orejas oscuras y puntiagudas que llevaba recogidas hacia atrás, sus uñas se volvieron más largas, sujetándose de la tierra con más seguridad, paso de correr en dos pernas a usar sus brazos para agarrar más velocidad… y sus dientes se ensancharon y se volvieron más filosos. Pareciendo más una bestia que un humano.

 

- Koganei-senpai… ¿Qué le paso? – Furihata abrió los ojos sorprendido… ¿Qué era eso?

 

- ¡que se larguen! – termina Riko irritada.

 

Imayoshi extendió sus alas y tomo impulso en un segundo, era todo lo que necesitaba, tenía a cinco contrincantes, dos a su espalda, dos al frente y la más lejana, la líder. El moreno no le gustaba andarse con muchos rodeas, si quería derrotar a un grupo fuerte lo único que tenía que hacer era deshacerse de su líder, esquivo varias flechas antes de salir corriendo en dirección de Riko. Estaba seguro de que los humanos que estaban atrás no podían alcanzarlo.

 

Pero cuando le faltaba poco más de un metro para matarla sintió como unas garras lo sujetaban con fuerza de uno de sus hombros, haciendo que disminuyera la velocidad, luego sintió un dolor en el costado, vio por un segundo como una mano le atravesó el vientre como si fuera mantequilla… arrugo el entrecejo… ¿Qué otra sorpresa le tenían guardada esos sujetos?... solo fue suficiente esa pequeña distracción para que no se diera cuenta del cañón del arma de la chica le apuntaba a la cabeza.

 

El disparo fue ruidoso y lleno de humo, pero pego de lleno al vampiro en la cara. Haciendo que saliera rodando a un costado de ellos…

 

- ¿estás bien?...Riko – pregunto Koganei mientras se incorporaba y se sacudía su mano llena de sangre.

 

- sí, no me logro tocar – abrió el cañón de la pistola y metió otra bala, todos sabían que tan fuerte era un vampiro, no podías aniquilarlo solo con eso – pero hay que ser precavidos –

 

Mientras el humo se disipaba la sombra altiva del sujeto se mostraba. Su sonrisa más macabra y su mirada con un brillo rojizo de venganza… Imayoshi se arrancó la capa que el disparo parecido a una bomba daño, llevándose con ella la parte superior de su camisa, dejándole un harapo rasguñado en su lugar, llevo una de sus manos a la herida que Koganei le hizo y un segundo después estaba sanada, su mano perdida llevaba más tiempo, pero al menos la sangre había parado.

 

- jeje… tienen a un cambia forma en el equipo… ¿Qué otras sorpresas tendrá Seiren? – era aterrador verlo curarse y estar de pie como si nada, no se suponía que el tiempo de curación de los Vampiros fuera tan rápido. Hyuuga no iba a esperar a un contra ataque, lanzo sus flechas para llamar la atención de Imayoshi, tal vez podían ir armando una estrategia en el proceso… pero su flecha ni lo toco, fue interceptada por otra – pero es injusto… ¿saben?... yo soy uno y ustedes cinco, será mejor aumentar la apuesta –

 

Shun arrugo el entrecejo… ¿Cómo que aumentar la apuesta?... si solo con cinco de ellos era complicado lidiar con un Vampiro, si se unían más  estaban perdidos… busco con algo de desesperación a su alrededor para poder localizar a los demás que seguían a Imayoshi, pero solo logro encontrar a uno. Estaba algo lejos, si no fuese por su ojo de Agila ni lo notaria… era un arquero, aun así era impresionante como podía apuntarles desde tanta distancia.

 

- ¡Hyuuga!... a tu derecha, tres Kilómetros, encárgate – le apunta en dirección del enemigo y el de googles asiente.

 

- así que tiene buena vista, eso es bueno para las estrategias… será mejor encargarse de él primero – miro en la dirección de Shun con algo de irritación para luego chasquear los dedos.

 

Una figura oscura apareció tras Shun, aprisionándolo con tanta fuerza que el cazador tuvo que soltar su Shoto, una de las manos le sujeto la cabeza con firmeza y la otra la mejilla… el de ojos alargados se espantó, lo iban a desnucar.

 

Un mazo negro golpeo al sujeto en toda la cabeza, haciendo que Wakamatsu se alejara de Shun y este pudiera tomar su arma de nuevo.

 

Sujeto con una mano su cabeza, el golpe le habría abierto una taja en la parte superior de su frente, haciendo que sangrara más de la cuenta. Miro al sujeto que se atrevió a golpearlo, era alto, de hecho un contrincante más decente que el anterior…

 

Mitobe giro su maso, se veía que tenía experiencia con el arma. Le envió una de esas miradas mudas a Shun y este asintió entendiendo, se levantó y corrió en dirección contraria lo más rápido que pudo, debía hacer refuerzo a Koganei, era evidente que Imayoshi era el mayor problema allí. Cuando Mitobe decía que podía encargarse de algo, así seria, él era así de confiable. Aunque a Shun le preocupaba que el moreno se quedara a combatir a un vampiro solo.

 

Cerró su puño con frustración, no podía ir a ayudar a ninguno de sus compañeros, en ese momento era mucho más importante resguardar la vida de Riko… incluso aún más importante que proteger a Kagami.

 

- Koganei… necesito que te concentres – las palabras rudas sacaron al cambia forma de sus pensamientos – ese es nuestro enemigo – saca de su cintura un arma igual a la anterior.

 

Por más que quisiera ayudar a Mitobe, por más que quisiera hacerle de apoyo a Hyuuga, el allí era el más poderoso y el más apto para proteger a la jefa . Imayoshi sonríe con prepotencia, después de todo se había equivocado y no sería del todo una pérdida de tiempo.

 

 

-.-                                                                                                                        -.-

 

 

Usaba los árboles para ocultarse en medio de la carrera, pues las flechas eran grandes y certeras, si daba un paso en falso terminaría con una de esas enterradas tan profundo que la punta saldría por el otro lado de su cuerpo.

 

Hyuuga lo podía ver cada vez mejor mientras se acercaba a su posición, el sujeto estaba tan confiado de que podía detenerlo que no se había movido un solo centímetro y aun que su carrera era rápida, esos flechas lanzadas con una fuerza inhumana lo detenían el tiempo suficiente como para que el sujeto se armara de nuevo… para colmo, mientras más se acercaba esas cosas penetraban más fuerte en los árboles.

 

Esas flechas eran el doble del tamaño de las suyas, el usaba una ballesta que le ahorraba tiempo para cargar y apuntar. Así que atacaba para poder distraerle, su ventaja la velocidad, la de él, la fuerza.

 

Una de esas monstruosas flechas termino por rosarle el brazo, mientras atravesaba la base de un grueso árbol, Hyuuga maldijo, volvió a descubrir su ubicación. Salió y apunto con su ballesta al sujeto, pero ya no estaba allí…

 

- ¡maldición!... a donde se metió - Los movimientos fueron rápidos, ya estaba tratando de que el sujeto no lo apuñalara con una de esas flechas, había aparecido justo por arriba, había trepado por los árboles, ese malnacido se conocía el lugar mejor que él, era obvio que tendría la ventaja.

 

Esquivo un ataque y logro patearlo, pero este lo detuvo con su enorme arco, sujeto su pie con un rápido movimiento y lo desequilibro. El arquero le dio un golpe tras otro intentando tumbarlo, pero Hyuuga era más fuerte que un par de simples golpes.

 

Cuando vio la oportunidad teniendo al otro a su alcance lo pateo tan fuerte que termino soltando su arco y cayendo al piso, no perdió tiempo y sujeto su flecha, clavándola en la palma del contrario, clavándolo al piso en el proceso, y con otra amenazo su cuello.

 

- Tú… no eres un Vampiro – no era muy difícil, podía tener una vista asombrosa y una puntería excepcional, incluso una fuerza que superaba a muchos… pero Hyuuga tenía mucha experiencia en combatir criaturas de mitos y ese sujeto era humano, de eso estaba seguro. Se sorprendió un poco al reconocer ese rostro que le miraba frustrado y maldiciéndolo por lo bajo. Era el mismo chico que se había disculpado mil veces por rescatar a la niña, el hongo disculpón.

 

- ¡sueltame!... ¡escoria!... - Hyuuga debía acabar con eso antes de que el chico pudiera tomar ventaja, cuando iba a dar el golpe de gracia lo escucho, haciendo que sus acciones se detuvieran en el acto…

 

Un aullido fuerte y claro resonando en todas partes hizo que el bullicio quedara en silencio total…

 

- no puede ser -

 

Entre la sorpresa el menor le dio un gancho para que se quitara de encima. Le iba a regresar el favor.  

 

 

-.-                                                                                                                        -.-

 

                                         

Sus piernas corrieron tan rápido como pudieron, eran los tres novatos más inútiles de la historia, o al menos eso era lo que sentían. Sus superiores estaban dando el cien por ciento para poder salir de esa situación, ellos tenían que hacer lo mismo.

 

- ¡vamos apresúrense! – les decía el único senpai de ellos que aún quedaba en las bancas – si no podemos sacar a Kagami de aquí entonces nos arriesgamos por nada –

 

- si… si – asintieron – pero Tsuchida senpai… ¿Qué fue ese extraño sonido? – el mayor no respondió, en su lugar se apresuró a atar unas cuerdas por los hombros de Kagami que había caído en la inconciencia, intentaban atarlo para llevárselo como si fuera una carretilla, pero pesaba toneladas.

 

- ahora no es momento de explicar… debemos apresurarnos, si aparecen más de ellos estamos perdidos – una vez teniendo al pelirrojo listo para ser llevado comenzaron a jalar de las cuerdas, era difícil llevarlo incluso entre cuatro personas. - ¡maldición!... ¡colabora Kagami! – Tsuchida tenía urgencia, sabía que mientras más tomara tiempo llevarse a Kagami más expuestos estaban a que los atacaran de sorpresa y lo más angustiante es que él no tenía instintos agudos como Koganei o Izuki, ni una fuerza abrumadora como Mitobe, ni siquiera era habilidoso como Hyuuga o cargaba con armas peligrosas como Riko, era un completo humano sin ninguna habilidad especial más que de conocimientos de hiervas curativas y algo de medicina… eso no era lo que necesitaban en estos momentos.

 

Kawahara grito al sentirse arrastrados por los pies, siendo llevado por la oscuridad y Tsuchida maldijo por lo bajo, ya habían llegado por ellos tan rápido. El segundo fue Fukuda, a quien no le dio ni tiempo de resistirse por el miedo… Furihata intento sujetarlo con todas su fuerzas y Tsuchida soltó las cuerdas para poder ayudarle, pero fue inútil, Fukuda termino por desaparecer al igual que el primero.

 

- se… senpai… ¿qué hacemos? – era aterrador no saber por dónde aparecerían, quien sería el siguiente en ser tomado o si los demás seguían con vida. Furihata no podía dejar de temblar.

 

- escucha bien Furihata… saca tu arma y ten valor – Tsuchida no era diestro en la pelea cuerpo a cuerpo, de hecho lo único que tenía como arma era un cuchillo, no muy efectivo para una pelea como esa, pero aun así lo saco y con mirada seria hacia al frente le hablo a su asustadizo kohai – no podemos rendirnos ni acobardarnos mientras los demás están batallando, aun cuando pareciera que no queda más remedio… ¿de acuerdo? – el castaño tiembla como gelatina, pero asiente y sigue el ejemplo del mayor sacando su espada.

 

Un arma simple, para alguien simple como un humano como él. En la asignatura de armas él no era el más resaltante, no tenía ninguna habilidad y aun así fue escogido para pertenecer a uno de los escuadrones más fuertes del reino. No sabía por qué, no tenía la más mínima idea de por qué de entre todos lo escogieron a él, pero no quería defraudar la confianza que le dieron.

 

Una sombra tumbo a Tsuchida de una tacleada, haciéndolo revotar en el suelo y arrastrándolo con el aun cuando este uso el cuchillo para defenderse, la rápida sombra lo desarmo y se lo llevo.

 

Furihata comenzó a hiperventilar sin saber muy bien que hacer, sin más alternativas se puso delante del cuerpo inconsciente de Kagami y empuño su espada con ambas manos, llevando sus ojos a cualquier rincón que se moviera de manera extraña, se mordió el labio inferior suprimiendo un poco el medio por dolor.

 

Pero la siguiente sombra apareció frente a él, mucho más alta y musculosa, mucho más aterradora. Un sujeto de mirada ruda, de cabellos castaños oscuros en punta le mira como si fuera un insecto mientras que acercaba una mano hacia él.

 

Reacciono más por el miedo que tenía, haciendo que su espada atravesara el abdomen del sujeto más alto, pero eso al otro no le hizo ni un cosquilleo, no cambio su expresión, simplemente sujeto la espada por el lado afilado con la palma de su mano y termino por sacarla de su cuerpo, ni siquiera hizo una mueca de dolor ante el acto, como si no pudiera sentir.

 

Y el más bajo intento retroceder, preguntándose qué tanto podía correr hasta que lo alcanzaran… sin embargo cuando tropezó con el cuerpo de Kagami se detuvo… no podía abandonarlo allí, no podía huir. El mayor le sujeto la cabeza con una de sus fuertes manos y extendió el cuello del menor, era largo y terso, sin marcas algunas y a Susa se le hizo agua la boca… tenía tiempo que no bebía sangre humana y se le hacía difícil contenerse.

 

Furihata comenzó a hiperventilar de nuevo, sabía que pertenecer a los cazadores era peligroso, pero de donde venía él era un honor vivir y morir por la causa… aunque él no estaba listo para morir.

 

Cerró los ojos con fuerzas y tomo aire, preparándose para lo peor… Un sonido gutural, un gruñido y la sangre termino esparcida por todos lados.

 

 

-.-                                                                                                                        -.-

 

 

Izuki le costaba respirar, aun así intentaba levantarse usando su espada como apoyo, la clavaba en el piso y se ponía de pie para luego volver a caer, la herida de su pierna no dejada de doler, pero la peor era la de su abdomen, justo debajo de la costilla… Maldición… dolía a mares.

 

El del ojo de águila no podía ver la situación de peor manera, él estaba casi sin poder moverse y Koganei se encontraba tirado no muy lejos de ellos, inconsciente del todo… no sabía que pasaba con los demás, pero estaba casi seguro de que ayuda no tendrían.

 

- Riko –

 

Imayoshi sonreía con malicia al tener la chica en la palma de su mano, de manera literal, su cabeza era del justo tamaño de lo largo de sus dedos, levantándola por su cráneo se preguntaba si su delicado cuello soportaría el peso del resto de su cuerpo, pero ya eso no importaba mucho, ella no seguiría con vida por mucho tiempo.

 

Riko no reaccionaba para nada, con los brazos caídos y las armas apunto de resbalarse de sus dedos, en algún momento había perdido la conciencia.

 

- sabes… sería interesante saber cómo sabe la sangre de un miembro de la realeza – hizo un sonido con su nariz y sacando una risa aterradora – jejeje… ustedes los humanos creyéndose mejor que todos, incluyendo que ustedes mismos… aunque para mí la comida sabe igual, no importa el empaque – El vampiro abre su boca y los colmillos se ensanchan, listos para destrozar esa piel delicada del cuello de la muchacha.

 

- comete esto… asquerosos Vampiro – se escucha el clic del arma y un segundo después el humo justo en frente de sus rostro.

 

La castaña es lanzada, pues esa arma quemaba como si de un metal caliente se tratara. Riko se levantó con heridas en su cuerpo y una quemadura por su clavícula y su mano izquierda, perdió su arma en el proceso, pero estaba libre de las garras de ese sujeto.

 

- ¡aahh!... esto en verdad quema – se quejó, ya sin su odiosa sonrisa encima, piso la otra pistola que había soltado entre el arrebato y la destruyo – pero ya no te queda más cartas bajo la manga… -

 

- ¿eso es lo que crees? – ironía en su voz, aunque sus compañeros estaban derrotados, ella herida, desarmada y sin ninguna posibilidad de recibir ayuda, no se rendía ni pedía clemencia, para ser un cazador se debía tener agallas. No todos los humanos tienen esa fortaleza.

 

- eres ruda, eso te lo concedo… tú y tus amigos, se ganaron mi respeto… no son simples humanos, no son siquiera simples cazadores – aun a pesar de que habían dado la pelea Imayoshi resistía, con heridas pero no era derrotado - esto llego a su fin… Aida Riko – E incluso hasta el final ella no mostro ni un ápice de miedo.

 

Un fuerte aullido hizo que detuviera sus movimientos. Imayoshi abrió sus ojos con algo de pánico, el vampiro tenía tiempo de no haber mostrado esa expresión en su rostro… pudo distinguir la silueta de una bestia no muy lejos de ellos y se alarmo.

 

Era grande, una bestia de unos cinco metros se veía al horizonte, tenía forma de un perro enorme, más grande que Nigou, más hostil… su mirada dorada brillaba, resaltando sobre esa obscuridad, aquellos ojos se fijaron en el Vampiro y gruño por lo bajo mostrando sus dientes en amenaza… A una velocidad alarmante arranco sobre sus cuatro patas en dirección de Imayoshi.

 

El Vampiro pensó en salir corriendo de allí.

 

- maldición… ¿Qué se supone que es eso? – Ahora era turno de Riko de sonreír con prepotencia – tienen un licántropo –

 

- jeje… no a cualquiera, tenemos a un alfa –

 

La bestia paso de ella y fue directo a atacar al Vampiro con una pasmosa agresividad. Abrió sus fauces y atrapo al sujeto con sus colmillos no dejando al pelinegro hacer algún otro movimiento.

 

El asqueroso olor de perro mojado llego a la nariz de Imayoshi, era de esperarse su reacción después de que se diera cuenta que ahora su batalla no eran con simples humanos, ni siquiera con un simple cambia forma, no, era un sucio y enorme Hombre lobo de cinco metros. Sus brazos apenas detuvieron a la bestia. el enorme perro fue sujetado por el hocico evitando que le clavara sus fauces, una vez que un hombre lobo te tenia no te soltaba hasta lograr desmembrarte alguna parte del cuerpo… y como si fuera poco esa asquerosa saliva tenía algo que naturalmente hacia que su regeneración fuera más lenta.

 

En definitiva el Hombre lobo era el enemigo natural de un Vampiro.

 

- GRRR – la bestia no se quedaba quieta, tratando de forcejear el agarre y abriendo y cerrando el hocico contra Imayoshi… salpicando sangre en el proceso… ¿Cuántos de sus hombres se había cenado?... ya no importaba, él no debía ser el siguiente. Uso su codo para intentar alejarlo, pero al descuidar su hocico el animal termino por morder una de sus alas.

 

- aléjate… ¡maldito animal! – un golpe término por alejar al Lobo unos metros, Imayoshi se había enfurecido.

 

Mientras que la bestia se ponía sobre su cuatro patas, dejo caer la piel arrancada de las alas del sujeto. Con una de sus alas dañadas sería muy difícil salir huyendo por los aires e Imayoshi termino por maldecir de nuevo.

 

- no… no puede ser –Izuki aún se encontraba atónito ante lo que veía. Aun después de que Riko fuera corriendo hacia el para ayudarlo a ponerse de pie – ese… ese es –

 

- sí, si… Shun no es hora de estar sorprendido… debemos salir de aquí… - una vez que estuvieron ambos de pie fueron por Koganei que aún estaba inconsciente.

 

- Riko… ¿tú lo sabias? – ella no le miro, estaba tratando de conseguirle el pulso al chico, afortunadamente lo hizo - ¡Riko! –

 

- no… pero tenía fe que el regresaría en el momento apropiado – su mirada era decidida – ahora ayúdame con Koganei – el otro asintió mientras ponía en su hombro uno de los brazos del chico para levantarlo.

 

- Hyuuga se alegrara al saberlo – comento con una sonrisa, había regresado el Izuki optimista.

 

- je… creo que es todo lo contrario -        

 

 

 

Continuara…

Notas finales:

Mucha acción, amo este capítulo por todas las escenas de acción que cree, espero que les haya gustado XD. Cada detalle y destreza de cada cazador fue emocionante, espero que les haya gustado.

 

¿Saben quién puede ser el hombre lobo?... pueden comentar con sus teorías de quien es este personaje, aunque es bastante obvio XD.

 

Ahora los adelantos del capítulo 12, que vendrá para el 19/06

 

  • - ¿Por qué sigues a ese sujeto?... Deberíamos escaparnos… y regresar con nuestro pueblo

 

  • ¿Cómo puedes decir algo así de tu propia raza con esa sonrisa?

 

  • necesitamos encontrar a Kuroko Tetsuya antes que Akashi lo haga

     


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