Bien pues es hora de comenzar con el plan muy simple diría yo.
el día de mañana es el día en el que yo descanso, así que tengo pensado dormir más de lo normal y despejar unas cuantas dudas que me han sacado en ese mundo.
Y bueno logre comprar pastillas para dormir, no soy un suicida sólo las usaré para dormir más.
El día siguiente
bien ya sólo me falta arreglar algunas cosas para estar seguro, lo típico, no tener pendientes, que todo esté bien en mi cocina, etc, etc, etc.
..............
Pues por fin termine, me tomó las pastillas con un poco de desconfianza, me tomé sólo 3 de las 8 que había en la caja, supongo que será suficiente para dormir hasta la tarde de mañana.
No tardó mucho en hacer efecto, ya no me podía mantener con los ojos abiertos, apenas tuve la oportunidad de llegar a mi cama, más no tarde más que unos segundos en caer rendido. Dejándome llevar al mundo de los sueños.
Como era de costumbre de nuevo en aquella cama de "mi cuarto" típico que era sin tecnología.
Desde aquel día me levanto un poco antes de que el viejo comience a gritarme, una vez arreglado para salir solo doy una última vista a la ventana.
Me pude percatar de que un barco se acercaba, cosa que no sería de sorprender si no fuera por un color algo llamativo en el mismo. O Mejor dicho de la persona que iba hay.
Me acerque a la ventana para tener una mejor vista.
No tardé mucho en darme cuenta de que era un chico de cabellos verdes, que me recordaron a esa clase de biología en la que nos enseñaron que era un marimo, muy aparte de que iba acompañado de 3 katanas.
Le reste importancia y volviendo a mi mundo decidí ir a la cocina. Más en las escaleras del chico del barco entra, el cual me vio y siguió su camino a la mesa.
Pov zoro
Llevo unos días en alta mar y por mi descuido no medí bien la comida que llevaba, pero el destino me logró llegara a un restaurante del que ya había escuchado.
Al estar a unos metros del mismo sentí la mirada de alguien, no voltee pues supuse que pasaría en algún momento y no me equivoqué, en un minuto desapareció.
Desembarque y ate el bote al restaurante, no hace mucho entregue a un sujeto por el que me dieron una buena cantidad de dinero, así que podría comer bastante bien.
Al entrar lo primero que vi fue un chico más o menos de mi edad bajando las escaleras, tan pronto vio que lo observaba me volteé y me dirigí a la mesa. Para mi Sorpresa este me tomo la orden. Tras pedirle algo de comida le pregunté si quería tener una charla, a lo cual me respondió positivamente, no pasó mucho para que trajera la comida.
-Vuelvo en unos minutos- dijo poniendo el último plato que esté traía, se alejó a la cocina y me comencé a comer todo lo que tenía enfrente.
Tal como había dicho volvió y yo había acabado con casi todo.
- se nota que tenías hambre.
- después de unos días es algo lógico.
- ya veo -parecía sorprendido por lo que escuchó.
- por cierto, soy Sanji.
- Roronoa Zoro.
-ese nombre me suena, más creo que te quedaría mejor marimo.
- No sé de dónde me hayas escuchado, pero no me llames marimo, cejitas.
Y así pasó el tiempo platicando con Sanji, entre una que otra pelea.
Pov sanji
Me sorprende que el chico comenzara a hablar conmigo, no parecía mucho de amigos. Pero así fue y nos la pasamos un gran rato.
A pesar de pelear con zoro cada cierto tiempo, me estaba agradando mucho, por lo que dijo él sólo es un par de meses mayor que yo.
Después de un tiempo algo extraño pasaba, primero que me la había pasado hablando con él por un par de horas y, segundo que no me habían molestado para que volviera el trabajo.
- vaya parece que ya anocheció- hablo el Marimo
- quién lo diría, y tú que?... te iras hoy?- la verdad deseaba hablar más tiempo con él.
- no lo creo, talvez mañana -dijo firme, mientras a mí me invadía la felicidad- no habrá problema en que me quedé ¿cierto?
- Para nada, entonces nos vemos mañana.
- ya te vas?
- tengo que hacer algunas labores, por algo soy cocinero.
- está bien, nos vemos.
Me dirigí a la cocina nuevamente encontrándome con los pocos cocineros que quedaban.
- Hey chico le creíamos que te ibas a quedar todo el día hablando.
- a ti que más te da.
- no podría importarme menos, pero te va a tocar lavar toda la cocina, pues hoy apenas has trabajado.
- lo hare si dejas de molestar
- bien, pero que no se te olvide.
- qué cosa? -dije secamente.
- presentarnos a tu novio.
- él no es....- no les pude decir el resto pues se fueron tan pronto que termine de hablar sólo, eso me dejo con un sutil color carmesí en mis mejillas- será idiota.
Así me la pasé por horas en las que limpie la cocina con una palabra en mi mente -"novio"- no sabía que venía, que no me dejara ni un minuto.
- qué rayos pasa con este mundo.