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Fifty Shades Of Son Goku por GokuGrey

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Notas del capitulo:

Muchas, muchas gracias por sus comentarios, me emocionan, son realmente cool, chicos! 

Recordar que la historia pertenece a E.L. James así como algunos personajes

Otros personajes pertenecen a Akira Toriyama 

 

Trunks está feliz. 

—Pero ¿qué estaba haciendo en Clayton? —Su curiosidad exuda a través del teléfono. Estoy en el fondo de la sala de archivo, tratando de mantener mi voz casual.
—Estaba en la zona. 

—Creo que es una enorme coincidencia, Vegeta. ¿No crees que estaba allí para verte? — especula. Mi corazón se tambalea ante la perspectiva, pero es una alegría efímera. La aburrida y decepcionante realidad es que él estaba allí por negocios. 

—Estaba visitando la división de agricultura de la WSU. Está financiando una investigación —murmuro. 

—Oh, sí. Le está dando al departamento 2.5 millones de dólares. 

Wow. 

—¿Cómo sabes?
—Veg, soy periodista y he escrito un artículo sobre él. Es mi trabajo saber esto. —Bueno, Loret De Mola, no te vuelvas loco. Entonces, ¿quieres estas fotos? —Por supuesto que sí. La pregunta es, ¿quién va a hacerlo y dónde? —Podríamos preguntarle a él en dónde. Dice que se va a quedar en la zona. —¿Puedes comunicarte con él?

—Tengo su número de teléfono celular.

Trunks jadea. 

—El soltero más rico, difícil de alcanzar y enigmático en el estado de Washington, simplemente te dio su número de teléfono celular. 

—Eh... sí. 

—¡Vegeta! Le gustas. Sin lugar a dudas. —Su tono es enfático. 

—Trunks, está tratando de ser amable. —Pero a medida que digo las palabras, me doy cuenta de que no es cierto... Goku Son no es amable. Educado, tal vez. Y una pequeña voz me susurra: tal vez Trunks tiene razón. Mi cuero cabelludo se eriza ante la idea de que quizás, sólo quizás, tal vez le guste. Después de todo, dijo que se alegraba de que Trunks no hiciera la entrevista. Me abrazo con silenciosa alegría, balanceándome de lado a lado, considerando por un breve momento con la posibilidad de que tal vez yo podría gustarle. Trunks me trae de nuevo a la actualidad. 

—No sé a quién vamos a llevar para hacer la toma. Levi, nuestro fotógrafo habitual, no puede. Está en su casa en Idaho Falls por el fin de semana. Se va a molestar por perder la oportunidad de fotografiar a uno de los empresarios líderes de América. 

—Hmm... ¿Qué hay de Yamcha? 

—¡Buena idea! Pregúntale, él haría cualquier cosa por ti. Luego llamas a Son y averigua dónde nos quiere. —Trunks es irritantemente arrogante respecto a Yamcha. 

—Creo que deberías llamarlo.
—¿A quién, a Yamcha? —se burla Trunks.

—No, a Son.
—Vegeta, tú eres el que tiene la relación.
—¿Relación? —chillo, alzando mi voz unas cuantas octavas—. Apenas lo conozco. 

—Estamos un poco ocupados allí, Veg —dice sin acritud. —Sí, bueno, lo siento —murmuro, volviendo a salir. 

—Por lo menos lo conociste —dice con amargura—. Y parece que quiere conocerte mejor. Vegeta, sólo llámalo —dice y cuelga. Es tan mandon a veces. Le frunzo el ceño a mi celular y le saco la lengua. 

Apenas estoy dejándole un mensaje a Yamcha cuando Paul entra en el almacén buscando papel de lija. 

—Así que, ¿cómo es que conoces a Goku Son? —La voz indiferente de Paul es poco convincentemente. 

—Tuve que hacerle una entrevista para nuestro periódico estudiantil. Trunks no estaba bien. —Me encojo de hombros, tratando de sonar casual pero no lo hago mejor que él. 

—Goku Son en Clayton. Imagínate —resopla Paul, asombrado. Sacude la cabeza como para despejarse—. De todos modos, ¿quieres ir por un trago o algo esta noche? 

 

Cada vez que está en casa me invita a salir y siempre le digo que no. Es un ritual. Nunca he considerado una buena idea tener una cita con el hermano del jefe, además, Paul es lindo en ese estilo de Chico-Americano-hijo de vecino, pero no es un héroe literario, ni con un mínimo esfuerzo de imaginación. ¿Lo es Goku?, me pregunta mi subconsciente, con su ceja simbólicamente levantada. Le doy una palmada para que se calle. 

—¿No tienes una cena familiar o algo debido a tu hermano? —Eso es mañana. 

—Quizás en otra ocasión, Paul. Tengo que estudiar esta noche. Tengo mis exámenes finales la próxima semana. 

—Vegeta, uno de estos días, dirás que sí —dice sonriendo, mientras escapo hacia la sala de ventas. 

—Yo hago fotos de lugares Vegeta, no de personas —se queja Yamcha. 

—Yamcha, ¿por favor? —le ruego. Tomando mi celular, paseo por la sala de nuestro apartamento, deteniéndome frente a la ventana a mirar la pálida luz del atardecer. 

—Dame ese teléfono. —Trunks me quita el teléfono, sacudiendo su sedoso cabello morado  por encima del hombro—. Escucha, Yamcha, si quieres que nuestro periódico cubra la entrada de tu show, tomarás esta foto para nosotros mañana ¿Capiche? —Trunks puede ser increíblemente difícil. 

—Bien. Veg volverá a llamar con la dirección y la hora. Nos vemos mañana. —Cierra la tapa de mi teléfono—. Arreglado. Todo lo que necesitamos hacer ahora es decidir dónde y cuándo. Llámalo.—Sostiene el teléfono frente a mí. Mi estómago gira—. Llama a Son, ¡ahora! 

Le frunzo el ceño y busco en mi bolsillo su tarjeta. Tomo una respiración profunda, estabilizante y con los dedos temblorosos, marco el número. 

Él responde al segundo timbre. Su tono es contenido, tranquilo y frío. —Goku.

—Eh... ¿Sr. Son? Es Vegeta Veiiji. —No reconozco mi propia voz, estoy tan nervioso. Hay una breve pausa. Estoy temblando. 

—Joven Veiiji. Qué bueno saber de usted. —Su voz ha cambiado. Se sorprende, creo y suena tan cálido... incluso seductor. Mi respiración se entrecorta y suspiro. Soy consciente de que de repente Trunks me está mirando con la boca abierta y me lanzo hacia la cocina para evitar su escrutinio no deseado. 

—Eh... nos gustaría seguir adelante con la sesión de fotos para el artículo. —Respira, Vegeta, respira. Mis pulmones se arrastran en una respiración apresurada—. Mañana, si eso está bien. ¿Dónde sería conveniente para usted, señor? Casi puedo escuchar su sonrisa de esfinge a través del teléfono. 

—Me quedo en el Heathman de Portland. Digamos, ¿a las nueve y media de la mañana? 

—Bueno, nos vemos allí. —Estoy todo efusivo y entrecortado... como un niño, no como un hombre adulto que puede votar y beber legalmente en el Estado de Washington. 

—Estaré esperándolo, joven Veiiji. —Me imagino el brillo perverso en sus ojos negros. ¿Cómo hace para que cuatro pequeñas palabras contengan tantas tentadoras promesas? Cuelgo. Trunks está en la cocina y me observa con una mirada de consternación total y absoluta en su rostro. 

—Vegeta Charles Veiiji. ¡Te gusta! Nunca te he visto o escuchado tan, tan... afectado por nadie. En realidad estás ruborizado. 

—Oh, Trunks, tú sabes que me sonrojo todo el tiempo. Es un riesgo laboral conmigo. No seas ridículo —le suelto. Parpadea, mirándome con sorpresa —muy rara vez saco mis juguetes del coche— y me arrepiento brevemente—. Sólo lo encuentro... intimidante, eso es todo. 

—Heathman, figúrate —murmura Trunks—. Voy a llamar al manager para negociar un espacio para la toma. 

—Haré la cena. Luego tengo que estudiar. —No puedo ocultar mi irritación con el mientras abro uno de los armarios para hacer la cena.

Estoy intranquilo esa noche, dando vueltas y vueltas. Soñando con ojos negros llenos de humo, overoles, piernas largas, dedos largos y oscuros, oscuros sitios inexplorados. Me levanto dos veces en la noche, mi corazón latiendo con fuerza. Oh, voy a lucir hermoso mañana durmiendo tan poco, me regaño. Golpeo mi almohada y trato de dormir.

El Heathman está situado en el corazón del centro de Portland. Su impresionante edificio de piedra marrón se terminó justo a tiempo para la ruptura de finales de 1920. 

Yamcha, Oolong y yo estamos viajando en mi escarabajo y Trunks está en su CLK, ya que no caben todos en mi coche. Oolong  es el amigo de Yamcha y su ayudante, está aquí para ayudar con la iluminación. Trunks ha logrado conseguir que nos permitan usar una habitación en el Heathman sin costo alguno por la mañana a cambio de un crédito en el artículo. Cuando el explica en la recepción que estamos aquí para fotografiar al Gerente General Goku Son, instantáneamente nos suben a una suite. Una de tamaño regular, sin embargo, ya que al parecer el Sr. Son está ocupando la más grande del edificio. 

Un ejecutivo de marketing nos muestra la suite... es terriblemente joven y está muy nervioso por alguna razón. Sospecho que es la belleza de Trunks y su forma autoritaria lo que lo desarma, porque él es como plastilina en sus manos. Las habitaciones son elegantes, discretas y decoradas con opulencia. 

Son las nueve. Tenemos una media hora para arreglarlo todo. Trunks está en pleno movimiento. 

—Yamcha, creo que vamos a hacer la toma contra la pared, ¿estás de acuerdo? —No espera por su respuesta—. Oolong, limpia las sillas. Veg, ¿podrías pedirle al ama de llaves que traiga algunos refrescadores de ambiente? Y Avísale a Son dónde estamos. 

Sí, señor. El es muy dominante. Pongo los ojos en blanco, pero hago lo que me dice. 

Media hora más tarde, Goku Son entra en nuestra suite. 

¡Santa Mierda! Lleva una camisa blanca, con el cuello abierto y pantalones de franela gris que cuelgan de sus caderas. Su pelo rebelde aún está húmedo por la ducha. Mi boca se seca mirándolo... es tan malditamente caliente. Goku es seguido dentro de la suite por un hombre de treinta y tantos años, con corte de militar, vestido con un traje oscuro y corbata, que se queda en silencio en un rincón. Sus ojos color avellana nos observan impasibles. 

—Joven Veiiji, nos encontramos de nuevo. —Son extiende su mano y la estrecho, parpadeando rápidamente. Oh mi... él es en realidad, bastante... wow. Mientras sujeto su mano, percibo esa deliciosa corriente que atraviesa e ilumina mi cuerpo, me hace sonrojar y estoy seguro de que mi respiración errática debe ser audible. 

—Señor Son, le presento a Trunks —murmuro, agitando una mano hacia Trunks, que se adelanta, mirándolo a los ojos. 

—El tenaz joven Trunks. ¿Cómo está? —Le da una pequeña sonrisa, luciendo genuinamente divertido—. ¿Confío en que se sienta mejor? Vegeta dijo que estaba enfermo la semana pasada. 

 

—Estoy bien, gracias, Sr. Son. —Le da la mano con firmeza y sin pestañear. Me recuerdo a mí mismo que Trunks ha estado en las mejores escuelas privadas de Washington. Su familia tiene dinero y ha crecido con confianza y seguro de su lugar en el mundo. No asume ningún tipo de basura. Estoy asustado de el—. Gracias por tomarse el tiempo para hacer esto. —Le da una sonrisa amable y profesional. 

—Es un placer —responde, volviendo su mirada hacia mí, haciéndome sonrojar otra vez. Diablos. 

—Este es Yamcha, nuestro fotógrafo —le digo, sonriéndole a Yamaha quien me devuelve una sonrisa afectuosa. Sus ojos son fríos cuando mira a Goku. 

—Señor Son. —Asiente con la cabeza. 

¿Dónde me prefiere? —pregunta Goku. Su tono suena vagamente amenazante. Pero Ttrunks no está dispuesto a dejar que Yamcha haga un espectáculo. 

—Señor Son, ¿podría sentarse aquí por favor? Tenga cuidado con los cables de la iluminación. Y luego tomaremos también algunas de pie. —Lo dirige a una silla colocada contra la pared. 

Oolong enciende las luces, encegueciendo momentáneamente a Son y murmura una disculpa. A continuación, Oolong y yo damos un paso atrás y vemos cómo Yamcha dispara su cámara. Toma varias fotografías, pidiéndole a Goku que se mueva de esta manera, luego de esta otra, que mueva su brazo, que lo baje de nuevo. Pasando al trípode, Yamcha toma varias más, mientras que Son se sienta y posa, paciente y naturalmente, durante unos veinte minutos. Mi deseo se ha hecho realidad: Puedo estar de pie y admirar a Goku de cerca. Dos veces nuestros ojos se encuentran y tengo que alejarme de su mirada turbia.

—Suficientes sentado —dice Trunks de nuevo—. ¿De pie, Sr. Son? —pregunta. 

—Creo que tenemos suficientes —anuncia Yamcha, cinco minutos más tarde. 

Él se pone de pie y Oolong se escabulle para quitar la silla. El disparador en la Nikon de Yamcha comienza a hacer clic de nuevo. 

—Grandioso —dice Trunks—. Gracias de nuevo, Sr. Son. —Le da la mano, al igual que Yamcha.

—Estoy ansioso por leer el artículo, joven Trunks —murmura Goku y se vuelve hacia mí, de pie junto a la puerta—. ¿Podría caminar conmigo, joven Veiiji? — pregunta. 

—Claro —digo, totalmente desconcertado. Miro ansiosamente a Trunks, quien se encoge de hombros. Me doy cuenta de que Yamcha tiene el ceño fruncido detrás de el. 

—Buen día para todos —dice Goku mientras abre la puerta, parándose a un lado para que yo pueda ir primero. 

Infierno Santo... ¿qué es esto? ¿Qué quiere? Me detengo en el pasillo del hotel, moviéndome nerviosamente mientras Son sale de la habitación, seguido por el Sr. corte de militar en su traje impecable. 

—Yo te llamo, Piccolo —murmura a corte de militar. Piccolo camina por el pasillo y Goku vuelve sus ardientes ojos negros hacia mí. Mierda... ¿hice algo malo?—. Me preguntaba si te gustaría acompañarme a tomar café esta mañana. 

 

Mi corazón salta de golpe hasta mi boca. ¿Una cita? Goku Son me está pidiendo una cita. Pregunta si deseo tomar un café. Tal vez piensa que no te has despertado todavía, mi subconsciente gime en un modo burlón otra vez. Me aclaro la garganta tratando de controlar mis nervios. 

—Debo llevar a todos a casa —murmuro en tono de disculpa, retorciendo mis manos y dedos frente a mí. 

 

—¡Piccolo! —llama, haciéndome saltar. Piccolo, que se había retirado por el pasillo, se da la vuelta y se dirige de nuevo hacia nosotros—. ¿Regresan a la universidad? — pregunta Son, su voz suave e inquietante. Asiento con la cabeza, demasiado aturdido como para hablar—. Piccolo puede llevarlos. Es mi chofer. Tenemos un amplio 4x4 aquí, así que podrá también con el equipo. 

—¿Señor Son? —pregunta Piccolo cuando llega hasta nosotros, dejando algo de distancia. 

—Por favor, ¿puedes llevar al fotógrafo, su ayudante y al joven Trunks de vuelta a casa? 

—Por supuesto, señor —responde Piccolo. 

—Ahí lo tienes. Ahora, ¿puedes acompañarme a tomar un café? —Goku sonríe como si fuera un hecho. 

Frunzo el ceño ante él.

Um, Sr. Son, eh... esto realmente... mire, Piccolo no tiene que llevarlos a casa. —Le doy una breve mirada a Piccolo, quien se mantiene estoicamente impasible—. Puedo cambiar de vehículo con Trunks, si me da un momento. 

Goku muestra una deslumbrante, descontrolada, natural y gloriosa sonrisa mostrando los dientes. Oh mi... y abre la puerta de la suite para que pueda volver a entrar. Me deslizo alrededor de él para entrar en la habitación, encontrando a Trunks sumergido en una discusión con Yamcha. 

—Vegeta, creo que definitivamente le gustas —dice sin preámbulos. Yamcha me mira con desaprobación—. Pero no confío en él —añade. Levanto mi mano hacia arriba con la esperanza de que deje de hablar. Por algún milagro, lo hace. 

 

—Trunks, si tomas el Beetle, ¿puedo quedarme con tu auto? 

—¿Por qué?
—Goku Son me ha pedido que vaya a tomar un café con él. 

Su boca se abre. ¡Trunks sin palabras! Saboreo el momento. Me toma por el brazo y me arrastra hacia el dormitorio fuera de la sala de estar de la suite. 

—Veg, hay algo en él. —Su tono de voz está lleno de advertencia—. Es hermoso, estoy de acuerdo, pero creo que es peligroso. Especialmente para alguien como tú. 

—¿Qué quieres decir con alguien como yo? —demando ofendido.

—Alguien inocente como tú, Vegeta. Sabes a qué me refiero —dice un poco irritado. Me sonrojo. 

 

—Trunks, es sólo café. Empiezo mis exámenes esta semana y tengo que estudiar, así que no estaré mucho tiempo. 

Frunce los labios, como si considerara mi argumento. Finalmente toma las llaves de su auto de su bolsillo y las coloca en mi mano. Le entrego las mías. 

—Te veré más tarde. No te quedes mucho o voy a enviar un equipo de búsqueda y rescate. 

—Gracias. —Lo abrazo. 

Salgo de la habitación para encontrar a Goku Son esperando, apoyado contra la pared, viéndose como un modelo masculino en una pose para alguna brillante revista de alta calidad. 

—Está bien, vayamos por el café —murmuro, poniéndome color remolacha.

Él sonríe. 

—Después de usted, Joven Veiiji. —Se endereza, extendiendo su mano para que pase primero. Hago mi camino por el pasillo, con mis rodillas inestables, mi estómago  lleno de mariposas y mi corazón latiendo en mi boca con un dramático ritmo desigual. 

Voy a tomar un café con Goku Son... y odio el café. 

Caminamos juntos por el pasillo del hotel hasta los ascensores. ¿Qué debo decirle? Mi mente está paralizada repentinamente con aprensión. ¿De qué vamos a hablar? ¿Qué diablos tengo en común con él? Su voz suave y cálida me saca de mi ensueño. 

—¿Cuánto tiempo hace que conoce a Trunks? 

Ah, una pregunta fácil para empezar.
—Desde nuestro primer año. Es un buen amigo.
—Hmm —responde, sin compromiso. ¿Qué está pensando? 

En los ascensores, presiona el botón de llamada y suena el timbre casi de inmediato. Las puertas deslizables se abren revelando a una joven pareja en un abrazo apasionado. Sorprendidos y avergonzados, se separan de un salto, mirando con aire de culpabilidad hacia todos lados excepto a nosotros. Goku y yo subimos al ascensor. Luchando por mantener un rostro serio, miro hacia el suelo, sintiendo mis mejillas volverse rosadas. Cuando fisgoneo a través de mis pestañas hacia Goku, observo un atisbo de sonrisa en sus labios, pero es muy difícil de decir. La joven pareja no dice nada y viajamos hacia el primer piso en un silencio embarazoso. Ni siquiera tenemos un pretencioso hilo musical que nos distraiga. 

Las puertas se abren y, para mi sorpresa, Goku toma mi mano, apretándola con sus largos y fríos dedos. Siento la corriente a través de mí y el latido de mi corazón se acelera. A medida que me ayuda a salir del ascensor, escuchamos la erupción de carcajadas reprimidas de la pareja detrás de nosotros. Goku sonríe. 

—¿Qué es lo que tienen los ascensores? —murmura. 

Cruzamos el amplio y animado vestíbulo del hotel hacia la entrada, pero Goku evita la puerta giratoria y me pregunto si se debe a que tendría que soltar mi mano. 

 

Afuera, es un templado domingo de mayo. El sol brilla y el tráfico es ligero. Son gira a la izquierda y camina hacia la esquina, donde nos detenemos a esperar a que cambie la luz del semáforo para peatones. Todavía está sosteniendo mi mano. Estoy en la calle y Goku Son está tomando mi mano. Nadie ha tomado mi mano. Me siento mareado y con un hormigueo en todo el cuerpo. Intento sofocar la mueca ridícula que amenaza con dividir mi rostro en dos. Trata de ser genial, Vegeta, mi subconsciente me implora. Entonces, el hombrecito verde se enciende y comenzamos a caminar otra vez. 

Caminamos cuatro cuadras antes de llegar al Café de Portland House, en donde Goku me suelta para mantener la puerta abierta para que pueda entrar. 

—¿Por qué no eliges una mesa mientras voy a buscar las bebidas? ¿Qué le gustaría? — pregunta, amable como siempre. 

—Voy a tomar... um, un té English Breakfast, con la bolsa afuera. Levanta las cejas.
—¿No café?
—No estoy interesado en el café.

Sonríe.
—Está bien, bolsa de té. ¿Azúcar? 

Por un momento, estoy sorprendido, pensando que es una palabra de cariño, pero afortunadamente, mi subconsciente se activa con los labios fruncidos. No, estúpido. 

¿Tomas azúcar? 

—No, gracias. —Miro hacia abajo a mis dedos cruzados. —¿Algo para comer?

No, gracias. —Niego con la cabeza y se dirige al mostrador. 

 

Lo miro disimuladamente desde debajo de mis pestañas mientras se encuentra en la línea de espera para ser atendido. Podría mirarlo todo el día... es alto, de hombros anchos, delgados y la forma en que los pantalones cuelgan de su cadera... ¡Oh Dios! Pasa una o dos veces sus dedos largos y elegantes por su cabello seco, pero todavía desordenado. Hmm... Me gustaría hacer eso. El pensamiento viene espontáneamente a mi mente y mi rostro quema. Me muerdo el labio y miro abajo hacia mis manos otra vez, sin gustarme el curso de mis pensamientos rebeldes. 

—¿Un penique por tus pensamientos? —Goku está de vuelta, sorprendiéndome. 

Me pongo color carmesí. Sólo estaba pensando acerca de cómo pasaría mis dedos por tu cabello y me preguntaba si se sentiría suave al tacto. Niego con la cabeza. Está cargando una bandeja, la cual coloca en la pequeña y redonda mesa de abedul. Me da una taza y un plato, un vaso de agua pequeño y una bandeja que lleva una solitaria bolsita de té etiquetada como Twinings English Breakfast... mi favorito. Él tiene un café que lleva una maravillosa imagen de hoja impresa en la leche. ¿Cómo lo hacen? Me pregunto sin decir nada. También se compró un muffin de arándanos. Pone la bandeja a un lado, se sienta frente a mí y cruza sus largas piernas. Se le ve tan cómodo, tan a gusto con su cuerpo, lo envidio. Aquí estoy yo, todo torpe y descoordinado, apenas capaz de ir de A a B sin caer de bruces. 

—¿Tus pensamientos? —pregunta. 

—Éste es mi té favorito. —Mi voz es baja, entrecortada. Simplemente no puedo creer que esté sentado frente a Goku Son en una cafetería de Portland. Frunce el ceño. Sabe que estoy ocultando algo. Hago estallar la bolsita de té en la tetera y casi de inmediato la tomo de nuevo con mi cucharilla. Mientras pongo de nuevo la bolsita de té usada en la bandeja, él ladea la cabeza, mirándome con curiosidad. 

—Me gusta el té negro y poco cargado —murmuro en tono de explicación. 

—Ya veo. ¿Es tu novio?
Whoa... ¿Qué?
—¿Quién? 

—El fotógrafo. Yamcha.
Me río, nervioso pero curioso. ¿Qué le daría esa impresión?
—No. Yamcha es un buen amigo mío, eso es todo. ¿Por qué pensaste que era mi novio? 

—La forma en que le sonreíste y él a ti. —Sus ojos negros sostienen mi mirada. Es tan desconcertante. Quiero mirar hacia otro lado, pero estoy atrapado... hechizado.

—Es más como familia —susurro. 

Goku asiente con la cabeza ligeramente, al parecer satisfecho con mi respuesta y mira hacia su muffin de arándanos. Sus largos dedos retiran con habilidad el papel mientras lo miro fascinado.

—¿Quieres un poco? —me pregunta y esa sonrisa secreta y divertida está de regreso. 

—No, gracias. —Frunzo el ceño y miro hacia mis manos de nuevo.
—Y el chico que conocí ayer en la tienda. ¿Es tu novio? 

—No. Paul es sólo un amigo. Te lo dije ayer. —Oh, esto se está poniendo tonto—. 

¿Por qué me lo preguntas? 

—Pareces nervioso alrededor de los hombres.

Mierda, eso es personal. Sólo estoy nervioso a tu alrededor, Son. 

—Te encuentro intimidante. —Me sonrojo hasta llegar a escarlata, pero mentalmente me doy palmaditas en la espalda por mi franqueza y vuelvo la mirada a mis manos otra vez. Puedo escucharlo inhalar fuertemente. 

—Deberías encontrarme intimidante. —Asiente con la cabeza—. Eres muy honesto. Por favor, no bajes la mirada. Me gusta ver tu rostro. —Oh. Pongo la mirada en él y me da una sonrisa alentadora, pero irónica—. Me da una especie de idea de lo que podrías estar pensando. —Respira—. Eres un misterio, joven Vegeta. 

¿Misterioso? ¿Yo?

—No hay nada misterioso en mí.

—Creo que eres muy reservado —murmura. 

¿Lo soy? Wow... ¿Cómo voy a manejar eso? Esto es desconcertante. ¿Yo, reservado? De ninguna manera. 

—Excepto cuando te ruborizas, por supuesto, lo que sucede a menudo. Sólo desearía saber el por qué de tu rubor. —Lanza un pequeño trozo de muffin a su boca y comienza a masticarlo lentamente, sin despegar sus ojos de mí. Y por supuesto, como si fuera el momento justo, me ruborizo. ¡Mierda! 

—¿Siempre haces ese tipo de observaciones personales?
—No me había dado cuenta que lo hacía. ¿Te he ofendido? —Sonaba sorprendido. 

—No —contesto sinceramente.
—Bueno.
—Pero eres muy prepotente —contraataco tranquilamente.
Levanta sus cejas y, si no me equivoco, su cara se enrojece ligeramente también. 

—Estoy acostumbrado a hacer las cosas a mi manera, Vegeta—murmura—. En todas las cosas. 

—No lo dudo. ¿Por qué no me pediste que te llamara por tu nombre? —Estoy sorprendido por mi atrevimiento. ¿Por qué esta conversación se ha puesto tan seria? 

No va de la manera que en que pensé que iba a ir. No puedo creer que esté sintiendo tanta antipatía hacia él. Es como si estuviera intentando ahuyentarlo. 

—Las únicas personas que usan mi nombre son mi familia y unos pocos amigos íntimos. Es así como quiero que sea. 

Oh. Él todavía no me ha dicho, llámame Goku. Es un fanático del control, no hay ninguna otra explicación y una parte de mí está pensando que quizás habría sido mejor que Trunks lo hubiera entrevistado. Dos fanáticos del control juntos. Un añadido es que el es de cabello morado. Y es hermoso, me recuerda mi subconsciente. No me gusta la idea de Goku y Trunks juntos. Tomo un sorbo de mi té y Son come otro pequeño trozo de su muffin. 

—¿Eres hijo único? —pregunta. 

Oh... cambio de tema. 

—Sí.

—Háblame sobre tus padres.

¿Por qué quiere saber esto? Esto es tan aburrido. 

—Mi madre vive en Georgia con su nuevo marido, Bob. Mi padrastro vive en Montesano. 

—¿Y tu padre?

—Mi padre murió cuando yo era un bebé.

—Lo siento —murmura y una fugaz mirada triste cruza su rostro. 

—No lo recuerdo.
—¿Y tu madre volvió a casarse?
Resoplo.
—Se podría decir eso.
Frunce el entrecejo. 

—No me das mucha información, ¿verdad? —dice secamente, frotando su barbilla como si pensara profundamente. 

—Tú tampoco. 

Tú me has interrogado ya una vez y yo trato de hacer algunas preguntas. —Me sonríe. 

Mierda! Él está recordando la pregunta "homosexual". Una vez más, me mortifico. Durante los próximos años, lo sé, necesitaré terapia intensiva para no sentirme avergonzado cada vez que recuerde ese momento. Empiezo a balbucear sobre mi madre... cualquier cosa para bloquear ese recuerdo. 

—Mi madre es maravillosa. Es una romántica incurable. Actualmente va por su cuarto marido. 

Levanta sus cejas sorprendido. 

—La echo de menos —continúo—. Ella tiene ahora a Bob. Y sólo espero que él pueda estar pendiente de ella y recoger sus pedacitos cuando sus planes no vayan como estaba previsto. —Sonrío con cariño. No he visto a mi madre desde hace mucho tiempo. 

Goku está mirándome fijamente, tomando sorbos de su café de vez en cuando. Realmente no debería mirar su boca. Esos labios... son inquietantes. 

—¿Te llevas bien con tu padrastro?
—Por supuesto. Crecí con él. Es el único padre que conozco.
—¿Y cómo es él?
—¿Ray? Bueno en realidad su nombre es Vegeta, pero todos lo llamamos Ray, el… Es... reservado.

—¿Eso es todo? —pregunta Son sorprendido.
Me encojo de hombros. ¿Qué espera este hombre? ¿La historia de mi vida? 

—Reservado como su hijastro —sugiere Son.

Me abstengo de poner mis ojos en blanco hacia él. 

Le gusta el fútbol, el fútbol europeo sobre todo, los bolos, pescar y hacer muebles. Es carpintero. Ex carpintero —suspiro. 

—¿Viviste con él? 

Sí. Mi madre encontró a su tercer marido cuando yo tenía quince años. Y me quedé con Ray. 

Frunce el entrecejo como si no entendiera. 

—¿No quisiste ir a vivir con tu madre? —pregunta. 

Me ruborizo. Esto realmente no es de su incumbencia. 

—Su tercer marido vivía en Texas. Mi casa estaba en Montesano. Y... ya sabes, mi mamá estaba recién casada. —Me detengo. 

Mamá nunca habla sobre su tercer marido. ¿Hacia dónde quiere ir Son con esto? Esto no es de su incumbencia. Los dos podemos jugar a este juego. 

—Háblame sobre tus padres —pregunto.
Él se encoge de hombros.
—Mi padre es abogado, mi madre es pediatra. Ellos viven en Seattle. 

¡Ah...! él pertenece a una familia acomodada. Y me pregunto por la próspera pareja que adopta a tres niños, uno de ellos se convierte en un atractivo hombre que asume el control empresarial y lo conquista sin la ayuda de nadie. ¿Qué lo llevó a ser así? Sus padres deben de estar orgullosos. 

—¿Qué hacen tus hermanos? 

—Gohan trabaja en construcción y mi hermana pequeña está en París, estudiando cocina bajo la supervisión de algún famoso chef francés. 

Sus ojos se nublan con irritación. No quiere hablar de su familia o de sí mismo. 

He oído que París es encantador —murmuro. ¿Por qué no quiere hablar sobre su familia? ¿Porque es adoptado? 

—Es bonito. ¿Has estado ahí? —pregunta, su irritación desaparece. 

—Nunca he salido de Estados Unidos. —Así que ahora regresamos a las trivialidades. ¿Qué está escondiendo?

—¿Te gustaría ir? 

—¿A París? —rechino. Esto me desconcierta, ¿quién no querría ir a París?—. Claro — admito—. Pero es Inglaterra lo que realmente me gustaría visitar. 

Inclina su cabeza a un lado, recorriendo con su dedo índice su labio inferior... ¡Oh, Dios! 

—¿Por qué?
Parpadeo rápidamente. Concéntrate, Veiiji.

—Está la casa de Shakespeare, Austen, las hermanas Brontë, Thomas Hardy. Me gustaría ver los lugares que inspiraron a esas personas para escribir eso maravillosos libros. 

Toda esta charla sobre los clásicos literarios me recuerda que debería estar estudiando. Echo una ojeada a mi reloj. 

—Será mejor que me vaya. Tengo que estudiar. 

—¿Para tus exámenes?
—Sí. Comienzan el martes.
—¿Dónde está el automóvil del joven Trunks? 

—En el estacionamiento del hotel. 

—Te acompaño.
—Gracias por el té, señor Son.

Sonríe divertido y percibo una enorme sonrisa secreta.
—Eres bienvenido, Vegeta. Es un placer. Ven —ordena y me tiende su mano. 

La tomo, aturdido y lo sigo fuera de la cafetería. 

Paseamos de vuelta al hotel y me gustaría decir que el silencio es afable. Él parece tranquilo al menos, seguro de sí mismo. En cuanto a mí, estoy intentando evaluar desesperadamente cómo ha ido nuestro café de la mañana. Me siento como si me hubiera entrevistado para un empleo, pero no estoy seguro de que sea eso.

—¿Siempre llevas pantalón? —pregunta inesperadamente. 

—Normalmente. 

Asiente con la cabeza. Estamos de regreso en la intersección, frente al hotel. Mi mente está dando vueltas. Qué pregunta tan extraña... Y soy consciente de que nuestro tiempo juntos es limitado. Eso es todo. Es así y lo he echado a perder por completo, lo sé. Quizás él tiene a alguien. 

—¿Tienes novio? —digo bruscamente. ¡Santo cielo! ¿Acabo de decir eso en voz alta? Sus labios se curvan en una peculiar medio sonrisa y mira hacia abajo, hacia mí. 

—No, Vegeta. No tengo novio —dice suavemente. 

¡Oh...! ¿Qué significa? ¿Si es homosexual? Oh, quizás es... ¡mierda! Debe de haberme mentido en su entrevista. Y por un momento, creo que va a continuar con alguna explicación, alguna pista sobre esta criptica declaración, pero no lo hace. Tengo que irme. Tengo que intentar re-ordenar mis pensamientos. Tengo que alejarme de él. 

Camino hacia adelante y tropiezo, saliendo precipitadamente hacia el camino. 

—¡Mierda, Vegeta! —grita Goku. Me toma de la mano y lo hace con tanta fuerza que caigo contra él, justo cuando un ciclista pasa a toda velocidad yendo en la dirección incorrecta por la calle de sentido único y casi me atropella.

Todo pasa tan rápido, en un minuto estoy cayendo, al próximo estoy en sus brazos y él me está sosteniendo fuertemente contra su pecho. Inhalo su aroma limpio y vital. Él huele a ropa de lino recién lavada y a algún caro gel de baño. ¡Oh Dios, es embriagador!

Inhalo profundamente. 

—¿Estás bien? —susurra. Tiene un brazo a mí alrededor, estrechándome contra él, mientras los dedos de su otra mano trazan suavemente mi rostro, sondeando suavemente, examinándome. Su pulgar roza mi labio inferior y escucho cómo contiene la respiración. Está mirándome fijamente a los ojos y sostengo su mirada ansiosa, ardiente durante un momento o quizás sea por siempre... pero finalmente, su hermosa boca atrae mi atención. ¡Oh Dios! Y por primera vez en veintiún años, quiero ser besado. Quiero sentir su boca contra la mía.


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