-Sentimientos-
Por un momento todo había quedado en silencio en aquella nostálgica obscuridad. El rubio había quedado tan impactado por aquello que quedo indefenso ante aquel depredador. Tal como una pantera acorrala a su presa. El ojinegro salió de la caja lentamente, de todas formas el inconsciente Naruto no iría a ningún lado.
Aquel momento era irreal para el y aunque sus instintos de depredador querían salir, su corazón estaba atesorando todo lo que estaba pasando. Rozo sus labios, aquellos labios a los que había deseado besar tantas veces. Sasuke al verlo indefenso se acerco y lo miro de la manera mas tierna en la que una persona puede ver a su ser amado, acaricio suavemente su rostro y a comparación del anterior ahora solo rozo sus labios con los del inconsciente rubio, que ni se percataba de lo que estaba pasando.
Bajo su rostro hasta quedar a milímetros del rubio -Vamos apresúrate y enamórate de mi, ámame como yo te amo, deséame como yo deseo que estos dulces labios solo me besen a mi- dijo rozándolos con los dedos –Siempre estaré a tu lado aunque tu no lo quieras… estruja este corazón que solo late por ti- le decía mientras cariñosamente le daba un beso en la frente. Recorrió con su nariz el rostro de Naruto absorbiendo la exquisita fragancia de este. Estaba sobre sus rodillas y con una mano sobre el suelo, con la mano que le quedaba acariciaba el bien formado abdomen mientras que su boca alcanzaba la oreja del desmayado ojiazul besándola suavemente al principio pero terminando con una sensual mordida que hizo que el ya inconsciente Naruto diera un suave pujido de dolor, el de cabellos negros se sintió alegre por su hazaña curvando sus labios de forma juguetona y picara.
-Naruto… Naruto… MI Naruto… Repetía apasionadamente entre susurros al oído del rubio
-No sabes cuanto he esperado por una oportunidad, noche a noche pensando en alguna forma de encontrarte. Sueño tras sueño en el que tu me correspondías, días en que tu lo eras todo para mi. Y cuando mis esperanzas no podían estar más bajas, llegas y me ordenas uno de mis muñecos- la mano del juguetón ojinegro recorría el abdomen del rubio ascendiendo desde el ombligo donde trazo un pequeño circulo, moviéndose lentamente hasta llegar al cuello donde la dejo y lentamente sentía el pulso del ojiazul que se aceleraba a cada uno de sus susurros.
Continuo con su monologo –Debo de admitir que me sorprendiste mucho… reviviste a mi solitario corazón que hacia dormido desde hace cuatro años, pero tú…tú… ¡Tú! lo tomas y lo exprimes a tu gusto pidiéndome que te haga una compañera… ¡Esa pelirosa! Pero déjame decirte que no te conviene, ella no estaría dispuesta a dar la vida por ti como lo estoy yo- dicho esto para infligir un pequeño castigo mordió de nuevo la oreja del ojiazul. Trataba que sus caricias no fueran mas que un roce, ya que no quería despertarlo, había estado guardando estos sentimientos por seis años y aunque este no los fuera a recordar quería dejarlos grabados en su sub-consiente, continuo -Aunque me cueste toda una vida haré que te enamores de mi. Ahora que te encontré no te dejare ir… de eso puedes estar seguro - termino diciendo para si mismo y dio un sutil beso a los labios de su amado.
Lo tomo suavemente entre sus brazos y lentamente lo levanto y se dirigió al cuarto que parecía ser el principal y mas grande. Vio la enorme cama y se dirigió hacia ella. Suavemente lo recostó y abrigo, se retiro y al cerrar la puerta se encontró nuevamente en aquella sala oscura. Decidió inspeccionar lo que desde esa noche seria su casa (cosa que había decidido por su propia cuenta).
Puerta tras puerta memorizaba cada rincón: la cocina, el estudio, el baño, el cuarto de huéspedes y se detuvo ante la puerta que estaba contiguo al cuarto principal. Al abrirlo sus ojos se abrieron de par en par y sus cejas hicieron una arruga en su frente. Se había encontrado con un mundo rosa lleno de detalles que a cualquier chica le gustaría tener en su cuarto… delicadas lámparas, cortinas largas con adornos de encaje.
Pero fue un detalle el que acabo con su paciencia, sobre la mesita de noche, un portarretratos que decía en letras grandes y plateadas –SAKURA- al verlo lo tomo y tiro por la ventana lo mas lejos que pudo – ¡UPS! Se me cayo- dijo de manera cínica y picara.
-Lo siento Naruto pero tendrás que olvidarte de ella… o mejor dicho haré que la olvides-
Se sentó en el marco de la ventana y dejo que su mirada se perdiera en el horizonte del patio de la que ahora seria su casa, la noche seria muy larga a la espera que su “dueño” despertara.
-Esto se pondrá muy divertido.