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Lo dira el destino por Miikii Carel

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Notas del capitulo:

Hoola, debo admitir que este capitulo me costo mucho escribirlo, ya lo tenia listo ayer, pero por una pequeña estupidez mia lo perdi y tuve que volver a escribirlo. 

Los dejo leer

No tengo ningún problema con el color morado, es uno de mis preferidos tanto en ropa y en muchas otras cosas pero en estos momentos comienzo a odiarlo, aquel color mezclado con un poco de verde adornaba mi mejilla y un poco la nariz, y para terminar tan desagradable conjunto de colores agreguémosle un labio roto, bastante desagradable. Hoy es el segundo día que falto al colegio y es que en verdad no quiero mostrar mi rostro aún, si para mi es molesto verlo en un espejo me imagino que para los demás sería peor tener que verlo en persona, son las 10:14am y a pesar de la hora mi cama se siente tan cómoda, ya tengo despierto unas cuantas horas pero aun no tengo ganas de levantarme de este caliente y reconfortante lugar.

Después de lo sucedido el domingo las cosas se tornaron un poco más tensas, mi celular suena a sonado alrededor de 30 veces si no es que más, ya sean llamadas de Noah o de André, este último generalmente para pedir disculpas, así que como era de esperarse llego un punto en el que me arte de tanta llamada y solo decidí ignóralos. Aquella noche después de haber recibido ese golpe accidental simplemente no pude para de llorar, pero eso no fue lo peor de todo ¡NO! Lo peor fue que minutos después llegaron mis padres, no puede ver la expresión que pusieron al ver esa escena pero supongo que no debía de ser muy agradable y que no creo que lo primero que quieras ver al llegar a tu casa es a tu hijo llorando como Magdalena en el suelo cubierto de sangre, eso no es lindo. El caso es que mi papá armo todo un drama, gritos aquí gritos allá, mientras que mamá le pidió a Noah y André que se fueran, después de todo no quería más heridos en la casa.

No fue la mejor manera de terminar un domingo pero tampoco fue la peor, me pude haber roto la nariz, eso si hubiera sido malo. Así que acabe con un parche cubriendo la herida de la mejilla dejando ver el horrible color morado de mi nariz, alguien debería de inventar algo para desaparecer moretones o curar una herida de manera rápida, pero bueno, por el momento me tendré que conformar con un analgésico… mejor que sean dos.

 

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Dos, tres, cuatro, cinco ¡AHH! Maldita sea es que acaso no se cansa de llamar es la QUINTA llamada que recibo, si no te contestan las primeras dos llamadas lo normal sería dejar de insistir pero no, debía seguir marcando, de nuevo, es que acaso no tiene nada más que hacer aparte  de llamarme, ha estado así desde la 1:29pm y ya son las 2:05pm, tome mi celular para apagarlo y arrojarlo al otro sofá. No había comido nada en lo  que iba del día y en realidad tampoco deseaba hacerlo, no, no estoy pasando por una fase de anorexia (aunque eso se podría pensar), es solo que el movimiento que conviene el comer me causa un poco de dolor, así que prefiero no comer, aunque luego mamá me obligue a hacerlo.

Sentado en el sofá con los pies arriba y una frazada cubriendo mi cuerpo era la perfecta imagen de la pereza misma, pero qué más da, solo quería dormir, sentía el calor del sueño en mi cuando de nuevo se vio interrumpido por el sonido del timbre, ya no intentare dormir en la sala, siempre me interrumpen. Con todo el trabajo del mundo me levante del sofá, camino a la puerta varios bostezos escaparon de mi mostrando el sueño que aun tenia, bueno siempre tengo sueño es solo que se controlar mis bostezos para no verme tan obvio.

-¿Quién?-. Woow, debo estar muy cansado, yo nunca pregunto quién toca, debería hacerlo, que tal si es un secuestrador y yo simplemente abro la puerta… si mejor comenzaré a preguntar.

-Soy Noah, ¿puedo pasar?-. Recargue mi frente en la puerta, suspire, bueno al menos no era André, seguro que él me reclamaría por no haber contestado sus seis llamadas o cualquier otra cosa, abrí lentamente la puerta para poder verlo pero al mismo tiempo intentando cubrir un poco mi rostro. Se notaba triste, era aquella expresión de perrito regañado, esa que te derrite el corazón al verla, maldita sea, qué más da, di un pequeño paso hacia atrás y abrí por completo la puerta.

-Pasa-. Me adentre en la sala dejándolo hay, ya había ido muchas veces a mi casa, no es como si no supiera entrar y cerrar la puerta, así que adiós cortesía. Tome mi posición en el sofá, solo que esta vez sin usar la frazada, se quedó de pie en la sala intentado no tener contacto visual conmigo, el ambiente comenzó a tensarse un poco. –Siéntate-. Por un momento se me sentí como el director malo de un colegio y el como un estúpido estudiante al  que debo de castigar, vaya imaginación que tengo. A paso lento se acercó al sillón donde estaba, sentándose frente a mí. Los minutos iban pasando pero él  no decía nada, solo mantenía la vista baja, como si el suelo fuera lo más interesante del mundo. –Y bien, decidiste venir a mi casa a guardar silencio… yo puedo hacer eso solo ¿sabes?-.

-Yo... yo, sabes, estoy muy apenado por lo que paso, lo siento mucho en verdad, no sé qué decir-. Sus ojos se humedecieron por un momento, no, no, no, si llora yo lloraré y no quiero llorar ahora, ah cierto olvide comentar es pequeño defectito de mí, siempre que veo a alguien llorar, por lo que sea, yo lloro, es como si todos los sentimientos de la persona que llora se me pegaran y comienzo a llorar, pero estoy seguro de que no soy el único al que le pasa eso, o al menos eso creo.

-Bueno si no tenías nada que decir, no hubieras venido-. Me acerque un poco más a él y le di un leve empujón en el hombro, para después sonreír –Vamos no te atormentes, fue culpa mía al intentar calmar dos fieras, todo está bien, solo es un golpe y sanará, aunque el color es lo que me molesta-. Soltó una leve risa por mi comentario.

-De verdad lo lamento-. Giro su rostro para verme, aquellos ojos húmedos mostrando el arrepentimiento, su mano acaricio delicadamente mi rostro pasando por las heridas dejándome un leve dolor –El morado te queda bien-.

Una sonora risa escapo de mí –Claro que me queda bien, pero no en el rostro, tonto-.

-Si te pusieras un traje morado te aseguro que serias Barney-. Di un suave golpe en mi pecho mostrando indignación (falsa, claro está) –Está bien, está bien, lo siento-. Se acercó a mí y dejo un rápido beso en mis labios, me aleje cubriendo con mis manos mi boca.

-Basta de besos por favor, duele un poco-.

 

 

La tarde no fue tan aburrida, Noah se quedó conmigo haciendo bromas respecto a mi “morado Barney” bueno al menos ya lo veo de una manera cómica. Se marchó al llegar mamá, me dejo un último beso mesclado con un agradable dolor, ¿me estaré haciendo masoquista? No, no creo, bueno, quizá solo un poco.

Antes de dormir tome mi teléfono para encenderlo nuevamente, me encontré con que las seis llamadas de André se habían quedado en eso, solo seis, una extraña decepción se posó en mí, me hubiera gustado ver más llamadas de él, pero bueno también había un mensaje de su parte, no sabía si abrirlo o no, creo que tardo bastante en tomar una decisión tan simple, mientras tenía un batalla mental otro mensaje llego este por parte de Noah. Con tentación abrí su mensaje.

“Me gustaría intentarlo de nuevo.”

Me quede mirando la pantalla con un notorio sonrojo que dominaba mi cara, no pensaba contestarle nada, y ahora con más ganas busque el mensaje de André, como si quisiera buscar algún tipo de apoyo en él.

“Nunca deje de quererte y nunca lo dejaré de hacer.”

Lo mejor será apagar mi celular… 

Notas finales:

Eso fue todo, intentare actualizar en los primeros días de la semana, ya que el fin de semana estaré ocupada y no podre hacerlo. 

En fin. Nos leemos la proxima semana 

 

Chau!


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