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Nos conocemos de nuevo por maxi anime

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Notas del capitulo:

Hola a todos, aqui un nuevo cap de Nos conocemos de nuevo, espero les guste.

 

La torre de Jamir estaba invadida por un silencio sepulcral, por un momento parecía que no existía más nadie en la tierra que los dos residentes en la torre, y luego el aleteo de las aves devolvió el sonido al lugar. Era cerca del mediodía, anunciado por el sol que estaba en lo más alto sobre la torre, el viento irrumpía el silencio por momentos levantando polvo y  hojas que se encontraban sobre una mesa cuidadosamente colocados.

Una pequeña niña de cabellos rojizos se encontraba sentada frente a una gran mesa con libros y hojas calcadas, por momentos parecía muy entusiasmada en su lectura pero rápidamente perdía su concentración y comenzaba a levitar los objetos a su alrededor.

 -Raki- llamo el joven a su aprendiz- ¿Te parece aburrido aprender a reparar las armaduras?

-No maestro- exclamo mirando los libros delante-Prefiero ver como lo hace que leer como se hace…es aburrido leer.

-Raki, antes de tomar en tus manos las herramientas para reparar las armaduras debes de saber lo elemental, una sola cosa que hagas mal podría romper y dejarla inutilizable una armadura que con solo unos simples toques podría repararse- exclamo el santo de Aries- por ello es elemental que leas la teoría en la que todo gira, simples palabras hacen mucho.

-¿Así lo aprendió usted maestro?

-Por supuesto, desgraciadamente vi muy pocas veces a mi maestro Mu reparar armaduras, y   la forma en que mi maestro las reparaba lo hacía con tanta gracia que parecía ser una especie de magia a mi mis ojos.

-Usted también lo hace muy bien maestro Kiki.

-Gracias por el alago, pero no te salvas de leer la teoría de como reparar las armaduras, ahora dime ¿Qué entendiste del primer capítulo de la reparación de armaduras?

-Que Shion de Aries era un hombre con mucho tiempo libre para escribir tantos libros- respondiendo mirando la portada del libro, ya que no había prestado la más minina atención a lo que leía y sabía perfectamente que al menos la mitad de los libros en la torre sobre las armaduras los había escrito un santo de nombre Shion de Aries.

-Raki, Shion de Aries no era cualquier santo dorado, él fue quien pelea en la guerra del siglo dieciocho contra Hades y sobrevivió, se convirtió en patriarca del santuario, guio al ejercito de los santos de Atenea por más de doscientos años , y fue el maestro de mi maestro, debes respetar su legado- le reto el santo dorado a su discípula- tengo una mejor idea, a tu edad, mi maestro, el maestro de mi maestro y yo vivíamos aventuras ¿Qué tal si buscas tu pequeña aventura para poner en juego tu valor y tus conocimientos? Y no me refiero a ir en busca de polvo de estrellas, eso no es una aventura.

-¿Una aventura?

-Así es, a tu edad el maestro Shion conoció, por su curiosidad, la habilidad de escuchar a las armaduras, mi maestro Mu encontró un templo perdido y yo...bueno no hace falta decir mis aventuras con los santos legendarios- exclamo sonrojado- Yo, Kiki de Aries, te autorizo a que vivas tu primera gran aventura.

-¿Qué aventura puedo buscar?- exclamo pensante la pequeña mirando sonriente-Maestro….me ayuda…

-Solo usa tu imaginación Raki ¿Qué te gustaría conocer?

-Ya se, me gustaría conocer Hawái- sonrió emocionada.

-Mejor no, busca tu aventura dentro de Jamir- sonrió Kiki.

-Aburrido- bufo molesta.

-Bien, tu aventura comenzara ahora y debes regresar al anochecer, la cena estará lista para entonces y deberás contarme todo lo que pudiste hacer, lo que hiciste y lo que aprendiste- exclamo mientras levitaba algunas cosas- aquí tienes lápiz y un cuaderno, escribe todo lo que puedas.

-Está bien maestro- exclamo sonriendo alegremente, corrió hasta donde estaba su mochila y coloco además del block de notas y un lápiz, coloco el libro que estaba estudiando y fue hasta la cocina para poner fruta.

Ante las prevenciones que tomo la pequeña, Kiki sonrió, se sintió más tranquilo al notar lo precavida que era a pesar que solo iba a ir a caminar por un par de horas y regresar, cosa que el jamás hizo, en sus tiempos solo salía con lo que tenía puesto rumbo a algún lugar que ni el mismo sabia donde se encontraría.  La pequeña pelirroja salió a toda prisa siguiendo un camino recto, Kiki la despidió con la mano viendo la emoción que brotaba de los ojos de la pequeña y luego regreso a la torre a pensar que hacer en ausencia de quien ocupaba gran parte de su tiempo durante el día.

Raki se alejó lo suficiente y saco de la mochila un mapa que tenía guardado desde hacía mucho tiempo, se juró algún día ir a explorar por aquellos lugares que el mapa tenía una cruz roja marcada para saber de qué se trataban, ya que gracias a aquel había encontrado sus lugares favoritos. El mapa era un simple dibujo de la región, con montañas, bosques, ríos, el cementerio de las armaduras y hasta casas dibujadas, en algunas regiones había una cruz roja, otras estaban en blanco y con la cruz sobre ella pero nada dibujado antes, eran áreas en blanco, lo que le decía que era lugares prohibidos, y al borde del mapa estaba el nombre del autor, el maestro de Jamir. A ciencia cierta sabía que su maestro no había hecho el mapa, su maestro Kiki no se hacía llamar el maestro de Jamir, era el reparador de armaduras para todos quienes le buscaban, para los santos dorados era Kiki de Aries, pero reconocía que nadie le llamaba como el maestro de Jamir, al menos no lo había escuchado en el tiempo que llevaba como aprendiz.

Decidió ir a una de aquellas áreas en blanco con una cruz roja sobre ella, quizás sería otro prado de flores, o un pequeño lago que estaba oculto, no había mejor forma de averiguarlo que caminar hacia allá, y de paso completar el mapa con más dibujos. Tomo el mapa con fuerza y corrió a toda prisa abriéndose paso entre el espeso bosque.

-El maestro Kiki le gustara saber esto- exclamo sacando el cuaderno de hojas en blanco  y el lápiz, dispuesta a anotar lo que le rodeaba en ese momento, cuando termino volvió a su camino.

Después de una larga caminata avanzando por el espeso bosque, llego a un área desolada, tomo con fuerza su mochila mientras avanzaba hacia una densa neblina y finalmente, cuando pudo ver noto esqueletos esparcidos por todos lados. Estaba a punto de gritar de terror pero noto que los esqueletos tenían armaduras,  entonces saco el mapa para poder ver en donde se había equivocado, había visto en el mapa un cementerio de armaduras marcado, pero al verlo detenidamente había tomado la misma dirección, tomando como referencia los puntos cartográficos apuntados en el extremo inferior el mapa, al parecer el mapa había sido hecho mucho antes de que la torre de su maestro existiera.

Dudosa continúo su camino esperando encontrar algo que la guiara y que le dijera porque había una enorme equis en un lugar en blanco, esa era una buena aventura para ella y aunque hubiera miles de esqueletos rodeándola no era suficiente para detenerla. Sin problema alguno atravesó el cementerio, siempre siguiendo derecho y sin mira atrás, lo siguiente que vio frene a ella fue un puente destrozado, al acercarse más vio un acantilado y bajo este mas esqueletos con armaduras. A toda prisa cruzo el puente esperando no caer y fue cuando diviso una torre de seis pisos, era perfectamente idéntica a donde ella vivía junto a su maestro, la arquitectura era la misma pero no era la misma torre, se veía mucho más antigua y descuidada.

-Una torre- exclamo sacando el mapa, lo desenvolvió y comenzó a buscar en el la torre, en efecto allí estaba en el mapa, y estaba muy lejos de donde quería ir.

La torre no tenía entradas en la parte inferior, la primera puerta a su vista estaba un piso arriba al igual que las ventanas. Decidió entrar para investigar la torre, eso cumplía con las expectativas de aventura para su maestro.

Se teletrasporto a la entrada y se adentró temerosa de no saber que encontrar, dentro vio exactamente un lugar idéntico a la entrada de la torre de su maestro, con algunos cambios como mapas en los extremos de todo el mundo, adornos diversos en las pequeñas mesas ratonas. Al ir a ver los mapas en las paredes todos tenían la misma firma, eran dibujos de Jamir, de una isla y hasta de un poblado, todos firmados por el maestro de Jamir.

-El maestro de Jamir vive aquí- exclamo emocionada.

-No exactamente, pero se dónde vive- exclamo una voz dulce detrás de ella.

Raki rápidamente se dio vuelta y retrocedió ante el susto de sentir aquella voz, que aunque no era amenazante y no sentía ningún cosmos peligroso tuvo temor, después de todo había entrado sin permiso a la residencia de aquel hombre. Al verlo, a pesar del miedo, se le hizo muy conocido, era un hombre con buena musculatura por las ropas que llevaba, muy tradicional de la región, tenía dos ticas en la frente, no tenía cejar y su cabello era largo, lacio y de un color verde.

-Disculpa si te asuste- exclamo sonriendo- dime ¿Dices que buscas al maestro de Jamir?

-Bueno, no, pero si- dijo sonrojada y saco el mapa que la había llevado hasta aquel lugar- no sé cómo llegue aquí, es decir...- Titubeo mientras intentaba recordar porque aquel hombre se le hacía conocido- ¿Usted vive aquí?

-No, pero vengo muy a menudo- exclamo tomando el papel- Conozco esta letra como la palma de mano, aunque rencarne mil veces siempre será la misma, al igual que su modo de dibujar- lo miro con detenimiento- ¿Cómo fue que te perdiste?

-Yo quería ir a esta cruz roja, segui el camino hacia el sur y luego al norte, pero…- dudo en decir y se acercó para señalar la cruz que era su destino- yo salí desde la torre dibujada pero…no es esta torre.

-Dices que hay otra torre, eso es algo nuevo, no sabía de su existencia- miro pensante- te recomiendo que no te acerques a este lugar, es un antiguo templo de los descendientes de Mu, pero no está en las mejores condiciones.

-Si usted no vive aquí ¿Por qué viene aquí?- pregunto intrigada la pequeña sentándose en un amplio sillón.

-Espero que alguien llegue…nunca pierdo las esperanzas de verle, aunque  ya han pasado varios años desde que comencé a buscarlo.

-¿Él vivía en la torre?

-Sí- respondió sonriendo- este siempre fue su hogar según supe, y fue el mío por muchos años, pero dime ¿Qué haces aquí?

-Estoy buscando una aventura-respondió sonriendo orgullosa- una donde pueda usar mis habilidades y todo lo que he aprendido.

-No sé mucho de aventuras pero este sitio no es el mejor lugar para tenerlas- acoto- pero conozco es mejor lugar donde puedas aplicar tus habilidades en una aventura.

-¡Enserió!- miro con emoción- quiero vivir una gran aventura.

-Bien- sonrió tomándole la mano y se tele trasporto ante los ojos de la pequeña.

La torre había quedado atrás, ahora se encontraba en un verde prado, al juzgar por las nubles y las montañas, se encontraba muy lejos de la torre donde vivía pero aun en Jamir, había oído del pueblo oculto en las montañas y ahí se encontraba, frente a casas fabricadas con los materiales de la montaña, plantaciones a su alrededor y más de un risco que sobresalía.

-Bienvenida al pueblo donde viven los descendientes de Mu, nuestro pueblo- exclamó explicándole con una sonrisa- veras, después que se hundió nuestro continente, aquellos sobrevivientes iniciaron sus vidas aquí y se expandieron por toda la montaña, hay al menos cien casas por toda la ladera y detrás de ella también.

-¿Y cuál será mi aventura?- pregunto entusiasmada.

-Todo a su tiempo, primero debes conocer a una persona que nos ayudara a encomendarte la misión, con su sabiduría y mi liderazgo vas a poder sobrepasar todo tipo de obstáculos.

-¿Sabiduría?

-Veras pequeña, para llegar a esa torre donde estuviste debes primero recibir una buena guía, siempre debes seguir derecho, esa es la guía para llegar a ese lugar sin perderte ni caer en los terribles acantilados o terminar igual que los huesos esparcidos por el cementerio de la armadura.

-Está bien-  

Aquel hombre de cabellos verdosos se adelantó hasta una pequeña choza no muy lejos de una plantación de trigo, entro sin siquiera tocar y haciendo el mayor ruido posible. Dentro de la pequeña casa estaba un hombre de cabellos avellana, el cual al sentir la brusca entrada dio un salto, derramando todo el contenido de su taza de té.

-Pequeña, él es Roshi.

-Puedes llamarme Dohko- exclamo el hombre levantándose de la mesa y fue hasta la cocina para buscar algo con lo que limpiaría todo el té derramado- ¿Qué ocurre?

-Ella estaba en la torre.

-Oh que interesante.

-Dohko, la torre- enfatizo.

- Él no tiene ticas- señalo la pequeña a Dohko, el cual sonrió.

-Yo soy chino, no descendiente de Mu….aunque técnicamente todos son chinos.

-Nosotros somos descendientes de Mu- recalco el peliverde- del antiguo y milenario pueblo.

-Nacieron en china.

-Somos tibetanos.

 -Ustedes son extraños- rio la pequeña.

-Dohko la niña estaba en la torre de Mu- recalco.

-¿Qué?- pregunto sorprendido- entonces… ¡Esta vivo! Espera a que Mu se entere, hay que ir a buscarle.

-Fue a Argentina, regresara en la noche,  es su fin de semana con Saga- respondió- La pequeña está buscando una aventura para demostrar sus habilidades y no existe nadie mejor en este mundo que nosotros dos para encomendar una misión.

-¿Cuál será mi misión?- pregunto intrigada al ver la forma en que ambos hombre se miraban.

-Una búsqueda del tesoro.

-¿Qué va a buscar?- pregunto el chino alzando una ceja.

-Quien sabe lo que encontrara- exclamo- en la torre antigua se encuentran antiguos artefactos en su sótano, antiguas armas…tan milenarias y poderosas que solo alguien verdaderamente valiente puede llegar allí.

-Yo soy valiente- exclamo sonriendo la pequeña Raki.

-Vamos a ir contigo…porque es importante- interrumpió Dohko.

El peliverde sonrió y en un parpadeo estuvieron fuera de la cabaña, los dos hombres se colocaron un par de abrigos antes de salir. Por orden expresa del mayor de entre los tres, el peliverde, decidieron ir a pie hasta la torre y de esta manera le enseñaron a la pequeña pelirroja como leer correctamente el mapa. Raki rápidamente decidió hacer un dibujo en el mapa, agregando aquellas áreas que eran sus favoritas, como el gran prado de flores y la torre donde vivía junto a su maestro, esto no pasó desapercibido por los dos mayores quienes sonrieron.

Cuando llegaron al cementerio de las armaduras, los esqueletos se levantaron como si estuvieran vivos. Raki por un momento dio unos pasos atrás viendo a los dos hombres quienes intentaron protegerla, pero luego pensó un poco más las cosas, quizás ninguno podría usar la telequinesia y el peliverde solo conocían la tele-trasportación, si ella no actuaba quizás podrían resultar heridos.

-Atrás- grito dando dos pasos adelante.

-Nadie puede pasar por aquí- exclamo uno de los esqueletos.

-Atrás- repitió y levanto las manos en al aire, haciendo que una gran ráfaga lanzara a los esqueletos hacia atrás, algunos se despedazaron ante el ataque y rápidamente volvieron a armar.

-Pequeña- exclamo el peliverde- repite después de mí,  concéntrate lo más que puedas, cierra tus ojos sin temor, cierra tus manos, y solo piensa en lo que es lo más importante para ti ahora.

-Si- exclamo sin comprender pero decidió obedecer.

-Ahora, abre los ojos y di, elévate.

-Mejor que diga enfurece.

-Eso es tuyo, tu di, Elévate cosmos- sonrió.

Raki obedeció y elevo su pequeño cosmos, aunque era la primera vez que lo hacía, se puso firme y miro hacia adelante a los esqueletos que se acercaban amenazantes- Elévate cosmos- grito haciendo que los esqueletos salieran volando.

-Gracias, gracias, gracias- sonrió el peliverde- ahora hay que seguir adelante, ya has demostrado tu valor.

-¿Cómo saben del cosmos?- pregunto intrigada la pequeña mientras volvían a caminar.

-Lo sabrás cuando llegamos a la torre.

-¿Por qué los esqueletos no se movieron cuando vine antes?

-Porque sintieron tu poderoso cosmos pequeño y estos tontos esqueletos quisieron detenerte, nadie detiene a un descendiente de Mu.

-Si- sonrió comenzando a saltar mientras avanzaba.

Volvieron en camino hasta la torre, siempre derecho a pesar de la niebla y antes de que se dieran cuenta habían llegado a la torre de Mu. Sin perder tiempo Raki comenzó a buscar una entrada hacia un sótano en la torre, pero a simple vista no se encontraba.

El peliverde decidió ser de ayuda y movió con ayuda de su telequinesia algunas rocas que ocultaban una pequeña puerta. Dohko no tardó en darle un coscorrón por hacerse el gracioso ante la pequeña, ya que pensó que lo había hecho apropósito.

-¿Acaso no querías que utilizara sus habilidades?

-A mí también me costó- exclamo sonriendo- además, mira lo emocionada que esta, no voy a quitarle la sonrisa.

-Mu ¿Por qué tuviste que estar ausente hoy?- pregunto el chino mirando hacia el cielo.

Seguida de sus dos guías Raki se abrió paso por el sótano, haciendo oídos sordos a lo que estos decían, si llegaran a querer hacerle algo ella con su telequinesia podría defenderse sin ningún problema, aunque estaba intrigada de saber quién era el tal Mu, que esperaban ver.

Para la sorpresa de la pequeña el sótano estaba repleto de viejas armaduras, algunas en tan mal estado que parecían haber muerto por su color casi gris, unas anotochas a su alrededor comenzaron a encenderse mientras avanzaba, y al mirar atrás estaban aquellos dos hombres que acababa de conocer hablando muy amenamente. Raki saco de su mochila  la lista del tesoro que Dohko le había dado, estaba muy emocionada y no noto que su libro había caído.

-Shion- susurro el anterior santo de libra.

-Yo lo levanto, esta tan emocionada que creo es mejor dejarla que siga en su aventura- sonrió el peliverde tomando el libro-Dohko…busca algo conque escribir.

En la lista claramente solo había un solo objeto a buscar, una gran espada que estaba dibujada y parecía haber sido usada en guerras pasadas por su deterioro. Sin saber por dónde comenzar Raki comenzó a tirar cosas a diestra y siniestra usando sus habilidades de telequinesia.

Shion alcanzo a ver un lápiz de carbón que estaba volando del montón, lo tomo con sumo cuidado y abrió el libro en la primera página, una hoja que estaba completamente en blanco. Apoyado en una vieja mesa de madera comenzó a escribir, mientras Dohko lo cubría, sonriendo con picardía ante lo que su mejor amigo estaba haciendo, tenía una idea en mente de que le estaba escribiendo a la pequeña, una dedicatorio para ella, que quizás la animaría  a estudiar.

Raki no quería rendirse, no estaba en sus planes demostrar debilidad, por lo que subió todo de lugar y fue cuando una armadura de color plata comenzó a brillar, le faltaban algunas partes, claramente era lo que quedaba de una armadura de plata que había sido usada en una antigua guerra santa. Corrió a ver por qué sus poderes no la habían movido, y su sonrisa se ilumino, allí estaba la espada dibujada en aquel papel para su búsqueda del tesoro.

-La encontré- exclamo sonriendo, tomándola con cierta dificultad, claramente la espada era más grande y pesada de lo que ella era- la encontré.

 -Levanta con cuidado, es una vieja arma milenaria, puedes quedártela, es tu trofeo- exclamo el antiguo santo de Aries y patriarca- bien hecho, regresa cuanto antes a tu hogar y cuenta su hazaña.

-Gracias- exclamo la pequeña pelirroja levantando la espada.

-Por cierto, en tu entusiasmo por encontrarla de tu mochila un libro termino en el suelo- acoto mostrándoselo, se acercó con suavidad y lo guardo en la mochila que Raki llevaba-Búscanos mañana para tu próxima aventura, tendremos a un amigo que quizás quieras conocer.

-Gracias, a mi maestro se pondrá muy feliz de ver como supere mi primera aventura- sonrió satisfecha y desapareció en una polvareda.

Raki apareció delante de la torre donde vivía junto a su maestro, quien estaba tomando una taza de té frente a un viejo libro de color café, aun dejándose llevar por la emoción del momento dejo ante su maestro la espada que llevaba y saco de su mochila el mapa que había estado editando.

-Muy bien, Raki- exclamo Kiki mirando con sorpresa como su discípula sacaba todo de su mochila- Veo el libro no te hizo falta, aun así debes leer.

Raki bufo molesta tomando el libro, apenas había salido de su primera aventura y pensaba que debía de descansar después de todo lo vivido, no obstante Kiki no pensaba igual, y mientras su maestro se levantaba para preparar la cena, ella tendría que leer.

 Al abrir el libro noto que la primera página estaba doblada en una punta, abrió el libro en la página marcada y encontró algo que no esperaba, algo que antes no estaba. Lo leyó primero para estar segura de lo que en esa pequeña hoja de apunte estaba escrito y luego corrió a la cocina a llamar la atención de su maestro.

-Raki, estoy ocupado.

-Estimado reparador de armaduras y santo de Aries- leyó- no estamos en contra que te ocultaras cambiando de lugar de residencia, bien pudiste avisar, llevamos nuestros muchos años buscándote, pero cometiste un error, en tu imprudencia dejaste armaduras muy importantes en la torre y la espada de Athena, espada que fue vital en la guerra santa del siglo dieciocho y tu discípula lleva para su resguardo, no la pierdas de nuevo- ante lo que leyó la pequeña Kiki la miro intrigado- Los antiguos santos de Aries nos alegremos que te encuentres con bien y ya tengas una discípula aprendiendo nuestro milenario arte.

-Raki… ¿Qué es eso?

-Esperamos mañana verte, nos encontraremos en el poblado de los descendientes de Mu, al pie de la montaña, viste de la forma más tradicional que puedas, realizaremos una almuerzo digno para los santos de Aries, y lleva otro libro para que se pueda firmar adecuadamente y no dejar una nota- termino de leer- Si puedes, reúne al santo de libra y su familia, para realizar una gran comida, firma el antiguo santo de Aries y antiguo patriarca del santuario, Shion de Aries.

-Raki ¿Te encontraste con Shion de Aries?- pregunto sorprendido.

-No sé, me encontré en una vieja torre con un señor de cabellos verdes muy opacos y luego conocí a un señor de cabellos cafés que lo llamaban Dohko, pero no sé quiénes son…

-Por Athena… ¿Te reconocieron como mi aprendiz? El maestro de mi maestro te reconoció como mi aprendiz…nada se le pasa- exclamo sin salir de su asombro el santo de Aries.

-Entonces ese señor raro era Shion de Aries- afirmo la pequeña sonriendo- Hay que ir a verle maestro.

-¿No viste a un hombre de cabellos lila con mirada amable?

-No…los dos señores dijeron que un tal Mu estaba en Argentina, que era su fin de semana con alguien llamado Saga- respondió.

-Muy bien- exclamo sonriente-Voy a ir a cinco picos en busca de Shiryu, Shunrei y Ryuho, mañana será un gran día para una gran ocasión.

Continuara 

Notas finales:

Espero les alla gustado, lo senti corto pero bueno, hubiera sido mas largo si Raki se encontraba con Mu y no con Shion, creanme.

Aclaraciones:

* Vi el capitulo de Omega donde pasan a la torre de Jamir y segun yo no es la misma torre de Mu, tambien el puente estaba cambiado, por lo que puse que Kiki abandono la torre donde vivio con su maestro, creo que los que vieron Omega saben el porque (Segun el capitulo donde Kiki se nos presenta, el estaba oculto de Marte) la torre de Mu es muy conocida por otros santos por lo que se puede decir, para su seguridad y de Raki, Kiki se mudo, abandonando la torre donde crecio 

* Posiblemente Mu tuvo mucho tiempo libre e hizo un mapa, Raki al verlo penso que la torre dibujada en el era la torre donde ella vive con su maestro, pero al tomar el nuevo camino se dio conque llego a al torre original, por lo que se podria decir que el lugar donde esta la actual torre fue prohibido por Mu por alguna razon.

* Segun muchas teorias los esqueletos del cementerio de la armadura solo se mueven porque Mu los mueve, en este caso quien los movio fue Shion, amo esa teoria.

*Lo que dijeron Dohko y Shion alude a el capitulo final de SOG, Shion hizo que la pequeña diga lo mismo que Mu para elevar su cosmos.

¿Les gustaria ver la reunion Aries-Libra? Bueno eso hay que leerlo.

Un abrazo y nos leemos pronto 


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