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Fifty Shades Of Son Goku por GokuGrey

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Notas del capitulo:

La historia está basado 100% a los libros de  E. L. James y los personajes pertenecen a Akira Toriyama 

 

perdon por la tardanza de como 192838 años 😘

Me aleja de golpe. Me estremezco. Se sienta en la cama.

—Vamos, necesitamos vestirnos... eso si quieres conocer a mi padre. — Sonríe, salta fuera de la cama y se pone los jeans, ¡sin ropa interior! Lucho por sentarme mientras sigo atado.
—Goku... no puedo moverme.
Su sonrisa se hace más grande, se inclina y desata la corbata. El patrón del tejido ha dejado una marca alrededor de mis muñecas. Es... sexy. Me mira. Está divertido, sus ojos danzando con alegría. Besa mi frente y me sonríe abiertamente.
—Otra primera vez —reconoce, pero no tengo ni idea de lo que está hablando.
—No tengo ropas limpias aquí. —De repente, siento pánico y considerando lo que acabo de experimentar, el pánico no me agrada. ¡Su padre! Mierda. No tengo ropa limpia y prácticamente nos descubrió en flagrante delito—. Tal vez debería quedarme aquí.
—Oh, no, no lo harás —amenaza Goku—. Puedes usar algo mío. —Se ha puesto una camiseta blanca y pasa una mano por su cabello de recién follado. A pesar de mi ansiedad, pierdo el tren de mi pensamiento. ¿Me acostumbraré alguna vez a ver a este hermoso hombre? Su belleza es despampanante.
—Vegeta, podrías estar usando un saco y aun así te verías encantador. Por favor, no te preocupes. Me gustaría que conocieras a mi padre. Vístete. Sólo iré a calmarlo. —Su boca se presiona en una línea dura—. Te espero en esa habitación en cinco minutos, de otra forma, vendré y te arrastraré hasta ahí yo mismo en lo que sea que estés usando. Mis camisetas están en este cajón. Mis camisas en el armario. Busca tú mismo. —Sus ojos me observan especulativamente por un momento y deja la habitación.
Santa Mierda. El padre de Goku. Esto es mucho más de lo que esperaba. Tal vez conocerlo pondrá una pequeña parte del rompecabezas en su lugar. Puede ayudarme a


entender por qué Goku es del modo que es... Repentinamente, quiero conocerlo. Recojo mi camisa del suelo y estoy encantado de descubrir que ha sobrevivido la noche prácticamente sin ninguna arruga. Pero si hay una cosa que odio, es no usar bóxer limpios. Busco a través de los cajones de su vestidor y me encuentro con el que contiene sus bóxer. Luego de ponerme un par de Calvin Klein grises ajustados, me pongo mis pantalones y mis Converse.

Tomando mi chaqueta, me meto al baño y miro mis ojos demasiado brillantes, mi cara ruborizada... ¡Y mi cabello! Mierda, como siempre en forma de flama pero ahora un poco más despeinado de lo habitual.. Rebusco en las gavetas para encontrar un cepillo y encuentro un peine. Tendrá que servir. Le doy un vistazo desesperado a mi ropa. Tal vez debería aceptar la oferta de Goku sobre su ropa. Mi subconsciente tuerce los labios y modula la palabra “ja”. Lo ignoro. Deslizándome en mi chaqueta, satisfecho de que los puños cubran los reveladores patrones que dejó su corbata, doy una última mirada ansioso al espejo. Esto tendrá que servir. Me dirijo a la sala principal.
—Aquí está él. —Goku se pone de pie.
Su expresión es cálida y apreciativa. El hombre de cabello alborotado junto a él se gira y me sonríe. Se pone de pie también. (Por Dios Santo, se supone que Goku era adoptado, pero parece gemelo con su padre adoptivo, nadie lo creería que dijera que no era su hijo de sangre). Está impecablemente vestido en un traje de color gris con zapatos a juego. Se ve arreglado, elegante, hermoso y yo muero por dentro un poco, sabiendo que me veo como un desastre.
—Padre, este es Vegeta Veiiji. Vegeta, este es Bardock Son.
El Dr. Son me extiende su mano.
—Qué placer conocerte —murmura. Si no estoy equivocado, hay sorpresa y tal vez un aturdido alivio en su voz y un cálido resplandor en sus ojos color avellana. Tomo su mano y no puedo evitar sonreí con igual calidez.
—Dr. Son —murmuro.
—Llámame Bardock. —Sonríe y Goku frunce el ceño—. Usualmente soy el Dr. Son. Entonces, ¿cómo se conocieron ustedes? —Mira de manera interrogante a Goku, incapaz de ocultar su curiosidad.
—Vegeta me entrevistó para el periódico escolar de la WSU porque estaré entregando los títulos esta semana.
Doble mierda. Había olvidado eso.
—Entonces, ¿te graduarás esta semana? —pregunta Bardock.


—Sí.
Mi celular comienza a sonar. Trunks, apuesto.
—Discúlpenme. —Está en la cocina. Me acerco y me inclino sobre la barra de desayuno, sin verificar el número—. Trunks.
—¡Dios mío! ¡Vegeta! —Oh, mierda, es Yamcha. Suena desesperado—. ¿Dónde estás? He estado intentando contactarte. Necesito verte, disculparme por mi comportamiento del viernes. ¿Por qué no me has regresado las llamadas?
—Mira Yamcha, ahora no es un buen momento. —Miro ansiosamente a Goku que me está mirando intensamente, su rostro impasible mientras le murmura algo a su papá. Le doy la espalda.
—¿Dónde estás? Trunks está siendo muy evasivo —se queja.
—Estoy en Seattle.
—¿Qué estás haciendo en Seattle? ¿Estás con él?
—Yamcha, te llamaré más tarde. No puedo hablar contigo ahora. —Cuelgo.
Camino con indiferencia de regreso hacia Goku y su padre. Bardock se encuentra en plena diatriba.
—... Y Gohan llamó para decir que estabas por aquí. No te he visto en dos semanas, querido.
—¿Lo hizo? —murmura Goku, mirándome con expresión indescifrable.
—Pensé que tal vez podíamos almorzar juntos, pero puedo ver que tienes otros planes y no quiero interrumpir tu día. —Toma su largo abrigo color crema y se gira hacia él, ofreciéndole su mejilla. Él lo besa brevemente, de forma dulce. El no lo toca.
—Tengo que llevar a Vegeta a Portland.
—Por supuesto, querido. Vegeta, ha sido un placer. Espero que nos encontremos otra vez. —Me extiende su mano, sus ojos brillantes y las sacudimos.
Piccolo aparece de... ¿dónde?
—¿Señora Son? —pregunta.
—Gracias, Piccolo. —Lo escolta fuera de la sala y a través de las puertas dobles hacia el vestíbulo. ¿Piccolo estuvo aquí todo el tiempo? ¿Cuánto tiempo ha estado aquí? ¿Dónde ha estado?


Goku me mira.
—Entonces, ¿el fotógrafo llamó?
Mierda.
—Sí.
—¿Qué quería?
—Sólo disculparse, tú sabes... por lo del viernes.
Goku entrecierra sus ojos.
—Ya veo —dice simplemente.
Piccolo reaparece.
—Señor Son, hay un problema con el envío a Darfur.
Goku asiente bruscamente en su dirección.
—¿Charlie Tango está en el aeródromo Boeing?
—Sí, señor. —Piccolo asiente en mi dirección—. Señor Veiiji
Le sonrío tentativamente en respuesta y él se da vuelta y se va.
—¿Vive aquí? ¿Piccolo?
—Sí. —Su tono es cortante. ¿Cuál es su problema?
Goku se dirige a la cocina y toma su iPhone, dándole un vistazo a algunos correos, asumo. Presiona sus labios en una línea y hace una llamada.
—Ross, ¿cuál es el problema? —suelta. Escucha, observándome, sus ojos negros están especulativos, mientras yo estoy de pie en el centro de la gran habitación, preguntándome qué hacer conmigo mismo, sintiéndome extraordinariamente consciente de mí, fuera de lugar.
—No pondré a ninguna tripulación en riesgo. No, cancélalo... evitaremos el aire en su lugar... Bien. —La calidez en sus ojos ha desaparecido. Parece distraído y mirándome una vez, se dirige a su estudio y vuelve un momento después—. Este es el contrato. Léelo y lo discutiremos el próximo fin de semana. Te sugiero que investigues al respecto para que estés al tanto de lo que está en juego. —Hace una pausa—. Eso es si estás de acuerdo y de verdad espero que lo estés —agrega, en un tono más suave, ansioso.


—¿Investigar?
—Estarás sorprendido de lo que puedes encontrar en internet —murmura.
¡Internet! No tengo acceso a ninguna computadora, sólo a la laptop de Trunks y no podría usar la de Clayton para este tipo de “investigación”, ¿o sí?
—¿Qué pasa? —pregunta, ladeando la cabeza.
—No tengo computadora. Veré si puedo usar la laptop de Trunks.
Me entrega un sobre.
—Estoy seguro de que puedo... ehh, prestarte una. Toma tus cosas, iremos de regreso a Portland y almorzaremos algo en el camino. Necesito vestirme.
—Sólo haré una llamada —murmuro. Quiero escuchar la voz de Trunks.
Frunce el ceño. —¿El fotógrafo? —Su quijada se torna rígida y su mirada quema. Lo miro—. No me gusta compartir, joven Veiiji. Recuérdal. —El tono de su voz suena como una advertencia, con una larga y fría mirada hacia mí, se dirige de nuevo a la habitación.
Mierda. Sólo quería llamar a Trunks, quiero gritarle, pero su repentina frialdad me deja paralizado. ¿Qué ocurrió con el generoso, relajado y sonriente hombre que me estaba haciendo el amor hace menos de una hora?
—¿Listo? —pregunta Goku mientras nos detenemos junto a las puertas dobles del vestíbulo.
Asiento de manera vacilante. Volvió a su personaje distante, amable, tenso, su máscara de nuevo puesta y en marcha. Lleva una bolsa de mensajero de cuero. ¿Por qué necesita eso? Tal vez se quede en Portland y entonces, recuerdo la graduación. Oh, sí... estará allí el jueves. Está usando una chaqueta de cuero negro. Desde luego, no se ve como el multi millonario, billonario, la palabra que sea que termine en “ario”, con esta ropa. Parece un chico en el camino equivocado, tal vez una estrella de rock con mal comportamiento o un modelo de pasarela. Suspiro internamente, deseando tener una décima parte de su aplomo. Es tan tranquilo y controlado. Frunzo el ceño, recordando su exabrupto sobre Yamcha... bueno, parece serlo.
Piccolo está rondando en el fondo.
—Mañana entonces —le dice a Piccolo quien asiente con la cabeza.
—Sí, señor. ¿Qué automóvil se va a llevar, señor?

 

Me mira brevemente.
—El R8.
—Buen viaje, señor Son. Joven Veiiji. —Piccolo me mira amablemente, aunque tal vez hay una pizca de piedad oculta en las profundidades de sus ojos.
No hay duda que piensa que he sucumbido a los dudosos hábitos sexuales del señor Son. Todavía no, sólo a sus excepcionales hábitos sexuales o tal vez el sexo es así para todo el mundo. Frunzo el ceño ante el pensamiento. No tengo ninguna comparación y no puedo preguntarle a Trunks. Eso es algo que voy a tener que tratar con Goku. Es perfectamente natural que deba hablar con alguien y no puedo hablar con él si es tan abierto un minuto y tan distante al siguiente.
Piccolo sostiene la puerta abierta para nosotros y nos conduce a través de ella. Goku llama al ascensor.
—¿Qué pasa, Vegeta? —pregunta. ¿Cómo sabe que estoy analizando algo en mi mente? Extiende su mano y tira de mi barbilla—. Deja de morderte el labio o tendremos sexo en el ascensor y no me importa quién entre con nosotros.
Me sonrojo, pero hay un atisbo de sonrisa en sus labios, finalmente su estado de ánimo parece estar cambiando.
—Goku, tengo un problema.
—¿Ah, sí? —Tengo toda su atención.
El ascensor llega. Entramos y Goku presiona el botón marcado con una S.
—Bueno. —Me sonrojo. ¿Cómo decir esto?—. Tengo que hablar con Trunks. Tengo muchas preguntas sobre sexo y estás demasiado involucrado. Si quieres que haga todas estas cosas, ¿cómo puedo saber...? —Hago una pausa, tratando de encontrar las palabras adecuadas—. Simplemente no tengo términos de referencia.
Pone los ojos en blanco en mi dirección.
—Habla con el si es necesario. —Suena exasperado—. Asegúrate de que no le menciona nada a Gohan.
Me enfada la insinuación. Trunks no es así.
—No haría eso y no te diría nada de lo que me diga de Gohan, si fuera a decirme algo
—añado rápidamente.


—Bueno, la diferencia es que yo no quiero saber sobre su vida sexual —murmura Goku secamente—. Gohan es un bastardo entrometido. Pero sólo habla acerca de lo que hemos hecho hasta ahora —advierte—. El probablemente me quitaría mis bolas si supiera lo que quiero hacer contigo —añade en voz tan baja que no estoy seguro de haberlo escuchado bien.
—Está bien —acepto con facilidad, sonriéndole, aliviado. La idea de Trunks con las bolas de Goku es algo en lo que no quiero pensar.
Sus labios se curvan y niega con la cabeza.
—Cuanto antes tenga tu sumisión, mejor y podemos detener todo esto —murmura.
—Detener, ¿qué?
—Tú, desafiándome. —Estira su mano hacia abajo, ahueca mi barbilla y planta un beso rápido y dulce en mis labios mientras las puertas del ascensor se abren. Toma mi mano y me guía dentro del garaje subterráneo.
Yo, desafiándolo... ¿cómo?
Al lado del ascensor, puedo ver el Audi 4x4 negro, pero es el elegante deportivo negro el que se abre con un pitido y se ilumina cuando lo apunta el llavero que controla la alarma. Es uno de esos automóviles que deberían tener a una rubia con largas piernas y usando sólo un pequeño vestido, extendida a través del capo.
—Bonito automóvil —murmuro con sequedad.
Levanta la mirada y sonríe.
—Lo sé —dice y por una fracción de segundo, el dulce, joven, despreocupado Goku está de vuelta. Eso me alegra el corazón. Está tan emocionado. Los chicos y sus juguetes. Pongo mis ojos en blanco hacia él, pero no puedo reprimir mi sonrisa. Me abre la puerta y me subo. Vaya... es bajo. Se mueve alrededor del automóvil con una gracia fácil y dobla su larga elegancia a mi lado. ¿Cómo hace eso?
—Entonces, ¿qué tipo de automóvil es este?
—Se trata de un Audi R8 Spyder. Es un hermoso día, podemos bajar el techo. Hay una gorra de béisbol allí. De hecho, debería haber dos. —Apunta hacia la guantera—. Y lentes de sol si los quieres.

Enciende el automóvil y el motor ruge detrás de nosotros. Pone el bolso en el espacio tras nuestros asientos, presiona un botón y el techo se reclina lentamente. Con un golpecito en un interruptor, Bruce Springsteen nos rodea.
—Vas a amar a Bruce. —Sonríe y saca el automóvil fácilmente de su plaza del estacionamiento hasta la rampa empinada, donde hacemos una pausa en la barrera.
Entonces estamos fuera en una mañana soleada de mayo en Seattle. Busco en la guantera y tomo las gorras de béisbol. Los Mariners. ¿Le gusta el béisbol? Le paso una gorra y se la pone. Aplasto mi cabello en forma de flama que tanto me caracteriza..
Las personas nos miran mientras avanzamos por las calles. Por un momento, creo que es a él... y entonces, una parte muy paranoica piensa que todos me están mirando porque saben lo que he estado haciendo durante las últimas doce horas, pero finalmente, me doy cuenta de que es al automóvil. Goku parece no darse cuenta, perdido en sus pensamientos.
El tráfico es escaso y pronto estamos en la I-5 dirigiéndonos al sur, el viento barriendo sobre nuestras cabezas. Bruce está cantando acerca de estar ardiendo y su deseo. Cuán adecuado. Me sonrojo mientras escucho las palabras. Goku me mira. Tiene sus Ray-Bans puestas por lo que no puedo ver lo que está pensando. Su boca se inclina un poco, estira su mano y la coloca sobre mi rodilla, apretándola suavemente. Mi aliento se dificulta.
—¿Hambriento? —pregunta.
No de comida.
—No especialmente.
Su boca se aprieta en una línea dura.
—Tienes que comer, Vegeta —me reprende—.
Conozco un buen lugar cerca de Olympia. Pararemos allí.
Aprieta mi rodilla de nuevo y luego devuelve su mano al volante mientras baja su pie sobre el acelerador. Estoy presionado contra la parte de posterior de mi asiento. Vaya, este automóvil se puede mover.

 


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