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Des-orden por Destroy_Rei

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Notas del capitulo:

HOLAAAAA

He vuelto

Minho tiene el aroma de un perfume de Gucci que Kibum no puede recordar. Cierra sus ojos felinos, se acerca disimuladamente al cuello esbelto del alto e inspira hondo, llenando sus pulmones del aroma masculino y elegante. Le gusta, le gusta mucho. Si pudiera recordar el nombre, compraría el perfume y lo rosearía en su almohada para tener mejores noches, aunque suene un poco enfermizo, en todo sentido. Recarga el mentón en uno de los amplios hombros y abre sus ojos, contemplando el ordenado escritorio del fotógrafo (como siempre hace).

 

El moreno no se inmuta, es más, sus músculos se relajan ante el toque y es extraño, pero el Director no piensa en lo extraño que es, simplemente disfruta, sonriendo, mientras sus ojos vivaces miran el último ejemplar de la revista que descansa sobre la superficie negra de la madera pintada. La hoja de la editorial, con fotos de sí mismo sonriendo en la pequeña cafetería de la terraza del edificio, es la que los largos dedos de Minho sujetan en ese instante.

 

-       Parezco un payaso – dice con risa, y ve un pequeño movimiento en los dedos hermosos que sujetan el papel

-       Te ves bien, como siempre – ratifica la voz grave del otro, con tono de esa amabilidad endulzada que siempre tiene

-       Hay una foto tuya en la otra página – estira su brazo y con los dedos da vuelta la página para señalar la pequeña fotografía, donde el alto sonríe junto a las dos nuevas contrataciones de ese mes, la chica de recursos humanos y la de ventas – tu sonrisa es un poco exagerada…

-       Me lo dice el payaso…

 

Kibum le golpea juguetonamente la nuca y ríe con libertad.

 

Es incómodo y extraño cuando el mayor recuerda ese pequeño encuentro durante la noche, escondido entre las sabanas de su enorme cama calentada con cobertores artificiales. En la enorme ciudad nocturna llena de pequeños brillos que se pinta en su ventana, los ojos grandes color chocolate de Minho ríen. Son sus recuerdos del día. El reloj marca las 02:00 am y es lo suficientemente tarde para ir a dormir.

 

Kibum siempre ha sido un hombre nocturno, que a consecuencia también lo hace un hombre de largos insomnios.

 

No puede dejar de pensar en Minho, quién es ahora el causante de sus desagradables problemas de sueño.

 

Son-risas

 

-       Es difícil ser un padre soltero…

 

Minho suspira en la tranquilidad de la noche. Varios se han quedado a finalizar un proyecto pequeño de la revista que debe estar listo si o si, ordenado, impreso y entregado a las siete de la mañana del día siguiente. Están en un terrible contratiempo, y lamentablemente, la única posibilidad es quedarse en la oficina. No es algo extraño, están relativamente familiarizados a trabajar en la oficina cuando hay entregas así, porque al menos el gerente general les permite tomarse luego el día libre, sea el día que sea.

 

Kibum levanta sus pupilas lento, tiene sueño y esta cansado, pero a la vez también esta emocionado con el proyecto. Minho tiene el cabello ondulado todo revuelto, el cardigan abierto y el cuello de la camisa desabotonado con la corbata desecha. Lleva grandes gafas de marco oscuro. Es hermoso. El director toma note de cada detalle y le emociona, le gusta la forma en que sus ojos lucen un poco más grandes de lo que ya son con las gafas, pero espera en silencio sin comentar nada, ve cómo las manos grandes desordenan aquel cabello castaño de nuevo y suspira agotado.

 

-       … tengo que dejar a Yoogeun con mi hermano, y pierdo una noche de estar con él – apoya sus palmas en la mesa y mira los documentos apilados ahí con algo indescifrable – Estoy haciendo lo que quiero, pero a la vez, me gustaría tener dinero suficiente para no hacer nada más que ver a mi hijo crecer.

-       No – Kibum sonríe, y con su bolígrafo garabatea un post-it usado – Ahogarías a tu hijo si hicieras eso, queremos a nuestros padres, pero tampoco podemos crecer y vivir pegados a ellos – le mira suavemente, esperando que las pupilas oscuras se encuentren con las suyas, y cuando lo hacen, sonríe más – esta bien que trabajes para él, eres bueno, un ejemplo, y vas a verlo crecer en los espacios que puedas. Mis padres no me vieron precisamente crecer, no estuvieron siempre, pero son los mejores padres y soy feliz

-       Oye – Minho rodea el escritorio, sujeta entre sus manos cálidas el rostro que se caliente suavemente del otro - ¿Por qué eres tan genial?

-       Porque soy el director ¿bien? Ahora mueve tu trasero y ponte a trabajar – se aparta riendo, ocultando la vergüenza y el nerviosismo recién pasado.

 

A Minho le gusta la Sprite fría, las tartas de frambuesa y las barras de chocolate amargo. Es infantil, es divertido, pero también a veces es reflexivo. Se preocupa por los pequeños detalles, por el orden, por el bienestar de quienes le rodean. Guarda té de todos los sabores, para todos los males, y Kibum le ha visto entregando té a las chicas cuando están cansadas y a los mayores de la empresa cuando están un poco estresados. Lleva su móvil encendido todo el día, llama para hablar con su hijo a su hermano o a la cuidadora de turno. Es un gran padre, un gran compañero de trabajo y es un gran hombre.

 

Es inevitable enamorarse de él.

 

-       ¿Quieres una energética? – le ofrece el alto luego de verlo bostezar por tercera vez

-       No gracias – se excusa, sonriendo cansado

-       ¿Hay algo que pueda ofrecerte? – le pregunta, entregándole la primera prueba de color

-       Expresso caliente sin azúcar – comanda, refregándose los ojos que piden un poco de sueño

-       Kibum, toma un siesta de 20 minutos, yo te despierto

-       Pero…

-       Nada de peros, hacer las demás pruebas tomará un par de horas más – explica, moviendo cojines al pequeño sofá de la sala – ven, duerme un rato y se te va a pasar.

 

Kibum asiente y se recuesta cansado. El moreno apaga las luces, cierra la puerta y se va, pero su aroma queda y quema en el otro, es intoxicante, le derrite entero, no es que el aroma en si sea especialmente agradable, pero es el aroma de Minho.  El director se duerme los veinte minutos y lo despierta el sonriente fotógrafo. Cierra los ojos antes de erguirse en el sofá, piensa en cuanto quiere despertar así, con esos ojos grandes, cada día de su vida.

 

 

 

 

 

-       Era imposible que no me gustara – susurra revolviendo su limonada, mientras habla con Taemin, su amigo de taller de baile, un domingo por la mañana.

-       Pero esta bien, ¿qué hay de malo en que te guste? – le pregunta mientras bebe un smoothie de frutilla

-       Tiene un hijo – dice ido – y es mi compañero de trabajo

-       Olvídalo – dice seco Taemin, dejando el enorme vaso de plástico a un lado

-       Gracias, era lo que necesitaba – suspira, dejando caer los hombros que tenía tiesos desde hace un rato

-       Hay más hombres….

-       Taemin, cállate

 

Kibum sabe que esta mal, que es absurdo y terriblemente estúpido, se lo repite siempre, pero su cabeza no quiere entender, porque vuelve a llenarse de Minho, de su aroma, de su sonrisa y de sus gestos. De la sensación cálida de su cuerpo cada vez que le toca sutilmente, sin mayores pretensiones. Es terrible. Pero ahora no puede hacer nada, simplemente debe seguir el curso como compañero de trabajo y tal vez como amigo.

 

-       ¿Al menos es gay?

 

Esa es la peor pregunta. Kibum piensa que no, pero extrañamente siente que si. El no tiene ese sexto sentido para detectar a los gay que corre en las creencias populares, ha confundido a hombres muy gay con heterosexuales y viceversa, pero la forma en que Minho siempre parece feliz y relajado bajo sus toques y caricias, hacen que su corazón se dispare pensando en cuan atraído por su persona podría encontrarse el moreno.

 

-       No creo – miente, bebiéndose el café con cuidado. Y es un gran mentiroso, Taemin no pregunta más, solo suspira, el tipo de suspiros que significa ‘no hay nada qué hacer’, si le habría dicho ‘Yo creo que sí’ quizá sería una firme mirada de ‘¡Intentalo!’ O tal vez sería solo un ‘estas imaginando.

 

Kibum piensa demasiado, decide que es mejor concentrarse durante ese almuerzo en otras cosas, pero conforme Taemin habla de su vida y le pone al tanto de sus avances en la universidad, no pueda dejar de pensar en Minho.

 

-       Pienso que deberías salir más – le dice el más joven, luego de darle un abrazo fuerte de despedida

-       ¿Tú crees? – le mira sin mucho interés

-       Claro, la próxima vez que alguien te invite a salir, vas a decirle que si, ¿bien? – sus ojos avellana le miran con desconfianza

-       Esta bien  - se ríe divertido, desordenándole el cabello con ternura.

 

La invitación llega antes de lo esperado, por supuesto, para la gran firma de alianza de Magnó y alguna otra revista extranjera. Era una fiesta que prometía cocteles y fiesta hasta la madrugada, no era una idea que a Kibum le tentará especialmente, pero le había hecho una promesa a Taemin, y más importante que eso, Minho iba a ir.

 

-       Hace mucho que no salgo – le dijo casualmente el alto luego de la pequeña reunión en que a todos les habían comunicado de la celebración

-       ¿Hace cuanto? – le preguntó curioso, viendo como el alto se quitaba las gafas para limpiarlas

-       ¿Ya casi cuatro años? – sonríe divertido – Yoogeun ya va para los cuatro

-       Yo tampoco he salido mucho este ultimo tiempo – dice con sinceridad, mirando las revistas apiladas junto a las largas piernas de Choi

-       ¿vas a ir verdad?

-       ¿eh?

 

Minho tenia algo en sus ojos chispeantes, era como un poco de complicidad, de travesura, una expresión infantil y divertida. Kibum sintió que la garganta se le secaba y el corazón le palpitaba cada vez más fuerte, sentía que ya no podía con el sentimiento que estaba experimentando.

 

-       Yo voy a ir – dijo el alto irguiéndose, volviendo a colocarse las gafas – si tu vas

-       ¿Por qué quieres que yo vaya? – preguntó sorprendido, sintiendo que le ardían las mejillas

-       Porque lo vamos a pasar bien y tu tampoco sales hace mucho

-       Yo…

-       Vas a ir, es un echo, te quiero guapo para ese día, ¿bien?

-       ¿Me estas dando ordenes? ¿A mi? ¿El director? – rió divertido, desviando la atención de lo que estaba sintiendo en ese momento

-       Si – dijo con seguridad, casi con autoridad, y una sonrisa hermosa en su rostro perfecto.

Kibum sonrió, inseguro de que aquello fuera una buena idea, pero completamente convencido gracias a esos ojos grandes.

Notas finales:

GRACIAS POR SUS REVIEWWWWWS!

Estoy emocionada porque como que ultimamente nadie deja reviews y tuve varios muchos más de los que pensaba loco, que emoushon :'( Tengo depresión igual porque entré a clases y hace mucho calor, que asco vivir en un país así, me iré a vivir a la Antartica :'( si es que no me derrito antes ;O;

Las amo :( sepanlo <3

Y responderé a sus reviews :D !

Adiosin~


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