Doceavo capitulo: la noche es joven…..
-la noche aun es joven- dijo Jarred mirando directamente en los ojos marrones de Zakary
-si lo es pero yo me quiero ir a mi casa, estoy cansado- dijo Zakary desviando la mirada
-nada de eso, además no puedes saltar del carro- dijo Jarred
-como tú- dijo Zakary con un poco de humor
-¿cómo yo?- pregunto confuso Jarred
-si como tú la noche pasada, me decías que ibas a saltar, eso es lo único que me acuerdo- soltó una risita acordándose de lo sucedido
-bueno pues pero no te rías- dijo manejando y acercándose a un lugar donde se alcanzaban a ver luces, de hecho una rueda, la rueda de la fortuna.
-que… en serio yo nunca había venido en una cita- dijo Zakary que luego se arrepintió de haberlo dicho volteando hacia el piso sonrojado.
-admites que estamos en una cita- dijo Jarred
-no… yo… como quieras creerlo- dijo el chico con la cara roja
-que hermoso te ves mi peque- Jarred se sorprendió al decir “mi” pero que se le iba a hacer si fue involuntario, aparco el carro y bajaron
-no soy tu peque- dijo Zakary adelantándose con una pequeña sonrisa.
-si lo eres- Jarred puso seguro al carro y alcanzo a Zakary, tomándole por los hombros y caminando tras de el – hoy hace frio- dijo porque casi se le salía el humo.
-sí, pero está hermosa la luna- dijo Zakary pensando en lo afortunado que era
-pero sabes una cosa- dijo el más alto – tú me vas a calentar- dijo bromeando mientras movía las caderas pegándose más al menor quien solo caminaba.
-deja- susurro pues ya estaban entrando en la multitud, Jarred hizo caso y lo guio hasta la enorme rueda, pagando la entrada y los dos subiéndose en la pequeña cabina-vamos que son muy bonitas las vistas aquí y más si hay alguien guapo- dijo para hacerlo avergonzar, la verdad no sabía que le pasaba pero Zakary hacia que el vacío que en algún momento sintió por Novalee desapareciera y mejor aún, ya lo estaba viendo más que a un amigo.
-si las vistas son bellas- dijo pegándose al cristal, el mar de Manhattan se veía a lo lejos, los carros y todo era tan pequeño a hora menos los edificios eso era obvio, no se dio cuenta cuando Jarred se acercó tomándolo por las muñecas y se las subió por encima de la cabeza deteniéndolas así en lo alto mientras lo besaba profundamente, el aire comenzaba a faltarles haciendo que Jarred se separara sin bajarle las manos, solo se quedaron allí mirándose directamente, de sus bocas salía humo tanto del frio como del calor de sus cuerpos.
-no aguanto más… te amo mi peque- dijo el alto acercándose para abrazarlo y susurrarle al oído- es en serio y es algo que ya no puedo soportar, sé que soy algo apresurado pero esto nunca lo había sentido hace ya unos años- dijo apretándolo más casi dejándolo sin respirar.
-Jarred, ¿es enserio?....yo también te amo o bueno yo….- quería contradecirse pero otro beso lo callo
-sé que tú me amas tanto como yo- pronto llegaron al suelo donde se tenían que bajar.
-vamos- dijo Zakary apretando bien la mano de Jarred quien se la había dado, subieron al auto y Jarred manejo hasta su casa, donde los dos se bajaron y subieron hasta el piso del rubio, cerraron la puerta y Jarred empujo a Zakary contra el sillón donde se empezaron a besar, el menor apenas podía llevar el ritmo pero de todos modos se aferraba a los cabellos de su cazador de labios, este lo agarro de la cadera y lo subió a la suya para que lo rodeara con sus piernas, cargándolo hasta el cuarto, lo recostó en la cama.
Le subió la camisa y le empezó a acariciar todo el abdomen después siguió con su legua y empezó a besarlo hasta que llego a su miembro donde lo beso por arriba de la tela del pantalón haciendo gemir a Zakary, no tardo en desnudarlo completamente mientras que él también lo hacía, quería hacerlo suyo y ya no aguantaba, Zakary se estaba convirtiendo en su perdición, esta vez no sería por una borrachera sino seria por amor, le empujo las piernas hacia el propio cuerpo de Zakary y se las abrió quedando en una posición llamada el misionero, le dio un beso profundo y no tardo en entrar en él, lentamente y con cariño, Zakary gimió y se abrazó más a la ancha espalda de Jarred, las embestidas, al paso que Zakary se acostumbraba, eran cada vez más profundas y fuertes, era un delicioso baile donde los dos se entregaban por amor, cuando llegaron al clímax los dos amantes se abrazaron
-te amo- dijo Zakary con su respiración acelerada
-yo también te amo mi peque- dijo Jarred quedándose dormido abrazando protectoramente a Zakary.