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VOYAGE por Karenlauren

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No me sueltes... Por favor... no dejes que se me lleven... esos hombres me harán daño.....- Naruto oyó a alguien sollozar  palabras que le partían en corazón sin dejar de sollozar, avanzó entre la oscuridad buscando esa voz que cada vez era más cercana. - Te lo ruego... por f-favor.... 

- ¿Quién eres...? - susurró Naruto tratando de no llorar con esa dulce voz que recordaba vagamente pero le era tan familiar como la suya propia... hacía años que soñaba con esa persona y nunca había estado tan cerca de su presencia que le rogaba ayuda y a la vez le desgarraba el corazón. - Mami... ¿Por qué no te acuerdas de mí...?

Naruto paró de tratar de avanzar en aquella asfixiante oscuridad. Estaba en estado de shock.... ¿esa voz era la de su posible hija o hijo?

- ¿Por qué me has olvidado? ¿Nunca fui importante para tí? ¿Por qué? ¿Me odias? ¿ O es que tan solo fui un error? Y-yo te quiero mami.... 

Naruto no pudo evitar llorar con aquella presencia. 

- ¡NO! Y-yo también te quiero.... ¡por favor dime dónde estás! - Aunque jamás iba a admitirlo en voz alta Naruto gritó en sus sueños todo su dolor y desesperación por encontrar a su pequeño o pequeña para abrazarle y mimarle hasta hartarse. - ¡Nunca te he dejado de buscar!

Recordó cuando un año y medio después de escapar, cuando su bebé ya debería tener casi tres años se enteró que la Organización le había abandonado. Recibieron la noticia tarde pero buscaron desperadamente por todo el país. 

- ¡¿Dónde estás?! - Naruto giró sobre si mismo buscando con la mirada cualquier resquicio de luz. - ¡¡¡¡AIMI!!!! 

Gritó con toda su desesperación el nombre que había pensado después de averiguar que su bebé había sido niña... Incontables veces había pasado las noches en vela imaginándose a sí mismo con un lindo bebé de cabellos dorados y ojos azules como los suyos en sus brazos, ambos riendo mientras él le hacía ccosquillas y abrazaba... Después de eso se pasaba las noches llorando hasta que el sueño y agotamiento le vencían para llevarlo a un mundo de pesadillas donde una voz le llamaba sin cesar... Su hija le había estado buscando tan desesperadamente como él a ella. 

- ¿Aimi? - dijo la voz con curiosidad... ya no lloraba - ¿Así es como me llamo?

- Si mi amor.... Ese es el nombre que pensé para tí cuando supe que eras niña... - dijo Naruto controlando el llanto que amenazaba por salir con su garganta... quería gritar hasta desgarrársela... gritar todo su dolor y sufrimiento... pero no podía dejar sordo al mundo. 

- Me gusta...

- ¿Hasta ahora como te han llamado? - preguntó Naruto a la vocecilla.

- Akiha... mi mama me dijo que era por qué me encontraron en otoño. 

- Es un nombre bonito... - dijo Naruto triste, Le hubiera gustado que su hija creciera feliz e ignorante, más tarde podrían haberle dichoi que era una niña abandonada pero ahora con sus seis añitos de edad no debía saber esas cosas... pero el destino es cruel y despiadado, tan siquiera se compadece de los pequeños. 

Naruto siguió avanzando por la oscuridad pero en vez de alejarse sintió como la voz de su pequeña se alejaba hasta hacerse incomprensible. Paró de andar asustado y volvió atrás. No quería perderla... aún no, quería hablar un poco más con ella. 

- ¿Aimi? - La llamó mientras volvía atrás pero se dio cuenta que sus voces sonaban distorsionadas... "No puede ser...." pensó el rubio con desesperación. "Aún no... por favor... tan solo un poco más..." miró a su alrededor asustado mientras trataba de aferrarse a esa oscuridad que empezaba a desvanecerse. 

- ¡Mami no te vayas! - oyó la voz de su pequeña y se sintió tan impotente y furioso consigo mismo....

- ¡AIMI! ¡te encontraré! - girtó mientras la oscuridad era reemplazada por unos ojos oscuros que le observaban preocupados. - ¡Lo prometo! 

 

Entonces abrió los ojos. 

 

- ¿Naru? ¿amor? - Itachi estaba encima suyo dándole suaves lametazos en la mejilla. 

- Estoy bien... - dijo el rubio mientras se secaba las lágrimas, odiaba llorar delante de otro alfa dominante... sobretodo si este iba a ser su futura pareja... ¿un momento? ¿des de cuando ese era un hecho claro? ¡Por encima de su cadáver!

Entonces dejó que las lágrimas cayeran por su rostro en un hermoso y coordinado descontrol. 

- Naru... - susurró Itachi mientras le abrazaba fuerte en su cama... olía a cerezas y eucalipto... como él. El mencionado respiró fuerte permitiendo que el aroma entrara en sus fosas nasales y le calmara casi al instante. 

- ¿Cuánto tiempo llevo durmiendo?

- Des de ayer por la tarde. - dijo Itachi cogiéndole del rostro con uregencia, examinandolo, esperando alguna reacción por su parte que le indicara que estaba bien pero... con el sueño que acababa de tener, el sentirse bien quedaba lejos de sus metas. 

- Quita de encima mío. - Dijo Naru forcejeando con Itachi hasta que este le soltó y pudo sentarse en el borde de la cama. - ¿Por qué llevo una de tus camisetas? - dijo con el ceño fruncido y las manos en las caderas. 

"Terriblemente encantador... y sexy..." pensó Itachi relamiéndose los labios y fijandose en que su camiseta le llegaba a Naruto por debajo de las pantorrilas. 

- Por qué te ves sexy con ella. - admitió sin verguenza mientras Naruto le miraba enfadado. El peli negro le guiñó un ojo juguetón. - Era un cumplido, bebe... Después de todo eres mío así que... ¿por qué no dejarte una?

- ¿Ahh? ¿Des de cuando soy tuyo? - dijo Naruto con las manos en las caderas, ahora si que estaba molesto de verdad... 

- Des de que llevas a mi hijo en tu vientre. - Dijo Itachi des de la cama señalando el vientre del rubio que enseguida se puso pálido... Se le había olvidado total y completamente que estaba en estado... Itachi miró estupefacto la cara del rubio, por un lado querí hacerle una foto y guardarla en su colección personal de "Naruto" pero por otra se sentía idignado... - ¿Te olvidaste de NUESTRO hijo?

- Sí, ¿algún problema? - admitió Naruto mientras salía de la habitación y se encontraba con la sala dónde habían estado hablando la tarde anterior. 

Todos estaban hablando animadamente entre ellos, las manadas habían encajado... o eso parecía. 

Se sentó al lado de Kiba y Shino que se estaban abrazando de tal manera que el mayor no permitía movilidad alguna al embarazado. 

- ¡Naruto! - dijo Kiba librándose del abrazo de pitón de Shino y saltando a los brazos del rubio mientras le cubría la cara de besos y lágrimas le caían por los ojos. 

- ¿Me he perdido algo? - dijo Naruto confundido tratando de detener a Kiba pero era sorprendentemente fuerte. 

- No, tan solo son la hormonas... - explicó Shino ganándose un golpe en el brazo por parte de Kiba que terminó de decir: 

- ...porqué tú pronto estarás igual, ¿verdad?

- ....- Naruto se les quedó mirando y puso una cara que asustaría al mismísimo demonio mientras todos los que estaban a su alrededor retrocedían unos pasos, Kiba saltó a los brazos de Shino que le recibieron con ansias. - ...voy a matar a Itachi... 

 

 

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- ¿Hoy también? - preguntó una peli negra besando a una chica de melena negro-azulada que asintió triste con la cabeza. 

- Sí, no dejaba de llamar a su "mami"... Shizune... no sé qué hacer por ella... - La mayor rodeó a Hinata con los brazos mientras le acariciaba la espalda tranquilizadoramente. 

- Tranquila, ya verás que ha sido casualidad todo... Aunque hacía tiempo que no tenía estos sueños... 

Hinata asintió con la cabeza mientras se dejaba abrazar y se ponía de puntillas para darle un beso a Shizune, su novia. 

Su hija adoptada tenía pesadillas des de los tres años y medio, des de que vinió. Por dos años habían conseguido suprimirlos con ayuda de psicólogos infantiles y el apoyo de su clan pero... era inevitable que su pequeña volviera a sufrir esas pesadillas que la hacían llorar durante toda la noche y llamar a su "mami"... aunque esta fue la primera vez que su pequeña dejaba de llorar a mitad de sueño y se calmaba...

Era un cambio pero no estaban seguras que les gustase.

- ¡Buenos días mamas! - dijo una pequeña de pelo negro y unos increíbles ojos azul tan claros como el cielo. Les dio un beso a las chicas que estaban abrazadas mientras se sentaba en la mesa, ya vestida, para comer sus cereales. 

- Buenos días, amor... 

- ¿Volviste a tener pesadillas? - preguntó Shizune sin tacto alguno mientras recibía un golpe por parte de Hinata, pero antes que puedira decir nada, la pequeña se le adelantó: 

- No fue una pesadilla... del todo... 

- ¿A qué te refieres? - dijo Shizune con interés mientras Hinata se acercaba a la pequeña y la abrazaba... No quería que le quitaran a su pequeña... y sentía que la estaba perdiendo...

- Al principio sí que lo fue pero... pude oir la voz de mi mami... - la niña paró de hablar al percibir el estado de ánimo de su mama Hinata. Bajó de la mesa y se sentó en el sofá, esperó a que sus mamás se sentaran una a cada lado y se abrazó a Hinata, ella era más sensible que Shizune y sabía que le dolía más ese tema... 

- EL principio fue como siempre, estaba sola en aquél lugar frío y oscuro... me dolía mucho el pecho... tanto que no podía dejar de llorar... Pero entonces oí su voz... Me enfadé con él por haberme abandonado pero... No entiendo qué ocurrió... él me dijo que me estuvo buscando y no me encontró pero... ¿por qué? 

Ambas adultas se miraron preocupadas. 

- Él me estuvo buscando pero no me encontró... ¿por qué no me encontró? ¿mamás?

- Tan solo ha sido un sueño, cariño... - dijo Shizune tratando que no le diera un ataque de pánico a Hinata y otro de depresión a la niña. 

- Quizás tengas razón... pero... Me dijo mi nombre... 

- Tú ya tienes un nombre. - intervino Hinata insegura con voz temblorosa mientras la niña negaba con la cabeza.

- Mi nombre es Aimi. Me lo dijo en el sueño. - la niña sonrió feliz y volvió a la cocina a comerse sus cereales. 

- ¿Has oido eso Shizune? - dijo Hinata sollozando. - No quiero que mi pequeña me abandone... - La peli negra abrazó a Hinata. 

- Tranquila... pero sabes que no es nuestra pequeña... nosotras tan solo la cuidamos hasta que su madre la encuentre...

Fue interrumpida por el llanto de Hinata, que se oía perfectamente des de la cocina dónde Akiha estaba desayunando... Y se dio cuenta que no debería haberles hablado de ese sueño a sus mamás... tan solo había hecho llorar a mamá Hinata. Con el bol a medias, se levantó y lo tiró a la basura para después dejarlo vacío en el fregadero... Le ponía trsite ver llorar a mamá Hinata y se había esforzado des de pequeña por verla sonreír pero... quería conocer a su mami... que le hablaba con tanto amor des de sus sueños... 

Pero no quería ver llorar a mamá Hinata... 

Una decisión que estaba fuera del alcance del corazón de una niña de apenas seis años cumplidos. 


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