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Nos conocemos de nuevo por maxi anime

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Notas del capitulo:

Hola a todos

Primero que nada, Feliz día del trabajador a todos los que trabajan, quería hacerles un regalo especial y aquí tiene el cap

Bueno, tarde más de lo esperado, más o menos, pero aquí tiene el capítulo numero 16

Las noticias corrieron rápido desde que Kanon recupero sus memorias pasadas, ahora los antiguos santos dorados tenían que encontrar la manera de reunirse nuevamente y poder tomar cartas en el asunto de haber sido revidados y de la manera que lo fue. Solo había un pequeño problema, los diferentes compromisos de cada uno.


Shion tenía a su mando a un pueblo entero y aunque no era decisión suya ejercer poder o no, tenía que hacerlo. Mu era parte del pueblo que Shion comandaba, aunque también se la pasaba ayudando a Dohko con el campo que este tenía. Dohko era un humilde granjero, desde la muerte de sus ancianos padres hacía pocos años él se hacía cargo de continuar con el trabajo de su familia, heredado de generación en generación. Shaka estaba estudiando en una de las universidades más prestigiosas de la india, no por nada sus padres eran dos profesores universitarios y se vio obligado por estos a elegir una carrera antes que al budismo.


 Para aquellos que estaban en Europa las cosas tampoco se veían bien. Aioros estaba trabajando en España, como arquitecto en una obra, que según el de sagitario, era muy importante y no podía abandonarla. Shura trabajaba ayudando a su padre, las tiendas de empeño eran muy concurridas todo el tiempo, tanto por quienes querían vender objetos en desuso en casa como quienes necesitaban dinero para el hospital que estaba cerca de la tienda de empeño del señor de los Monteros. DeathMask y Aphrodite vivían en Suecia, en palabras del italiano tenía mucho tiempo libre ya que solo tenía a cargo algunas clases de religión y ética en colegios secundarios, y el antiguo santo de piscis tenía un vivero.  Camus estudiaba en Francia para recibirse de médico y Milo, quien también se había radicado en Francia, estudiaba idiomas o eso es lo que decía.


Los que estaban en América estaban más tranquilos en comparación con los demás o ellos decían. Aldebarán trabajaba en varias obras en construcción en Brasil, ayudando a su familia y también era entrenador de un equipo de futbol los fines de semana, en los barrios más carenciados.  Saga era economista para una muy importante empresa argentina en el norte del país, en su hogar el mantenía a su madre con él y mientras Kanon era un abogado, ahora reformado que dejo la política para centrarse en nuevos temas, uno de los cuales era conseguir una apelación que favoreciera a su madre ante lo ocurrido en el divorcio que el propicio. Aioria estaba estudiando en una provincia al este de la capital argentina.


Ya que los estudiantes estaban en fechas de exámenes, o eso dijeron la mayoría, Shion acordó que todos se encontrarían cuando estas fechas pasaran, esperando escuchar buenos resultados de parte de los antiguos santos dorados, y, con ayuda de Kiki se realizaría una reunión con los actuales santos dorados para poder tomar una decisión o sacar conclusiones de que dios pudo revivirlos y cuáles serían sus intenciones.


*****************************************************************************


Un par de semanas habían pasado desde que Hyoga, el actual santo dorado de Acuario, recibió una carta de parte de Shiryu, su camarada entre tantas guerras vividas y hoy santo de Libra, que le informo sobre los diferentes acontecimientos, el encuentro de los chicos de bronce con los antiguos santos dorados, como estos reaccionaron y al parecer contaban con sus memorias de su vida anterior como santos al servicio de la diosa atenea, así también como que algunos de ellos los extrañaron. Tan pronto como fue informado el rubio de ojos claros salió de Siberia y se encamino a Francia, ayudado por las cartas que Shiryu le escribió, y que este había recibido la información ni más ni menos que de Mu, el antiguo santo de Aries, fue en busca de su maestro para poder verle y pedirle disculpas por dejarlo abandonado varios años.


 En si no había sido su culpa, Hyoga lo sabía bien, después de la guerra contra marte él había quedado con una marca de oscuridad que prefería ocultar de la vista de los demás, se sentía inútil sin cosmos y para recuperar sus fuerzas opto por aislarse en las gélidas tierras de Siberia oriental. En su tiempo a solas solía pensar en su maestro, el también carecía de cosmos, pero daba por hecho que era un niño normal, feliz, viviendo una vida que siempre debió tener, porque se la merecía.


Ahora, después de varios años al fin podía dar la cara a su maestro, gracias a que Koga y sus amigos lo habían liberado de la marca de oscuridad, y conocía el paradero del antiguo santo de Acuario, lo único que le faltaba era armar una historia más o menos creíble de porque cuando tuvo oportunidad rechazo el puesto de santo de acuario, permitió que un santo de plata que obedecía a Marte portara la sagrada armadura de acuario y, como poco, por obligación de parte de sus antiguos camaradas de bronce e insistencia de los actuales santos dorados, comenzó a portar la armadura de acuario.


Se paró en seco frente a la puerta de números dorados, toco un par de veces, agradeció que la puerta exterior en el piso inferior estuviera abierta y nadie le negara el paso cuando subió al ascensor. Toco la puerta otra vez y miro su reloj, era temprano, casi las diez de la mañana, quizás su maestro estaba durmiendo y lo molestaba, o tal vez no estaba en el departamento que según la carta de Shiryu era de su maestro. Se dio media vuelta para retirarse cuando sintió la perilla de la puerta girar y luego un chirrido que lo hizo regresar, alguien había abierto.


Con una bata para salir de cama muy corta y abierta, dejando ver su bóxer color rojo y su pecho completamente descubierto, su cabello ondulado suelto y revuelto, con largas ojeras como si no hubiera dormido en días, una sonrisa socarrona se encontraba adornando su rostro, no había duda de quién era, era Milo, el antiguo santo de Escorpio.


—Milo—exclamo sorprendido.


—Hyoga, muchacho—sonrió el heleno y no tardo en ir a abrazarlo—. Mírate cuanto has crecido, ya no eres ese mocoso que lloraba por su madre fallecida, eres un hombre…he, Camus mira quien vino de visita, nuestro hijo prodigo.


—¿Mi maestro está contigo? — pregunto mirando entusiasmado, Milo le hizo un ademan invitándolo a pasar.


Camus estaba parado en medio de sala, delante de la mesa del comedor que se encontraba cubierta por hojas, cuadernos y libros, impidiendo ver la madera. Los ojos del galo reflejaron su inmensa alegría en ver a su pupilo, su cabello largo y lacio se mecía ante un viento inexistente, llevaba puesto un pijama bastante peculiar, un pantalón largo con pingüinos dibujados y una remera color negro con un iceberg en su pecho.


El abrazo de recuentro no tardó en llegar, maestro y alumno realmente se habían extrañado en sus años de separación y tenían mucho que contarse, Camus requería saberlo todo y Hyoga no iba a negarle nada a su maestro. Milo prendió la cocina para hacer el desayuno y luego fue despejar la mesa para que pudieran sentarse y charlar tranquilos, cosa que no tardo en pasar. Hyoga conto sobre las guerras que participo antes de quedar sellado por la marca oscura, hablo sobre las guerras que él había presenciado, pero luego se le hizo un nudo en la garganta, estaba llegando a la parte donde la armadura de acuario había sido deshonrada.


—¿Qué ocurre Hyoga? —pregunto Camus ante el estrepitoso silencio, Hyoga se veía muy emocionado contando cada batalla, tristemente conto la muerte de Marín de Águila en uno de los enfrentamientos contra el dios marte, y de varios santos que él había visto esforzarse por llegar a ser leales guerreros de Athena. De pronto, sin decir más nada, Hyoga se silenció, dejando a un lado sus comentarios, fue algo abrupto, acababa de terminar de contar sobre cómo conoció a Koga de Pegaso.


—Es que…maestro, no sé cómo expresarme—miro apenado— permitir que su armadura se convirtiera en enemiga de Athena, no hay excusa, yo debí protegerla con mi vida, como hacia Shiryu con la armadura de libra, en cambio Marte la uso para su ruin plan.


—No es la primera vez– interrumpió Milo— Seria la segunda…creo


—La primera— dijo seriamente, Hyoga lo miro sorprendido—veras muchacho, yo, fui revivido por gracia de Odín para detener el plan de Loki de dominar la tierra mientras estabas en los campos Elíseos, yo, viendo a un antiguo amigo de mi infancia siendo presa del odio, del resentimiento y de la venganza decidí unirme a las filas enemigas, queriendo rescatar a mi amigo del sendero que había tomado, aun si eso significaba ponerme en contra de mis amigos. La armadura comprendió todo, no me rechazo, no me abandono, creo que vio en mi un deseo de justicia que llegaría finalmente, yo fallecería poco después, luchando contra Loki pero logre mi objetivo, rescatar a mi amigo.


—Que no vas a volver a ver en lo que te queda de vida.


—¿Paso algo en Asgard? —pregunto Hyoga intrigando como su maestro y Milo se trataban acerca de ese tema, cuando hasta hacia unos momentos reían alegres.


—Cometí un error de no hacer lo posible porque Milo comprendiera el porqué de mi postura, no era un enemigo, en parte, yo quería salvar a mi amigo y lucharía contra el mal, nunca creía en las intenciones del tal Andreas, no soy tonto, el Ygrdasill es un árbol maldito, todos los saben. Pero, sin embargo, cuando me encontré con Milo intenté prevenirle de que no se acercara al árbol por su seguridad, por lo contrario, se puso testarudo y fue a buscar pelea.


—Tenía que ir por ti.


—¿Me viste pidiéndote ayuda?


—Tenías cara de secuestrado.


—Milo…maestro Camus.


—Llámame solo Camus, Hyoga, ya no soy un santo dorado y creo no volveré a serlo, después de todo mi armadura te tiene de portador.


—Bueno, yo, no sé qué decir, cambiando de tema ¿Qué hacen viviendo juntos?


—Le doy duro por las noches—exclamo Milo sonriendo en burla, recibiendo un golpe en las costillas proveniente del codo de Camus—. ¿Qué? ya es un hombre, es mayor que nosotros ¿Cuántos años tienes? Bueno, no importa, tenemos veinte años, somos adultos, sabemos lo que hacemos y…


—No pensé jamás que ustedes dos pudieran tener algo.


—Éramos novios en nuestra vida pasada, mantuvimos lo que tuvimos aun siendo niños en esta nueva vida, aunque tuve que esperar hasta mudarme aquí para el contacto íntimo.


—Milo, ya basta.


—Vamos, solo hay una cama en el apartamento, los sillones son algo pequeños para dos hombres como nosotros, es evidente lo que pasa aquí—sonrió con lasciva, su mano izquierda comenzó a recorrer el muslo derecho de Camus y pronto llego a su objetivo, la entrepierna del pantalón de dormir.


—Milo, esta Hyoga presente, compórtate— bufo molesto haciendo la mano del heleno a un lado—. Perdona por eso.


—No hay problema maestro, me retirare para dejarlos solos.


—No eres molestia Hyoga, hemos estado muy impacientes de verte, quédate cuanto gustes, Camus necesita despejar sus ideas para el final de mañana ¿Sabes que tu antiguo maestro se va a licenciar de doctor?


—Mucha suerte mañana maestro.


—Se desea éxitos Hyoga, la suerte es para los mediocres, Camus es sobresaliente.


—No estoy seguro de ello Milo, llevo cinco finales de la misma materia desaprobados con la nota más baja.


—Nada de eso, solo fueron reveses del destino, que mañana se darán vuelta y sacaras una nota más que sobresaliente, es más Hyoga y yo vamos a estar ahí para darte ánimos antes del examen ¿Verdad Hyoga? — pregunto Milo mirando al rubio, quien solo asintió con la mirada—. Esta decidido, mañana vamos a estar haciendo bullicio mientras te encuentras encerrado resolviendo ese examen que rendirás por última vez.


—Me encantaría acompañarlo maestro— acoto Hyoga sonriéndole a su maestro.


Camus solo sonrió asintiendo, conocía perfectamente a Milo, cuando una idea se llegaba a su mente nada lo detendría, y aunque ese plan fuera descabellado con solo imaginarse a Milo haciendo porras, apoyándolo por ese examen no tardo en producirle gracia, Milo era muy alegre y su alegría contagiosa, solía hacer cosas extremas con tal de sacarle una sonrisa y a veces comportarse como idiota era una de ellas.


Se pusieron al día los tres hablando trivialidades, Camus olvido que tenía un examen al día siguiente pero la sola presencia de Hyoga le bastaba para tener fe en sus conocimientos para aprobar el examen. Se habló de todo, desde como ambos antiguos santos dorados habían recuperado sus memorias, como vivían, las partidas de ajedrez para ganar dinero y como Milo termino emigrando de Argentina a Francia solo para estar con Camus. Ante la charla de las guerras vividas casi no le tomaron ninguna importancia, Milo hizo alguna que otra acotación cuando le hablaron sobre la santa de escorpio, hija de marte, y el antiguo guardián de la octava casa no la juzgo como Hyoga pensó que la juzgaría, sintió melancolía de escuchar cómo murió y de aquellos datos anecdótico que se conocían, como la muerte del santo de plata de la cruz del sur o su infancia como asesina de marte, probablemente contra su voluntad, ellos conocían ese hecho.


Hyoga esa noche durmió en el sofá mientras Milo y Camus en la cama de dos plazas, aunque era algo extraño el rubio se sentía realmente acogido, en familia, a pesar que era mucho mayor que aquellos antiguos santos que una vez fueron sus mentores y hasta considero a Camus como a su padre. Camus se sentía a gusto de tener a su pupilo de nuevo con él, aunque fuera de visita, en un principio se sintió incomodado, Hyoga ya no era el muchacho que recordaba ahora era un hombre de más de treinta años, la diferencia de edad en quienes antes se llevaron solo seis años ahora era más evidente, Hyoga fácilmente tenia veinte años más que él.


A la mañana siguiente los tres se dirigieron directamente a la facultad donde Camus rendiría su examen de medica por última vez, solo Milo y Hyoga desayunaron ya que para Camus una cábala de buena suerte era no desayunar cuando sus exámenes eran a las ocho de la mañana, luego festejaría desayunando en algún café cercano después de tener la nota en su libreta anotada. Llegaron media hora antes del examen, Camus tenía sus apuntes en la mano y repasaba en silencio, mientras Hyoga y Milo charlaban, Hyoga quería estar enterado de todo sobre los sucesos del dichoso examen y la materia que impedía a su maestro seguir avanzado en su carrera.


Llegada la hora varios profesores llegaron, uno seguido del otro, llamaron primero a los libres y luego a los alumnos regulares, los hicieron pasar. Hyoga se quedó petrificado ante lo que vio, parpadeo varias veces, intentando creer que no era cierto lo que veía y cuando al fin logro dar crédito a lo que realmente pasaba, deseo con todas sus fueras usar su poder contra aquel despreciable hombre que siempre maldijo y que una vez juro vengarse de el por su maestro.


—Milo, ¿Puedes mandar un mensaje a mi maestro? — pregunto el rubio manteniendo la calma, cerrando su puño con fuerza.


—¿Qué le quieres decir?


—Que se aleje de ese tipo— señalo al que fue el último profesor en entrar.


—¿Por qué? — pregunto sin comprender.


—Ese hombre es un ser ruin y despreciable, un hombre sin corazón que solo ha querido ver morir a mi maestro desde que nació.


—¿Qué dices Hyoga? – exclamo alarmármelo, recordaba haber escuchado elogios de parte de Camus hacia aquel profesor—. Camus siente gran respeto y venera al profesor Domine.


—¿No lo notaste Milo? Ese hombre es el padre biológico de mi maestro, su nombre es Acel, él se aprovechó de la madre de mi maestro hace veinte años, el intento evitar que mi maestro naciera, pero como la madre de mi maestro se opone firmemente al aborto la abandono, el sumió a la familia de mi maestro en la miseria donde está, jamás se hizo cargo, hizo que la madre de mi maestro firmara un contrato para evitar la demanda por alimentos y que se lo nombrara como padre, la engaño vilmente haciéndole creer que quien cometió un delito inexistente fue ella, quiso matar al señor Albert privándolo de sus medicamentos al subir los costos hace trece años de la medicina que necesitaba—Aclaro mirando con seriedad—. Mi maestro debe estar lejos de ese hombre.


—Yo tomare cartas en el asunto— exclamo cambiando la expresión de su rostro, fijando la mirada en aquel hombre de cabellos opacos y vista cansada. Escribió un mensaje de texto que Camus recibió al instante y tan pronto cuando lo leyó sin ser visto guardo el celular y miro incrédulo ante el pedido de su pareja.


Dos horas después sonó una alarma, el tiempo del examen había terminado, Camus fue a dejar varias hojas a un profesor que estaba sentado a un costado junto a varios alumnos, era mucho más joven que Acel. Miro a Camus sorprendido, jamás el muchacho había tardado tanto en responder y según recordaba era muy aplicado, puesto que lo había tenido en otras materias, por lo que le sorprendía que Camus terminara de ultimo. Se reunió con Milo y Hyoga, quienes miraron expectantes, ambos estaban serios y miraban directo al profesor jefe de catedra.


—Milo no entiendo tu desconfianza ante el profesor Domine, es una eminencia en el campo de la medicina, ha salvado cientos de vidas, tiene hasta su propia columna en una revista.


—Ese hombre puede aparentar muchas cosas, pero no quien realmente es, ¿Recuerdas porque Hades quería matar a toda la humanidad? Ese hombre es una de las razones.


—¿Qué estás diciendo Milo? El profesor es…


—Dependerá del resultado como los juzgare, si desapruebas se las verá conmigo y con Hyoga, se le acabo la suerte, esta vez tienes quienes te protejan de ese inmundo ser.


Media hora después, los resultados llegaron, comenzó la entrega de la pequeña libreta color azul marino, Camus fue el último en recibirla. Milo tomo la libreta mucho antes que Camus viera su nota, el numero estaba en rojo, había desaprobado nuevamente, pero para el de escorpio las cosas no se quedarían así. El heleno espero paciente a que los profesores se retiraran, jamás le hizo ver la libreta a Camus, aunque este insistentemente se la pidió, y fue cuando los profesores salieron, sin medirse Milo fue contra el hombre más viejo del grupo y lo agarró del cuello de camisa.


—¿Qué rayos le pasa a usted? —pregunto acorralándolo contra la pared—. Se le acabo la suerte, maldito degenerado.


—Milo, no, profesor yo lo siento…suéltalo— exclamo Camus alarmado acercándose.


—Hyoga, que Camus no se acerque—miro de manera amenazante al viejo hombre mientras un grupo de profesores intentaba separarlo, pero rápidamente Milo los hizo a un lado y volvió a arremeter contra el añejado profesor, Hyoga sujeto a su maestro con ambas manos para impedirle que interfiera, dejando a Milo con total libertad, mientras los alumnos atemorizados se quedaron sin hacer nada y algunos grabaron con sus celulares lo que pasaba—¿Acel se llama no es así? Debí supone que alguien tan maldito como usted debió ser el culpable de todo esto, no puedo creer que acepten a alguien de su tipo aquí.


—Suélteme…llamen a seguridad.


—Seguridad ni que nada, usted va a responder como se debe, poco hombre, esta vez no lo voy a dejar que se salga con la suya, ¿Creyó que la justicia no lo iba a alcanzar? Pues lo alcanzo.


—Ayuda por favor— pidió intentando soltar el agarre de Milo, pero el griego era claramente más fuerte que el viejo profesor.


—Profesores, ustedes— señalo el antiguo santo dorado de escorpio a un grupo de profesores— Relean el parcial de Camus por favor, delante de todos los alumnos presentes, quiero que me digan, ustedes que son profesionales, ¿Cuáles son los errores cometidos? Solo así lo soltare.


Temiendo lo que aquel hombre fuera capaz y viendo como amenazaba de manera violenta a Acel los profesores accedieron a leer, delante de todos los alumnos presentes el dichoso examen, cada pregunta y cada respuesta.  Los profesores miraron sorprendidos, habían pasado ese examen por alto, ya que el propio jefe de catedra había pedido ser quien corrigiera a los alumnos libres de la materia, siendo Camus uno más del montón que desaprobó, todos miraron seriamente y clavaron sus miradas en Acel, los alumnos presentes comenzaron a preguntarse de los errores que supuestamente acababan de escuchar, los aprobados habían puesto exactamente las mismas cosas y gracias a las respuestas brindadas sabían de sus errores.


—¿Cuáles fueron los errores? — pregunto Milo a toda voz.


—No hay errores— exclamo el profesor que había recibido el examen y miro absorto, Camus quedo petrificado al igual que todos los presentes—. Esta perfecto…profesor ¿Por qué desaprobó el examen?


—¿Por qué no respondes? — exclamo Milo tomándolo del cuello— Porque sabes porque lo hiciste, tu odias a Camus y todo lo que representa, esta vez se te acabo la suerte, Acel.


—Suéltame… ¿Qué hacen? Llamen a seguridad.


—¿Por qué no dices porque desaprobaste cada examen a Camus? — pregunto Milo mirándolo desafiante– Ya se la verdad, y pagaras lo que hiciste.


—¿Qué? — fue lo único que atino a decir, mientras pronto se acercaba un grupo de uniformados.


—¿Por qué no les dice a todos los presentes quien es usted? Vamos, dígale a todos, usted es el padre biológico de Camus— grito a viva voz, pronto los alumnos comenzaron a susurrar entre si—. Espere, su hija y su hijo están presentes porque también rindieron el examen y lo aprobaron, vamos dígale, dígale a sus hijos que le metió el cuerno a su mujer, dígale que tuvo un hijo que por veinte años negó y no se hizo cargo de él, dígales que intento matar a un anciano por sus contactos farmacéuticos, que hizo la vida miserable de una mujer que no tuvo culpa, que sumió en la pobreza a una familia que nada le hizo, vamos, aquí se acabó su suerte.


—Padre ¿Todo eso que dice es cierto? — pregunto una chica acercándose a la escena, mientras su hermano más joven detuvo a los hombres de seguridad.


—Todo es mentira hija, es mentira.


—Basta por favor— exclamo una de las profesoras acercándose para separar a Milo — vamos a revisar los exámenes pasados ahora mismo, estoy segura que todo es un mal entendido.


—Puedo asegurarle profesora, que los exámenes que ha rendido Camus todos están aprobados y este hombre ni los leyó.


—Ahora mismo se puede solucionar la cuestión sin recurrir a la violencia.


—¿Cómo? — pregunto Milo soltando al añejado profesor quien se tomó del cuello, a pesar que Milo solo lo tomo de la camisa.


—Se puede pedir que se realice un acta de infracción ante lo acontecido por el Profesor Domine, la junta calificadora pedirá abrir los expedientes referentes al alumno Camus Magne, se abrirán cada uno los exámenes finales a los que ha asistido, se los revaluarla ante alguna irregularidad, y de presentarse de manera reiterada ante el mismo alumno se sancionara al profesor Domine como es debido— exclamo la profesora separando finalmente a Milo— deje que la junta calificadora revea las irregularidades de este caso académico, en cuanto a la otra acusación no nos concierne, les aconsejo que hagan la denuncia pertinente en la comisaria por los delitos cometidos.


—Yo no he cometido ningún delito, soy inocente— grito Domine mirando a Milo—. Son calumnias.


—Son graves acusaciones profesor— interrumpió un hombre vestido de traje, el rector, quien había presenciado todo desde un primer momento— Domine considérese suspendido de su cargo hasta que se aclare todo esto, alumno Magne ante el irrefutable hecho que cinco profesores han visto su examen y lo dan por aprobado, se corregirá la nota de su libreta.


—Si señor rector— exclamo Camus aun sin salir de su asombro ante las palabras que Milo acababa de decir, aquella confesión que sabía era verdad, Milo jamás mentiría y más sobre un tema tan delicado.


—Disculpe si mi reacción fue demasiado explosiva— se disculpó Milo ante las autoridades— pero no está bien lo que este hombre venía haciéndole a Camus, yo solo salte en su defensa, de no haber hecho lo que hice no se hubiera sabido el fraude que el profesor cometía con los exámenes finales de Camus.


Todos comenzaron a charlar entre si entre alumnos y profesores, más de uno se preguntó si el profesor Acel había hecho lo mismo con sus exámenes. Acel y sus dos hijos se fueron rápidamente, Camus fue llevado al departamento administrativo donde redacto acompañado de los profesores que corrigieron su examen una nota por lo acontecido, mientras Milo y Hyoga esperaron pacientes. La nota sería presentada cuanto antes para evitar más inconvenientes y Camus podía anotarse en las materias de su siguiente año, y ya que Camus no participo activamente e intento detener el pleito de Milo no fue sancionado.


Aun cohibido por lo que había pasado Camus regreso al apartamento con Milo, no tenia deseos de festejar su nota que le abría la puerta a su siguiente año en la universidad, quería respuestas. Milo mando a Hyoga por un par de cosas, que creyó que Camus necesitaría y se sentó al lado del galo en la cama que ambos compartían.


—¿Desde cuándo entrabas enterado? — pregunto sin subir la mirada, después de sentarse en la cama.


—Hyoga me lo dijo cuándo entraste al examen y reconoció al profesor.


—No tenías que actuar así.


—Lo siento amor— exclamo tomándole el mentón para besarle dulcemente— te amo demasiado, vi como al regresar al departamento después de esos exámenes te veías destruido, y yo no lo soporto, cuando vi otro desaprobado mas no me contuve, tenía que hacer algo.


—Deberías estudiar abogacía.


—Soy justiciero para ti, ahora deberemos buscar un buen abogado, no puede ni va a salirse con las suya después de todo lo que hizo.


—Yo creo que no es necesario Milo, pero gracias, fueron muchas noticias en un día.


—Siento mucho que te enteraras de esta manera, tenías tantas ilusiones de conocer a tu padre, aunque este fuera un mal nacido.


—Yo…yo lo admiraba— exclamo al fin Camus, sentía que iba a caer en ese mismo momento— quería ser como el profesor Acel, era un hombre de admirar, ha salvado miles de vidas, es jefe en un hospital, jefe de una catedra, un profesor que todos veneran.


—Las personas menos esperadas son en realidad monstruos amor— le interrumpió besándolo con dulzura— ¿Quieres estar solo?


—No, no necesito estar solo en estos momentos, te necesito conmigo— dijo casi en susurro— me siento vulnerable.


—Fueron muchas noticias en un día, noticias duras—. Sin dudarlo lo abrazo cobijándolo sobre su pecho, todo había sido de manera abrupta, pero así debía pasar ante la mirada del de escorpio, Acel había cometido una falta grave, atacar a su amado Camus y creer salir victorioso, no dudo en que lo iba a hacer pagar caro por ese error.


 Milo lo había planeado todo desde el primer momento que se enteró, cuando Hyoga le conto sobre quien era Acel pensó la forma de que el intachable fuera marcado de por vida, y que mejor que atacar a aquel profesor y que el ataque fuera gravado, había más de veinte alumnos, muchos filmaron lo que ocurrió, incluido Hyoga quien filmo todo desde el ángulo más cercano, y si Acel tomaba acciones legales podría responder con lo que había sido filmado, una prueba irrefutable de quien había cometido el primer delito no había sido otro que el propio médico.


Camus se sentía gravemente herido, y no era para menos, un hombre al que admiraba resulto ser su padre biológico, aquel que alguna vez intento conocer. Y este mismo hombre estaba intentando que abandonara su carrera, no había forma de catalogarlo de otra manera, intento matar a su abuelo, intento que no existiera, lo negó a todo el mundo, sumió a su familia en la pobreza y ¿Para que fue todo eso? si era para aclarar que no amaba a Natassa estaba más que claro, si era para cobrar alguna deuda no la comprendía, lo peor de todo ¿Cómo debía sentirse ante todo lo que había ocurrido? No lo sabía, no comprendía, quería llorar, pero las lágrimas no le salían, quería gritar, pero sentía un nudo en la garganta, solo atino a abrazar a Milo y que este lo cobijara en sus brazos, el tiempo diría que pasaría con él.


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—Así debía ser— exclamo Ganimedes mirando la escena junto a Zeus, de lo contrario el querría volver a ser santo, lo siento Camus, no mereces esa herida, pero la necesitas para no levantar tu puño.


—Ganimedes, elegiste la familia ideal para que ese muchacho dejara de ser santo— le elogio Zeus mirando vehemente a aquel muchacho que se abrazaba fuertemente a Milo.


—Todo ha sido doloroso para mí, yo he velado por su felicidad y por su seguridad, ver sus lágrimas me causan dolor, me causan repulsión ante mí mismo, Zeus.


—¿Cómo están los demás? — pregunto mirando cada esfera


—El tiempo se acaba para todos, no llegarán a recuperar sus cosmos, y sin Camus no podrán hacerlo, la condición es que todos estén de acuerdo en volver a servir a Athena.


—Por vez primera el ojo que lo ve todo se ha equivocado.


Lejos de aquel lugar tres hermanas seguían hilando los hilos, nada había cambiado en todos esos años y solo ellas lo sabían con certeza. Los hilos parecían haberse fortalecido, la vida de los santos continuaba y se abría paso en el gran telar de la vida, ¿Se revelarían los santos dorados contra los dioses una vez más? Eso ni ellas lo sabrían, lo cierto era que los hilos fluían constantemente, sin detenerse, uniéndose unos con otros y volviéndose más resistentes.


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La última reunión dorada había sido hacía más de trece años, la decisión por votación había sido casi unánime en aquel momento, ahora trece años después todo podía cambiar, ya que los seis que no habían votado en aquel momento ya tenían edad para hacerlo, estaban despiertos. No requerían de ninguna compañía, estaban en la vieja torre de Jamir, nadie los interrumpiría y todo lo que se dijera ellos catorce los sabrían.


—Comencemos— exclamo Shion mirando pesadamente a todos sentados a su alrededor, como la vieja reunión dorada en los aposentos del patriarca solo que esta vez había doce hombres repartidos a cada lado y frente a él estaba Dohko. De Aries a leo estaban a su derecha, a su izquierda de Virgo a Piscis, al final de la mesa, justo frente a él, estaba Dohko mirando con seriedad.


 —Estamos aquí en post de decidir qué es lo mejor que podemos hacer, todos poseemos nuestros recuerdos pasados, pero no así nuestros cosmos, no creo sea casualidad— hablo Saga mirándolos a todos—. Llegará el momento que un dios se aparecerá entre nosotros a pedirnos que peleamos como sus guerreros, nos regresará nuestros cosmos y tendremos que obedecer.


—Por descarte podemos decir que no son, Poseidón, Ares, Hades, Artemisa o Apolo, a pesar de ello hay varios dioses que contar, están Hera, Hermes, Afrodita— interrumpió Mu—. Sabemos que es un dios que nos conoce como leyendas doradas, alguien que reconoce nuestro potencial al mismo tiempo que hizo que desarrolláramos almas más humanas.


—Bondadosas es a lo que Mu se refiere— continuo Saga—. Nos ataron a nuestras familias, nos hicieron amarlas, esto ha de ser obra de alguien que sabe que no vamos a negarnos a defender a nuestros seres amados.


—Vamos a votar en ese caso, no sabemos a qué clase de enemigos nos enfrentaremos.


Continuara 

Notas finales:

Gracias por leer, el cap se centró en Camus y Milo, creo que había algo que resolver ahí por eso se centró, además que todos amamos el MiloxCamus, yo lo amo, ustedes

Por supuesto la introducción de Acel no termina aquí, él es importante en la historia.

La gran pregunta del millón que les dejo para que piensen, sabiendo cómo han vivido los jóvenes dorados, que no tienen cosmos y a lo que se encuentran “atados” ¿Creen que los antiguos santos dorados quieren volver a ser santos? Sabrán todo eso y más en el siguiente cap.

Responderé los Reviews a la brevedad, sean pacientes por favor

nos leemos pronto :)


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