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¡Atrapado! por Fullbuster

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Monkey D. Luffy POV


 


Menos mal que se había marchado ya Ace, me tenía harto con tanta intromisión entre Zoro y yo. Al parecer no entendía que Zoro iba a ser sólo mío, era de mi tripulación y podía hacer lo que quisiera con él. Por lo menos ya no me molestaría más, una mínima trampa era suficiente para quebrantar la poca confianza que en estos momentos tenía Zoro en los hombres. Estaba claro que sólo un empujoncito en la dirección adecuada, haría que esos dos se separasen.


Subí a la cubierta viendo como se marchaba mi hermano y como Zoro le miraba con mala cara, estaba enfadado con él y era comprensible aunque no sería yo quien le dijera lo equivocado que estaba con mi hermano, él sí quería estar con Zoro, pero ahora mismo, eso era imposible para ellos, yo no lo permitiría. Sonreí al verle marchar, ya era hora de que se largase, agradecía su ayuda con el barco, pero prácticamente estábamos listos para partir. Hoy nos habían invitado a una fiesta en la mansión del gobernador y yo quería ir para despedirnos y agradecer la buena voluntad y disposición que habían tenido para ayudarnos a reparar el barco y con los suministros, al fin y al cabo, podíamos irnos un día más tarde y despedirnos como era debido después de todo lo que nos habían ayudado.


Las fiestas que hacía el gobernador me gustaban, había una gran cantidad de comida y eso siempre era de mi gusto, podía comer lo que quisiera sin tener que pagar ni deberle nada, era asombroso, no iba a desperdiciar un día más de comida gratis para irnos de la isla, así que estaba decidido que hoy nos quedábamos y más si no estaba mi hermano por aquí para llevarse a Zoro de la fiesta, hoy podía ser mío, no podía negarse, yo era su capitán, podía hacer con él lo que quisiera y se lo demostraría a ese cabezón. Ace no le salvaría esta vez.


Durante todo el día estuvimos ocupados poniendo a punto los últimos retoques del barco y subiendo provisiones que los ciudadanos del pueblo nos traían por mandato del gobernador. Que buen hombre me parecía aquel gobernador, no me extrañaba que todos los ciudadanos estuvieran contentos con él, sobre todo por la cantidad de fiestas que hacía en la que estaban todos invitados.


Zoro trabajó duro para reparar el barco, supongo que quería irse pronto de aquí o simplemente… estaba tan cabreado con lo que le habíamos hecho Ace y yo… que había puesto toda su frustración y su rabia a disposición de acabar cuanto antes con el barco y largarnos de aquí. Yo le miraba de vez en cuando pero en cuanto me veía como le observaba, apartaba la mirada de mí enfadado y seguía con su faena intentando marcharse lejos de mi vista. No quería verme y eso era un hecho. Después de cómo me había portado con él, me lo imaginaba pero aún así… no estaba dispuesto a renunciar a sus noches, él sería mío, era con el único con el que podía probar todas las guarradas que se me ocurrían por la mente.


No me había atrevido a pedirle a Sanji todo lo que una vez ya le pedí a Zoro y es que supongo que no me importaba lo que Zoro pensase de mí, pero sí me importaba perder a Sanji, así que Zoro era perfecto para probar las cosas, para hacer lo que Sanji no se atrevía o no se atrevería y esa opción, la quería seguir teniendo.


Por la noche nos dirigimos a la casa de gobernador, justo en lo alto de la colina. Era una lujosa mansión siempre rodeada de guardias y a Zoro como siempre, le obligaron a dejar las katanas y esta vez para mi sorpresa… las dejó, no quiso montar ningún barullo de los suyos, supongo que haber perdido a Ace le había afectado más de lo que yo creía, ni siquiera le apetecía pelearse con los demás y eso sí era extraño en él.


Entramos a la fiesta y como siempre, era un lugar espectacular donde todos parecían divertirse, hablaban entretenidos y comían de los diferentes manjares que se servían. Yo hasta me atreví a empezar con el vino. Supongo que debería de haber comido antes para que el alcohol me subiera menos, pero después de haber conseguido tirar a Ace de mi barco, tenía que celebrarlo y estaba impaciente por ello, así que empecé mi propia fiesta con la bebida.


- Ey Zoro, brinda conmigo – le dije trayendo una botella de vino.


- No gracias, apártate de mí – me dijo enfadado quitándome el brazo de encima de su hombro y alejándose.


- Si que estás raro, pero claro… como se te ha ido tu gran amor – le dije de forma burlona y se giró hacia mí de nuevo.


- Vete al infierno Luffy, tú y tu hermano, ya habéis jugado bastante conmigo y espero que os lo hayáis pasado en grande, porque no volveréis a tocarme ninguno de los dos – me dijo antes de irse.


Sonreí al verle marcharse y el primer camarero que se cruzó en su camino lo detuvo para ofrecerle una copa, pero él en lugar de coger una copa, cogió la botella entera que llevaba el camarero en la mano para ir sirviendo y se la llevó consigo dándole un sorbo. Realmente estaba enfadado, frustrado y dolido. Suponía que sólo querría ahora tratar de ahogar sus penas con el alcohol pero a mí me convenía, así que le dejé. Cuánto más borracho fuera más fácil me sería de controlarlo luego y siendo realista… Zoro era casi incontrolable, hacía siempre lo que le daba la gana y solía salirse con la suya.


Miré a Zoro en la terraza solo y bebiendo mientras miraba el cielo ¿Por qué miraba el cielo? No tenía ni idea, seguro que mi hermano le había metido alguna idea absurda de las suyas en la cabeza. Quise salir para hacerle compañía o más bien… para que él me la hiciera a mí, seguro que podía encontrar algún hueco por ahí oculto en el que poder estar un rato a solas con él, pero el gobernador me detuvo en mi camino y empezó a hablarme sobre la fiesta y qué me parecía.


- Usted sí que sabe celebrar fiestas – le dije sonriendo - ¿Siempre son tan animadas?


- Por supuesto que sí, tenemos buenos espectáculos – me dijo sonriendo y me pasó el hombro por detrás de los hombros – acompáñame y lo verás – comentó.


Acompañé al gobernador hacia una sala contigua y entonces me quedé sorprendido, yo nunca había entrado aquí, pero si lo hubiera sabido, habría venido en las anteriores fiestas. Había un par de chicos desnudos follando delante de un montón de gente que miraba entusiasmada, animaba y se masturbaban con el espectáculo. Me quedé atónito y el gobernador me invitó a unirme y lo hice, los observé detenidamente como gemían y gritaban del placer y al final… no aguanté más y yo mismo bajé un poco el pantalón masturbándome con todo el espectáculo. Las fiestas del gobernador eran alucinantes.


Cuanto todo el mundo se dispersó, me quedé en aquella sala solo con el gobernador. Tenía tantas preguntas para él, realmente podía haberme acostumbrado con facilidad a este tipo de fiestas, a esta vida, pero supongo que debía marcharme con mi tripulación. Le agradecía enormemente al gobernador su hospitalidad, pero ya me marchaba de aquí.


- Le agradezco mucho todo lo que ha hecho por nosotros, pero ya debemos partir.


- Si, es cierto pero no creerás que toda mi hospitalidad era gratuita ¿Verdad?


- ¿Y qué quieres a cambio? – le pregunté.


- Mis espectáculos necesitan siempre gente.


- ¿Qué quieres decir?


- Uno de tu tripulación – me dijo sonriendo – elige al que quieras para que se quede, a cambio puedes llevarte las provisiones que quieras y estaremos en paz con los materiales que recibiste, podrás partir por tan solo uno de tus compañeros.


- No voy a dejar a ningún compañero aquí – le dije enfadado.


- Entonces… no saldrás de esta isla nunca.


Salí de allí cabreado bajo la atenta mirada del gobernador y sonreía, sonreía mucho viéndome en este dilema y en cuanto salí del cuarto me crucé con Zoro que me miraba aún enfadado.


- Zoro – le llamé extrañado.


- Me quedaré yo – me dijo de golpe.


- Ni hablar, tú no sabes lo que se hace ahí dentro.


- Me da lo mismo Luffy, con tal de no volver a verte me da lo mismo.


- No pienso dejarte aquí – le dije enfadado.


- No tienes opción, si quieres salir de la isla tienes que dejar a alguien y me estoy ofreciendo voluntario.


- Eres idiota – le dije y él se sorprendió – me da igual, no nos iremos sin ti, lucharemos.


- ¿Contra todo el pueblo Luffy? Estás loco, nos destrozarían y te recuerdo que echaste de aquí a tu hermano  y él era el más fuerte de nosotros.


- No hay discusión en esto Zoro, no vas a quedarte y yo soy tu capitán, respeta las decisiones. Es una orden.


- Tú ya no eres nada mío, Luffy. Haré lo que me dé la gana y he decidido que me quedo. Además… así podéis largaros todos – dijo de mala forma – si os quedáis puede que sea aún peor, es mejor que os marchéis.


- No tienes por qué hacer esto.


- Sí tengo que hacerlo, que no te aguante a ti últimamente no quiere decir que no lo haga por mis compañeros, así que largaos, yo me quedo.


Fui a decirle algo para evitar toda esta situación, pero Zoro me empujó y me insultó hasta que me tuve que ir, nunca le había visto de esa forma, pero supongo que quería que me fuera a como diera lugar y esta era su forma de lograrlo. No quería dejarle aquí, pero tenía razón en algo, si no se quedaba él, otro debería de hacerlo y nadie sabía nada acerca de todo lo que ocurría. Me largué de la mansión dejando allí a Zoro y al día siguiente, partimos nada más salir el sol.


A medio día es cuando empezaron a darse cuenta los compañeros de que Zoro no había aparecido, creían que estaría en su cuarto, pero no lo estaba, yo lo sabía, estaba en aquella isla listo para hacer esos espectáculos que daba el gobernador y yo no quería verle así, quería ir a por él, de hecho… ahora lloraba y eso me extrañaba, porque llevaba días siendo un capullo y ahora por fin me sentía yo mismo. ¿Me había hecho algo el gobernador para que cediese a dejarle allí a uno de los nuestros? ¿Qué me habían hecho en esa isla? Porque ahora empezaba a recuperar la conciencia de todo y sabía que me había portado mal, de hecho… quería ver a Ace, quería que volviera y me ayudase, me daba igual si quería estar con Zoro, pero quería que lo sacase de allí.


No me lo creí cuando vi la embarcación de Ace al fondo y les dije de alcanzarle, por suerte al vernos, él cambió el rumbo y vino hacia nosotros al ver que le intentábamos llamar. Subió a bordo de inmediato y lo primero que hizo al ver a toda la tripulación, fue preguntar por Zoro ya que no estaba aquí. No le contesté y trató de entrar por dentro para ver si estaba pero antes de que abriera la puerta le detuve.


- Está en la isla – le dije – lo siento, no sé qué me ocurrió en aquella isla – intenté aclararle – de verdad que lo lamento.


- Vale Luffy, olvídate de eso, te perdono, no eras tú mismo y se veía.


- ¿Dónde vas? – le pregunté cuando le vi irse de nuevo hacia su embarcación.


- A por Zoro, no voy a dejarle allí.


- Nuestro barco es más lento que el tuyo, pero iremos a ayudarte lo antes posible.


- Vale – me dijo – yo me voy ya, no quiero dejarle allí solo mucho tiempo.


Ace se marchó en su embarcación de nuevo hacia la isla y es que sé que quería a Zoro, haría cualquier cosa por él y estaba dispuesto a sacarlo de allí sano y salvo. Confiaba en mi hermano y en que lo haría.


 


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