Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

:Sangre Hibrida: por DionSan_95

[Reviews - 27]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Buenas, buenas… aquí cumpliendo con lo prometido el capítulo 15

 

Advertencia: Sexo explícito.

Sangre Hibrida

 

Capítulo 15: Tras el rastro del Portador

 

 

- ¿Quién eres tú? – la voz de Kagami era grave y amenazante.

 

Kagami había atrapado a un sujeto encapuchado, apresándolo debajo de él e inmovilizando sus extremidades, por más que se sacudía era difícil competir contra la fuerza del pelirrojo. Riko se acercó a este y levanto la oscura capucha, revelando un rostro terso, unos ojos oscuros como la noche y una mirada molesta.

 

- Habla de una vez… anciana – apunto con su arma al rostro de la mujer.

 

¿Anciana?... como que anciana…

 

Los finos dedos de la extraña se hundieron en la tierra sin que los dos intrusos se dieran cuenta. Ni Riko, ni Kagami lo vieron venir hasta que fueran jalados bruscamente.

 

- no soy una anciana, chiquilla tonta –

 

Como si los arboles cobraran vida, las ramas se movieron en su contra y comenzaron sujetarlos con fuerza, atrayendo a cada uno a un tronco de gran tamaño, las raíces se estiraban por sus extremidades atándolos, Riko fue obligada a soltar sus armas y fue atada mucho más rápido que Kagami, quien cortaba ramas a su paso.

 

- ¿eso es todo lo que tienes? - La mujer bufo al ver que el dragón se volvía más problemático cuando comenzó a sacar su aliento de fuego…

 

- los árboles son sagrados Kagami-kun… – esa voz era la de Kuroko, de su boca había salido la voz de Kuroko. Fue un segundo en que se distrajo pero las ramas lo jalaron con fuerza contra la corteza, tapando su boca e inmovilizando su cola y sus garras. – es impresionante que cayeras con un truco tan barato –

 

En menos de un segundo un lobo de pelaje marrón salió de la maleza, saltando sobre ella a gran velocidad, era la segunda vez que era tumbada ese día. El lobo tenía el rostro de la mujer justo en frente de su hocico, gruñéndole en advertencia y mostrando sus blancos dientes.   

 

- Te tardaste mucho, Kiyoshi - Sonrió con satisfacción después de ver como el lobo se calmaba y echaba para atrás, sin lastimarla – tu corazón de pollo algún día será tu perdición -

 

- ¡¿conoces a la anciana?! –dijo histérica Riko desde el árbol donde estaba amarrada

 

- esa chica es muy valiente – con un vena entre ceja comenzó a pretar las ramas que la envolvían – o muy estúpida –

 

- puedo explicarlo Araki – el lobo ya no estaba, en su lugar se encontraba Kiyoshi, tal como vino al mundo.

 

- no necesito que me expliques nada… Seiren parece ser fuerte, considerando que lograron salir del lindero de ilusiones que cree – la mujer término por mirar molesta al hombre lobo. - hazme un favor y vístete Kiyoshi –

 

Araki le ofreció una capa larga que este no dudo en aceptar, conocía esa obsesión al orden y a la decencia que tenía la mujer. Muy diferente de criaturas como el que no les molestaba quedar en pelotas en medio del bosque.

 

- veo que no has cambiado… estricta como siempre – sonríe como si nada y la peli negra bufa, algo sonrojada de la falta de vergüenza ajena del lobo.

 

- y tú sigues pareciendo un preadolescente calenturiento, mostrándote como viniste al mundo – Araki sonríe finalmente – me alegra verte de nuevo, pequeño lobo –

 

- a mí también Araki… - el sonríe también, aun que quedaba claro que ya no tenía nada de pequeño - siento invadir tus tierras así, no se suponía… -

 

- está bien, tenía curiosidad por conocerlos de todos modos… ese Seiren del que no dejabas de hablar – sacudió de sus ropas el polvo, detestaba la suciedad y estar desaliñada, vio batirse a sus dos rehenes con ímpetu y suspiro - mj… los humanos nunca me agradaron del todo –

 

Riko observo con detenimiento ese rostro pálido y los rasgos extraños hasta encontrarse con unas marcas verdes que sobresalían por su rostro y llegaban hasta el borde de sus manos… solo existía un tipo de criatura con esas características.  

 

- es una Driada… -

 

- al menos no es una completa ignorante… - bufo, dándole la espalda a los otros dos – es cierto… pero no soy cualquier Driada. Me llamo Masako Araki… guardiana del bosque que no duerme –

 

Las Driada eran muy raras en esos sitios, por lo que se sabía, eran guardianes protectores de montañas, ríos y bosques, eso explicaba muchas cosas, como que pudiera controlar las raíces de los arboles a su alrededor o que pudiera crear ilusiones que hicieran alejar a los extraños del corazón del bosque.   

 

- nonmporta que carajofs feeash… ¡¿quéintabashhafernosh?! – rugió Kagami con la boca llena de ramas.

 

- cálmate Kagami-kun… ahora estamos en su territorio y tenemos que ser respetuosos – Kiyoshi le recomendó con amabilidad, a pesar de que se suponía que dos de sus amigos estaban atrapados, el hombre lobo no era de los que perdían los estribos con facilidad. – veras, necesito que nos guíes hacia Kuroko Tetsuya… ¿lo conoces? -   

 

- ¿Qué si lo conozco?... claro que lo conozco, un Hechicero de magia negra es un escándalo por estos días… – miro hacia el dragón de rojos colores – aunque últimamente hay sucesos más escandalosos… años de no saber nada de un dragón ¿y de repente aparecen dos?… - Kagami le mira con furia contenida - si ese chico sobrevivió a Aomine definitivamente lo quiero – Kiyoshi negó con la cabeza, no estaban allí para hacer trueque.

 

- Araki… olvídate de eso, es apenas un niño, no se controla y Aomine le pateo el trasero – no había forma que Kagami no se sintiera ofendido con eso. – Kuroko es nuestra prioridad –

 

- tú sabes que la información tiene un precio querido Kiyoshi… que estarían tu grupo y tu dispuesto a entregar por esa invaluable información – ríe con cinismo.

 

- no vinimos a negociar –

 

Siente una presión en su nuca, y por el rabillo del ojo ve a otro cazador, amenazándola con una ballesta.

 

- es por esto que los humanos no me agradan – pero ella ni se inmuto, parecía ya esperárselo.

 

- ¡Hyuuga, les dije que se quedaran atrás! – regaño molesto el castaño.

 

- ¡¿cómo esperabas que te hiciera caso?!... mira como tiene a Riko y a Kagami… tú solo saludas como si fueran viejos conocidos – le regresa el cazador totalmente indignado que se desquitara con él.

 

- de hecho lo somos – recalca la mujer.

 

- no estoy hablando contigo – a Hyuuga no le agradaba esa mujer.

 

- Hyuuga deja de ser un tonto y regresa de una vez… yo soy el único que se puede entender con ella – el capitán se sintió ofendido… ¿Qué quería decir Kiyoshi con eso? ¿Qué relación tienen esos dos?

 

- ¡pues lo único que veo es que pierdes el tiempo! –regresa molesto, y de un momento a otro, ambos se unen en una discusión.

 

- no puede ser, ¿de verdad están discutiendo en un momento así? – Riko se retuerce de la frustración, sonríe con una mueca macabra mientras una vena se posa en su cien – solo esperen que salga de aquí -

 

- no hay nada más escandaloso que una pelea de amantes –

 

- ¡Izuki!... – El chico le hace una seña a Riko para que guardara silencio, la castaña nunca había estado tan feliz de escuchar esos chistes de mal gusto – es planeado… todo esto –

 

- bueno, parte… pareciera que a Hyuuga le gustara pelear con Kiyoshi por deporte – saco una navaja y con mucho cuidado de no lastimar su pierna comenzó a cortar ramas para poder liberar a Riko – solo aproveche la distracción de los recién casados -

 

Araki se notaba hastiada por eso. El ver a esa chica y al joven de la ballesta se había acordado por que no le agradaban los humanos. Son escandalosos, impulsivos y sobre todo, muy ingenuos.

 

A Izuki le tomó por sorpresa, el sonido del movimiento de las ramas había sido opacado por el de su navaja serruchando la madera que aprisionaba a Riko, de un momento a otro lo jalaron de su pierna buena al piso, chocando su espada con la tierra y sacándole todo el aire que tenía.

 

- ¿Quién creen que soy yo?... – Araki era alguien de poca paciencia y estaba harta de los juegos infantiles de esos niños, sujeto de la cabeza al cazador que había atrapado sin el más mínimo esfuerzo y pronto varias ramas comenzaron a rodearlo y apretarle la piel.

 

- espera Araki… para, ellos se comportaran, en serio, no les hagas nada – Kiyoshi interviene rápidamente, haciendo que la mujer detuviera las ramas alrededor de Izuki. – solo dinos cuál es tu precio –

 

- ¿Qué precio les puedo poner a unos ignorantes? – Se acercó a un incauto Izuki y acaricio el joven rostro – ni siquiera saben lo que Kuroko Tetsuya significa… ¿Cómo puedo confiar en ustedes?... ¿Qué los hace diferente de los demás que solo quieren usarlo? - dio media vuelta, encontrándose de cara con el arma de Hyuuga.

 

- las guerras son provocadas por la Kiseki no Sedai – afirmo mientras mostraba el brillo de su flecha.

 

- oh, joven y tonto humano… engañado por la versión de su raza – las más falsa si se podía decir - ellos son solo un instrumento más – estuvo a punto de tocar el rostro del cazador, si no fuera porque Kiyoshi se interpuso entre los dos y le gruño en advertencia.

 

Araki retrocedió con cautela, tenía tiempo que no ver al joven lobo, pero estaba segura que si se atrevía a hacerlo enfurecer perdería una mano. No gracias, la saliva de los hombres lobos era toxica… sonrió, con aquel aire divertido, tomando ventaja desapareció ante sus ojos.

 

- ¡Maldición se escapó!–

 

- ¡Hyuuga ya basta!… ya la hicimos molestar y estamos en su territorio... si la atacamos no conseguiremos nada… déjame esto a mí – el pelinegro bajo el arma obligado por el más alto. - ve a ver como se encuentra Izuki –

 

El de googles quería refutar pero Kiyoshi endurece la mirada. A diferencia de ellos, Kiyoshi era quien sabía cómo manejarse con las creaturas como esas. Así que a regañadientes dio media vuelta, entendía lo que el más alto le decía, pero no le agradaba la idea de que le mandaran.

 

- está bien… -

 

Araki finalmente aparece con expresión algo aburrida, mirando como el chico de googles comienza a quitar las ramas de su compañero.

 

- tiene carácter – le menciona, refiriéndose al capitán.

 

- eso lo hace interesante… –

 

- no lo conviertas en tu debilidad, alfa - extiende la mano hacia un sendero que llevaba al interior de unos árboles apartados, lejos de curiosos. Kiyoshi la siguió sin chistar.

 

A medida que se alejaba del grupo las sombras que daban las copas de los arboles comenzaban a cubrirlos, hasta que llegaron a un sitio pequeño, rodeado de cinco árboles cuyas ramas que caían como cortinas… Ella se detuvo, segura que no serían escuchados en ese lugar.  

 

- ¿Cuál es tu precio? – le pregunta Kiyoshi de nueva cuenta.

 

- tu sabes como soy… me gusta hacer las cosas como se deben – saco de sus túnicas una pequeña joya de color morada, extendió la mano en frente del castaño para que lo viera claramente.

 

- creí que querrías algo de nosotros – sujeto la pequeña joya entre sus manos, observando su brillo purpura – ¿para qué quieres darme esto? –

 

- es una garantía, claro que quiero al dragón, pero antes que el deseo otra cosa y aun no lo tienen, así que te contactare cuando sea el momento… no te preocupes, que mientras tengas esa piedra contigo te encontrare –

 

- ¿esto es una broma? –

 

- ¿crees que tengo sentido del humor?… - ella le miro… no claro que no - tómalo como un pago adelantado – Araki se quitó la capucha que la cubría, dejando ver sus marcas verdes que adornaban su rostro, el cabello ébano caía sobre sus mejillas de manera rebelde, era una mujer hermosa a primera vista y tenía un aspecto salvaje, en especial sus marcas verdes que salían desde su nuca hasta terminar al borde de su rostro… sus ojos negros se fijaron en el árbol más grande de todos, el que conformaba el centro de todo y con cuidado poso sus manos sobre la corteza. la reacción fue automática… sus marcas se iluminaron con una luz fosforescentes haciendo que el árbol reaccionara a la Driada – el bosque está conectado… todos los seres vivos existen y respiran a través de estos árboles, solo se necesita saber cómo comunicarse con ellos, mientras que Kuroko sigua dentro de estas tierras, lo encontrare –

 

 

-.-                                                                                                                        -.-

                     

 

Dio un suspiro de frustración cuando la luz se extinguió bajo sus ojos, sus manos seguían dentro de las esposas y estas seguían cerradas, su magia no había servido para abrirlas.

 

- esas esposas están hechas por el metal más puro de las minas del oeste, los enanos que trabajaban allí las fabricaron… son objetos invaluables de la era de oro, ni siquiera tu eres capaz de destruirlas – no era la primera vez que Aomine entraba a su cuarto sin su permiso, aunque era la primera vez que usaba la ventana – ellas absorben tu magia, esa misma magia que necesitas para abrirlas – sonríe – es gracioso la ironía –

 

- no creí que fueras de los que coleccionaban reliquias… Aomine-kun – los grabados, el material, esas esposas valían mucho, eran de esos objetos que no se encontraban en cualquier esquina.

 

- no lo soy… se las quite a Midorima – si, eso sonaba más de Aomine.

 

Paso un minuto de silencio antes de que Kuroko decidiera continuar esa extraña conversación con su carcelero.

 

- ¿Que paso con mi báculo? –

 

- Satsuki lo tiene… sabes de su gusto por las cosas ajenas – Kuroko no lo olvidaría, a la ninfa le gustaba hacer bromas de mal gusto en ocasiones.

 

Ahora que lo pensaba, fue la ninfa la responsable de que se conocieran en ese entonces y era también la responsable de su encuentro actual. Si no fuera por Satsuki tal vez la vida de ambos fuera más sencilla.

 

- Si ya terminaste de molestar puedes irte Aomime-kun – el moreno paso sus piernas al interior de la habitación y Kuroko le dio la espalda desde su cama. La distancia entre ellos seguía siendo grande y el hechicero quería seguir manteniéndola así.

 

- ¿sabes… Tetsu? – Sabía que el moreno no se mantendría lejos, podía escuchar sus pasos acercarse y sentir su mirada sobre su espalda – esas marcas en tu nuca… no te las había visto antes –

 

Trata de ocultarlas con sus manos, pero el oji azul le sujeta las muñecas.

 

- No es nada – miente, pausado y tranquilo.

 

- si lo es… si no, no tratarías de ocultarlo – presiona su muñeca y la aparta para poder apreciarlas mejor, era fácil manipularlo con fuerza, Kuroko siempre careció de ella – esto es nuevo – símbolos oscuros se distinguían a lo largo de la pálida piel. Kuroko lo empujó en cuanto esté hizo un ademán de querer tocarlo - No creí que fuera cierto… así que al final recurriste a la Demonología… - se peinó el cabello hacia atrás con la mano y le sonrió deslumbrado – tú… aún consigues maneras de sorprenderme –

 

- Lo que hice no fue para sorprender a nadie… si lo hice fue por qué él se lo merecía –

 

- Definitivamente te subestimó –

 

- No cometas su error Aomine-kun – Kuroko no estaba muy de humor para juegos, no confiaba en Aomine y no lo comenzaría hacer ahora.

 

El más alto alzó una ceja y sonrió con prepotencia.

 

Llevo el menudo cuerpo del hechicero contra la primera pared que consiguió, puso su mano en su garganta y presiono, Kuroko ni siquiera intento quitárselo de encima… sus ojos azules metálicos le miraban con una emoción enfermiza.

 

- Tengo que admitir que tienes más bolas que muchos que te doblan el tamaño Tetsu, amenazarme sin pensar en que te puedo cortar la garganta de un solo movimiento… y tu sin poder usar tu magia, te creí más inteligente – la cola azulada se fue enroscando alrededor del menudo cuerpo del hechicero, apretándolo con fuerza.

 

Kuroko no cambió su expresión a pesar de que era el que corría peligro.

 

El sonido de la puerta abriéndose llama la atención de ambos, mirando al intruso que había entrado sin tocar la puerta.

 

Sakurai trago seco, tratando de contener sus nervios para que la bandeja de comida no se callera al suelo. Aomine Daiki estaba acorralando al hechicero, no sabía qué clase de relación tenían, pero en esa situación era difícil de creer que fuese una buena.

 

-¿Se te ofrece algo? – su tono era amenazante, lo que hizo retroceder al castaño.

 

- Ao… Aomine-san… yo, digo… eh yo soy el mozo – sus piernas y su boca se agitaron como si fueran hechas de gelatina y se le olvidaron las palabras que seguía a eso.

               

Gruño por lo bajo, irritado.

 

- deja la comida a un lado – Kuroko tuvo que intervenir antes de que el chico muriera por su propia imprudencia. – Aomine-kun, ya puedes irte -

 

- sí, creo lo mismo – retrocedió, soltando a Kuroko.

 

 

-.-                                                                                                                        -.-

 

 

El frio le estaba tocando su piel, pero no lo sentía, no mientras las caderas del contrario se movían contra las suyas, tocando en lo más profundo de su interior, haciéndolo temblar cada vez que tocaba ese punto exacto que lo volvía loco.

 

- AHH… ¡AHHH! – se mordió el labio para evitar sacar algún otro gemido.

 

- puedes gritar todo lo que quieras… nadie te escuchara – estaban lejos, y la cascada a su lado impedía que el ruido escapara.

 

- no lo hare… no te daré el gusto –

 

Imayoshi sonrió, le encantaba que ese sujeto se lo pusiera difícil. Así que lo penetro con fuerza, sacándole un gemido gutural, después de eso apunto al mismo sitio, solo para verlo retorcerse entre sus brazos. Mientras la velocidad iba aumentando, más lo hacía el tamaño de sus colmillos, estiro su cuello y una vena sobresalió por este, se estaba aguantando, porque quería morderlo en el momento exacto… en ese momento en que el éxtasis recorría el cuerpo de ambos.

 

Sus ojos se volvieron rojos y con fuerza volteo el cuerpo del contrario, acorralándolo boca abajo, tirándoselo con más fuerza, jalando de sus cabellos. A los dos le gustaba el sexo duro.

 

Fue cuando perdieron el ritmo, cuando estaban ciegos por el placer que Imayoshi lo hizo, jalo los cabellos oscuros del contrario hacia sí, exponiendo su cuello para él… clavando sus colmillos.

 

Y obtuvo lo que quiso, el grito desesperado de placer de ese joven, su orgasmo y su sangre.

 

Una vez terminado el acto, la magia y la lujuria se fueron, dejando a dos extraños en silencio, espalda con espalda, al frente de una fogata y con muchas preguntas que carecían de respuestas.

 

- te excediste esta vez Imayoshi, pudiste dejarme seco ¿sabes? – se queja, le dolía el cuello… y el trasero.

 

- creí que había sido reciproco, el doble de sangre por el doble de semen… además, tú pediste una última ronda – Imayoshi se coloca su camisa blanca mientras observa como su cicatrices desaparecen – pudiste decir que no –

 

Él otro bufa molesto, mira de soslayo y ve el resto de laceraciones que aún quedaban en su piel. Con el tiempo ellas cicatrizarían por si solas, las más importantes ya se habían cerrado.

 

Se coloca un abrigo negro sobre sus hombros, no necesitaba otra prenda, nunca le agrado cubrir sus piernas. Se levanta con algo de indignación, quería quitarle esa sonrisa maquiavélica al rostro del vampiro, pero tenía razón en algo, el pidió su semen y vaya que le dio bastante.

 

- ¿con quién te metiste para que te dejara así? – entendía de cierta manera por qué le quito tanto de su sangre.

 

- ¿preocupado Makoto? – Imayoshi tenía ganas de molestarlo un poco

 

- por supuesto que no… asqueroso vampiro – se acerca a la fogata para buscar un poco de calor y desde allí, le mira de pies a cabeza, Shoichi era de músculos discretos y contextura media, no era absurdamente pálido, hasta podía parecerle un poco atractivo, si no tuviera esa asquerosa personalidad.

 

Tampoco era el tipo de Makoto, a él le gustaban más tontos.

 

- entonces solo estabas preocupado por tu semillero andante -

 

- no del todo – sonríe con prepotencia – puedo conseguir semen de otros sujetos… a diferencia de ti, es muy poco probable que alguien de los míos te ofrezca su sangre – pero Makoto no se quedaba atrás en eso de la personalidad asquerosa.

 

Imayoshi lo sabía, ningún ser estaría tan loco de ofrecerle su sangre a un vampiro para que viviera, en especial alguien como Makoto… pero Hanamiya era tan asquerosamente perverso como él, tal vez incluso más. Y si lo veían desde ese punto, el chico tenía la ventaja.

 

- francamente me parece un intercambio muy absurdo, tu sangre sanadora por mi semen – a veces se preguntaba que pasaba por la mente de Makoto.

 

- lo que haga con tu semen no es asunto tuyo, así como no me importa lo que haces con mi sangre – se levantó y camino hacia la cascada. Imayoshi no perdió de vista al otro, Makoto sabía que esos ojos negros como la noche lo observaban y francamente lo ponían incomodo - Estás muy conversador hoy… ¿acaso tu experiencia suicida provoco que soltaras más esa lengua? –

 

- ¿acaso te molesta? – alzo una ceja y se cruzó de brazos. 

 

- no realmente… solo me causa curiosidad, quien podría ser esa bestia que te dejo como un manojo de basura. A ti, el gran Imayoshi, príncipe de los Vampiros, heredero del infame Katsunori Harasawa – se mofa, divertido mientras comienza a meter sus pies en la orilla del agua.

 

Imayoshi sonrió, Makoto le agradaba y sabía que el otro también tenía afinidad hacia él, aunque lo negara.

 

- fue un hombre lobo, grande y apestoso – termino por decir sin mucha importancia, no era como si le molestara ocultar sus andanzas, ya Makoto y el eran lo suficientemente íntimos.

 

- ¿estaba solo?... – hizo una pausa antes de preguntar.

 

- si… al menos no estaba con su manada si eso es lo que preguntas – voltea a ver de nuevo al vampiro, quien se termina de vestir sin mucha prisa.

 

- ¿lo seguían unos cazadores? –

 

- ¿Por qué? ¿Lo conoces? – el repentino interés de Makoto lo intriga, el chico no era curioso, de hecho esa era la primera vez que hablaban tanto después del sexo, eran muy básicos, su rutina era coger y luego desaparecer de la vida del otro hasta la siguiente vez.

 

- no… unos cazadores no pasan inadvertidos por aquí – alza los hombros, restándole importancia. - Adiós Shoichi, nos veremos pronto -

 

Pero antes de que Imayoshi se le ocurriera preguntar este se mete al rio de un chapuzón, para cuando el mayor se acerca ya había desaparecido, posiblemente se fue junto a la corriente. Después de todo Makoto Hanamiya tampoco le gustaba perder su tiempo. 

 

 

    

Continuara…

Notas finales:

Mando saludos a todos mis lectores, a los que leen y comentan, a los que solamente leen. En realidad me sorprende la cantidad de lecturas que lleva el fic, así que estoy agradecida XD.

 

Para el capítulo 15 tenemos nuevas apariciones, revelamos quien era la encapuchada… perdón si creían que era alguien más. Araki es la entrenadora de Yosen si aún no la recuerdan. También tenemos a Makoto, que hizo una aparición corta, pero más tarde entrara más en la trama… ya que Makoto sabe cosas XD.

 

Ahora sí, espero que hayan tenido una linda semana. Nos leemos el próximo sábado 18.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).