La puerta fue abierta de manera fuerte, solo entro y se colocó en su lugar. Había tenido razón, el día anterior había sido malo, tareas, profesores y aquella insistente mirada puesta sobre mí. Había llegado más temprano de lo normal, deseando que él no llegara, ¡maldita suerte!. Un ruido de su silla, pasos hacia mí, y cuando menos me di cuenta estaba de nuevo frente a mí.
-buenos días Matt-. Su típica sonrisa adornaba su rostro, esa que cuando la vez te invaden unas enormes ganas de plantarle un beso y… ¡CONTROLATE
-buenos días André-. Se sentó en el asiento de enfrente, con su mirada puesta en mí, nervios, nervios y más nervios. –Podrías dejar de verme-. Dejo escapar un ligera risilla, mierda porque soy blanco, si fuera un poco más moreno este estúpido sonrojo no se notaría.
Se empezó a acercar, su rostro se notaba de un manera tan seductora que cualquiera caería rendido a él sin pensarlo, me quito los lentes y me miro a los ojos, nuestros alientos chocando, mi rostro rojo hasta las orejas, un momento sin duda embriagador. Un pequeño beso fue depositado en la comisura de mis labios, mas besos fueron dejados formando un camino a mi oreja.
-es que acaso te pongo nervioso-. Adiós control, mis dedos se movían de manera nerviosa, mordí mi labio, aleje un poco mi rostro quedando a la altura perfecta, me fui acercando, el no hacía nada, tenía una sonrisa de triunfo como si supiera que iba a caer. Fue en ese punto donde nuestras respiraciones se mezclaron, un leve roce… ¡DIOS, LO ESTOY BESANDO! Los segundos pasaban y se hacían pasar por horas, sus labios suaves y su pequeño aro en ellos, la combinación perfecta sin duda.
Nos separamos. Aturdido por el beso, no sabía cómo reaccionar, solo quería otro más. Estaba por acercarse a mí de nueva cuenta, mas eso nunca ocurrió pues la puerta fue abierta. Se levantó, me dio un guillo y se fue a su lugar.
-¡Buenos Días!-. Maldito idiota. Clarence Labrik, cabello bastante cambiante pero por el momento rosa, 1.73, ojos miel… ¡A quién le importa! ¡Ese bastardo arruino el momento!. -
-¡Matty!-. Camino a paso rápido hacia mí para luego abrazarme con algo de fuerza, este chico algún día me mataría. Desbordaba alegría y energía fuese a donde fuese y no es que me desagradara, después de tanto tiempo de conocerlo uno simplemente se va acostumbrando… o ya de perdida lo ignora.
-P-podrías de-dejarme r-respirar-. Daba unos leves golpes a su espalda… Ah sí en que me había quedado, ojos miel, despreocupado, extrañamente organizado, ruidoso, afectuoso y mucho más. Hijo de la hermana de mi mamá, entonces lo ruidoso se hereda. Y vaya que lo había comprobado, lo conocí por primera vez a los 9 años, yo solía ser tímido, no hablaba mucho y siempre tenía miedo, pero al conocerlo perdí todo eso, siempre me hacía jugar con él, hablar con él, todo con él. En algún punto de muestra relación creí estar enamorado de él, mas solo quedo en eso, en algo erróneo, pues lo nuestro era amor claro, pero no esa clase de amor.
-Lo siento, lo siento-. Rio un poco ante la situación. –Es solo que te extrañaba Matty-. Volvió a abrazarme solo que esta vez cuidando su fuerza.
-Pero si nos acabamos de ver ayer idiota-. Lo separe de mí, no cabe duda que él es de la familia de mamá. Fue a su asiento, a unos cuantos del mío, dejo sus cosas y busco algo en su mochila. Era extraño que el llegara temprano, sin exagerar era muy extraño. Me gire para ver a aquella persona que causaba tanto en mí, al sentir mi mirada volteo, sus ojos mostraban un poco de enojo al igual que su rostro… Celos… ¿Quizás? Nah, no puede ser, para tener celos se tiene que ser una pareja… ¿cierto?. Vamos Mathew deja de imaginar cosas que no, el simple hecho que te halla besado no significa que los convierta en algo… Novios.. Eso no suena nada mal, tendría sus labios sin quejas ni protestas de nadie. Mi rostro de nuevo enrojeció, si seguía así el color se trabaría en mi cara, ya me imagino, “Chico Jitomate” o “Fresita” incluso “Manzanita”, vamos ya, vuelve al mundo.
-¿Matty? Pensé que te había perdido, no me estabas escuchando-. Parpadeé un par de veces, esa mirada con enojo me hizo sumirme en mi propia imaginación. Nota mental: No desvariar tanto, claro a menos que sea importante aunque nunca lo sea.
-Eh, perdón Clary, no era mi intención ignorarte, pero como no eres nada importante-. Reí un poco ante la expresión que puso, indignación mezclada con una risilla tonta.
-Que malo eres, yo que tanto te amo-. Uno de sus típicos dramas, pero resultaba bastante divertido de ver. Todos fueron llegando, Robert, cabello rizado y negro, tez morena, 1.78, ojos grises, mejor amigo de Clary, es por el que lo conocí, debo de aceptar que de pequeño él no me agradaba para nada, pero con el tiempo nuestra relación fue mejorando. Lora Surchi, cabello castaño claro y lacio, 1.67, piel blanca, ojos azules, una chica de apariencia muy tierna y amable y lo es, claro, cuando quiere, su actitud es muy extraña, gritona, regañona, enojona, siempre se me ha figurado a un gremlin, tierno seco, pero todo un demonio mojado, sip, esa es ella, pero ella ha demostrado ser la mejor chica que he conocido, siempre está ahí para todo. Por último Alexander Nass, cabello negro y lacio, tez un poco tostada, dos perforaciones en cada oreja, ojos miel, 1.73, chico serio pero ruidoso, olvidadizo pero responsable, tonto pero tan inteligente, extrañas combinaciones las de él.
-Matte, ¿Has hecho los deberes de Historia? Los he olvidado, ¿me los prestas? Anda solo una ojeadita, prometo ser discreta, y te recompensare con algo, no me digas que no, porque si no llorare y no creo que quieras ver a una chica llorar por que…-.
-¡CALLA! Está bien ten, deberías callarte un poco de vez en cuando Lora-. Sonríe, quizá no eran muchos los amigos que tenía, pero con ellos estaba bien, no me hacía falta nada y solo con ellos estaba completo. Cuando menos me di cuenta ya Clary, Alex y Rob se encontraban copiando lo de historia, sentí una gota de sudor caer por mi cuello, es que acaso nunca cambiarían.
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Las clases pasaron, rápido, unos pequeños regaños, el que me corrieran del salón por estar divagando en lugar de prestar atención, ya saben lo normal. Deseaba irme a casa y descansar un buen rato.
-Matty, ¿regresas con nosotros?-. Negué con la cabeza, quería poder tener un poco de tiempo solo, o más bien, quería caminar solo y pensar en todo lo sucedido, el caminar siempre me ayudaba a pensar más claro. Clary solo asintió y se fue dejándome en el salón, sus voces se fueron alejando en el pasillo hasta ya no oírlas. Suspire, tome mi mochila y salí, pase al baño a hacer mis necesidades, estos estaban solos y solo retumbaba el eco de los movimientos. Salí del cubículo, fui al lavabo y lave mis manos de manera correcta.
-Vaya no creí encontrarte aquí-. Di un ligero brinco en mi lugar, alce mí vista al espejo y por el reflejo lo vi, ¡No se suponía que estaba solo! –Es una suerte que te vea, justo pensaba buscarte para hablar contigo-. Esa última palabra la remarco, se fue acercando hacia mí.
-Po-podría ser en otro momento, tengo un poco de prisa-. Me gire para ir a la salida, primer error, sentí su cuerpo apresar al mío en los lavabos, sus manos a cada lado de mi cuerpo impidiéndome la huida de ese lugar, gire mi rostro evitando su mirada, los nervios ya me invadían y mi rostro ya adquiría el típico color “jitomate”.
-Acaso iras con tu noviecillo ese-. Esas palabras salieron con un poco de trabajo de su boca además de un perceptible sabor amargo, ¡Entonces si eran celos! –Mejor quédate conmigo y ve con “ese tipo en otro momento, solo te quiero para mí y no pienso compartirte con nadie-. Eso sin duda alguna me tomo por sorpresa, abrí mi boca para soltar unos cuantos reclamos así el, pero el aprovecho esta acción, rápidamente me vi con sus labios sobre los míos y su lengua invadiendo sin permiso mi boca motivando a mi lengua para seguirle el paso, su pierna se abrió camino quedando entre las mías rozando con notoria lujuria aquella zona de mi cuerpo que inevitablemente comenzaba a despertar, sus manos de estar en el lavabo llegaron a posarse en mis caderas, acariciándolas suavemente. El beso fue cortado por unos segundos por la necesidad de aire, pero reanudado al instante, de un momento a otro su pierna comenzó a moverse, mandándome pequeñas corrientes eléctricas en la columna, un pequeño gemino fue ahogado en nuestros labios… Y así fue como termine sentado en el lavabo, con André metido entre mis piernas, mis brazos alrededor de su cuello y nuestros labios danzando. Nos separamos por unos instantes intentando regular nuestras respiraciones.
-E-el so-solo es mi pri-primo-. Recargué mi cabeza en su hombro, me sentía aturdido después de semejante beso, como no, ¡Había estado fantástico!. Mi respiración aún era agitada, al igual que la de él, tomo mi rostro entre sus manos y me obligo a verle. Su rostro tenia implantada una tonta sonrisa de enamorado, eso me alegraba saber que esa sonrisa era por mi o al menos pesar eso. Solo volvió a besarme pero esta vez de una manera suave, pausada, como si el tiempo se hubiera detenido y solo existiéramos él y yo. Rompió el beso y se separó solo un poco de mí.
-Vamos te acompañare a casa-. Me tendió su mano, me sentí como una niña boba con su primer “amor de película”, baje del lavabo, acomode un poco mi ropa intentando ocultar “aquella zona” un poco notoria, en el transcurso a mi casa su mano no soltó la mía ni un momento. Parados frente a la puerta de la casa, yo sin ganas de entrar y el sin ganas de dejarme, no quería estropear este momento.
-Pues estaba pensando que después de todo lo sucedido, deberíamos comenzar a salir, no sé, solo si quieres claro-. Por primera vez veía un ligero tono carmesí en sus mejillas, pero estoy seguro que el suyo no era nada en comparación con el mí en estos momentos. No creía que esto en verdad me estuviera pasando a mí, seguro estaría dormido y todo estoy solo era un maravilloso sueño que acabaría cuando despertara, me di un pequeño pellizco en el brazo ¡Ouch! No es un sueño… AY POR DIOS, esto no es un sueño, las palabras estaban hechas nudo en mi garganta, demonios nada salí a de mí. Vamos, es lo que has querido, ármate de valor y dilo, SOLO DILO!.
-Cla-cla-claro-. Una sonrisa de su parte seguida de un beso que pareció durar una eternidad y más.
-Entonces nos vemos mañana amor, espero que aguantes todo-. Sin más, dio media vuelta y regreso por donde había venido, me quede como idiota parado en la entrada, esperando a que el regresa… un momento dijo “Aguantarlo todo” ¿A qué se refería? Bueno ya lo descubriría mañana, entre por fin a la casa, cerré la puerta detrás de mí y me quede recargado en ella, poco a poco mi cuerpo se fue resbalando hasta quedar sentado en el suelo. Estábamos saliendo, ya era un hecho, seguro que en estos momentos tendría una cara de colegiala puramente enamorada y así era como me sentía. Bueno, pero por el momento solo me quedaba encargarme de un vergonzoso amigo que ya hace rato me molestaba en los pantalones, no puedo creer que en verdad lo vaya a hacer. Que día tan complejo ha sido el de hoy, bueno pues supongo que esa la suerte que nos traen los baños, citas y una vergonzosa erección, un final digno para este día.