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Mi amor encerrado en su torre. por Layonenth4

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Notas del capitulo:

desclaimer: ¿ustedes creen que si la compañia de Barbie o el mundo de Harry Potter me perteneciera, estaria escribiendo en una pc 2003 con un sustentable programa pirata de windows 8.1? -__-''


Dedicado a CRIS, con todo el deceo de que sea feliz en su matrimonio  y no se le aparezca una Bellatrix odiosa por el camino de su nueva vida ^-^

 

Capítulo 2.- Odio a primera vista.

 

Draco camino y camino, máximo por treinta minutos por el túnel que paso después de abrir la puerta negra de su, ahora descubierto, cámara secreta. Estaba vacía y perdida en el polvo, pero gracias a los fundadores ninguna criatura extraña o venenosa, si quiera un ratón, se les había cruzado en el camino.

Al final del largo pasillo encontró otras escaleras de caracol de pura piedra y una luz proveniente de alguna abertura, seguro la salida. Draco las subió con más rapidez que cuando bajo y justo en el penúltimo escalón se dio de topes con una puerta de roca solida, la cual dedujo muy fácil para abrir.

¿Pero se podía ser tan fácil ser libre?

Tan cerca del mundo externo, algo que seguro lo superaba. Pero no había marcha atrás, ¿o sí? Tan fácil sería dar la vuelta y regresar a la seguridad de su torre. Mentira si estaba seguro. Verdad de tener miedo al salir.

Y sí… ¡No! Debo hacerlo.

No evito elevar su mano para cubrirse de la fuerte luz del sol ni arrugar un poco su cara ante el calor, ni arrugar la nariz cuando la brisa del aire fresco le llego a sus fosas nasales o el escalofrió que le cruzo su por la espalda cuando dio los primeros pasos fuera del límite de la puerta. Y se sintió libre por primera vez.

 Los sonidos, los olores y deferentes colores de pronto lo marearon por esa sensación tan extraña que palpaba desde su vientre hasta el temblor de sus labios.

 

— ¿Draco? ¿Draco , estas bien? — la pequeña zorrita preocupada por el repentino silencio, se estiro todo lo que pudo para que sus patitas delanteras tocasen las rodillas del nuevo viajero.

Este bajo su mirada hacia ella y no pudo más que mostrar su sonrisa. Al fin se sentía tan vivo, y la prueba de ello no era su sonrisa, si no todo el remolino de emociones y sentimientos que sentía dentro de sí mismo. Dentro de su alma.

El hada solo sonrió para sus adentros y le aventó una mirada traviesa a su querido amigo, para solo echar a correr por todo el sendero de la colina verde donde estaban parados. Draco soltó una carcajada desde el corazón y siguió a la zorrita veloz.

Corrió, rodo, se cayó y volvió a correr. Porque era tan simple hacerlo, porque se sentía recién nacido ahí recostado en el césped bajo la colina sobre la que había llegado. Sí, eso era tan vivo

 

— ¡Buenos días joven! — volteo su mirada a la voz que lo llamaba y por un pequeño espanto que se llevo se sentó como resorte, pero pronto se dio cuenta que trataba de un hombre mayor de curioso rostro y cabello pelirrojo, montando un caballo — ¿Jugando mientras trabaja?

Draco no sabía exactamente cómo reaccionar ante otra persona, pero si las clases de comportamiento y etiqueta servían de algo, era momento de demostrarlo. Además del hecho de que era observado por varios ojos aparte del hombre, y una de esas miradas le causaba escalofríos

 

— Buenos días, Señor. — dio una leve inclinación que fue igual correspondida con una sonrisa. Le pareció tan amigable que no evito volver a sonreír ¡Al fin hablaba normalmente con una persona! — No soy de por aquí, solo de visita.

Entre los que Draco supuso eran sirvientes y trabajadores, se pusieron a cuchillear y no dejaban de mirarlo extraño, más aun otros dos jóvenes pelirrojos que a Draco se le hizo bien parecido el de cabello agarrado que también lo miraba ¿extraño? ¿Raro? ¿Eso era un rubor en el rostro ajeno?

 

— Oh — contesto el hombre nuevamente sonriente notando la mirada de miedo que ponía el chico ante el embobado de su hijo, supuso que era momento de seguir —, pues si es así debería visitar el pueblo. En Slytherin tienen el mejor vino de fresas de todo el mundo.

 

— ¿Queda muy lejos? — cuestiono un feliz rubio pero también nervioso. No quería tardarse y que su tía despertara.

 

— ¡Solo sigue el camino, jovencito! — el señor empezó a zarandear a sus trabajadores y su caballo a trotar, pero ni siquiera el señor pudo evitar volver a sonreír con la hiperactividad que mostró el “doncelito”

 

— ¡Gracias! — se inclino nuevamente y no pudo evitar correr con Pansy siguiéndolo otra vez. ¡Es que estaba tan emocionado!

Ya teniendo al joven fuera de la vista, Arthur Weasley les soltó un codazo a sus dos hijos mayores que se negaban a apartar la mirada por el camino en el que desapareció el chico

 

— ¡Dejen de babear!

 

 

Draco llego al pueblo y recibió saludos apurados, acalorados y efusivos. Sintió un poco de espanto al inicio pero su amiga le comento disimuladamente que entre los humanos era normal saludarse si estaban de buen humor y Draco no quería cansarse de regresar la sonrisa con cortesía. Aunque muchos le preguntaron por su mascota “el zorro” pero al rubio le dieron mala espina aquellos ojos tan viciosos cuando miraban a la cachorrita, así que opto por esconderla dentro de su chaleco.

Camino por lo que Pansy le dijo, era un mercado donde las personas suelen comprar sus víveres para la comida, ropa, joyas, especies, entra tantas y tantas cosas. El rubio se quedo tan maravillado entre las personas.

Pero entre el gentío y al parecer preparativos de alguna celebración, lo aventaron y Pansy cayó de su escondite. En tan pocos segundos el joven rubio ya no vio a su amiga cerca y comenzó a preocuparse. Nervioso comenzó a caminar con la vista fija en las orillas y el piso hasta que se acabo el mercado justo frente a la entrada del sendero de un gran castillo

Solo había de dos caminos y uno de ellos lo llevaba a escaleras abajo entre casas y más gente, el otro directo a jardines que a lo lejos apreciaban un lago. Pues bien, como no se quiso perderse más (su sentido de la orientación era “inexistente”) cogió el más fácil rumbo a los jardines.

Pero tampoco pudo evitar quedar embelesado por los arbustos, rosales y arboladas que se mostraban ante sus ojos. Muchos de ellos los reconocía por los libros y otros tantos por los que el mismo había plantado en el pasto seco de la finca de su tía. Claro que unas se mostraban algo tristeza y estuvo tentado a tomar un narciso, su flor favorita, que marchitaba poco a poco.

Ya con sus manos sobre el pétalo, escucho ruidos a unos metros alejados de él que le hicieron voltear la mirada

 

— ¡Oh muchacha, oh! — dijo la voz infantil y Draco volvió a reír entre impresionado y divertido por la escena.

Tres niñas pequeñas que se parecían mucho, dedujo que eran trillizas a pesar de que una de ellas era pelirroja, bajaban de su caballo con un poco de dificultad dada la altura, pero sin dejar de mostrarse valientes o alegres. Draco observó como las dos azabaches alimentaban entre risas al animal mientras que la pelirroja danzaba entre giros y giros, pero se preocupo en cuanto vio que la pequeña se dirigía al fango en las orillas del lago.

Dicho y predicho, la pequeña pisó la zona húmeda del césped y cayó al lago de fuerte corriente.

 

— ¡Liliana! — gritaron las otras dos hermanas desde su sitio pero una de ellas se dirigió a la otra — ¡Verona ve por ayuda! ¡Corre!

Draco se quedo pasmado sin saber exactamente que hacer; algo le decía que corriera o se metería en problemas si la chiquilla estaba muerta, por otro lado su instinto interno le decía que hiciese lo que pudiese para salvarla.

 

— ¡Padre, padre! — gritaba la pequeña con verdadero terror, pero fue suficiente para hacer reaccionar al rubio e ir en su ayuda.

Corriendo como hace poco había aprendido llego a la escena y a pesar de ensuciarse las rodillas se hinco frente a la pequeña que colgaba de una miserable rama

 

— ¡Tranquila, te subiré! — ojos azules contra gris pero ambos mostrando diferentes miedos.

El rubio estiro todo lo que pudo su brazo pero aun así no llegaba a la pequeña y esta controlaba su sollozo intentando ser valiente, pero realmente fallando cada vez que el agua salpicaba sus piernitas. Ella hizo además de alzar su brazo también, pero su otra extremidad  le fallo y por poco caer, haciéndola rendirse en el intento de no llorar y quitar sus manos de la rama-salvavidas.

 

— ¡No quiero caer! — grito ella con sus ojos cerrados

 

— No caerás ¿sí? ¡Estira la mano! — gritar tal vez no era una solución, pero su nada experiencia con niños no le indicaba que hacer, pero recordando cómo era temer en aquellos años infantiles, cambio el tono de su voz a una mas cariñosa —  No te pasara nada. Lo prometo.

La niña dudo un poco cerrando más fuerte sus ojos, pero los abrió con determinación. Estiro su brazo nuevamente y esta vez fue sujetada con fuerza por unas manos firmes, así que sintiéndose segura subió el otro brazo y volvió a agarrarse del ajeno para escalar con sus pies y subir.

Draco agradeció internamente haber cargado cajas y cajas de ropa de su tía o jamás hubiera sido de apoyo para la niña que como cualquier humano, le pesaba. Fue su confianza lo que le hizo titubear a él y que su mano con la que sujetaba su propio peso se resbalara, haciendo casi caer con todo y niña. La jalo con fuerza bruta y ella callo del otro lado, pero por la inercia él se iba hacia adelante.

Vale, el era un adulto. Problema: ¡no sabía nadar!

 

¡Mierda, mierda, mierda!

 

Pero sintió un apretón en su cintura y el choque de su espalda contra algo duro. Pero ese algo respiraba.

Movió su cabeza por la curiosidad con un poco de timidez, para enfrentar miradas con un verde esmeralda que ni las joyas de su tía brillaban tanto, ¿o será por las espesas pestañas negras que caían sobre esas gemas? Tal vez la ceja poblada y delineada también tenga algo que ver o la poca visible barba que adornaba un rostro caramelo.

El agarre a su cintura se hizo más apercibo pero no doloroso y sintió como su abdomen era apenas tocado. El rubio estaba realmente confundido, no sabía lo que pasaba o porque de pronto tenía mucho calor en sus mejillas.

 

— Em, ejem. — una de las trillizas, sin distinguir quien fue, carraspeo su garganta para obtener la atención.

Draco salió de su propio shock y se puso de pie, mientras que, el ahora obvio sujeto, se inclino ante una pelirroja sonriente entre sus lágrimas.

 

— ¡Oh, Lily! — la llamo el azabache mientras abrazaba a la peque con fuerza y soltando suspiro de alivio, mientras que las otras dos niñitas miraban picaras a un incomodo rubio — ¿Qué dijo padre sobre irse tan lejos?

La pelirroja solo agacho la cabeza ante la mirada severa del hombre y el rubio quería meterse por seguir hostigando a una pequeña indefensa, para que lo sorprendieran las tres niñas con una expresión de arrepentimiento muy enternecedora.

 

— ¡Chentry tenía hambre y en las caballerizas ya no tenían manzanas! — exclamaron las trillizas en autodefensa y pusieron carita de perros apaleados. El supuesto hermano solo soltó otro suspiro pero de resignación y cerro sus ojos para buscar paz y paciencia mientras que el rubio elevaba una ceja ante tal manipulación.

El moreno por fin levanto el rostro sonriendo los otros cuatro presentes sonrieron internamente victoriosos.

 

¡Es tan fácil manipular a un adulto con esas caritas!

 

— Qué no se repita. — aclamo mientras él se levantaba y a su vez ponía de pie a su hermana. La niña balanceaba su mano estrechada con la del varón y sonreía como si nada hubiera pasado. El azabache miro al salvador con una larga sonrisa — Gracias por salvar a mi hermana.

 

— No, bueno…. — ¿Qué se decía en esos momentos? Draco recapitulo toda su educación en un flash y pudo concretar una respuesta entendible, aunque estaba seguro que el sonrojo seguía ahí — Gracias a ti.

 

— ¡Eres muy lindo y me salvaste! Toma. — la pelirroja le dio una manzana que sus hermanas le habían pasado por la espalda supuestamente en “disimulo”, cosa que hizo reír al joven

 

— Ten cuidado para la próxima, ¿sí? — tomo la manzana y a su vez acomodo uno de los mechoncitos sueltos del peinado de la niña. Esta asintió con la cabeza y no dejo de mostrar sus tiernos labios curvados en sonrisa.

Una de las azabaches de ojos azules más claros toco el hombro de sus otras dos hermanas

 

— ¡Verona, Liliana, mejor busquemos más manzanas para él! — con eso ultimo las tres se echaron a correr del lado opuesto, después de una para nada decente y buena inclinación de despedida

 

— ¡Lorena, dije que no tan lejos! — pero ya ninguna de ellas escuchaba al ojiesmeralda y soltó otro suspiro resignado mientras se sobaba el tronco de su nariz y moviendo los lentes en el transcurso — Aah, nunca me escuchan.

 

Pobre hermano jaja.

 

El rubio se reía de su joven salvador que era un poco más alto que él y guapo.

 

¡No, no, no! Esos pensamientos ahora no.

 

El rubio se movió incomodo en su lugar manteniendo su propia batalla mental, pero decidió cortarla por las buenas y marcharse

 

— Em, si bueno. Yo me retiro. — se despidió moviendo su mano torpemente y dio la vuelta por donde había llegado. Sin saber a dónde ir exactamente, pero solo quería alejarse de ese provocador muchacho

 

— Oh espera. — Draco volteo por instinto a obedecer, pero se arrepintió cuando por accidente volvió a chocar contra el pecho de su salvador y este lo tomo con delicadeza por los hombros — Me gustaría agradecerte como es debido.

 

¡¿Por qué tiene tan lida sonrisa?!

 

— No hay necesidad. — el rubio no sabía dónde meter la cabeza, pero en definitiva el olor varonil de menta y bosque del otro no era de mucha ayuda para sus reacciones

 

— ¿Nos hemos visto antes? — indago el joven con una mueca de confusión y el rubio tuvo que respirar y carraspear para recuperar su postura. ¡Donde quedaba su orgullo por todos los cielos!

 

— Ah, no. No, nunca había estado aquí. — bien, pudo decirlo sin tartamudear o derretirse ante aquella mirada.

 

— ¿De visita por Slytherin? ¿Vienes con la caravana de Pendragon Malfoy? — Draco solo quería que parara el interrogatorio, por una parte porque de ninguna manera se lo podía decir, y otra parte porque ya se quería ¡largar de ahí!

 

Pero como quien dice, la curiosidad mato al gato.

 

— ¿La corte de Pendragon Malfoy? ¿Quién es? — su cara de confusión debió ser bastante obvia, pues el otro boqueo como tonto ante una pregunta tan estúpida para él. Draco elevo una ceja pues era obvio su pensamiento ofensivo, pero el de lentes controlo su quijada y carraspeo para por fin dejar de tocarlo y poner una pose “pensativa”

 

— ¿Descendiente de Arturo, domador de dragones? ¿La guerra oscura, Merlín y su sabiduría? ¿El rey mago absoluto? — El ojigris elevo ahora dos cejas y oprimiendo una sonrisa divertida, el moreno se expresaba con ambos brazos en un deje de desesperación y sorpresa — ¡¿Has vivido en una torre o qué?!

El rubio no evito soltar la carcajada por tal irónica y certera pregunta, pero al moreno lo dejo embelesado otra vez y con una sonrisa tonta en su rostro.

 

— Jajaja, algo así. — el rubio logro controlarse y se quedaron en silencio otra vez, pero dejo de ser incomodo en toda expresión.

Se miraron un rato  y Draco olvido todos sus miedos y prejuicios, simplemente quedando prendado entre curioso y atontado por esos ojos verdes tras un cristal que no llegaba a opacar la belleza de su color. El azabache por otro lado, jamás despego su vista del joven, recordando esa carcajada tan infantil y esa sonrisa tan pura y sin pisca de maldad. ¿Cómo se podía notar? Es como si el joven jamás haya sido tocado por la  crueldad del mundo.

Pero para dos personas en tan romántica y conmovedora aura de felicidad, siempre llega alguien a romper el encanto.

Un trote fuerte y rechinido de caballo frente a ellos los trajo a la luz nuevamente, para encontrarse con otro joven de sonrisa victoriosa

 

— ¡Hey compañero! Encontramos al zorro escurridizo… — el castaño cenizo se fijo en la prescindía desconocida y rápidamente cambio su expresión a una coqueta, inflo el pecho y hablo insinuante— ¡Hola! ¿Estás perdido?

 

— ¿Zorro? — Draco recordó a su amiga perdida y las miradas cazadoras que recibía, mas si el sujeto frente a él lo miraba exactamente igual — ¿Qué zorro?

Pero el tonto de Adrian Pucey no comprendió esa preocupación en el ojigris y alardeo de su “logro”. El otro azabache estaba que quería estrangular a su compañero

 

— Uno pequeño, creo que es hembra. — Draco abrió los ojos asustado pero Adrian siguió hablando— Deberías venir conmigo un día, soy un excelente cazador de…

Lo que calló al Casanova fue el sonido de los pies del rubio que salió volando del lugar, intuyendo la dirección por donde vino el caballero ególatra.

¡Tenía que salvar a su amiga! Esos idiotas sepa que le harían en su forma de cachorro de zorro y si eran magos, ¡le iría mucho peor si descubrían que era un hada!

No corrió mucho y tampoco le importo saber que fue seguido por los otros dos, cuando se paro frente a un grupo de tontos que festejaban tener algo vivo dentro de un costal horrible y otro tonto mantenía su varita (una muy parecida a la que tenía su tía) logrando que el costal levitara para que su víctima no escapara.

Draco pudo escuchar claramente el aullido de un animalito y se le estrujo el corazón pensando en una asustada y malherida Pansy. Tanto así, que no pensó cuando lanzo una roquita a la cabeza al sujeto con la varita.     

 

— ¡Oye! — se giro el grupo de cuatro hombres a mirarlo como bicho raro, pero poco le vino a preocupar al rubio

 

— ¡Sácala de ahí ahora mismo! — vocifero el chico ojigris y noto como los cuatro presentes sacaban sus armas y en otra mano mantenían sus varitas.

El joven no hizo más que rodar los ojos ante la acción tan poco original de todos ellos, mas aun siendo exagerada si era vidente que él no portaba con que defenderse. Bola de idiotas, pensaba el chico.

 

— ¡Bajen las armas, tranquilos! — la misma voz del azabache que lo salvo se escucho a sus espaldas y noto como los otro cuatro le obedecían. — ¿estás bien?

Le pregunto su recién conocido salvador, pero el rubio elevo una ceja y se cruzo de brazos frente al caballero que seguía manteniendo el hechizo sobre su amiga. Este que era pelirrojo bufo molesto, pero levito el costal hasta los brazos del exigente ojigris.

 

— ¿Pansy? — abrió el costal y definitivamente era su amiga, dejando ver sus ojos aguamarina cristalizados. Apenas vio al rubio, esta le brinco encima y gimoteo sobre su pecho. — ¿Estás bien…? ¿Pans?

Pero ella le mostro su patita delantera y gimoteaba al mismo tiempo. Draco comprendió que se la había roto… no, mejor dicho, ¡se la habían fracturado a propósito!

 

— Los zorros suelen robar comida, y si mis compañeros encuentran uno lo dejamos en los bosques para que no causen problemas o los casen los… — el azabache le daba explicación, pero el rubio simplemente lo encaro apretando mas el zorrito a su pecho. En verdad que sus ojos se oscurecieron de la rabia que sentía

 

— ¡¿Y para eso deben fractúrale una pata?! — esa reacción no era la que el moreno esperaba pero era una acusación grave a su misma persona e intento recuperar su postura firme

 

— ¡No! ¡Seguro fue accidente…! — pero el joven solo bufo y dio zancadas largas al otro lado. Incluso los dos caballeros que se encontraban ahí se quitaron asustados y extrañados pensado que era una cara bonita con carácter del demonio. — ¡Hey, a donde vas!

 

— ¡Lejos de ti! — le respondió a grito lejano el rubio que simplemente lo miro con asco y odio. Verdadero odio.

Harry se sintió ofendido y engañado al dejarlo con la palabra en la boca; ¿ese había sido el ángel que salvo a su hermanita? Definitivamente un tipo bipolar y loco. Bueno, aunque al parecer la cría de zorro era su mascota o algo así, ergo, era normal su actitud agresiva si solo vio que sus amigos eran unos brutos a la hora de salvar a un animalito.          

Y hablando de brutos

 

— Oye Harry — se escucho la voz de Seamus Finegan ahogando una risa— ¿te robaron el corazón o el orgullo?

Y los cinco presentes, ahora sumando a Adrian Pucey a la bola de los amigos cercanos al joven príncipe, partieron en risa total.

Harry los miro mal e invoco a su linda Niniriu para darles un buen escarmiento. Aunque mientras su compañera se ocupada de corretearlos por los jardines, se dio cuenta de un hecho: no le pregunto su nombre al joven doncel… ¡Pero qué idiota era!

 

 

Draco no tomo mas paseos o paradas para saludar a alguien, fue directo a bajar la colina y volvió a cerrar la puerta de roca tras de sí. Pansy no dejaba de llorar y el rubio mantenía su serenidad pero camino con más prisa y benevolencia hacia la finca de su tía y tardo mucho menos de lo que paso al llegar.

Con el mas mínimo silencio salió del sótano tomando la olvidada caja de plata y cargándola con la mano libre. Teniendo precaución en cada esquina que doblaba de la finca y subir las eternas escaleras que llevaban a su torre, por fin pudo encerrarse en su habitación y sacar su mochila medica donde almacenaba todas sus hiervas y medicinas. Que no fuera mago no quería decir que no hiciera brebajes médicos como los muggles. No es como si su tía se hubiese preocupado por un resfriado o herida infectada…

 

— Esos idiotas… — farfullaba un enojado rubio mientras ponía el vendaje por toda la patita peluda. Pansy ya se había tranquilizado por el calmante y dejo de llorar, pero ahora se sentía adormilada

Draco termino de vendarla y la acomodo entre las almohadas de su cama para que entrara en calor. Se vería totalmente adorable, si no fuera pos sus bigotes y orejitas caídos.

 

— Decían que iban a llevarme al bosque con mi “familia”, pero no creo que fueran necesarias las vueltas que me hicieron dar dentro del costal. — objeto el zorrito aguantando el sueño, pero el rubio la acariciaba por todo el lomo arrullándola

 

— Definitivamente eran unos idiotas ignorantes y fanfarrones. —musito el joven aun enojado, pero no tan furioso como hace unos segundos.

Tal vez si exagero un poco, después de todo uno de ellos lo había salvado de ahogarse.

 

Pero yo salve a su hermana… ¡No estamos en deuda de nada!

 

Definitivamente no podía dispersar su enojo. Menos hacia el mismo por dejarse llevar por sus tontas emociones y olvidarse que era incorrecto mirar así a otro hombre, ¿qué abra pensado de él? ¿Qué era raro, como su tía le cantaba siempre? Pero si recibió la misma mirada, incluso con los que se topo algunos hasta se atrevieron a regalarle un pan o agua…, entonces ¿nada de esos pensamientos eran malos? ¿En qué otra cosa le habrá mentido su tía?

 

— Tenían buenas intenciones… — su amiga le devolvió el tema que conversaban, pero eso solo le hizo mirarla con reproche. Ella parpadeo unos segundos y se puso nerviosa con las orejitas totalmente paraditas, dispuesta a correr por si su rubio se volvía loco—, pero tienes toda la razón, eran unos mastodontes. ¡Malos, malos!

 

— Para la otra conviértete en un leopardo o un pájaro. — declaro el rubio como conversación acabada pero ella movió frenéticamente la colita y sus bigotes se sacudieron.

 

— ¿Para la otra? ¡¿Volveremos?! — sus ansias de volver eran tan grandes como las del rubio, solo que este estaba dispuesto a llevarla en un morral o encerrarla en la torre por extremo.

 

— Tal vez…  — murmuro, pero se formo una sonrisa en cuanto recordó a las pequeñas trillizas y se pregunto donde dejo tirada la manzana al correr. También recordó al azabache y su linda mirada…

Los colores se volvieron a apoderar de sus ya no tan palidas mejillas.

 

— Uy, ¿algo interesante?— canturreo feliz la zorrita, pero se petrifico al instante en el que se intento poner en cuatro. El dolor de su pata la hizo caer de nuevo a la cama, pero intento advertirle a su amigo — ¡Alerta…!

Fue tarde, el fuego de las velas se apago por el viento que provocaron las puertsa al ser asotadas contra la pared al ser abiertas de par en par. Draco movio una almohada sobre la cabeza de la zorrita, escondiéndola de su tía y su mirada furiosa.

El chico se paró de la cama y la mujer falsamente le sonrió y parecía maniática, pero se notaba su molestia a leguas.

 

— Tía, ¿se le ofrece algo? — Draco intento mostrarse sereno, pero esa mujer le aterraba, más si llevaba su varita danzando entre sus dedos.

 

— Dime querido niño, ¿te divertiste hoy? — canturreo la mujer con falso interés, aun parada en la puerta con la mirada loca.

Draco observó de reojo a los cuervos en su terraza y al que iba colgando del hombro de su tía. Debieron ser ellos los que la despertaron para decirle que él se había ido. ¡Malditos pajarracos!

 

— ¿Disculpe? — aunque su mente era un remolino, para nada dejo ver su miedo en el exterior, su cara siendo de completa inocencia y confusión.

La bruja soltó una carcajada sin saber porque a ciencia cierta, pero pronto dio zancadas hacia su sobrino y alzo la varita.

 

— ¡Crucio! — el chico cayó al suelo retorciéndose de dolor, pero mordiéndose los labios para no darle el gusto de escucharlo gritar.  — Después de todo lo que hecho, después de todo lo que te he dado ¡así te atreves a pagarme! ¡Huyendo de casa!

La bruja bajo la varita y lo miro desde su altura cual cucaracha pisoteada. El rubio intentaba incorporarse poco a poco, pero solo logro mantener su peso con sus manos apoyadas al suelo y aun no sentía sus piernas

 

—  Yo solo quería… visitar el pueblo… — se excuso el muchacho intentando recuperar el aliento, pero fue mala idea lanzar esa respuesta ya que su tía empezó a moverse como león enjaulado.

 

— ¡Lo hice por ti! ¡Para protegerte del mal y la peste de esos inferiores a ti!

 

— Pero todos fueron muy amables… — el chico por fin pudo levantar la mirada, solo para encontrar con ojos negros como el carbón, irradiando de ira pura.

 

— Oh, esas son sus apariencias, pero después te quitan lo que más quieres y te arruinan. Incluyendo a los hombres. — su sonrisa despostaba hipocresía y cinismo, y canturreo otra sandeces que solo ella entendía.

 

— Tía, tú dices que no es normal que entre los hombres, que entre ellos… — el chico intento acomodar sus palabras, pero su tía soltó un grito más de rabia.

 

— ¡¿Ves?! Justo a eso me refería. Enfermos que no respetan el corazón de una mujer. — ella lo tomo de los hombros y lo levanto poco a poco, ahora su rostro hacia parecer que hablaban del clima. Puso su mano sobre la pálida mejilla y sonrió a su sobrino — Te eduque lejos de todo eso mi niño para que fueras diferente. ¡Tú debes ser diferente!

 

— ¡¿Por qué?! — el chico no pudo tragarse la pregunta y ella volvió a quedarse petrificada, mirándolo a los ojos un tiempo pero con su mirada maternal aun plantada en el rostro

 

—…Conociste a alguien, lo veo en tus ojos. — afirmó ella mientras movía su cabeza asimilando la idea. Draco quedo confundido ante el repentino cambio de tema — ¿Quién era Draco? ¿De qué hablaste con esa persona?

 

— De nada. No me dijo su nombre ni yo el mío. — era la pura verdad y ni su tía se lo podía poner a duda pues el rara vez le mentía.

Ella lo pensó un rato en silencio y aspiro aire para “tranquilizarse”. Mantuvo sus ojos cerrados un rato pero los abrió nuevamente y le sonrió “compresiva”, aun sujetando con fuerza al rubio.

 

— Te creeré. Te creeré porque te quiero — ella dio un par de besos a los labios varoniles mientras Draco aguantaba las ganas de apartarla. Cuando acabo,  ella lo miraba como una madre a su hijo, pero a Draco le dio miedo cuando volvió a mirarlo a los ojos. — Y como te quiero tanto mi hermoso niño, no volverás a salir de esta habitación.

Draco abrió sus ojos como platos pero ella lo soltó y cayó al suelo por su débil cuerpo. Simplemente comenzó a sentir como su terraza se volvía una miserable ventana tres metros más alto y la puerta desaparecía.

 

— ¡¿Qué?! ¡Tía, no por favor! — Pero ella caminaba lentamente hacia atrás, disfrutando de la vista — ¡No lo hagas tía!

La mujer desapareció de la habitación dejando al rubio desesperado e implorando que lo dejase salir. Pero no hubo plegaria, deseó o rezo que lo sacara de ahí, no para su tía que valiera de importancia suficiente como su libertad.

Libertad, ¿eso existía? Draco empezó a dudar.

Pansy observó como su mejor amigo se dejo caer a la orilla de su cama, pegaba su rostro al colchón y empezaba a llorar aferrándose fuertemente a las sabanas. Para ella verlo así también le retorcía el alma y la conciencia, pues fue tan cobarde y no impidió todo ese desastre. Se quiso arrastrar como fuese y consolar al rubio, pero comprendió que jamás existiría palabra alguna que saliese de su boca para volver a verlo sonreír

Sintiéndose inútil, débil y traicionera, solo pudo confiar en su instinto de hada y como pudo se pasó de la cama a atrás de las almohadas, donde el chico había escondido el estuche cuando llegaron a su habitación. Y abrió el estuche.

Draco no levanto la mirada, pero escuchando la tonada de aquella canción, simplemente dejo de llorar, dejándose llevar por la melodía.

Cerró sus ojos grises y se sumergió en un mar de sueños, fantasía y recuerdos, donde una imagen de un hombre idéntico a él pero más fuerte y alto, lo tomaba en brazos sonriendo travieso a mitad de la noche, mientras miraba de un lado a otro comprobando que no lo escucharan o vieran. Y volvía a sonreírle a él

Y el hombre tan parecido, pero de cabello más largo, comenzaba a arrullarlo en brazos protectores y amorosos. Y cantaba…

 

b35;b34;Las estrellas han de brillar

A tu amor harán llegar

Y para siempre con su luz,

Tus sueños veras hacer realidad

Tus sueños, veras…b34;b35;

 

 

—…Con su luz. — en ningún momento Draco se dio cuenta que el que cantaba era él y otra voz de su corazón. Pansy lo miraba asombrada pero no se atrevió a decirle lo hermoso que había escuchado aquello.

 

El joven tomo la caja y leyó y releyó aquello grabado sobre la tapa.

 

— Saldré de aquí Pansy — la zorrita solo sonrió ante lo dicho y el muchacho sonrió ante su recuerdo que le ofreció aquella tonada. Sus ojos brillaron de verdadera determinación y murmuro de nuevo— Te juro que lo hare.

 

Talvéz su promesa no fue en vano, talvéz la estrella fugaz que paso por el cielo haya llevado las palabras un cansado principe consorte que iba de camino a Slytherin, causando que despertara de un sueño pacifico y lleno de cariño escuchando la voz de un bebe trizte convertido en un hombre decidido.

 

— Draco... — Remus acostado dentro de la carroza que lo llevaban a él y a su hija al reino de su mejor amigo, se toco el pecho donde sentia una calidez que hace tanto dejo olvidada. 

¿Sera posible que esta vez su pequeño regrese con él? ¿O puede que sea la nueva e inesperada vida que el desconocia, crecia dentro de su vientre otra vez?

Notas finales:

kjaksjdska HOLI!

pues aqui un divertido (me encanta ver a Draco berrinchudo) y trizte (odio verlo llorar ;-;) capítulo bipolar jojojo! 

Les iba a comentar personitas que aqui su escritora presente ya acabo de escribir este fic y solo es de acomodar algunos detalles y pues la verdad no le da mucho rol a nuestros queridos papis amorosos "TxJ, SxS y LxR", así que mi siguiente pregunta es, ¿les gustaria un fic donde muestre como se conocieron, hasta donde nacen Harry y Draco? ¡ES QUE LA IDEA A ESTADO EN MI CABEZA DESDE QUE VI "ORGULLO & PREJUICIO" y "EL REY ARTURO"!! desconozco el porque pero escenas y dialogos, un fic entero me paso por la mente taan rapido... a mi me gusta la idea pero ando en dudas, pues ya seria mi tercer fic y estaria un poco mas largo que este. ¿Qué opinan mis pequeños muggles? ¿Nos animamos? *-*


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