Vaya que estaba molesto, como una persona con capacidades tan “mediocres” –por decir lo menos- Había logrado infiltrarse en sus pensamientos de semejante manera. Ser causante de su derrota al parecer no le era suficiente.
A este punto no había nada que le hiciera pensar lo contrario, insistía en que su pensamiento era correcto. Una excusa, si, eso era.
Los días pasaban y sus pensamientos no se aclaraban. Estaba conciente de la extrañeza que causaba su reciente cambio de actitud en sus compañeros, para agregarle también su obstinación a culpar al chihuahua del Seirin, pero lo que le pasaba no era algo que se pudiese hablar a la ligera, si el mismo no sabia como tratarlo, ¿En que ayudaría contárselo a personas menos “concientes” que el? Debía resolverlo. Si bien su actitud con respecto a las actividades que debía realizar no había variado demasiado y la cadena que le ataba había de alguna manera “aflojado” debía procurar no demostrar su estado anímico en la mansión pues, como los ánimos en ella no estaban aun del todo arreglados aun se podía quebrar aquel ambiente de supuesta paz que reinaba desde su reciente “regreso”
-¡Sei-chan a estado muy extraño! –Hablaba Reo, estaba preocupado, al parecer siendo el único consiente del estado en el que se encontraba su capitán.- se ha vuelto muy indulgente con ustedes
-Reo-nee siempre te preocupas demasiado –respondió Kotaro restándole importancia al asunto.-
-¡Oh! –Levanto la voz Nebuya, quien se había mantenido al corriente de la situación mientras devoraba dios sabe que- ¿No será que el bicho del amor le a picado? –Agrego ignorante de lo que podrían llegar a causar sus palabras.-
-¡¿Qué?! –Exclamo Mibuchi, no, no, no, ¡eso no podía estar pasado! ¡¿O si?!- ¡Mi pequeño Sei-chan!
La escandalosa risa del rubio no hacia mas que llamar mas la atención de lo que ya de por si lo hacían los tres jugadores reunidos en aquella –costosa- tienda. Reo, al darse cuenta del escándalo que provocaban no dudo en tomar a los causantes de su reciente “ataque” y arrastrarles fuera de la tienda para seguir con aquella conversación sin llamar –aun- más la atención. Si su queridísimo Sei-chan estaba enamorado, lo menos que podía hacer era ayudarle ¿no?
Con ese pensamiento en mente –en el cual se ignoraron por completo las capacidades del peli-rojo- los tres se dedicaron a sacar conjeturas.
-¿No será la chica que se le declaro la vez pasada? –Pregunto curioso Hayama-
-No, imposible –respondió Reo-
-¿Y esa mujer que lo fue a buscar al entrenamiento? –Hablo Nebuya-
-Secretaria de su padre
-¿Y la mujer que vimos en su casa?
-Profesora de violín
-Y...
-Si es una mujer con traje o uniforme de nuestra escuela queda descartada –dijo Reo dando por terminada aquella “discusión”.-
-¿Y Kou-chan? –Volvio a hablar Kotaro.- ¿ha estado así desde que termino la Winter cup no?
-¡Tienes razón! ¡¿Cómo no me di cuenta?! ¡Tal vez se siente extraño por enamorarse de tal manera! Supongo que también esta conmocionado al estar conciente de la diferencia entre ellos, y por como reaccionaremos si nos enterábamos, mi pobre Sei-chan
-Reo-nee… no exageres
-Cállate, ahora solo debemos juntarles de nuevo, ¡se acerca su cumpleaños! Hay que sorprenderlo.
-¡Yoh! –La risa de Nebuya interrumpió la discusión que se estaba formando entre Kotaro y Reo, siendo el segundo mas ofendido por aquello.-
Se dio por zanjada la conversación y el plan se puso en marcha, no tenían datos de la chica, y los recuerdos de cómo se llamaba se hacían cada vez mas vagos, de momento los tres solo concordaban en una parte. Su nombre era Kou.
Por su parte, Akashi había dejado –casi nada- de prestar atención a sus pensamientos en lo concerniente al numero doce. Se acercaba su cumpleaños numero diecisiete y por ende debía poner todo en orden respecto a la fiesta que planeaba realizar su progenitor, y como consecuencia de ello no le dio mayor importancia a las acciones a cometer por quien se proclamo a si mismo como su “mano derecha”
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-¡Jumpeicito!
-¡¿Qué?! ¡¿Quie-?! ¡¿Cómo conseguiste mi número?!
-Eso no importa, quería-
-¡¿Cómo que no importa?!
-¡No me interrumpas! Quería preguntarse, si sabes de alguna chica llamada Kou que vaya a Seirin, es de primero.
-¡¿Po-Por que había de saber?! ¡Agh!
-¿Pasa algo?
-¡Nada! Ve-Veré que puedo hacer ¡Adiós!
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-¿Qué pasa? –Preguntaba una castaña curiosa al ver el extraño estado en el que se encontraba su amigo, se notaba que prácticamente había corrido hacia su casa-
-Por… -dijo haciendo una pausa intentando ganar un poco de aliento- ¡Por tu culpa estamos en problemas!
-¡¿Qué?! ¡¿Cómo te atreves?! –grito molesta-
-¡Akashi quiere ver de nuevo a Furihata! –Respondió en su defensa.-
-…-aquellas palabras la enmudecieron, en ningún momento pensó que su “plan” terminaría de aquella manera.- ¿Cómo lo sabes?
-¡Me acaba de llamar Reo! ¡No estaría aquí si no fuera algo malo sabes!
-¡No me grites! Solo hay que hablar con Furihata
-¡Se va a comer a Furi!
-No te preocupes, tengo un plan