Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Fifty Shades Of Son Goku por GokuGrey

[Reviews - 29]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

La historia pertenece a la escritora E.L. James así como algunos personajes.

Algunos personajes perteneces a Akira Toriyama

Goku está pasando ambas manos por su cabello y caminando de un lado a otro por su estudio. Dos manos, eso es doble exasperación. Su control sólido usual se ha esfumado. 

-No entiendo por qué no me dijiste -me crítica severamente. 

-El tema nunca surgió. No tengo el hábito de revelar mi estatus sexual a todo el que conozco. Quiero decir, apenas si nos conocemos. Estoy mirando mis manos. ¿Por qué me estoy sintiendo culpable? ¿Por qué está tan enojado? Le doy una mirada. 

-Bueno, tú sabes mucho sobre mí ahora -chasquea, su boca se presiona en una línea severa.- ¡Sabía que eras inexperto, pero virgen! -Lo dice como si realmente fuera una mala palabrar-. Rayos, Veg, acabo de mostrarte -gime-. Puede que Dios me perdone. ¿Alguna vez has sido besado, sin contarme a mí? 

-Por supuesto que sí. -Hago mi mejor esfuerzo para lucir ofendido. De acuerdo... quizás dos veces. 

-¿Y un joven agradable no ha caído rendido a tus pies? Simplemente no entiendo. Tienes veintiuno, casi veintidós. Eres hermoso. -Pasa sus manos por su cabello otra vez. 

Hermoso. Me sonrojo, complacido. Goku Son piensa que soy hermoso. Anudo mis dedos, mirándolos fijamente, tratando de ocultar mi sonrisa tonta. Quizás es corto de vista, mi subconsciente ha levantado su cabeza, sonámbulo. ¿Dónde estaba cuando lo necesitaba? 

-Y estás discutiendo con seriedad lo que quiero hacer, cuando no tienes experiencia. -Sus cejas se juntan-. ¿Cómo has evitado el sexo? Dime, por favor. 

Me encojo de hombros. 

-No ha habido nadie en realidad, ya sabes. -Nadie ha estado a la altura, sólo tú. Y resultaste ser alguna clase de monstruo. ¿Por qué estás tan enojado conmigo? -susurro. 

-No estoy enojado contigo, estoy enojado conmigo. Simplemente asumí...

-Suspira. Me mira con astucia y luego sacude su cabezar. ¿Quieres irte?

-pregunta, su voz gentil. 

-No, a menos que quieras que me vaya -murmuro. Oh no... No quiero irme. 

-Por supuesto que no. Me gusta tenerte aquí. -Él frunce el ceño mientras dice esto y luego mira su reloj. Es tarde. -Y se gira para mirarme-. Estás mordiéndote el labio. -Su voz es ronca y está mirándome especulativamente. 

-Lo siento. 

-No te disculpes. Es sólo que también quiero morderlo, duro. 

Jadeo... cómo puede decirme cosas como esa y esperar que no esté afectado. 

-Ven -murmura. 

-¿Qué? 

-Vamos a rectificar la situación ahora mismo. 

-¿Qué quieres decir? ¿Qué situación? 

-Tu situación. Veg, voy a hacerte el amor, ahora. 

-Oh. -El piso se ha desmoronado. Soy una situación. Estoy sosteniendo mi respiración. 

-Si es que quieres hacerlo, quiero decir, no quiero empujar mi suerte.
-Creí que tú no hacías el amor. Creí que cogias duro. -Trago saliva, mi boca repentinamente seca. 

Me da una sonrisa maliciosa, los efectos de ésta viajan todo el camino hasta allí. 

-Puedo hacer una excepción o quizás combine los dos, ya veremos. Realmente quiero hacerte el amor. Por favor, ven a mi cama conmigo. Quiero que nuestro acuerdo funcione, pero realmente necesitas tener alguna idea de en qué te estás metiendo. Podemos empezar tu entrenamiento esta noche, con lo básico. Esto no significa que todo vaya a volverse corazones y flores, es un medio para un fin, pero uno que quiero, y que espero que tú también. -Su mirada negra es intensa. 

Me sonrojo... oh Dios mío... los deseos se hacen realidad.
-Pero no he hecho todas las cosas que exiges de tu lista de reglas. -Mi voz está entrecortada, vacilante. 

-Olvídate de las reglas. Olvídate de todos esos detalles por esta noche. Te deseo. Te he deseado desde que entraste en mi oficina y sé que me deseas. No estarías sentado aquí discutiendo calmadamente sobre castigo y límites estrictos si no lo quisieras. Por favor, Vegeta, pasa la noche conmigo. -Extiende su mano en mi dirección, sus ojos están brillantes, ardientes... excitados y pongo mi mano en la suya. Él me empuja hacia sus brazos así que puedo sentir la longitud de su cuerpo contra el mío, esta acción rápida me toma por sorpresa. Pasa sus dedos alrededor de mi cuello, mi caballo alrededor de su muñeca y empuja gentilmente, así que me veo obligado a mirar arriba hacia él. También me mira. 

-Eres un joven valiente -susurrar. Estoy impresionado.
Sus palabras son como alguna clase de artefacto incendiario; mi sangre arde. Se inclina, besa mis labios gentilmente y chupa mi labio inferior. 

-Quiero morder este labio -murmura contra mi boca y cuidadosamente tira de éste con sus dientes. Gimo y él sonríe. 

-Por favor, Veg, déjame hacerte el amor.
-Sí -susurro, porque esa es la razón por la que estoy aquí. Su sonrisa es triunfante mientras me libera, toma mi mano y me lleva a través del apartamento. 

Su habitación es enorme. Las ventanas dejan ver un Seattle iluminado y elevado. Las paredes son blancas y los muebles son azul pálido. La cama enorme es ultra-moderna, hecha de madera gris y áspera, cuatro postes pero sin dosel. Sobre la pared encima de estos hay una pintura impresionante del mar. 

Estoy temblando como una hoja. Esto es. Finalmente, después de todo este tiempo, voy a hacerlo, con nadie más que Goku Son. Mi respiración es superficial y no puedo quitarle los ojos de encima. Él se quita su reloj y lo pone sobre la parte superior de un mueble con cajones a juego con la cama y se quita la chaqueta, dejándola sobre la silla. Está vestido con una camisa de lino blanco y pantalones. Es de una belleza sorprendente. Su cabello negro es un desastre, su camisa está por fuera, sus ojos negros audaces y deslumbrantes. Se quita sus Converse, se estira y se saca las calcetas, una por una. Los pies de Goku Son... vaya... ¿qué tienen los pies descalzos? Girándose, me mira, su expresión suave. 

-Abre el cajón superior del mueble y saca un paquete de condones. Me mira atentamente. 

—La verdad no quisiera que mi primera vez sea con que tengas puesto un condón.

-Prepárate -murmurar. ¿Quieres las cortinas cerradas?
-No me importa -susurror. Pensé que no dejabas que nadie durmiera en tu cama. 

-¿Quién dice que vamos a dormir? -murmura suavemente. 

-Oh. -Santa mierda. 

Camina lentamente hacia mí. Confiado, sexy, sus ojos ardientes y mi corazón empieza a palpitar. Mi sangre está bombeando alrededor de mi cuerpo. Deseo, denso y caliente llena mi estómago. Él se para frente de mí, mirándome a los ojos. Es jodidamente atractivo. 

-Vamos a quitar esta chaqueta, ¿de acuerdo? -dice suavemente, toma las solapas y desliza gentilmente mi chaqueta por mis hombros. La deja sobre la silla. 

-¿Tienes idea de lo mucho que te deseo, Veg Veiiji? -susurra. Mi respiración se entrecorta. No puedo quitar mis ojos de los suyos. Se estira y gentilmente pasa sus dedos desde mi mejilla hasta mi barbilla. 

-¿Tienes alguna idea de lo que voy a hacerte? -agrega, acariciando mi barbilla. 

Los músculos dentro de la parte más profunda y más oscura de mí se aprietan de la forma más deliciosa. El dolor es tan dulce y agudo que quiero cerrar mis ojos, pero estoy hipnotizado por los ojos negros mirándome fervientemente. Inclinándose, me besa. Sus labios son demandantes, firmes y lentos, moldeando los míos. Empieza a desabotonar mi camisa mientras deja besos como toques de plumas sobre mi mandíbula, mi barbilla y las esquinas de mi boca. Lentamente la quita y la deja caer al suelo. Retrocede y me mira. 

-Oh, Vegeta -respirar. Tienes la piel más hermosa y perfecta. Quiero besar cada centímetro de tu cuerpo. 

Me sonrojo. Oh Dios mío... ¿Por qué dijo que no podía hacerme el amor? Haré cualquier cosa que quiera.

-Me gustan los morenos -murmura y sus manos están en mi cabello, agarrando cada lado de mi cabeza. Su beso es demandante, su lengua y labios miman los míos. Gimo y mi lengua encuentra tentativamente la suya. Pone sus brazos a mí alrededor y me arrastra contra su cuerpo, apretándome con fuerza. Una mano permanece en mi cabello, la otra viaja por mi espina dorsal hasta mi cintura y luego a mi trasero. Sus manos se flexionan sobre él y aprieta gentilmente. Me sostiene contra sus caderas y siento su erección, que lánguidamente empuja hacia mí. 

Gimo una vez más en su boca. Difícilmente puedo contener las sensaciones desenfrenadas o las hormonas que se alborotan a través de mi cuerpo. Lo deseo con tantas ganas. Tomando la parte superior de sus brazos, siento sus bíceps, él es sorprendentemente fuerte... muscular. Tentativamente, muevo mis manos a su rostro y hacia su cabello. Santo Moisés. Es tan suave, revuelto. Tiro gentilmente y él gime. Me lleva hacia la cama, hasta que la siento detrás de mis rodillas. Creo que va a empujarme sobre ella, pero no lo hace. Liberándome, repentinamente cae sobre sus rodillas. Agarra mis caderas con ambas manos y recorre con su lengua alrededor de mi ombligo, luego mordisquea gentilmente su camino hasta el hueso de mi cadera, luego sobre mi abdomen hasta el otro lado. 

-Ah -gimo. 

Mirarlo sobre sus rodillas en frente de mí, sentir su boca sobre mí, es tan inesperado y caliente. Mis manos permanecen en su cabello, empujando gentilmente mientras trato de tranquilizar mi respiración demasiado fuerte. Me mira a través de esas pestañas imposiblemente largas, sus ojos de un negro ahumado ardiente. Sus manos alcanzan y deshacen el botón de mis jeans y sin prisas baja la cremallera. Sin quitar sus ojos de mí, sus manos se mueven bajo la pretina, rozándome y moviéndose a mi trasero. Sus manos se deslizan lentamente desde mi trasero a mis muslos, quitando mis jeans mientras lo hace. No puedo alejar mi mirada. Él se detiene y lame sus labios, nunca rompiendo el contacto visual. Se inclina hacia adelante, recorriendo su nariz hasta el vértice quedando frente a mi pene. Lo siento. Allí.

-Hueles tan bien -murmura y cierra sus ojos, una mirada de placer puro sobre su cara y prácticamente convulsiono. Se estira y tira de la manta de la cama, luego me empuja gentilmente hasta que caigo sobre el colchón. 

Todavía arrodillado, agarra mi pie y desata mi Converse, quitándome mi zapato y la calceta. Me levanto sobre mis codos para ver lo que está haciendo. Estoy jadeando... queriendo. Él levanta mi pie por el talón y corre la uña de su pulgar por el empeine. Es casi doloroso, pero siento que el movimiento hace eco en mi ingle. Jadeo. Sin quitar sus ojos de los míos, otra vez pone su lengua a lo largo de mi empeine y luego sus dientes. Mierda. Gimo... cómo puedo sentir esto, allí. Me recuesto sobre la cama, gimiendo. Escucho su risita suave. 

-Oh, Veg, lo que podría hacerte -susurra. Me quita mi otra calceta y zapato, luego se para y me quita los jeans. Estoy acostado sobre su cama vestido sólo con mi bóxer y él está mirándome. 

-Eres muy hermoso, Vegeta Veiiji. No puedo esperar a estar dentro de ti. 

Santa Mierda. Sus palabras. Él es tan seductor. Me quita la respiración. 

-Muéstrame cómo te complaces. 

¿Qué? Frunzo el ceño. 

-No seas tímido, Veg, muéstrame -susurra. 

Sacudo mi cabeza. 

-No sé qué quieres decir. -Mi voz es ronca, difícilmente la reconozco, enlazada con el deseo. 

-¿No juegas con tus dedos en tu culo? Quiero verlo.

-Sacudo mi cabeza. 

-No lo hago -murmuro. Él levanta sus cejas, asombrado por un momento, sus ojos se oscurecen y sacude su cabeza en incredulidad. 

-Bueno, tendremos que ver lo que podemos hacer sobre eso. Su voz es suave, desafiante, una amenaza deliciosa y sensual. Deshace los botones de sus pantalones y lentamente se los baja, sus ojos sobre los míos todo el tiempo. Se inclina sobre mí y, agarrando cada uno de mis tobillos, separa rápidamente mis piernas y se arrastra sobre la cama entre ellas. Se cierne sobre mí. Estoy temblando con necesidad. 

-Quédate quieto -murmura y luego se inclina y besa el interior de mi muslo, dejando un rastro de besos hacia arriba, sobre el material de mis bóxers, besándome. 

Oh... no puedo quedarme quieto. ¿Cómo no puedo moverme? Me retuerzo bajo él. 

-Vamos a tener que trabajar en que te quedes quieto, nene. Deja besos sobre mi abdomen, su lengua se hunde en mi ombligo. Todavía está dirigiéndose al norte, besándome sobre mi torso. Mi piel está en llamas. Estoy sonrojado, demasiado caliente, demasiado frío, estoy agarrando la sábana bajo mí. Se tumba a mi lado y su mano viaja desde mi cadera, a mi cintura y hasta mi pezón. Me mira, su expresión ilegible y gentilmente aprieta mi pezón. 

Su dedo se mueve a mi otro pezón y repite el proceso. Mis pezones están hinchados y se endurecen bajo su mirada firme.

-Muy lindo -susurra apreciativamente y mis pezones se endurecen incluso más. Sopla muy suavemente sobre uno mientras su mano se mueve a mi otro pectoral y su pulgar gira lentamente al final de mi pezón, alargándolo. Gimo, sintiendo la dulce sensación hasta en mi ingle. Oh por favor, ruego internamente mientras mis dedos aprietan mucho más la sábana. Sus labios se cierran alrededor de mi otro pezón y tira de él. Casi convulsiono. 

-Vamos a ver si podemos hacer que te vengas de esta manera -susurra, continuando su asalto lento y sensual. Mis pezones soportan el peso delicioso de sus dedos hábiles y labios, encendiendo cada terminación nerviosa de mi cuerpo así que mi cuerpo entero canta con dulce agonía, él simplemente no se detiene. 

-Oh... por favor -ruego y echo mi cabeza hacia atrás, mi boca abierta mientras gimo, mis piernas endurecidas. Santa mierda, ¿qué está sucediéndome? 

-Vamos, nene -murmura. Sus dientes se cierran sobre mi pezón y su pulgar y dedo empujan fuerte y me deshago en sus manos, mi cuerpo convulsionando haciéndose añicos en miles de pedazos. Él me besa, profundamente, su lengua en mi boca absorbiendo mis gritos. 

Oh Dios mío. Eso fue extraordinario. Ahora sé de qué se trata todo esto. Su mirada baja hacia mí, una sonrisa satisfecha sobre su rostro, aunque estoy seguro de que no hay nada más que gratitud y admiración en la mía. 

-Eres muy sensible -respirar. Vas a tener que aprender a controlar eso y va a ser muy divertido enseñarte cómo. Me besa otra vez. 

Mi respiración todavía está entrecortada mientras bajo de mi orgasmo. Su mano se mueve a mi cintura, a mi culo y luego me aprieta, íntimamente... Caramba. Su dedo se desliza a través del bóxer y lentamente hace círculos a mí alrededor... allí. Brevemente cierra sus ojos y su respiración se entrecorta. 

-Estás tan delicioso. Dios, te deseo. Empuja su dedo en mi interior y grito mientras lo hace una y otra vez. Empuja en mi interior más y más fuerte. Gimo. 

De repente, se sienta, tira de mis bóxers y lo lanza sobre el suelo. Se quita sus bóxers y su erección se libera. Santa vaca... Se mueve entre mis piernas, separándolas mucho más quedando al rededor de su cintura

-No te preocupes respira, sus ojos sobre los míos. Se inclina, su mano en cada lado de mi cabeza, así se cierne sobre mí, mirándome a los ojos, su mandíbula apretada, sus ojos quemando. Es sólo ahora que me doy cuenta que todavía está vistiendo su camisa. 

-¿Realmente quieres hacer esto? -pregunta suavemente. 

-Por favor ruego. 

-Pon tus rodillas arriba ordena suavemente y soy rápido en obedecer. Voy a follarte ahora, joven Veiiji -murmura, mientras posiciona la cabeza de su erección en la entrada de mi culo. 

Duro -susurra y se hunde de un golpe en mi interior. 

-¡Aargh! grito mientras siento una extraña sensación de pinchazo profundo en mi interior. Se queda quieto, mirándome, sus ojos brillantes con triunfo extático. 

Su boca está abierta ligeramente y su respiración es pesada. Gime. 

-Estás tan apretado. ¿Estás bien? 

Asiento, mis ojos amplios, mis manos en sus antebrazos. Me siento tan lleno. Sigue quieto, dejándome aclimatarme a la sensación intrusiva y abrumadora de él en mi interior. 

-Voy a moverme, nene -respira después de un momento, su voz tirante. 

Oh. 

Se retira con una lentitud exquisita. Y cierra sus ojos, gime y empuja en mi interior de nuevo. Grito una segunda vez y él se queda quieto. 

-¿Más? -susurra, su voz torca.
-Sí. Aspiro. Él lo hace una vez más y se queda quieto de nuevo. 

Gimo. Mi cuerpo aceptando... Oh, quiero esto.
-¿Otra vez? aspira.
-Sí. Es una súplica. 

Y él se mueve, pero esta vez no se detiene. Se echa sobre sus codos para así poder sentir su peso sobre mí, oprimiéndome. Se mueve lentamente al principio, impulsándose dentro y fuera de mí. Acelera. Yo gimo, él se mueve más fuerte, acelerando la velocidad, sin piedad, un ritmo incesante y yo mantengo el ritmo, encontrándome con sus embestidas. Agarra mi cabeza entre sus manos y me besa fuertemente, sus dientes agarrando mi labio inferior otra vez. Se mueve un poco y puedo sentir la edificación de algo muy dentro de mí, como antes. Empiezo a ponerme más rígido a medida que el empuja una y otra vez. Mi cuerpo se estremece, se arquea, un brillo de sudor se acumula sobre mí. Oh Dios... no sabía que iba a sentirse así... no sabía que podía sentirse tan bueno como esto. Mis pensamientos se dispersan... sólo hay sensación... sólo él... sólo yo... oh, por favor... me pongo rígido.

—Acaba para mí —susurra sin aliento y me deshago con sus palabras, explotando manchando mi abdomen y de él mientras llego al clímax y me desarmo en un millón de pedazos debajo de él. Mientras él se viene, dice mi nombre, empujando duro, luego quedándose quieto mientras acaba dentro de mí. 

Todavía estoy jadeando, tratando de aminorar mi respiración, mi corazón desbocado y mis pensamientos están desenfrenados. Guao... eso fue asombroso. Abro los ojos y tiene su frente apretada contra la mía, sus ojos cerrados, su respiración entrecortada. Los ojos de Goku parpadean abriéndose y me miran, sombríos pero suaves. Todavía está dentro de mí. Inclinándose, presiona suavemente un beso en mi frente y luego, lentamente, se retira de mí. 

—Oh. —Me estremezco con la falta de familiaridad. 

—¿Te lastimé? —pregunta Goku mientras se acuesta a mi lado, recostado sobre un codo. Se coloca un mechón de pelo detrás de la oreja. Y tengo que sonreír, ampliamente. 

—¿Me estas preguntando si me heriste? 

—No he perdido la ironía —sonríe sardónicamente—. De verdad, ¿estás bien? —Sus ojos son intensos, minuciosos, exigentes incluso. 

Me tiendo a su lado, sintiéndome despejado, mis huesos como la mermelada, pero estoy relajado, profundamente relajado. Le sonrío. No puedo dejar de sonreír. Ahora sé por qué tanto alboroto. Dos eyaculaciones... llegando al tope, como una lavadora en centrifugado, wow. No tenía idea de lo que mi cuerpo era capaz de hacer, podía ser enrollado con tanta fuerza y liberado con tanta violencia, tan gratificante. El placer era indescriptible. 

—Estas mordiéndote el labio y no me has respondido. —Tiene el ceño fruncido. Le sonrío con picardía. Luce glorioso con su pelo alborotado, sus ojos negros ardientes y la expresión seria y oscura. 

—Me gustaría hacer eso de nuevo —susurro. Por un momento, pienso que veo una mirada fugaz de alivio en su rostro antes de que las persianas bajen y me mira con los ojos entornados. 

—¿Lo harías ahora, joven Veiiji? —murmura secamente. Se inclina y me besa gentilmente en la esquina de mi boca—. No exiges pequeñas cosas. Voltéate. 

Parpadeo en su dirección momentáneamente y me volteo. Pasa su mano de la espalda a mi trasero. 

—De verdad tienes la piel más bella —murmura. Se mueve hasta que una de sus piernas está entre las mías y esta acostado a medias en mi espalda. Puedo sentir los botones de su camisa presionándome mientras besa mi hombro desnudo. 

—¿Por qué estas usando tu camisa? —pregunto. Él se queda quieto. Después de un latido, se quita la camisa y se acuesta sobre mí. Siento su cálida piel contra la mía. Mmmm... se siente celestial.

—Entonces, ¿quieres que te folle otra vez? —me susurra en el oído y comienza a dejar un rastro de suaves y delicados besos alrededor de mi oído y bajando por mi cuello. 

Sus manos bajan, rozando mi cintura, encima de mi cadera y abajo de mi muslo a la parte de atrás de mi rodilla. Empuja mi rodilla más arriba y mi aliento se dificulta... ¡Oh! ¿qué está haciendo ahora? Se mueve para estar entre mis piernas, presionándose contra mi espalda y su mano se desplaza desde mi muslo hasta mi trasero. Me acaricia el glúteo lentamente y luego arrastra los dedos por entre mis nalgas. 

—Te voy a tomar de atrás, Vegeta —murmura y con su otra mano sujeta mi pelo por la nuca en un puño y tira suavemente, manteniéndome en posición. No puedo mover la cabeza. Estoy maniatado por debajo de él, impotente. 

—Eres mío —susurra—. Solo mío. No lo olvides. —Su voz es intoxicante, sus palabras emocionantes y seductoras. Siento su erección creciendo contra mi culo.

 Sus largos dedos se desplazan para masajear suavemente mi entrada, dando vueltas lentamente. Su respiración es suave contra mi cara mientras lentamente me pellizca a lo largo de mi mandíbula. 

—Hueles divino —me acaricia detrás de la oreja. Su mano se frota contra mí, dando vueltas y vueltas. Acto reflejo, mis caderas comienzan a circular, imitando su mano, mientras el insoportable placer despunta a través de mi sangre como adrenalina. 

—Quédate quieto —me ordena, su voz suave pero urgida y lentamente introduce su pulgar dentro de mí, girándolo en vueltas y vueltas, acariciando mi entrada. El efecto es alucinante, toda mi energía se concentra en este espacio pequeño dentro de mi cuerpo. Gimo. 

—¿Te gusta? —pregunta suavemente, sus dientes tomando mi oreja y comienza a flexionar el dedo lentamente, adentro, afuera, adentro, afuera... sus dedos siguen dando vueltas. 

Cierro mis ojos, tratando de mantener mi respiración bajo control, tratando de absorber las caóticas sensaciones desordenadas a las que sus dedos dan rienda suelta, el fuego atravesando mi cuerpo. Gimo de nuevo. 

 Tan entusiasta, Oh, Vegeta, me gusta eso. Me gusta mucho —susurra. 

Quiero endurecer mis piernas pero no me puedo mover. Me está inmovilizando, manteniendo una constante, el ritmo lento y tortuoso. Es absolutamente exquisito. Gimo de nuevo y se mueve de repente. 

—Abre tu boca —ordena y mete su dedo en mi boca. Mis ojos se abren, parpadeando salvajemente. 

—Prueba como sabes —respira contra mi oído—. Chúpame, cariño. —Su pulgar se presiona contra mi lengua y mi boca se cierra alrededor de él, succionándolo salvajemente. Pruebo un poco el sabor metálico de la sangre. Santa mierda. Esto está mal, pero santos infiernos, es erótico. 

—Quiero follarte la boca, Vegeta y lo haré pronto — su voz es ronca, cruda, su respiración más inconexa. 

¡Follarme la boca! Gimo y lo muerdo. Él jadea y me tira el pelo más fuerte, con dolor, así que lo libero. 

—Mi atrevido y dulce chico —susurra—. Quédate tranquilo, no te muevas —me ordena mientras libera mi cabello. 

La sangre zumbando en mis venas. La anticipación es estimulante. Se inclina hacia abajo, su peso sobre mí y me agarra del cabello manteniendo mi cabeza inmóvil. No me puedo mover. Estoy seductoramente atrapado por él, preparado y listo para que me tome otra vez. 

—Vamos a hacerlo de verdad, despacio esta vez, Vegeta —resopla. 

Y poco a poco se acomoda en mí, poco a poco, lentamente, hasta que está enterrado en mí. Estirándose, llenándome, implacable. Gimo ruidosamente. Se siente más profundo esta vez, delicioso. Gimo otra vez y deliberadamente hace circular sus caderas y retrocede, se pausa un segundo y luego vuelve a entrar. Repite esto una y otra vez. Me está volviendo loco, sus embestidas juguetonas, deliberadamente lentas y la sensación de plenitud intermitente es abrumadora. 

—Te sientes tan bien —gime y mis entrañas comienzan a temblar. Se retira y espera— . Oh, no, nene, todavía no —murmura y cuando el temblor cesa, comienza el delicioso proceso de nuevo. 

—Oh, por favor —suplico. No estoy seguro de que pueda soportarlo más. Mi cuerpo esta aprisionado, ansiando la liberación. 

—Quiero que te duela, cariño —murmura y continua su dulce tormento, sin prisa, hacia atrás, hacia adelante—. Cada vez que te muevas mañana, quiero que recuerdes que he estado aquí. Sólo yo. Eres mío. 

Gimo. 

—Por favor, Goku —susurro. 

—¿Qué quieres, Vegeta? Dime. 

Gimo de nuevo. Lo saca y se mueve lentamente hacia mí, girando las caderas una vez más. 

—Dime —murmura. 

—A ti, por favor. —Incrementa el ritmo sólo un poco y su respiración se vuelve más errática. Mis entrañas empiezan a acelerarse y Goku coge el ritmo. 

—Eres.Tan.Dulce —murmura entre cada embestida—. Te.Deseo.Tanto. 

Gimo.
—Eres.Mío. Acaba para mi, cariño —gruñe. 

Sus palabras son mi perdición, inclinándome por el precipicio. Mi cuerpo se convulsiona en torno a él y acabo, ruidosamente diciendo en voz alta una versión distorsionada de su nombre en el colchón y Goku sigue con dos embestidas agudas, y se congela, acabando dentro de mí mientras se libera. Se derrumba sobre mí, su rostro en mi pelo. 

—Mierda. Veg —susurra. Se quita sobre mi inmediatamente y rueda sobre su lado de la cama. Subo mis rodillas hasta mi pecho, completamente agotado e inmediatamente me quedo dormido o pierdo el conocimiento en un sueño exhausto. 

 

Cuando me despierto, todavía está oscuro. No tengo idea de cuánto he dormido. Me extiendo por debajo de la manta y me siento adolorido, deliciosamente adolorido. Goku no se ve por ningún lado. Me siento, viendo el paisaje de la ciudad en frente de mí. Hay unas pocas luces entre los rascacielos y hay un susurro del amanecer en el este. Escucho música. Las notas melodiosas del piano, un lamento triste y dulce. Bach, creo, pero no estoy seguro. 

Me envuelvo en el edredón y silenciosamente voy hacia el corredor y hacia el gran salón. Goku está en el piano, completamente perdido en la música que está sonando. Su expresión es triste y desamparada, como la música. Su interpretación es fascinante. Recostado contra la pared de la entrada, escucho embelesado. Él es un músico consumado. Se sienta desnudo, su cuerpo bañado por la cálida luz emitida por una lámpara solitaria junto al piano. Con el resto de la gran sala en la oscuridad, es como si estuviera en su propia aislada piscina, intocable... solo en una burbuja. 

Voy lentamente en silencio hacia él, atraído por la música sublime, la melancolía. Estoy hipnotizado viendo sus hábiles dedos largos mientras se encuentran y presionan suavemente las teclas, pensando en cómo esos mismos dedos han manejado y acariciado hábilmente mi cuerpo. Me sonrojo y jadeo ante los recuerdos y presiono mis muslos. El alza la mirada, sus ojos negros brillantes e insondables, su expresión indescifrable. 

—Lo siento —susurro—. No quise interrumpirte. 

Una arruga revolotea en su rostro. 

— Sin duda debería decirte eso a ti —murmura. Termina de tocar y pone sus manos en sus piernas. 

Noto que está usando pantalones de pijama. Corre sus dedos a través de su cabello y se levanta. Sus pantalones cuelgan de sus caderas, de esa manera... oh Dios. Mi boca se seca mientras casualmente pasea alrededor del piano hacia mí. Tiene los hombros anchos, caderas estrechas y sus abdominales se tensan a medida que camina. Es realmente impresionante. 

—Deberías estar en la cama —me advierte. —Esa es una bella pieza. ¿Bach? 

—La transcripción es de Bach, pero originalmente es un concierto para oboe de Alessandro Marcello. 

—Fue exquisita, pero muy triste, una gran melodía melancólica. Sus labios se tuercen en una media sonrisa.
—Cama —ordena—. Estarás exhausto en la mañana.
—Me desperté y no estabas allí. 

—Se me hace difícil dormir, no estoy acostumbrado a dormir con nadie —murmura. No puedo entender su estado de ánimo. Parece un poco desanimado, pero es difícil decir en la oscuridad. Tal vez fue el tono de la pieza que estaba tocando. Pone su brazo a mí alrededor y gentilmente me regresa a la habitación. 

—¿Por cuánto tiempo has estado tocando? Tocas maravillosamente. —Desde que tenía seis. 

—Oh. —Goku como un niño de seis años... mi mente invoca una imagen de un lindo niño de pelo negro con ojos negros y mi corazón se derrite, un niño a quien le gusta la música triste. 

—¿Cómo te sientes? —pregunta cuando estamos de nuevo en el cuarto. Enciende una luz lateral. 

—Estoy bien. 

Miramos a la cama al mismo tiempo. Hay sangre y semen en las sábanas. Me sonrojo, avergonzado, tirando del edredón más fuerte a mí alrededor. 

—Bueno, eso le va a dar a la señora Jones algo en lo que pensar —murmura Goku mientras se pone delante de mí. Pone su mano debajo de mi barbilla e inclina hacia atrás mi cabeza, mirándome. Sus ojos son intensos y examina mi rostro. Me doy cuenta de que no había visto su pecho desnudo antes. Instintivamente, me estiro para correr mis dedos a través de su pecho para ver cómo se siente. Inmediatamente, él da un paso atrás fuera de mi alcance. 

—Métete en la cama —dice bruscamente—. Iré y me acostaré contigo. — Su voz se suaviza. Dejo caer mi mano y frunzo el ceño. No creo que jamás haya tocado su torso. Abre una cómoda, saca una camiseta y rápidamente la desliza sobre él. 

—Cama —ordena de nuevo. Subo de nuevo en la cama, tratando de no pensar en la sangre y semen. Se trepa a mi lado y me jala en su abrazo, envolviendo sus brazos alrededor de mí, de modo que estoy de espaldas a él. Besa mi cabello suavemente e inspira profundamente. 

—Duerme, dulce Vegeta —murmura y cierro mis ojos, pero no puedo evitar sentir una melancolía residual, de la música o de su conducta. Goku Son tiene un lado triste. 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).