Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Fifty Shades Of Son Goku por GokuGrey

[Reviews - 29]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

la historia pertenece a E.L. James y los personajes a Akira Toriyama

 

c6;🏻a039;c6;🏻c6;🏻

El restaurante es pequeño e íntimo, una cabaña de madera en medio de un bosque. La decoración es rústica: sillas y mesas al azar con manteles de cuadritos, flores silvestres en floreros pequeños. Cuisine Sauvage dice un cartel encima de la puerta.

—No he estado aquí en un tiempo. No tenemos opciones, cocinan lo que sea que han capturado o recogido.
—Levanta sus cejas con fingido horror y tengo que reír.
La camarera toma la orden de nuestras bebidas. Se sonroja cuando ve a Goku, evitando el contacto visual con él, escondiéndose bajo su flequillo rubio y largo. ¡A ella le gusta! ¡No soy sólo yo!
—Dos vasos de Pinot Grigio —dice Goku con una voz de autoridad.
Frunzo mis labios, exasperado—.
¿Qué? —dice bruscamente.
—Quería una Coca-Cola dietética —susurro.
Sus ojos negros se entrecierran y sacude su cabeza.
—El Pinot Grigio aquí es un vino decente, irá bien con la comida, con lo que sea que recibamos —dice con paciencia.
—¿Lo que sea que recibamos?
—Sí.
—Sonríe, deslumbrante, con su cabeza inclinada con una sonrisa de lado y los polos de mi estómago saltan por encima de mi bazo. No puedo evitar reflejar su gloriosa sonrisa en respuesta—.
Le gustaste a mi padre —dice secamente.
—¿En serio? —Sus palabras me hacen sonrojar con placer.
—Oh, sí. Siempre pensó que era hetero.
Mi boca se abre y recuerdo esa pregunta... en la entrevista. Oh, no. —¿Por qué pensaba que eras hetero? —susurro.
—Porque siempre me ve rodeado de chicas, pero es solo trabajo.
—¿Oh... ni siquiera uno de los quince?
Él sonríe.
—Te acordaste. No, ninguno de los quince.
—Oh.


—Sabes, Vegeta, ha sido un fin de semana de novedades para mí también —dice en
voz baja.
—¿Lo ha sido?
—Nunca he dormido con nadie, nunca he tenido sexo en mi cama, nunca volé con un chico en Charlie Tango, nunca le presenté un hombre a mi padre. ¿Qué me estás haciendo? —Sus ojos arden, su intensidad me quita el aliento.
La camarera llega con nuestras copas de vino y de inmediato tomo un rápido sorbo. ¿Se está abriendo o simplemente haciendo una observación casual?
—Realmente he disfrutado este fin de semana —murmuro. Entrecierra sus ojos hacia mí otra vez.
—Deja de morderte el labio —gruñe—. Yo también —añade.
—¿Qué es sexo vainilla? —le pregunto, cualquier cosa para distraerme de la mirada intensa, ardiente y sexy que me está dando. Se ríe.
—Sólo es sexo sencillo, Vegeta. Sin juguetes, sin extras añadidos.
—Se encoge de hombros—. Sabes... bueno, en realidad no lo haces, pero eso es lo que significa.
—Oh. —Pensaba que el sexo que tuvimos fue brownie con cobertura de chocolate, con una cereza en la parte superior. Pero bueno, ¿qué sé yo?
La camarera nos trae sopa. Ambos la miramos de manera dudosa.
—Sopa de ortiga —nos informa la camarera antes de girar y balancearse de regreso a la cocina. No creo que a ella le guste ser ignorada por Goku. Pruebo tentativamente. Es delicioso. Goku y yo levantamos la mirada el uno hacia el otro al mismo tiempo con alivio. Me río y él inclina su cabeza hacia un lado.
—Ese es un sonido hermoso —murmura.
—¿Por qué nunca has tenido sexo vainilla antes? ¿Siempre has hecho... eh, lo que has hecho? —pregunto, intrigado.
Asiente con la cabeza lentamente.
—Más o menos. —Su voz es cautelosa. Frunce el ceño por un momento y parece estar involucrado en algún tipo de lucha interna. Luego levanta la vista, con una decisión tomada—.
Uno de los amigos de mi padre me sedujo cuando tenía quince años.
—Oh. —¡Mierda, eso es ser joven!


—Tenía gustos muy particulares. Fui su sumiso durante seis años.
—Se encoge de
hombros.
—Oh. —Mi cerebro se ha congelado, sorprendido hasta la inactividad por esta admisión.
—Así que sé lo que implica, Vegeta.
—Sus ojos brillan con comprensión. Lo miro, incapaz de articular nada, incluso mi subconsciente está en silencio—.
Realmente no tuve una introducción común al sexo.
La curiosidad se activa a lo grande.
—¿Así que nunca saliste con alguien en la universidad?
—No. —Niega con su cabeza para enfatizar el punto.
La camarera toma nuestros platos, interrumpiéndonos por un momento.
—¿Por qué? —le pregunto cuándo se ha ido.
Sonríe sarcásticamente.
—¿De verdad quieres saber?
—Sí.
—No quería hacerlo. El era todo lo que quería, necesitaba. Y, además, me habría golpeado terriblemente.
—Sonríe con cariño ante el recuerdo.
Oh, esta es demasiada información... pero quiero más.
—¿Así que si era un amigo de tu padre, qué edad tenía?
Sonríe.
—Edad suficiente para saber desempeñarse mejor.
—¿Todavía lo ves?
—Sí.
—¿Todavía... eh...? —Me sonrojo.
—No. —Niega con la cabeza y sonríe con indulgencia a mí—.
Es un muy buen amigo.
—Oh. ¿Lo sabe tu padre?


Me da una mirada de no-seas-estúpido.
—Por supuesto que no.
La camarera regresa con carne de venado, pero mi apetito ha desaparecido. Qué revelación. Goku el sumiso... mierda. Tomo un trago grande del Pinot Grigio; él tiene razón, por supuesto, es delicioso. Por Dios, todas estas revelaciones, son mucho más en qué pensar. Necesito tiempo para procesar esto cuando esté por mi cuenta, no cuando estoy distraído por su presencia. Es tan abrumador, tan macho alfa y ahora ha lanzado esta bomba en la ecuación. Él sabe lo que es.
—Pero, no puede haber sido a tiempo completo... —Estoy confundido.
—Bueno, lo fue, aunque no lo veía todo el tiempo. Era... difícil. Después de todo, todavía estaba en la escuela y luego en la universidad. Come, Vegeta.
—En realidad no tengo hambre, Goku. —Estoy recuperándome de su revelación.
Su expresión se endurece.
—Come —dice en voz baja, muy baja.
Lo miro. Este hombre, abusado sexualmente cuando era adolescente, tiene un tono muy amenazante.
—Dame un momento —murmuro en voz baja. Parpadea un par de veces.
—Está bien —murmura y continúa con su comida.
Así es como será si firmo: ordenándome. Frunzo el ceño. ¿Quiero esto? Alcanzando mi cuchillo y tenedor, corto tentativamente la carne de venado. Es muy sabroso.
—¿Es así como nuestra relación eh... será? —susurro—. ¿Tú, ordenándome?
—No puedo obligarme a mirarlo.
—Sí —murmura.
—Ya veo.
—Y lo que es más, querrás que lo haga —añade en voz baja.
Sinceramente, lo dudo. Corto otro trozo de carne de venado, sosteniéndolo contra mi boca.
—Es un gran paso —murmuro y como.


—Lo es. —Cierra sus ojos un instante. Cuando los abre, están amplios y serios—. Vegeta, tienes que ir con tus instintos. Has la investigación, lee el contrato, estaré feliz de discutir cualquier aspecto. Estaré en Portland hasta el viernes si quieres hablar de ello antes de esa fecha.

—Sus palabras vienen a mí apresuradamente—.

Llámame, tal vez podamos cenar, por ejemplo ¿el miércoles? Realmente quiero hacer funcionar esto. De hecho, nunca he querido nada tanto como quiero que esto funcione.
Su sinceridad quema, su anhelo se refleja en sus ojos. Esto es principalmente lo que no comprendo. ¿Por qué yo? ¿Por qué no uno de los quince? Oh, no... ¿eso seré yo? ¿un número? ¿El dieciséis de muchos?

—¿Qué pasó con los quince? —Dejo escapar.
Levanta sus cejas con sorpresa, luego luce resignado, negando con su cabeza.

—Varias cosas, pero se reduce a... —Hace una pausa, tratando de encontrar las palabras, creo—. Incompatibilidad.
—Se encoge de hombros.
—¿Y crees que yo podría ser compatible contigo?
—Sí.
—¿Así que ya no estás viendo a ninguno de ellos?
—No, Vegeta, no lo hago. Soy monógamo en mis relaciones. Ah... esto son noticias.
—Ya veo.
—Investiga, Vegeta.

Bajo mi cuchillo y tenedor. No puedo comer más.
—¿Eso es todo? ¿Eso es todo lo que vas a comer?

Asiento con la cabeza. Me frunce el ceño, pero decide no decir nada. Doy un pequeño suspiro de alivio. Mi estómago está agitándose con toda esta nueva información y me siento un poco mareado por el vino. Lo veo mientras devora todo su plato. Come como un caballo. Debe hacer ejercicio para mantenerse en tan buena forma. El recuerdo de la forma en que su pijama cuelga de sus caderas viene espontáneamente a mi mente. La imagen es totalmente distractora. Me retuerzo incómodamente. Levanta la vista hacia mí y me sonrojo.


—Daría cualquier cosa por saber lo que estás pensando en este mismo momento
— murmura. Me sonrojo más. Me sonríe, con una sonrisa malvada—. Puedo adivinar
— bromea en voz baja.
—Me alegro de que no puedas leer mi mente.
—Tu mente, no, Vegeta, pero tu cuerpo, ese lo he llegado a conocer bastante bien desde ayer.
—Su voz es sugerente. ¿Cómo es que cambia tan rápidamente de un estado de ánimo al otro? Es tan voluble... es difícil mantener el ritmo.
Le hace gestos a la camarera y le pide la cuenta. Una vez que ha pagado, se para y me extiende su mano.
—Ven. —Tomando mi mano en la suya, me lleva de nuevo al automóvil. Este contacto, piel con piel, es lo que es tan inesperado de él, es normal, íntimo.
No puedo conciliar este gesto común, tierno, con lo que él quiere hacer en esa habitación... El Salón Rojo del Dolor.
Estamos en silencio en el viaje de Olympia a Vancouver, ambos perdidos en nuestros propios pensamientos. Cuando estaciona afuera de mi departamento, son las cinco de la tarde. Las luces están encendidas, Trunks está en casa. Empacando, sin duda, a menos que Gohan todavía esté allí. Apaga el motor y me doy cuenta de que voy a tener que dejarlo.
—¿Quieres entrar? —le pregunto. No quiero que se vaya. Quiero prolongar nuestro tiempo juntos.
—No. Tengo trabajo que hacer —dice simplemente, mirándome, una expresión inescrutable.
Miro abajo hacia mis manos mientras junto mis dedos. De repente, me siento emocional. Él se va. Estirando su mano, toma una de las mías y lentamente la lleva hasta su boca, con ternura besando el dorso de mi mano, como un gesto dulce y pasado de moda. Mi corazón salta hasta mi boca.
—Gracias por este fin de semana, Vegeta. Ha sido... el mejor.
¿Miércoles? ¿Te recogeré en el trabajo, desde cualquier lugar? —dice en voz baja.
—Miércoles —susurro.
Besa mi mano de nuevo y la coloca de vuelta en mi regazo. Sale, da la vuelta hacia mi lado y abre la puerta del pasajero. ¿Por qué me siento de repente desprovisto? Un nudo se forma en mi garganta. No debo permitir que me vea así. Fijando una sonrisa en mi cara, salgo fuera del coche y continúo por el camino, sabiendo que tengo que

 

enfrentarme a Trunks, temiendo enfrentarme a Trunks. Me doy la vuelta y lo miro a medio camino. Barbilla arriba Vegeta, me reprendo a mí mismo.
—Oh... por cierto, llevo tu ropa interior.
—Le ofrezco una pequeña sonrisa y levanto la cinturilla de los boxer que llevo para que pueda ver.
La boca de Goku cae abierta, sorprendida. Qué gran reacción. Mi humor cambia inmediatamente y entro pavoneándome en la casa, parte de mí queriendo saltar y lanzar el puño al aire. ¡SÍ! Mi dios interior está encantado.
Trunks está en la sala de estar empaquetando sus libros en cajas.
—Estás de vuelta. ¿Dónde está Goku? ¿Cómo estás? —Su voz es febril, ansiosa y salta hacia mí agarrando mis hombros, analizando mi rostro minuciosamente antes incluso de que hubiera dicho hola.
Mierda... tengo que tratar con la persistencia y la tenacidad de Trunks y estoy en posesión de un documento legal firmado diciendo que no puedo hablar. No es una mezcla saludable.
—Bueno, ¿cómo fue? No pude parar de pensar en ti, después de que Gohan se fue, quiero decir.
—Sonríe maliciosamente.
No puedo dejar de sonreír ante su preocupación y su ardiente curiosidad, pero de repente, me siento tímido. Me sonrojo. Fue muy privado. Todo ello. Ver y saber lo que Goku tiene que esconder. Pero tengo que darle algunos detalles, porque no me dejará en paz hasta que lo haga.
—Fue bien, Trunks. Muy bien, creo —digo tranquilamente, intentando esconder mi vergonzosa sonrisa que lo dice todo.
—¿Tú crees?
—No tengo nada para compararlo, ¿no? —Me encojo de hombros en tono de disculpa.
—¿Te hizo venir?
Mierda. Es muy contundente. Me vuelvo de color escarlata.
—Sí —murmuro, exasperado.
Trunks me empuja al sofá y nos sentamos. Estrecha mis manos.
—Eso está bien.
—Trunks me mira con incredulidad—.
Fue tu primera vez. Wow, Goku debe saber realmente lo que está haciendo.
Oh Trunks, si tú supieras.


—Mi primera vez fue horrible —continúa, haciendo una cara de comedia triste.
—¿Oh? —Esto me tiene interesado, es algo que nunca antes había divulgado.
—Sí, Tao Pai Pai. Escuela secundaria, un deportista idiota. —Se estremece—.

Fue rudo. No estaba preparado. Ambos estábamos borrachos. Tú sabes... el típico desastre adolescente post-baile. Ugh... me llevó meses antes de decidir probar otra vez. Y no con él, la maravilla sin agallas. Era demasiado joven. Tuviste razón al esperar.

—Trunks, eso suena horrible. Trunks parece pensativo.
—Sí, me llevó casi un año tener mi primer orgasmo a través del sexo con penetración y aquí estás tú... ¿la primera vez?

Asiento tímidamente. Mi dios interior se sienta en la posición del loto pareciendo sereno, excepto por la disimulada y autocomplaciente sonrisa en su rostro.

—Me alegro de que la perdieras con alguien que sabe diferenciar entre su culo y su codo. —Me guiña el ojo—. Así que, ¿cuándo vas a verlo de nuevo?
—El miércoles. Vamos a cenar. —¿Así que todavía te gusta?
—Sí. Pero no sé acerca del... futuro. —¿Por qué?
—Él es complicado, Trunks. Tú sabes... vive en un mundo muy diferente al mío. —Gran excusa. Creíble también. Mucho mejor que: Tiene un Salón Rojo del Dolor y quiere hacerme su esclavo sexual.
—Oh por favor, no dejes que esto sea por el dinero, Veg. Gohan dice que es muy insólito para Goku salir con alguien.
—¿Lo dijo? —Mi voz se alza varias octavas.

¡Demasiado obvio, Veiiji! Mi subconsciente me mira, meneando su largo y delgado dedo, entonces se transforma en la balanza de la justicia para recordarme que él podría demandarme si revelo demasiado. Ja... ¿qué va a hacer?, ¿quitarme todo mi dinero? Debo recordar googlear “penalizaciones por romper un acuerdo de no divulgación” mientras hago el resto de mi “investigación”. Es como si me hubieran dado una tarea escolar.
Tal vez incluso me gradúe. Me sonrojo, recordando mi A por el experimento en el baño esta mañana.


—Veg, ¿qué pasa?
—Sólo recordando algo que Goku dijo.
—Te ves diferente —dice Trunks afectuosamente.
—Me siento diferente. Dolorido —confieso.
—¿Dolorido?
—Un poco. —Me sonrojo.
—Yo también. Semes —dice con disgusto simulado—.
Son animales. —Ambos nos reímos.
—¿Estás dolorido? —exclamo.
—Sí... uso excesivo.
Me río tontamente.

—Cuéntame acerca del uso excesivo de Gohan —pregunto cuando he parado de reír. Oh, puedo sentirme a mí mismo relajándome por primera vez desde que estaba en la cola del bar... antes de la llamada de teléfono que comenzó todo esto, cuando estaba admirando al señor Son desde la distancia. Felices días sin complicaciones.
Trunks se sonroja. Oh Dios... Trunks Kavanagh se vuelve todo Vegeta Veiiji conmigo. Me lanza una mirada húmeda. Nunca lo había visto reaccionar de esta forma por un hombre antes. Mi mandíbula cae al suelo. ¿Dónde está Trunks y qué has hecho con el?

—Oh, Veg. —Deja salir a borbotones—. Él es tan... Todo. Y cuando nosotros... oh... realmente bueno. —Difícilmente puede hilvanar una frase, está mal.
—Creo que estás intentando decirme que te gusta.
Asiente, sonriendo como un loco.
—Y voy a verlo el sábado. Nos va a ayudar a mudarnos. —Junta sus manos, da un brinco fuera del sofá y hace piruetas hasta la ventana. Mudanza. Mierda... me había olvidado de eso, incluso con las cajas de embalaje rodeándonos.
—Es muy amable de su parte —digo apreciativamente. Puedo llegar a conocerlo también. Quizás pueda darme una visión más clara de su extraño y perturbador hermano—. Así que, ¿qué hicieron anoche? —pregunto. Ladea la cabeza hacia mí y eleva las cejas en una mirada de tú-que-crees-estúpido.
—Más o menos lo que hiciste, aunque cenamos primero.
—Me sonríe—.
¿Estásrealmente bien? Pareces un poco agobiado.
—Me siento agobiado. Goku es muy intenso.
—Sí, puedo ver cómo puede ser. ¿Pero fue bueno contigo?
—Sí —la tranquilizo—.

Estoy realmente hambriento, ¿debería cocinar?
Asiente y recoge dos libros más para empaquetar.

—¿Qué quieres hacer con los libros de catorce mil dólares? —pregunta.
—Voy a devolvérselos.
—¿De verdad?
—Es un regalo exagerado. No puedo aceptarlo, especialmente ahora.
—Le sonrío a Trunks y el asiente.
—Te entiendo. Te llegaron un par de cartas y Yamcha estuvo llamando hora tras hora. Sonaba desesperado.
—Lo llamaré —murmuro evasivamente. Si le dijera a Trunks acerca de Yamcha, se lo sirve en el desayuno. Recojo las cartas de la mesa del comedor y las abro—.
¡Hey, tengo entrevistas! La semana siguiente, en Seattle, ¡para las plazas de practicantes!
—¿Para qué editorial? —¡Para ambas!
—Te dije que tu Boleta perfecta de calificaciones te abriría puertas, Veg.
—Trunks, por supuesto, ya tiene un cupo de prácticas en el Seattle Times. Su padre conoce a alguien que conoce a alguien.
—¿Cómo se siente Gohan acerca de que vayas a irte lejos? —pregunto.
Trunks entra en la cocina, por primera vez esta tarde, está desconsolado.
—Entiende. Parte de mí no quiere irse, pero es tentador tumbarse al sol por un par de semanas. Además, mi mama está soportándolo, pensando que este será nuestro último viaje real en familia antes de que Tarble y yo salgamos de cabeza al mundo al empleo remunerado.


Nunca he tenido que dejar Estados Unidos. Trunks se va a Barbados con sus padres y su hermano Tarble por dos semanas enteras.
Voy a echarlo de menos en nuestro nuevo departamento. Será extraño.
Tarble ha estado viajando por el mundo desde que se graduó el año pasado. Me pregunto brevemente si lo veré antes de que se vayan de vacaciones. Es un chico encantador. El teléfono suena, sacándome de mi ensueño.

—Será Yamcha —suspiro. Sé que tengo que hablar con él. Agarro el teléfono—.
Hola. —Veg, ¡regresaste! —grita Yamcha con alivio.

—Obviamente. —El sarcasmo se filtra en mi voz y pongo mis ojos en blanco hacia el teléfono.
Está en silencio por un momento.

—¿Puedo verte? Siento lo del viernes en la noche. Estaba ebrio... y tú... bien. Veg por favor, perdóname.

—Por supuesto que te perdono Yamcha. Sólo no lo hagas otra vez. Sabes que no me siento de ese modo por ti.
Suspira pesadamente, triste.

—Lo sé, Veg. Sólo pensé que, si te besaba, podía cambiar la forma en que te sientes.

—Yamcha, te quiero mucho, significas mucho para mí. Eres como el hermano que nunca tuve. Eso no va a cambiar. Tú lo sabes. —Odiaba decepcionarlo, pero esa es la verdad.

—Entonces, ¿estás con él ahora? —Su tono está lleno de desdén. —Yamcha, no estoy con nadie.

—Pero pasaste la noche con él.

—Eso no es asunto tuyo.

—¿Es por el dinero?

—¡Yamcha! ¡Cómo te atreves! —le grito, tambaleándome por su audacia.

—Veg —se queja y se disculpa simultáneamente. No puedo hacer frente a sus celos mezquinos ahora. Sé que está herido, pero mi plato está repleto al tratar con Goku Son.

—Quizá podamos tomar un café o algo mañana. Te llamaré.

—Soy conciliador. Es mi amigo. Estoy muy encariñado con él. Pero ahora mismo, no necesito esto.


— Mañana entonces. ¿Llamarás?

—La esperanza en su voz retuerce mi corazón.

—Sí... buenas noches, Yamcha

—Cuelgo sin esperar su respuesta.

—¿De qué trataba todo eso? —demanda Trunks sus manos sobre sus caderas.

Decido que la honestidad es la mejor política. Me está mirando más irritado que nunca.

—Intento besarme el viernes.

—¿Yamcha? y ¿Goku Son? Vegeta, tus feromonas deben estar trabajando tiempo extra.

¿En qué estupidez estabas pensando?

—Sacude la cabeza con disgusto y vuelve a las cajas de embalaje.

Cuarenta y cinco minutos más tarde, dejamos de hacer nuestro equipaje para ponernos con la especialidad de la casa, mi lasaña.

Trunks abre la botella de vino y nos sentamos entre las cajas, comiendo, bebiendo vino tinto barato y viendo televisión basura.
Es normal. E tan de vuelta a la tierra y bienvenido después de las pasadas cuarenta y ocho horas de... locura. Como, por primera vez sin prisas, tranquilo.

¿Qué pasa con él y la comida? Trunks limpia los platos y termino de empacar las cosas de la sala de estar. Nos quedamos con el sofá, la televisión y la mesa del comedor. ¿Qué más podemos necesitar? Sólo falta empacar lo de la cocina y los dormitorios.
El teléfono suena nuevamente.

Es Gohan. Trunks me guiña y salta a su habitación como si tuviera catorce años. Sé que debería estar escribiendo su discurso de despedida, pero parece que Gohan es más importante. ¿Qué pasa con los hombres Son? ¿Qué es lo que los hace totalmente distractores, absorbentes e irresistibles? Tomo otro trago de vino.

Paso los canales de televisión, pero en el fondo, sé que sólo estoy postergándolo. Quemando como un brillante agujero rojo en mi mariconera, está el contrato. ¿Tengo la fuerza para leerlo esta noche?
Pongo mi cabeza en mis manos.
Yamcha y Goku, ambos quieren algo de mí. Yamcha es fácil de tratar. Pero Goku... Goku está en una liga completamente diferente en cuanto a dirección y comprensión. Una parte de mí quiere correr y esconderse. ¿Qué voy a hacer? Sus ardientes ojos negros y su intensa mirada ardiente entran en mi mente y mi cuerpo se tensa ante el pensamiento. Me corta la respiración. Ni siquiera está aquí y estoy excitado.

¿Esto no puede ser sólo acerca del sexo o sí? Recuerdo sus bromas gentiles esta mañana en el desayuno, su alegría por mi deleite con el paseo en helicóptero, él tocando el piano... la dulce y oh-tan-triste música llena de alma.


Es una persona tan complicada. Y ahora tengo una idea de por qué. Un joven privado de su adolescencia, abusado sexualmente por la mala figura del señor Nappa... no es de extrañar que haya envejecido antes de tiempo. Mi corazón se llena de tristeza ante el pensamiento de lo que debe haber pasado. Soy demasiado ingenuo para saber exactamente qué, pero la investigación puede arrojar algo de luz. Pero, ¿realmente quiero saber? ¿Quiero explorar ese mundo del que no sé nada? Es un paso muy grande.

Si no lo hubiera conocido, aún estaría feliz y dulcemente ajeno a eso. Mi mente se desvía a la noche anterior y esta mañana... y la increíble sensualidad que he experimentado. ¿Quiero decir adiós a eso? ¡No! Grita mi subconsciente... mi dios interno asiente en silencio de acuerdo con el.

Trunks se pasea de nuevo por la sala de estar, sonriendo de oreja a oreja. Tal vez está enamorado... lo miro boquiabierto. Nunca se había comportado así.
—Veg, me voy a la cama, estoy muy cansado. —También yo, Trunks.
Me abraza.

—Me alegro que estés de vuelta en una pieza. Hay algo acerca de Goku —añade tranquilamente en tono de disculpa. Le doy una pequeña sonrisa tranquilizadora, mientras pienso... ¿Cómo diablos lo sabe? Esto es lo que lo hará un gran periodista, su intuición inquebrantable.

Recogiendo mi mariconera, deambulo sin ganas hacia mi dormitorio. Estoy muy cansado por todos nuestros esfuerzos carnales del día anterior y por el completo y absoluto dilema que encaro. Me siento en la cama y con cuidado, extraigo el sobre de papel manila de la mariconera, girándolo una y otra vez en mis manos. ¿Realmente quiero saber la extensión de la depravación de Goku? Es muy desalentador. Tomo una respiración profunda y con el corazón en la garganta, abro el sobre.

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).