Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Los dias pasan por aleii

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Aqui el siguiente cap (:

espero les guste!

El crujido de la cama fue lo que termino por despertarme. Eso, y el inconfundible calor de un brazo rodeando mi cuerpo, pegándome a él; desde aquella corta distancia, podía alcanzar a distinguir su inconfundible colonia que tanto me gustaba ¿De verdad estaba despierto, o una vez más tenía unos de aquellos sueños tan vividos?

No importaba, solo quería disfrutar de aquel breve momento.

Afuera, el clima parecía maravilloso. Aun cuando las cortinas se encontraban entrecerradas, alcanzaba a vislumbrar unos luminosos rayos de sol, e incluso se alcanzaba a escuchar el diario ruido del ir y venir del tráfico.

-Ahhh-escuche como bostezaba plácidamente a mis espaldas y sonreí, poco después pude sentir su barba matutina rozando contra mi nuca, depositando el siempre beso diario de los “buenos días”

Mi estómago se contrajo de felicidad y fue imposible no sonreír. Todo era tan perfecto, justo como antes.

-¿Diego? ¿Ya despertaste dormilón?

No sabía como reaccionar, ¿debería fingir que continuaba dormido?

-Mmm-termine por murmurar, estirándome bajo las sábanas

-¡Qué raro, estas despierto!-dijo burlonamente, acercando su rostro hasta el mío-¿Cómo estás?-preguntó, mostrando una luminosa sonrisa

-Perfecto

-¿Ah sí?, ¡Qué bueno, porque ayer me diste el susto de mi vida!-exclamó, incorporándose sobre la cama, sentándose

-¿Eh? ¿De qué hablas Tom?-pregunté, sentándome también, mirándolo confundido

El rostro de mi gemelo se contrajo por unos segundos

-¿No lo recuerdas?

Mi mente se quedó en blanco

-Ayer… Jorge y Gustavo te trajeron a la casa, al parecer te desmayaste…

-¿¡De verdad!?-pregunté alarmado

-Sí, y no despertabas

Me forcé por recordar, quería saber exactamente qué había pasado, pero solo lograba evocar una imagen borrosa de mí tomando. Y luego, no había más.

Luego de un par de segundos, me encogí de hombros

-No recuerdo nada

-Ahhh…-masculló Tom, y abruptamente se levantó de la cama, marcando una clara distancia entre los dos-entonces perfecto, me alegra escucharlo

-Pero Tommy…-musite, alzando mi mano en su dirección, intentando detenerlo… pero podía ver que ya era tarde, su rostro tenía de nuevo aquella fría mascara; una en la que no había espacio para nada más que una estricta relación de hermanos.

-Deberías bañarte Diego, ayer te hablaron del trabajo ese

-¿De cuál?

-Al que te acompañe, en aquella revista de moda… ¿Cómo me dijiste que se llamaba?

Sentí que un ligero calor inundaba mi pecho.

-¿ELLE?-dije en un susurró

-Sí, esa

-¡NO!-exclamé, saltando de la cama en su dirección. Por un momento Tom me miro confundido, y retrocedió unos cuantos pasos

-Sí, esa, quieren que los llames para ver cuando puedes comenzar, felicidades-y agregó una aburrida sonrisa

Aun cuando su tono era tosco, sabía que en el fondo estaba feliz por mí. Solo que… por alguna razón… una vez más lo había arruinado. ¿Cómo?, no tenía idea.

-¡Oh cielo santo!-grite, saltando sobre él, rodeándolo con mis brazos

-Sí, si, te dije que lo conseguirías, muchas felicidades-murmuró, palmeando suavemente mi espalda

-Esto merece que vayamos a festejar ¿no crees? ¿Tienes libre esta noche?-pregunté entusiasmado, soltándolo

Sus ojos rehuyeron a los míos por un momento.

-Yo… tengo algo que…

-Ah, seguro quedaste con Mía ¿cierto?-dije, adelantándome a él, interrumpiéndolo

Se encogió de hombros y una media sonrisa apareció en su rostro

-Si

-Bueno… entonces será para otra ocasión, no hay problema

-Puedo cancelar

-No, no, está bien-farfullé, alzando las manos, fingiendo “emoción”-seguro ya tienen todo planeado y no quiero arruinarles el plan

Pude sentir como mis ojos se humedecían. No estaba acostumbrado a esos cambios de humor tan abruptos que solía tener Tom últimamente. Y verlo hoy por la mañana, acostado a mi lado, luego de 6 meses que no pasara nada entre los dos, me había tomado por sorpresa. Incluso había llegado a creer que quizás, las cosas eran como antes. Pero podía ver que no era así. Tal vez solo se estaba vengando… haciéndome pagar por todo lo que lo había hecho sufrir.

-Ahora sal de mi cuarto, que quiero bañarme y cambiarme y arreglar todo ¿ok?-dije, empujándolo hasta la salida. No quería que me viera llorar, ya no.

Estaba cansado de pasarme los días deprimido… tenía que hacer algo y salir de aquella situación. Era claro que Tom ya tenía una persona por la cual continuar, y yo ya no estaba entre sus planes, y aunque nunca podría olvidarlo, y siempre lo amara, quería seguir. Avanzar.

Cuando por fin se encontró en el alfeizar de la puerta, dispuesto a irse,  giró sobre sus pasos y tomo de mis manos, mirándome fijamente. Al verlo, observándome de aquella forma tan intensa, me quede sin aliento.

Y las lágrimas que había estado reprimiendo comenzaron a salir.

-No has dejado de ser el de siempre Diego-murmuró, pasando sus dedos por mi mejilla con tanta suavidad

-¿Y qué? ¿Es tan malo?-mascullé

Se encogió de hombros, mostrando una media sonrisa.

-No, es encantador

Luego, así de abruptamente como había llegado, se fue; cerrando la puerta a sus espaldas, dejándome completamente confundido.

 

 

 

-13 años-

No entendía por qué, pero las últimas semanas me había sentido irritado.

-Ejem-una chica pelirroja salió de puntas de la habitación de Tom. Su rostro se mostró avergonzado al encontrarse conmigo en la sala principal e indudablemente terminó ruborizada-con permiso

Minutos después, apareció él. Llevaba puesto el pantalón del pijama y el cabello revuelto. Aquello me hizo enfurecer todavía más. ¡Qué descaro!

-¿Otra Tom?-pregunté, arqueando una ceja

Este se encogió de hombros

-Esta es la tercera de la semana ¿sabes?-le reproché

-¿Y qué tiene de malo?-contratacó, dejándose caer sobre uno de los sillones de la sala. Sus ojos me miraron con curiosidad, esperando mi respuesta, y al instante me arrepentí de haber hablado.

-Pues nada pero... deberías tener un poco más de consideración

-¿Consideración?

-Por mí

-¿Por ti?

Las cosas iban de mal en peor. En realidad, ni yo mismo entendía porque me molestaba. Tom tenía razón, era normal llevar chicas a la casa y hacer con ellas lo que quisiera. Estaba en todo su derecho. Pero por alguna razón aquello me hacía enojar, aun cuando no tuviera justificación alguna.

-Sí, porque... porque es incómodo

-¡Ah! ¿Eso?

-Pues sí, ¿qué más?

-No lo sé, dime tú que eres el que está enojado

-¡No estoy enojado!-exclamé, saltando del sillón

-¿Ah no?, pues eso parece

-Pues no, solo que es incómodo ver salir a una y otra chica

-Entonces deberías hacer lo mismo ¿no crees?, tienes 13 años

Su rostro lucía una total confianza y desfachatez que daban ganas de soltarle una cachetada a ver si se le bajan los humos.

-No quiero-mascullé, cruzándome de brazos

-¿Por?

-Porque no

-¿No hay nadie que te guste?-preguntó sin malicia alguna, pero al instante pude sentir el rostro acalorado y supe que estaba sonrojado. ¿Porque? ¿Porque me molestaba aquella pregunta?

Mis ojos se alzaron hasta los suyos y fue imposible no escuchar el rápido latido de mi corazón. Pronto, comencé a jugar con los flecos de la almohada y tuve ganas de echarme a reír.

-No, nadie-negué, moviendo la cabeza de un lado para otro

-¿Nadie?

-Nadie

-No te entiendo

Me encogí de hombros

-¿De verdad que nadie?-insistió, levantándose del sillón y caminando en mi dirección.

Sus ojos estaban fijos sobre los míos y pude sentir como mis manos temblaban, ¿qué demonios...?

-¿Tom?-susurré, al notar lo cerca que se encontraba

-¿Que?

-¿Qué haces?

-Nada

Su respiración chocaba contra la mía y sabía que pronto descubriría lo acelerado que estaba mi corazón. Incluso yo podía escucharlo latir a una velocidad desmedida.

-¿Como que nada?-mascullé, deteniéndolo. Mi mano se posó suavemente sobre su pecho, marcando una clara distancia entre los dos

-Por un momento pensé que...

-¿Que?

-Quizás tú...

-¿Yo?

-¿Estas celoso?

-¡CELOSO! ¿¡YO!?-grité con voz aguda, delatándome-claro que no-añadí, intentando arreglarlo

-Sí, tú

-Obviamente no ¿porque estaría celoso? eres mi hermano

Aquello pareció desinflar el ánimo de Tom y entonces comenzó a retroceder.

-Tienes razón, sería una locura

-Exacto

 

......................................................................................................

 

-¡Agh Tom!-grité, encontrándome con una vieja revista porno arrugada debajo de la cama-¿qué demonios es esto?

A los pocos segundos el castaño apareció en la habitación, mostrando una brillante sonrisa

-Es para ti

-¿Para mí?-pregunté, arqueando una ceja, incrédulo-¿de qué hablas?

-Me la prestó Andreas

-Aja ¿y luego?

-Pues nada, ya la estuve viendo toda la tarde

-No entiendo

-¡Ay Diego!-resopló, acercándose y pegándose a mi lado. Sin pensarlo, me arrebató la revista de las manos y comenzó a hojearla delante de mis ojos. Al instante, sentí que mi rostro se ponía de mil colores. Y no es porque nunca antes hubiera visto algo como esto, en realidad, ya antes había mirado a hurtadillas el canal para adultos que mi mamá y Gordon tenían en su cuarto, pero eso era mil veces diferente a tener a Tom a un lado mío, mientras mirábamos a mujeres desnudas-esta es la mejor, página 18

En la hoja, aparecía una rubia, apretando sus grandes pechos hacía el frente, mostrándolos a la cámara. Además, llevaba una diminuta tanga, que dejaba la parte de enfrente al descubierto.

Tragué saliva con dificultad.

-¿Te gusta?-preguntó emocionado, con los ojos brillantes. Era más que claro que estaba excitado.

-Supongo

Lo cierto, es que la rubia no me importaba demasiado.

-Mírala-me animo, dándome la revista

Fui pasando las hojas de una en una, sin encontrar nada lo suficiente interesante. Pero entonces me encontré con una modelo de cabello negro, largo, que llevaba los ojos delineados como gato. Y aunque sus pechos eran pequeños, me llamo la atención lo bien cuidada que era la fotografía.

-¿Esa te gusta?-preguntó con curiosidad Tom, volviendo a arrebatarme la revista

-Es bonita

-Esta algo plana-comentó, frunciendo el ceño

Sus ojos me escudriñaban con curiosidad.

-No importa

-Bueno... tienes razón... es linda... y tiene algo

Me encogí de hombros

-Y ahora, llévatela-dije

-¿No la quieres ver?

-No

-¿Seguro?-insistió

-Seguro

-Enserio que eres raro

 

Por alguna razón me sentía como aquellas chicas. Escabulléndome hasta la habitación de Tom, por la noche, intentando pasar desapercibido por nuestra madre.

Ya antes había recibido un regaño por hacer justamente esto. Rápido me deshice de aquellos pensamientos, ignorándolos.

Sin llamar a la puerta, me introduje en el cuarto con rapidez, evitando hacer el menor ruido posible.

Dentro todo se encontraba a obscuras, y únicamente una pequeña luz, debajo de las cobijas de Tom, se dejaba ver. Curioso, me acerqué con lentitud hasta su cama, intentando sorprenderlo ¿qué hacía?

-¿Tom?-pregunté, jalando de las sábanas

Incluso mi presencia había pasado desapercibida para él. Pero en el momento en que quedó al descubierto, me encontré con su rostro asustado y sonrojado.

-¡Carajo Diego! ¿Qué haces aquí?-gritó, escondiendo algo con rapidez debajo de la almohada

-Tuve una pesadilla

-¿No crees que ya eres demasiado grande como para esto?-preguntó, ligeramente fastidiado.

Entonces me arrepentí, pensando que decía la verdad. Tenía razón, yo ya era demasiado grande como para colarme por las noches en su cuarto, cuando me asustaba o tenía miedo a causa de alguna pesadilla.

-Lo siento-susurré, bajando la mirada

-Ay Diego-resopló Tom-anda, ven-añadió, haciendo a un lado sus cobijas, haciéndome espacio

Con una tímida sonrisa de triunfo caminé hasta la cama, dando pequeños saltos.

-¿Que fue esta vez?-preguntó

Me encogí de hombros

-No lo recuerdo con claridad

-Bueno... no importa, mejor vamos a dormir ¿sí?

Asentí y me acomodé debajo de las cobijas, procurando no quedar muy cerca de Tom... pero entonces recordé que lo había interrumpido a mitad de algo.

-¿Que estabas haciendo?-pregunté, pasados unos segundos en silencio

-Nada

-Mentiroso-refuté

Pude sentir como el colchón se movía hacía un lado y otro y entonces el de rastas quedo de frente a mí. Llevaba una media sonrisa en el rostro.

-¿Enserio quieres saber?

-Si

-Miraba esto-explicó, alargando la mano debajo de la almohada, sacando la vieja revista porno que me había mostrado por la tarde-¿quieres verla conmigo?-preguntó

Sus ojos lucían desafiantes y supe que no podría negarme, así que termine aceptando

-Bueno...-aunque sin muchos ánimos

Una vez más, las imágenes de chicas en poses absurdas y vestidas con poca ropa, aparecieron ante mí. Tom, que ya llevaba un rato mirándola, lucía familiarizado con esta, y pasaba las hojas con toda naturalidad y sin ningún reparo.

En cambio, yo podía notar mi pulso acelerado, además de las manos sudorosas.

Pero pasados los minutos, un leve cosquilleo apareció en mi estómago. Era algo leve pero constante.

-¿Tom?-susurré, intentando llamar la atención de mi gemelo

-Mmm

-¿No tienes sueño?

-No, ¿tú sí?

-Algo

-Solo un rato más Diego, anda-los ojos del rubio brillaban emocionados y sus labios se encontraban rojos e hinchados, ¿se los habría estado mordiendo todo este tiempo?, eso parecía, seguro lo había hecho para evitar hacer alguna exclamación o algún ruido fuerte. Él solía ser demasiado escandaloso.

-Está bien-murmuré

Con cada minuto que pasaba, la respiración de Tom se volvía más y más fuerte. Mis ojos, luchaban contra la tentación de mirarlo, porque sabía muy bien que se estaba excitando, y yo ya no sabía que era más vergonzoso, sin tener que evitar mirarlo fijamente, o aquel molesto dolor que había aparecido en mis boxers.

Quería decirle que nos detuviéramos. Pero algo en mi interior me hacía permanecer callado.

-Oh, como me gusta esta-dijo el castaño con la voz ronca, deteniéndose en la foto de la chica de cabello negro y ojos de gato que le había mostrado por la tarde.

Su mirada se desvió esta vez de la foto de la modelo hacía mi rostro y me sentí inquieto.

-¿Diego?-preguntó, acercando su rostro hasta el mío-estas... rojo de la cara

-¿¡Ah sí!?-exclamé, cubriendo mis mejillas con mis manos

 -No me digas que...-susurró, y entonces sus ojos bajaron en dirección a mis boxers-¡oh!

No dijo nada más y yo no hice nada por cubrirme. Era demasiado tarde como para ocultarlo.

-Pensé que era el único-dijo, pasados unos segundos.

Sin poder reprimirlo, dirigí mi mirada hasta sus pantalones. Podía notar como un bulto sobresalía en este y entonces me quedé en blanco, sin nada que decir. Podía notar como mi corazón se aceleraba y una vez más aquel cosquilleo en el estómago apareció. Solo que con más fuerza.

-Diego...-dijo de pronto Tom, sacándome de mis ensoñaciones

-¿Que?

-¿Me dejarías verlo?-preguntó con timidez

-¡¡¿¿QUE??!!

-Shhhh-me calló él a su vez, abalanzándose sobre mí y cubriendo mi boca con sus manos-¿quieres que nos escuchen?

Moví la cabeza, negando.

-Entonces no grites

-Está bien, perdona-dije, cuando retiro sus manos

Por un par de segundos nos quedamos en absoluto silencio, demasiado conscientes de la cercanía que había entre  ambos. Tom se encontraba sobre mi cuerpo, desprendiendo y mandando oleadas de calor.

Sabía que con un breve movimiento de parte de alguno, bastaría. Así que ninguno se atrevía a decir o hacer nada.

-Diego...-una vez más volvió a hablar el de rastas-puedo sentirlo

Noté como enrojecía y cerré los ojos

-Yo igual-murmuré

Entonces, antes de darme cuenta, Tom comenzó a moverse. Fue algo breve, pero eso bastó para que de mi boca se escapara un leve gemido.

-Ah... Tom-mis manos se aferraron a su espalda con fuerza y mi cuerpo se arqueo en contra de mi voluntad, provocando que nuestras erecciones volvieran a rozarse.

-Hazlo de nuevo-susurró contra mi oído

Con lentitud abrí mis ojos, y al hacerlo, me encontré con una expresión feroz en el rostro de Tom.

-Por favor-pidió

Antes de darme cuenta, ambo nos vimos envueltos en un lento vaivén de caderas... a mi alrededor, no había más que suspiros y gemidos... y un increíble calor en el centro de mi estómago.

-Ah... más rápido Tom... más...-le pedí, aferrando mis uñas a sus espalda, enterrándoselas.

La velocidad de nuestros movimientos aceleró y pude sentir como todo se acumulaba... un increíble placer que amenazaba con hacerme explotar....

-¡Joder, Diego!-gritó el castaño con voz ronca contra mi oído y entonces me perdí...

 ..................................................................................................

 

 

Parecía disfrutar con mi sufrimiento. Una vez más, me agache, buscando bajo las patas de la mesa y las sillas, a aquel pequeño cachorro blanco y moteado. Escuché como el maldito reía por lo bajo, evitando las carcajadas, y pude ver como una mancha regordeta pasaba corriendo a mi lado.

-¡TOM!-grité resoplando-¿Por qué no lo atrapaste?

-No es mío cariño-contestó, cruzándose de brazos

Lo mire entrecerrando los ojos, evitando el impulso de hacer uso de malas palabras, y luego me giré, quedando de espaldas a él. Lo que menos necesitaba ahora era pelear.

-¿No tenías que irte?-mascullé, intentando controlar el tono de mi voz, mientras rebuscaba entre las cosas que acababa de comprar. Comida, cobijitas, y unos cuantos juguetes. El particular sonido a patito de hule proveniente de un pedazo de carne de plástico llamo mi atención.

-En un momento, ¿Por qué tanta prisa?

-Prefiero no escuchar tu tonta risa burlona

-Humm, ¡mira!-exclamó y por un momento pensé que intentaba cambiar el rumbo de la conversación, pero al girarme hacía el, pude ver que cargaba entre brazos al cachorro-creo que tu perro me quiere más a mí, que a ti

Y parecía ser cierto. El perrito intentaba darle de lengüetazos en la cara mientras mi gemelo reía alegremente. Una terrible escena de película tierna.

-Dame-gruñí, arrebatándole al cachorro de los brazos-es mío

-Eso ya lo sé, pero te estabas quejando tanto con eso de que no ayudo…

-Ya, ya… mejor pásame aquella mamila con leche-dije, señalando hacía la mesa de la cocina, donde minutos antes había estado preparando algo de comida

-No te pega mucho el papel de madre-se burló Tom, acercándose-eres un poco histérica-y sin preguntar, comenzó a alimentar al cachorro por el chupón. Este empezó a beber con prisa  y me pregunté cuanto tiempo llevaría esperando

-Ja-ja-refunfuñe, sacándole la lengua al castaño-pues tú serías un padre muy desobligado

-Lo estoy alimentando-replicó

-Bueno, ¿y a que se debe el cachorro?-pregunté, recordando lo mucho que le había insistido a Tom que compráramos otro perro, luego de que Scotty, nuestra anterior mascota, falleciera.

Se encogió de hombros.

-Un regalo por tu nuevo trabajo

Sonreí entusiasmado. Eso era lo que me había enamorado de él, que tenía pequeños detalles cuando menos lo esperabas.

Hacía apenas unas horas, luego de la noticia del trabajo, había aparecido en la casa con una caja de cartón bajo el brazo. Luego, un pequeño bulldog, salió corriendo de ella, directo hacía la cocina, como si de antemano supiera que era ahí era donde se encontraba la comida.  

-Gracias

-No es nada

-¿Y porque elegiste esta raza?

-Está lindo-comentó

Mire la carita arrugada del cachorro

-Cierto, se parece a ti

El castaño frunció la nariz, ignorando mi comentario y centrando su atención en el pequeño bulldog color caramelo, mirándolo con dulzura.

-Dime Diego,  ¿qué se siente tener un hermano mayor que cuida de ti todo el tiempo?

Preguntó medio en broma, sonriendo de lado. No entendía a qué iba su pregunta, pero ya no buscaba lógica alguna a lo que hacía o decía Tom, últimamente sus estados de ánimo cambiaban de un segundo a otro, y ya no me sentía conectado a él como antes.

-No lo sé-murmuré, encogiéndome de hombros

-Oh, vamos… no seas amargado, siempre te he protegido, ¿recuerdas cuando eras pequeño y te molestaban los otros niños?

-Imposible olvidarlo Tom, ¿a qué viene la pregunta?

-Hablando enserio Diego, es bueno que siempre vayamos a estar juntos, siempre seremos los dos… y de esa forma somos fuertes ¿no lo crees?-sus ojos ya no veían al perro, esta vez, su mirada se encontraba conectada con la mía… y no sabía que decir.

Lo primero que pensé fue en reprocharle, echarle en cara como me había hecho a un lado; pero al pasar los segundos y continuar mirando lo profundo de sus ojos, notar la manera tan intensa como me veía y comenzar a sentir escalofríos por todo el cuerpo… tuve aquella terrible necesidad de besarlo. De acercar mis manos hasta su cuello, rodearlo y luego solo unir nuestros labios.

Pero no podía moverme, parecía plantado en el suelo.

Y todo… todo por aquel molesto dolor que de pronto apareció en mi costado.

-¡Au!-me quejé, rascando mis costillas

-¿Qué pasa?-preguntó Tom, algo confuso

-Me pica

-¿Qué cosa?

-No se

-Haber-murmuró el castaño, alzando mi playera hasta la altura de los hombros y entonces… ¡BAM!, sentí que un cubo de agua helada caía sobre mi cabeza, dejándome más que helado.

-¿¡Que carajos!? ¡¿Qué mierda es eso?!-comencé a chillar escandalosamente al ver aquello

Una frase, a medio terminar, se encontrada tatuada en mi costado izquierdo. Con lentitud, Tom comenzó a leer lo que decía y yo sentí que me hundía en el pozo de la vergüenza. Un segundo después, una sacudida hizo que terminara por recordar que hacía eso ahí.

-¿Esto es lo que creo que es?-preguntó con calma mi gemelo, abriendo mucho los ojos y retrocediendo unos cuantos pasos. Su mirada paso del tatuaje incompleto a mi rostro, y pude ver lo sorprendido y confundido que se encontraba.

Pasaron los segundos y yo me mantuve en silencio. Ahora podía recordarlo todo. Incluso la forma en que había llorado aferrado a los brazos de Tom, preguntándole porque había roto su promesa.

-Increíble Diego-farfulló mi gemelo-enserio… ¿you're everything I am?   -Esta sin terminar-me defendí-además estaba muy borracho   -Ya lo creo…-murmuró, volviendo a concentrarse en el tatuaje   -Pues a mí me gustó como quedo… aunque este incompleto…-continúe replicando, sin entender porque… ¡carajo! ¡Yo sabía lo que hacía con mi jodido cuerpo, y si quería podía tatuarme la cara de Tom o la de perro por simple gusto!   El castaño se encogió de hombros, y con lentitud acercó su mano hasta mi costado, rozando apenas la piel. Aquel ligero contacto provocó que mi pulso se acelerara… ¡dios! ¿Hace cuánto que no me tocaba Tom?   -Esta…sexy-comentó luego de un par de segundos, y alzó la mirada hasta mi rostro. Por la forma en que el gemelo me miraba no sabía si hablaba enserio o se estaba burlando, además una media sonrisa traviesa surcaba sus labios…   -Aja-mascullé, bajándome la playera y dando fin al espectáculo  

-Enserio

-Enserio

-Si me hubieras dicho, yo te hubiera acompañado-añadió Tom, cruzándose de brazos

-Era algo… personal-murmuré, desviando la mirada

-¿Personal?-preguntó con incredulidad, y por el tono de voz que utilizo supe que comenzaba a irritarse. Perfecto. Justo lo que había estado evitando hasta ahora era eso, una pelea más sumada a la lista.

-Pues sí, personal, además tu últimamente siempre estas ocupado…

-No te excuses con eso Diego

-Solo digo la verdad-replique, alejándome de él y sentándome en la mesa de la cocina. Prefería mantener distancias.

-Ay Diego ¡por favor! ¿Podrías dejar de fingir por una vez en tu vida y ser sincero?

Aquello se sintió como una cachetada

-¿A qué te refieres con eso?

-Pues que deberías de ser más honesto

-¿De qué hablas?

-¡Di la verdad! ¡Te fastidia verme con Mia, lo odias!

-Eso… no es verdad-intente refutar… pero incluso yo pude darme cuenta de lo vacías que sonaban mis palabras-¿además eso que demonios tiene que ver con todo esto?

-¿Ah no? ¡Esto tiene que ver con TODO! ¿Explícame entonces porque nunca quieres salir con nosotros? ¡¿Sabes cuál es la verdad Diego?! ¡Estas celoso de ella!

Sentí que me quedaba sin aire…

-¿Qué?

-¡Y ese maldito tatuaje! ¿Crees que me he olvidado de lo que significa?

-Si-murmuré

Esta vez, el que estaba sorprendido era él

-¿Qué dices?

-Sí, creo que te has olvidado de lo que significa Tom, creo que te has olvidado de todo lo que vivimos, o al menos que lo estas intentando-ya no lo estaba mirando, era demasiado difícil sacar todo aquello que había estado guardando por meses de una sola vez-creo que te aferras a Mia, y a lo que sea que tienen… creo que me quieres dejar atrás, y si, odio verte con ella, lo odio con todo mi ser ¿pero de qué sirve ser sincero? ¿Acaso va a cambiar alguna cosa entre los dos?, yo solo quería respetar tu decisión, y apoyarte, porque al final de cuentas somos hermanos Tom, y nunca dejaremos de serlo.

Había estado evitando a toda costa justamente esto porque no quería reabrir las heridas. En el fondo yo tenía más que claro que Tom no me había olvidado, y mucho menos me había dejado de amar. Y esa era la razón por la cual era más fácil permanecer callado, y fingir. Que todo estaba bien. Perfecto.

Para él se había vuelto una carga nuestra relación, era algo que lo lastimaba día con día, y odiaba verlo sufrir. Prefería verlo sonreír alado de alguien más, antes que verlo mal por mi culpa.

Pude escuchar como Tom suspiraba largamente.

-Era verdad Diego-susurró el castaño-enserio me gusto tu tatuaje. Y… también es cierto todo lo que acabas de decir, lo siento, sé que ya lo he dicho antes pero… de verdad siento mucho lo que te estoy haciendo, pero yo quiero avanzar. No quiero permanecer atado a lo que tuvimos. Pero eso no significa que te deje de lado, o que ya no te quiera ¿comprendes? Tenemos que aprender a ser hermanos Diego, empezar desde cero y reconstruir lo que queda de nosotros.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).