CAPÍTULO ANTERIOR
No estoy jugando Naruto…. ¿Cuán especifica quieren que sea? – preguntó un poco molesta, y al ver en los presentes ese estado que rondaba entre la duda, la negación y el shock, decidió aclarar –Naruto puede quedar embarazado; puede quedar en cinta; durante 9 meses se puede formar un niño en su “útero”, y en esos 9 meses tendrá una gran barriga… ¿eso es lo suficientemente claro?, ¿o quieren que les explique el proceso que pasa una persona para llegar a embarazarse?
….Eh??...
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-Verán… he estado buscando un poco de información… he leído acerca de leyendas que hablaban acerca de casos como este… eran puras historias irreales, o eso era lo que pensaba hasta que llegamos a esta situación – se detiene a pensar un poco –a estos personajes los llamaban Donceles, la denominación masculina de doncella… ya saben, se refiere a una mujer joven y virgen, concubina de algún hombre y blablablá.
Ambos menores no lo podían creer… Casi no escuchaban lo que Tsunade decía, pues había mucha confusión en sus mentens. Estaban impactados, pero decidieron prestar atención y escuchar hasta el final, luego ya verían cual sería la reacción adecuada… o la que saliera.
Tsunade prosiguió.
-Según tengo entendido, un Doncel tiene la capacidad de reproducirse tanto con mujeres como con hombres. Naruto ha desarrollado un órgano femenino en su interior… es realmente difícil de asemejar, al menos para el mundo de la ciencia… tu cuerpo, Naruto – dijo mirando al blondo –ha acomodado tus órganos de tal forma, que ahora tu organismo reproductor es similar al de una mujer… pero tu complexión externa no muestra grandes cambios… - dijo analizando al rubio.
Eso sí que no lo habían dimensionado… recién procesaban la información, cuando lo dicho por Tsunade les llevó a una extraña pregunta de obvia respuesta… de alguna forma Naruto tenía que quedar… embarazado... ¿No?
-Entonces….qué… ¿qué hago ttebayo..? – preguntaba completamente confundido el rubio, después de todo, algo extraordinario, casi irreal, había ocurrido, para colmo, en su propia persona.
-Pues nada, no veo que vaya a afectarte mucho… a menos que decidas tener relaciones sexuales con un hombre sin protección… - dijo claramente, sin pudor ni pelos en la lengua, tan directa como siempre.
Naruto se sonrojó. Él era alguien con bastante personalidad, se caracterizaba por no avergonzarse por casi nada, pero ese comentario ya era mucho. Primero, él no estaba interesado en tener relaciones con un hombre y, segundo, el azabache se encontraba allí. Además, el recién trataba de acoplarse a la idea, y le mencionaban eso, iba a reclamar, pero Tsunade continuó.
-Como sea, eso es lo que les quería informar – la voz de cansancio se podía escuchar a leguas de distancia. Al parecer, la situación actual era, de alguna forma, estresante para Tsunade– Naruto… tómalo con calma, esto no es nada malo.
-Hai – respondió un blondo ausente. Lo que dejo cupo para un silencio poco común-
Tsunade miró seriamente al azabache, y este notó que era lo que ella quería decir.
Naruto, ve a tu casa, yo tengo que hablar sobre el reporte de una misión… secreta, con Tsunade – El ojinegro miró al blondo esperando su aprobación.
-…De acuerdo dattebayo – se notaba la distracción, la duda. El rubio no estaba muy convencido de nada, todo cambiaba. No quería exagerar… pero aquello era antinatural.
Se paró secamente, sonrió, se despidió, dio media vuelta y se fue.
Esperaron a que se alejara, a no sentir su presencia, y la conversación comenzó.
-¿Qué es lo que tienes que decirme? – preguntó como si se tratase de cualquier persona. No le importaba actuar así, solo quería saber por qué ahora Tsunade se mostraba aún más inquieta.
-Mira… Hay cierta información que no le he dado a Naruto debido a que con lo que ya he dicho es suficiente, él tiene que procesarlo… Decirle esto podría hacer que se sintiese incómodo, o “poco hombre”, o… - Tsunade dudaba, mientras que el azabache la miraba como tratando de decir “vaya al grano” o “no se dé tantas vueltas”.
-Puede proseguir, Tsunade – dijo impacientado el ojinegro.
-…-La rubia pensó como iniciar con el tema – Bien te diré, pero no se lo menciones a Naruto, no a menos que sea extremadamente necesario – ante la afirmativa del azabache, ella continuó - …Las hormonas de Naruto han estado demasiado “activas”… Debido a todo este proceso de cambio Naruto ha adquirido el poder de… ¿Cómo decirlo?... De “llamar la atención”.
-¿Llamar la atención? – eso era algo que no comprendió del todo, hasta que escucho lo que seguía.
-Si… en el fondo, las hormonas de Naruto se están comportando de manera inusual, siendo muy fuertes… Su cuerpo desprende feromonas… Lo más probable es que de ahora en adelante, tanto hombres como mujeres se le acerquen “insistentemente”… demasiado en algunos casos… Pareciera que el Kyubi estuviese buscando descendencia, quizá debido a la reacción innata del ser vivo al pasar por un peligro mortal… al menos eso pienso yo… también puede ser un reacción normal en los portadores del Bijus…- ahora la rubia buscaba ver la expresión del azabache, era importante para saber si lo que diría era la mejor idea.
Saskue se sorprendió durante unos escasos segundos, y luego se serió. ¿Por qué me lo dices, Tsunade? – Afiló su mirada, esperando respuesta.
-Verás… No estoy segura de cómo vayas a reaccionar con la presencia de Naruto… Pero creo que eres el más confiable para… Necesito que cuides a Naruto.
-Ah?... – Ahora el azabache descubría algo. Tsunade probablemente era la Hokage de las sorpresas, pero la n°2… o quizá 3.
-Sé que Naruto es muy fuerte, pero talvez llegue el momento en el que no se pueda zafar de “ciertas” situaciones… Además, no sabemos si esto haga que Naruto esté más débil que antes, ya sabes… - dijo pensando cómo explicarlo mejor.
Sasuke dudaba - ¿Por qué yo?-.
-Ya lo dije, es porque pareces el más confiable… Eres uno de los más cercanos a Naruto, y te preocupas por él – El ojinegro iba a refutar pero decidió escuchar hasta el final – por algo estas aquí… Aunque si no quieres… puedo encargar a otra persona.
-…Voy a pensarlo – Fue lo último que dijo mientras se preparaba para salir de aquella oficina.
-Decide rápido… Podemos tomarlo como una misión remunerada… Después de todo, Naruto es importante para esta villa – fue la última frase de aquella conversación.
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Naruto no había paseado por la aldea desde su llegada a Konoha después de su misión. Exceptuando la ida a donde estaba la Hokage con Sasuke. Así que, mejor dicho, no había salido solo. Últimamente se sentía un tanto cansado, como si no le quedara mucho chakra, por lo que optó por dirigirse directamente a casa.
-Hey, chico zorro!! – Se escuchó a lo lejos, él no hizo caso, de seguro llamaban a otra persona.
-Hey tú! El rubio de ojos azules! – y después de oír aquella descripción, buscó a quien lo llamaba. Era evidente que a quien buscaban era a él, ya que esas descripciones era escasas… pero lo más Importante…¿!Por Qué rayos lo llamaba chico zorro?! Él era un hombre fuerte, entrenado, un ninja “respetable”.
Encontró a quien lo llamaba, era un joven de unos 20 años, de cabello castaño y ojos verdosos. Él iba junto con un grupo de 3 personas de una edad similar.
El rubio se molestó - ¿A quién llamas chico zorro? – dijo algo agotado mientras veía a los jóvenes acercársele. El rubio preguntó cansado. Naruto Uzumaki era explosivo, sorpresivo, habría hasta golpeado a esos tipos, pero no se sentía con las fuerzas.
-Tranquilo, tranquilo – Decía otro de los chicos, uno de cabello negro con reflejos rojos, y ojos castaños – No hemos venido a pelear, solo a conversar.
-Etto… ¿Nos conocemos? – Preguntó Naruto con las manos detrás de la nuca y una sonrisa un tanto desconcertada. El rubio estaba extrañado, por él no había problema, pero era raro ver a las personas decir esos nombres de pila y ser tan familiares con otros a quienes no conocían.
Empezaron a caminar todos juntos a donde el rubio se dirigía.
-Verás, tenemos mucho de qué conversar – Otro joven, de cabello anaranjado y de ojos color miel, empezaba a hablar – Dime, ¿Cuál es tu nombre?-.
El rubio iba a responder, pero, sin darse cuenta (debido a distraerse por conversar) lo agarraron de los brazos y lo metieron rápidamente en un callejón.
-Oigan ¿Qué les pasa? ¡Suéltenme dattebayo! - decía forcejeando. Alcanzó a golpear a uno de los que lo retenía, pero cuando iba a utilizar, con su escaso chakra, el Kage Bunchin no Jutsu, el otro lo detuvo con un Jutsu similar al de Shikamaru.
-Guau, este zorrito es fuerte! – Exclamaba el de pelo castaño-.
-Suerte que tienen este jutsu, o los mato – dijo enojado el blondo.
-Se ve que eres fuerte – miraba a su amigo haciendo un gran esfuerzo por retener al ojiazul – pero podemos notar que tu cantidad de chakra está baja… estás indefenso – sonreía por su triunfo, y luego se dirigió con el habla a sus compañeros – Este tipo tiene algo raro, y lo que vamos a hacer no es muy ortodoxo, pero –Sonrió-… Yo primero – fue lo que dijo mientras se acercaba al rubio y apegaba sus cuerpos.
-¿Qué crees que haces teba? – pregunto el pelirrubio enojado y dudoso.
-¿No es obvio? – El peli castaño miró los ojos del blondo, miró todas sus facciones. A pesar de tener rasgos masculinos (inevitables al ser él un hombre), era cautivador y sutil, y desprendía un aroma extraño y muy agradable, como a canela.
Empezó a lamer el lóbulo del rubio, mientras daba pequeños y suaves mordiscos. Era una sensación extraña para Naruto, un tanto placentera, pero más que nada le producía enojo, y se sentía humillado. Pero no lo admitiría. Tenía que encontrar la forma de librarse y patearle el trasero a todos esos idiotas.
El joven peli castaño y ojiverde lamía, besaba y succionaba el cuello de Naruto hasta que decidió morder fuertemente. Naruto reprimió un gemido de dolor, pero mostró una mueca de dolor, mala idea, a los presentes les pareció excitante.
El peli castaño continuó con su labor, lamiendo concentradamente el cuello del menor. Se separó un poco, y le rompió la polera a Naruto, divisando aquel cuerpo espectacular, de un color canela, bien entrenado, moldeado y tonificado.
-De-Deja de hacer estupideces y suéltame ttebayo!!, te voy a – Naruto no pudo continuar, pues se exaltó al sentí que el contrario recorría con sus manos lo que podía tocar de su cuerpo. Se acercó a los pezones del blondo, el rubio se sorprendió – Suelta – dijo sumamente enojado, pero con un poco de temor. Y de algún lugar sacó fuerzas para liberarse nuevamente de aquel jutsu, utilizando parte del poco chakra que parecía quedarle, y de paso pateando al ojiverde en las costillas.
Cuando se disponía a huir, otro de los espectadores, el de cabello anaranjado, agarró al menor de la muñera, lo acercó y lo arrinconó en una pared, dejando al blondo con su parte frontal mirando la muralla del aquel callejón.
-Creo que tenemos que ser más rudos – dijo el ojimiel mientras empezaba a bajar el pantalón de Naruto.
-Suéltenme… Malditos enfermos – su voz temblaba un poco, tanto por el enojo y la humillación, como por temor un tanto extraño en él. A pesar de ello, reprimía lo más que podía aquellas emociones.
No encontraba forma de escapar, no tenía chakra, se sentía débil, y se trataba de pelear con 4 shinobis mayores que él y, al parecer, más fuertes… ¿Qué haría?...
Continuará…