—Epílogo—
"Sí, las flores eran para ti"
La secundaria de Teiko realizaba una breve mención, en una corta ceremonia de conmemoración, para nombrar a aquel jugador que en un triste momento había encontrado el final de su vida en un accidente. Se reunían ahí allegados, familiares, y compañeros que lo habían conocido y le tenían buena estima, entre ellos había una serie de jóvenes que habían tenido a aquel hombre como su capitán en el equipo de basketball, impresionante era el hecho de ver a la Generación Milagrosa congregarse con el rostro lleno de dolor y desconsuelo.
El primero y que causaba sin dudas un alboroto antes de la ceremonia, fue un pelirrojo, vestido de traje acompañado de un par de escoltas que cargaban un adorno florar exagerado, el chico caminaba con alto porte y decisión cargando consigo un ramo de flores blancas y curiosas, inclinándose cordial ante la foto de su antiguo superior para luego depositar las flores a uno de los lados de la foto en un elegante florero con motivos dorados, era un caballero, un guardia representante de aquel fatídico suceso, simplemente, el primero en llegar.
Gardenia: Amor secreto
Seguido de él, asistió un muchacho con el color de la vida en el cabello y unos lentes de pasta negra. Ropa que aunque no resultaba formal, mostraba respeto por el ausente. Llevaba en una mano una extraña figura con la forma de una ranita carismática, y en la otra una bolsa de papel café cuyo interior fue revelado cuando llegó al frente. El segundo tomo de una serie de historias clásicas y unas particulares florecitas, "Un tomo por cada año, senpai" luego de sus breves palabras, se retiró a uno de los asientos junto con el pelirrojo.
Crisantemo: Eternidad
Nadie notó la presencia del tercero, se había causado la impresión que de un momento a otro, un bonito jarrón celeste lleno con flores de los colores que avivaban el arcoíris había aparecido frente a la foto, y un joven transparente estaba repentinamente junto con el otro par de muchachos.
Zinnia: Recuerdo de los amigos ausentes
El cuarto llegó masticando a la conmemoración, una bolsa de plástico ruidosa causaba estruendos a la silenciosa habitación hasta que finalmente la dejó en el altar, maniobraba aquella bolsa junto con algunas flores que asemejaban campanas, aunque para la mayoría simplemente aquella bolsa contenía dulces comprados en alguna tienda de conveniencia para él representaban su mayor muestra de respeto; el alto chico caminaba cabizbajo en dirección de sus conocidos, mientras que el pelirrojo le pedía en susurros que guardara silencio.
Farolillo: Agradecimiento
El quinto llegó arrastrando al sexto y acompañado de la séptima, breves susurros de mujer suplicaban minutos de respeto mientras intentaba contener una horda de lágrimas, la pequeña figura enfundada en colores oscuros ofreció sus trágicas flores discreta mientras reverenciaba a aquel caballero al que tanto respeto le había guardado.
Geranio oscuro: Melancolía
Su compañero iba vestido con un uniforme escolar, su mirada decepcionada le impedía poner atención al chico que llevaba de compañía, "Jamás entenderías Kise, tú no lo conociste" habló mientras que en un suspiro le entregaba una maceta con retoños amarillos a la madre de su ex capitán, declarándole condolencias y regresando con sus amigos.
Alheli amarillo: Fidelidad en la adversidad
Y entre olas de familiares y breves palabras haciendo mención de sus mayores rasgos y actos hubo un octavo, un hombre que aunque menos resaltaba físicamente, cualquiera podía haber deducido que se trataba también de un jugador de basketball, cabello trenzado y un ligero ramo de flores contrastantes cargado descuidado en una de sus fuertes manos. La otra iba ocupada por un celular, las risas que emitía aquel muchacho ante su llamada desentonaban por completo ante la conmemoración, ganándose una serie de miradas de disgusto y enojo de parte de los presentes.
Aquel chico que antes había tenido el cabello plateado y ahora se fortalecía hecho un hombre, caminó desganado por la mitad del pasillo en dirección a la pequeña foto que le guardaba conmemoración al fallecido, sosteniendo vagamente el ramo de flores rojas pequeñas junto con algunas ramas extensas con retoños blancos floreciendo, hasta llegar al punto culminante y simplemente soltándolas desganado e irrespetuoso, retirándose de inmediato sin saludar o despedirse, sonreía mientras concentrado se dedicaba nuevamente en realizar una llamada a alguien desconocido.
"Sí, las flores serán para ti"
—Bastardo —murmuró irritado el quinto, la ira revolucionando en su sangre, tentándose a levantarse para encarar al chico que recién salía.
— Aomine-kun, por favor —susurró la séptima, colocando una de sus manos sobre el hombro del muchacho.
— Nunca fue respetuoso con él, pero esto es cruzar límites — habló el segundo empujando ligeramente sus lentes hacia arriba, miro al primero angustiado y suplicante. — ¿No harás algo, Akashi?
El pelirrojo no le devolvió la mirada, sus ojos analizaban las flores que ahora se desbordaban sobre el previo orden del altar. Una sonrisa incómoda se formó en su rostro. —No hay algo que yo pueda hacer ahora.
Camelia: Te querré siempre
Mirto: Verdadero amor
"Sí, las flores siempre serán para ti"
Su llamada tardó en ser contestada hasta que finalmente pudo escuchar una respuesta del lado contrario del teléfono.
— ¿Así que asististe a la conmemoración? —le preguntó Nijimura cansado.
— Sí, y no lamento haberme ido pronto, no soporto a mucha de la gente de ahí —contestó Haizaki irritado, pronto suspirando —Aparte no estabas presente, así que no había motivos para quedarme ahí.
"Sí, las flores, y todo lo que fui siempre serán para ti"
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