Seguramente alguna vez en su vida han experimentado una situación bastante difícil, ya sea un problema o una toma de decisiones que seguramente podría afectar a alguien más, bueno eso fue lo que me pasó o más bien fue lo que yo decidí que pasará, bien dicen que las decisiones pasadas ahí están bien, en el pasado, pero había algo que me impedía dejarlo atrás o más bien alguien, ¿quién? Simple, Matt, no quería dejar algo que apenas iba comenzando, decir que me arrepentía de lo que había hecho era poco, me sentía la persona más estúpida del mundo. Y como era obvio las cosas en lugar de mejorar fueron empeorando, no lograba olvidar aquel incidente en el hogar de Matt, simplemente no lo olvidaba, no me lo perdonaba y los días en los que no lo pude ver en el colegio me parecieron eternos, los problemas con el idiota de Levert habían parado un poco, no del todo claro, pero al menos ya estábamos más tranquilos. Las cosas en casa no eran mejores, desde lo sucedido con Matt mis padres no habían salido, estaban en casa la mayor parte del tiempo si no es que todo, sólo asegurándose de que cumpliera sus órdenes. No puedo mentir que hace mucho había deseado su compañía, pero no de esta manera. Me sentía vacío sin él y si muchos dian “Tan sólo llevaban unos días saliendo, como es que estas así" bueno cuando estuve con él sentí como si mi mundo estuviera completo, que toda la soledad con la que había cargado durante tantos años se disipara de golpe, sentí que era la persona con la que estaba destinado a estar. Cada momento sin él era un sufrimiento y si, seguramente ya he repetido muchas veces cuanto lo extraño y lo necesito, pero lo hago por qué es la verdad. Yo lo necesito.
Hoy por alguna extraña razón mis padres salieron, debió haber sido algo muy importante como para tener que dejarme solo, pero así es mejor. Estaba aburrido en la sala de estar con él control del televisor en mano sólo cambiando de canal sin interés alguno, me sorprende que la gente encuentre divertido los programas de chismes, es decir sólo se inmiscuyen en la vida privada de otras personas, debe ser molesto tener que pasar por eso. La vibración repentina de mi teléfono llamó mi atención, lo tome de la mesa la pantalla anunciaba un nuevo mensaje, bastante extraño para mi ya que yo no suelo recibir mensajes, pensé en sólo ignorarlo pero la tentación fue más y decidí abrirlo y ver quien era. Fue como un balde de agua helada, sentí un escalofrío recorrer mi columna vertebral, no se si son más los nervios o la emoción que tengo, creo que son más nervios.
"¡Hola! ¿Estás ocupado?"
Matt
"No, estoy libre.¿Qué pasa? ¿Todo bien?
"Estoy algo enfermo, mis padres no están y Noah y Clary están ocupados. ¿Podrías venir? No quiero estar solo. Claro sólo si no te molesta."
Matt
"No hay problema, llegó en 20 minutos"
Era Matt, no sabía cómo debía sentir en ese momento, pero era una gran oportunidad para arreglar las cosas así que por supuesto que iría a verlo, además de que me preocupa que estuviera enfermo. Deje la sala y me dirigí a mi cuarto para buscar algo mejor que ponerme, algo que reflejará interés pero que no se viera desesperado… parezco una chica.
Camino a su casa pensaba que haría o más bien que diría, jamás me había sentido tan nervioso, sentía un nudo en el estómago, era como si caminara a mi juicio final, y en cierto modo así era.
Llegué a su casa después de 20 minutos, era una ventaja vivir cerca. Toque el timbre y espere a que abriera, pude escuchar su débil voz respondiendo, y en verdad sonaba mal, demasiado enfermo. La puerta se fue abriendo de manera lenta, lo esperaba con una sonrisa, no duró mucho pues al verlo mi preocupación aumentó mucho más, lo vi cerrar los ojos y su cuerpo empezar a caer, actúe de manera rápida abriendo por completo la puerta y alcanzando su cuerpo antes de que cayera al suelo, entré a la casa cerrando tras de mí la puerta, como pude tome a Matt entre mis brazos para subir las escaleras, no sabía cuál era su cuarto así que fui abriendo en él caminó todas las puertas hasta dar con su habitación, lo dejé sobre su cama, tenía la respiración agitada y sudaba un poco, toque su frente comprobando que tenía fiebre. Busque por todo su cuarto tratando de encontrar algo que pudiera usar como paño, encontré una pequeña toalla, entre al baño para dejarla empapada de agua helada, la exprimí un poco y la coloque sobre su frente esperando que pudiera bajar un poco la fiebre. Me senté junto a él en la cama y lo mire, fuera de la apariencia enferma se veía mal, sabía que yo era el causante y eso calaba demasiado en mi, estuve un tiempo con él, de vez en cuando volvía a mojar el paño para mantenerlo frío, cuando me di cuenta había pasado más de 1 hora, salí de su cuarto para buscar algo que pudiera comer cuando despertará, entre a la cocina, aunque no hubiera alguien se sentía diferente, más hogareña, sobre la estufa se encontraba una olla me acerqué para ver su contenido, sopa de fideo y debo decir que tenía una muy buena apariencia, encendí la estufa para que esta se calentara.
Después de unos minutos subía de vuelta a la habitación de Matt con un plato lleno de sopa en mano, abrí la puerta de su habitación, ya había despertado. -Vaya, despertarte-. Lo vi mirarme unos segundos antes de que sus ojos se llenaron de lágrimas, deje el plato en un mueble cercano y me senté junto a él en la cama. Estaba cubriendo sus ojos con sus manos, sólo lo veía, tenía tantas ganas de ver esos ojos, intente quitar sus manos pero él hacía fuerza, toque un poco su rostro y aquellos labios tan dulces que extrañaba, al final se rindió y me dejó ver sus ojo de los cuales caían lágrimas
quite el paño de su frente y puse mi mano, su fiebre había disminuido bastante aunque aún tenía un poco, su mano llegó hasta mi rostro acariciándolo un poco.
-Te extrañe-.
Esas palabras me habían hecho temblar. No me importó controlar mi impulso, me acerqué a él y lo besé, sus labios eran tan suaves, en estos momentos me parecían la gloria, corto el beso por un momento, no quería contagiarme, eso era lo que menos me importaba a mi y claro que se lo dije, quería continuar con él beso, quería volver a tener ese sabor tan exquisito en mi boca, quería quedarme en sus labios por siempre, sentí sus manos enredarse tras mi nuca y para mi fue inevitable llevar las mías a su cintura. El beso terminó cuando él oxígeno se hizo necesario.
-En verdad te extrañe tanto-. su rostro dibujaba una sonrisa y pensé que con esa sonrisa podría morir en paz.
-También te extrañe-. Movió su cuerpo haciéndome un lugar en su cama, me recoste junto a él, nos quedamos viendo por varios minutos que parecieron ser horas, él fue quien rompió el silencio.
-¿Entonces por qué lo hiciste?-. Trague saliva, sabía que esto sería difícil de explicar y me costaría un poco de trabajo decirlo, pero debía hacerlo.
-Yo… tuve miedo, no ha esto si no a lo que pudiera pasar, las cosas en casa van mal, mis padres ya no salen sólo para asegurarse que no salga contigo, no se si mamá piense igual que papá pero todo ha sido complicado, yo tuve miedo de que algo fuera a hacer y simplemente me negué a la idea de verte sufrir, pero no me di cuenta de cuanto te hacía sufrir con eso y creo que al final yo fui quien más te lastimó. Lo lamento en verdad, no espero que puedas perdonarme y lo entenderé si es así, pero quiero que sepas cuán arrepentido siento por haberte hecho pasar por todo esto, en verdad lo siento-.
Sólo me miraba a la ojos sin decir nada intentando buscar algún detalle de mentira -Yo te perdono, ¿pero tu sigues amándome como yo te amo a ti?-. Sus ojos se vean vidriosos, era como si se estuviera preparando para la peor respuesta de mi parte.
-Te amo con toda mi alma-. Me beso.
Me quedé con él hasta entrada la noche y me fui antes de que sus padres volvieran pues no quería ocasionarle problemas. Él regreso a casa fue tranquilo, pensaba solamente en Matt, en cuanto había disfrutado estar con él, claro exceptuando el hecho de que estaba enfermo. Al estar a unas cuantas casas de la mía pude ver las luces encendidas de esta, al parecer mis padres ya había llegado, algo que logró bajarme de las nubes de golpe pues seguramente hay me esperaría una fuerte pelea con mi padre. Me detuve frente a casa, no sabía qué hacer, no tenía deseaba entrar, no quiero discutir más, pero sobre todo ya no quiero dejar a Matt, ya no puedo hacerlo, estaba apunto de dar media vuelta para ir cuando vi la puerta abrirse abruptamente, era mi padre, su rostro mostraba una cara de pocos amigos, se movió hacia un lado y me miró con tal seriedad que daba a entender que era mejor entrar.
Y así lo hice, entre. Mis manos estaban temblando un poco, no sabía que pasaría… mentira si lo sabía, pero me negaba a que eso pasará. Mi madre no estaba a la vista, seguramente estaría escondida arriba y no la culpo, si pudiera seguro también estaría arriba.
-¿Dónde estabas?-. Lanzó la primera pregunta, sentí mi cuerpo tensarse, contuve la respiración unos segundos, que debía responder, si decía dónde había estado todo saldría peor, pero si no hablada sería lo mismo, preferido guardar silencio y bajar la cabeza. Escuche los pasos de mi padre al pasar junto a mi y detenerse justo frente a mi, me recordaba a las veces que me regañaba (las pocas veces que lo hizo) siempre que asumía esa posición inhalaba profundamente y un golpe con bastante fuerza terminaba impactandose en mi rostro, seguramente esta vez no sería muy diferente.
-Te preguntaré de nuevo ¿Dónde estuviste?-. Solamente tragué saliva, mis manos temblaban aún más. Sentí sus manos tomarme por la playera y jalarme con fuerza.
-¡ESTABAS CON ESE MALDITO HOMOSEXUAL! ¡¿CIERTO?!-. Con mis manos empuje su cuerpo tan fuerte como puede ocasionando que me soltará.
-¡No te atrevas a llamarlo así infeliz!-.
-¡Eso es lo que es, un malnacido homosexual!-.
-¡Que no lo llames así!-. Sentí mi cuerpo arder en ira, me abalancé contra él intentando golpearlo, pero mis intentos no dieron resultados, sentí su puño estamparse sobre mi rostro. Terminé cayendo al suelo, él sabor a sangre rápidamente se sintió en mi boca. -¡Él es a quien yo amo!-. Sentí su pierna impactarse en mis costillas y de nueva cuenta en mi rostro.
-¡Es un maldito marica y escuchame bien yo prefiero matarte que tener un hijo marica!-.
Sentía el dolor en mi cuerpo, vi a mi padre prepararse para darme otro golpe cerré los ojos y esperé lo peor, pero él golpe jamás llegó. -¿Qué demonios está haciendo Amelie?-. Abrí los ojos y pude ver el cuerpo de mi madre enfrente de mi.
-No voy a permitir que le pongas un dedo encima a MI hijo, ¿Me escuchaste?-.
-¿Acaso estás protegiendo a ese marica?-.
-No te atrevas a llamarlo así, él es tu hijo-.
-Te equivocas, él no es mi hijo, yo no quiero a un homosexual por hijo-. Sentí sus ojos clavándose en mí, su mirada estaba cargada de odio y desprecio.
-Bien, entonces lárgate de esta casa, no te quiero volver aquí, vete y no vuelvas más, lárgate ya o te juró que llamaré a la policía-. Vi los puños de mi padre cerrarse con fuerza y por un momento pensé que golpearía a mi madre pero no, dio media vuelta y salió de casa azotando la puerta.
Escuche como mi madre soltaba el aire de manera pesada, se giró hacia mí y se arrodilló para verme, sus manos temblaban al igual que las mías, las acercó con delicadeza a mi rostro, di un respingo cuando toco mi nariz, quizá estaría rota, al igual que alguna de mis costillas. -Mira como te dejo ese animal-. Paso sus brazos alrededor de mí e intento levantarme, como puede también ponía fuerza, logró llevarme al sofá -Iré por un poco de alcohol para limpiar esas heridas-. Gire mi cabeza, la televisión reflejaba mi rostro, de mi nariz salía sangre y se podía ver un poco chueca, de mi labio inferior también salía sangre y la pieza de mi labio inferior ya no estaba, me veía terrible.
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Después de 2 horas volvíamos del doctor, él resultado: un pequeño derrame en él ojo izquierdo, una nariz rota, labio reventado y una costilla rota, fue más de lo esperado claro, él doctor preguntó él porque de mis heridas invente que me había asaltado, ya no quería involucrar a mi padre en mi vida.
Fui directo a mi habitación, me recosté en la cama, todo parecía tan irreal, pero no. No hubiera pensado que mi padre sería capaz de llegar a tales extremos. Escuche 2 toquidos en la puerta de mi cuarto y después la puerta fue abierta.
-Me gustaría decirte algo, ¿Puedo?-.
Moví mi cabeza de manera afirmativa, entró a mi habitación y se sentó en la cama conmigo, era parecido a mi madre, él cabello y los ojos los había sacado de ella, al igual que la forma de los labios.
-Yo... quiero pedirte perdón, por todo, no he sido una buena madre para ti. Yo debí de haber hecho algo para evitar que esto pasara, yo debí de haberte apoyado en todo momento y no haberme encerrado en él ideal de tu padre, lo lamento mucho, no espero que me perdones, pero quiero que sepas que yo te apoyaré en cada decisión que tomes, estaré contigo-. Se acercó a mí y dejó un beso en mi frente, se puso de pie y salió de mi habitación.
Mi madre no era como mi padre, aún está conmigo.