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Tentadora oscuridad por Namithia

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Notas del capitulo:

Sé que me querreis matar por haber tardado mucho, pero se me fue la inspiración y me quedé atascada en mitad del capi.


Y para compensar por la tardanza, este capi es más largo que los anteriores ;)

 

Espero que os guste :3

 

Editado: Sólo algunas correcciones ;)

El rubio llevaba todo el camino con un humor de perros, esos dos imbéciles le habían vuelto a despreciar. A pesar se formar parte del mismo equipo, seguían mirándole por encima del hombro.

- Idiotas…- dijo casi en un susurro mientras llegaba a la puerta de su casa.

- Al menos el sensei no estaba delante para verlo.

-Sí, eso habría sido humillante. – respondió el rubio – Por cierto, te tengo dicho que esperes a que estemos dentro de casa para hablar en voz alta. Aún es temprano, alguien podría oírte.

- Nah. Además, que me oigan es lo que menos deberías preocuparte ahora. – decía despreocupado– Mira, te volviste a dejar abierta la puerta y, que yo recuerde, cierta persona no limpió las manchas de la cena.

- ¡Ostras! Espero que no haya entrado nadie.- dijo Naruto alarmado.

Entró en la casa apresuradamente, y revisó cada centímetro del apartamento. Todo estaba tal cual lo había dejado al salir esa mañana.

-¡Uf! Menos mal, parece que a nadie se le ocurrió husmear aquí. – dijo el rubio con un suspiro de alivio mientras se apoyaba en la pared de la cocina, dejándose caer lentamente hasta quedar sentado en el suelo.

- No te relajes tanto, hay cosas que hacer. Y si quieres estar listo para mañana, será mejor que te des prisa y descanses bien esta noche.

- Tienes razón Kura-kun. Empezaré por poner una lavadora, y mientras termina de lavar, limpiaré todo esto. – dijo Naruto levantándose del suelo con algo de pereza.

 

Mientras tanto, un preocupado Kakashi llegaba a la torre del hokage, dispuesto a obtener información sobre su rubio alumno. Entró a la torre, y buscó el despacho del Tercero. En cuanto dio con él, llamó a la puerta y espero recibir permiso para entrar.

-¡Adelante! – dijo una voz desde el interior.

Kakashi entró a la sala, con un deje de preocupación en la mirada, cosa que no pasó desapercibida para el anciano que estaba sentado tras el escritorio.

- ¿Qué ocurre, Kakashi? ¿Algo no ha ido bien con tu nuevo equipo?

- No exactamente, el equipo está bien, aún tienen que pasar mi examen, pero no vengo aquí por eso.

- ¿Entonces? – preguntó el anciano mientras encendía su pipa tranquilamente.

- Pues verá, es sobre Naruto, Uzumaki Naruto. – Informó el peliplata con tono serio.

El anciano observó unos segundos al Jounin, y se levantó del asiento para pasearse lentamente hasta el final del escritorio, con la mirada clavada en el suelo, y fumando su pipa. Tenía una ligera idea de lo que podría preocupar al joven.

- ¿Qué te preocupa del chico? – preguntó finalmente.

- Como bien sabe, tengo costumbre de investigar un poco a mis aspirantes a alumnos, y durante la inspección en casa del chico, he encontrado algo alarmante.

El anciano giró su rostro levemente hacia Kakashi, mirándolo seriamente, sabía perfectamente a que se estaba refiriendo, pero se mantuvo en silencio a la espera de que terminara su relato.

- Encontré restos de sangre en sus ropas y en algunas zonas de la casa. Una cantidad considerable, Hokage-sama. – continuó el peliplata. – Creo, que el apartamento del chico no es seguro, y que puede que haya sufrido algún tipo de agresión.

Ante este último comentario del Jounin, el anciano no pudo evitar hacer una pequeña sonrisa, cosa que descolocó al joven.

- Ese apartamento es perfecto para Naruto. No tienes que preocuparte por eso.

- ¿Cómo? ¡Pero…!

- Kakashi, - interrumpió el anciano – créeme, el chico está perfectamente, no tienes nada de qué preocuparte.

No podía creer lo que estaba oyendo, o al Tercero le traía sin cuidado lo que le pasara al rubio o sabía algo que él no. Tenía que averiguar que pasaba en todo ese asunto.

- ¿Y toda esa sangre? Si Naruto está perfectamente, ¿de quién es entonces?

- Bueno, eso tiene una sencilla explicación, pero para entenderla, hay que contar una laaaaarga historia. – dijo el Tercero tranquilamente mientras volvía a tomar asiento. – Sin embargo, no es a mí a quien debes preguntar.

Kakashi estaba cada vez más confundido, el anciano sabía lo que pasaba, pero no tenía intenciones de contarle nada.

- ¿A quién entonces?

- A Naruto. Si tantas ganas tienes de averiguar algo, es a él a quién debes acudir. Aunque…., puede que descubras algo que no te guste. – advirtió con tono serio. – Permíteme que este viejo te dé un consejo.

Kakashi se mantuvo en silencio, indicando que estaba atento.

- No te dirá nada directamente, pero al chico le gusta ‘jugar’.

-¿Jugar? – Kakashi seguía sin entender del todo a lo que se refería el anciano.

- Bueno, ya lo habrás notado durante vuestro primer encuentro. – Comentó el Tercero con una sonrisa – No he podido evitar la tentación de verlo, y reconozco que ha sido divertido, jaja.

Ahora sí que lo había entendido, a eso tipo de ‘juego’ es al que se refería. Aunque no había obtenido la información que buscaba, el anciano hokage le estaba brindando la forma adecuada de conseguirla.

El anciano, al ver que Kakashi había entendido todo, dio por finalizado aquel encuentro haciendo un gesto con su mano, para que el peliplata se retirara del despacho.

El Jounin se limitó a obedecer, haciendo un ademán con la cabeza y saliendo de la torre en dirección a su casa, aunque antes de volver a su hogar, decidió dar un último vistazo al apartamento del rubio.

Tras unos minutos, saltando de tejado en tejado, llegó al lugar, viendo que ahora había luces encendidas en el apartamento del rubio. Sigilosamente, se acercó a una de las ventanas, desde donde se podía ver la habitación del chico.

“Qué raro,”- dijo para sí Kakashi – “la luz está encendida, pero no parece que Naruto esté…”

El rubio acababa de aparecer en escena, salía del baño, llevaba una pequeña toalla alrededor  de la cintura, tapando lo justo y necesario, y una toalla más grande alrededor del cuello con la que se estaba secando el pelo. El chico se dirigió a la cama, y se sentó en el borde, dando la espalda a la ventana, por la cual estaba siendo observado por el mayor.

- ¡Uf! Estoy reventado, aunque me ha sentado bien la cena.- decía el rubio al aire.

“Parece que está bien.” – pensó el peliplata, sin perder detalle del cuerpo del rubio – “Vaya, vaya, cómo engaña la ropa que llevaba puesta. Sin ella está mucho mejor.” No tenía remedio, era un pervertido. Pero eso poco le importaba ya a esas alturas de la vida, así que ¿por qué no disfrutar de la vista que le brindaba el rubio?

Kakashi se acercó un poco más a la ventana, quería ver bien al joven que estaba sentado al borde de la cama. “Dichosa toalla.” – pensó.

Cómo si el mismo Naruto hubiese oído aquel comentario mental, se levantó tranquilamente y se deshizo del pequeño trozo de tela que tapaba sus vergüenzas. Acto que provocó que el mayor se apartara de la ventana llevándose las manos a la cara para contener la hemorragia nasal que le acababa de provocar aquella imagen del rubio, la máscara no era suficiente para detener la hemorragia.

- Pero ¿qué haces? -  preguntaba una voz desconocida con tono alarmado – Algún pervertido podría estar viéndote ahora mismo.

“¿Hay alguien más con Naruto?” – se preguntó Kakashi, recuperando la compostura y volviendo a asomarse a la ventana con cautela para no ser visto, comprobando que no había presencia visible de nadie más que el rubio.

-¿Eh? ¿Un pervertido? – dijo Naruto sin terminar de entender.

La imagen de cierto sensei pasó por su mente, ese que tan descaradamente le realizó un escáner completo en la mañana.

- ¡Jojojojo! – rió la voz socarronamente

- ¿Q-qué te hace tanta gracia? – preguntó algo alterado el rubio, que ya se podía imaginar la respuesta.

- ¡Jejeje! No puedo creerlo, jaja. – Continuó – Acabas de pensar en él, ¿verdad?

- ¿Qué? ¿Qué dices, Kurama? – reclamó el rubio con un ligero enrojecimiento en las mejillas.

El peliplata seguía atento aquella conversación, intentando a la vez averiguar de dónde venía aquella voz pues, a pesar de ser tan próxima como la del rubio, no alcanzaba a ver al dueño. De momento, ya podía estar seguro de que era conocido de Naruto y muy próximo por cómo se trataban. Sin embargo, aún le quedaban algunas dudas, ¿Quién era Kurama? ¿Sería Naruto y él pareja o solo amigos? ¿No era el rubio un poco joven para tener pareja? ¿Y de quién estaban hablando?

- Venga, no te hagas el loco, que sé muy bien lo que se te pasa por la cabeza. – Dijo con tono juguetón Kurama – Lo sabes muy bien. Te pone el sensei ¿eh?

- ¡QUÉEEE! – Gritaron Naruto y Kakashi sin creer lo que oían.

El peliplata rápidamente tapo su boca, y rezó mentalmente para que el rubio no lo hubiese escuchado. Se había relajado demasiado y podría haber delatado su posición al chico. Por lo que permaneció estático, activando todos sus sentidos ninja, atento por la reacción del rubio.

-¡TU ESTAS CHALADO! ¿CÓMO ME VA A PONER A MI ESE SEÑOR? – Gritaba el chico totalmente alterado, rojo como un tomate, y entre grito y grito, soltando un par de gallos propios de la pubertad.

- ¡ES UN VIEJO!- Continuó, mientras le caía una roca en la cabeza al Jounin.

- ¡Y UN PERVERTIDO! - Otra roca más para Kakashi.

“¿Viejo?”, pensó el peliplata con un tic en su ojo visible, “Lo de pervertido, puede pasar, pero ¿Viejo? ¿Yo? Si apenas le saco 12 años”.

- ¡Calla un momento! – ordenó Kurama.

- ¿Eh? ¿Y ahora qué pasa? – dijo el rubio curioso, calmándose de golpe.

- ¿No lo has oído?

- ¿Oír? – Naruto seguía sin entender a qué se refería.

- Hay alguien cerca….muy cerca.- dijo tranquilamente Kurama, con tono serio y algo siniestro – Creo que hay alguien cerca de la ventana, Naruto.

-¿Eh? ¡¿Un mirón?! – Dijo mientras se daba la vuelta de un brinco sobre la cama, gateando rápidamente hasta la ventana - ¡Se va a enterar!

Kakashi actuó rápido, maldiciendo su suerte, y realizó un jutsu para salir de allí, posicionándose en el tejado. Desde allí podría seguir viendo con atención la escena. “Ese tal Kurama está muy atento. Sera mejor que tenga cuidado.” Se decía el Jounin mientras, prestaba atención a lo que iba a hacer su alumno.

Naruto alcanzó la ventana y la abrió de golpe, con una sonrisa en la cara algo maliciosa, se apoyó con las manos en el borde y revisó con la mirada cada rincón.

- ¡Kura-baka! ¡Aquí no hay nadie! – reprochó el rubio algo decepcionado.

- Mejor para ti. Imagina lo feliz que hubieras hecho a un pervertido ahora mismo, saliendo “así” por sorpresa.

- ¿Eh? – Naruto volvió su mirada a sí mismo dándose cuenta de que aún estaba desnudo - ¡Kyaaa! Espero que no me haya visto nadie. – dijo, rojo como un tomate, tapándose las vergüenzas con las manos y mirando a todas partes desesperado.

Pero algo le hizo pararse. Y eso llamó la atención del peliplata, que había estado observando en todo momento. Desde su posición pudo ver como el rubio se inclinaba más hacia el exterior, casi hasta tocar el suelo del exterior con la nariz. “¿Qué hace ahora?” se preguntaba el mayor.

- ¿Y bien? – preguntó Kurama.

- Es sangre…- respondió Naruto con voz seria -…son solo unas gotas, pero su olor es intenso...-.

- ¿Por qué no la pruebas, Naru-chan? – dijo Kurama con seductora, mientras el chico extendía una mano para tomar con los dedos aquellas pequeñas gotas.

-Es humana…- respondió el joven, hipnotizado por el color y el olor de aquel líquido que tenía ahora en sus dedos - …este olor…me encanta.

-¿Y a qué esperas? – Continuó tentando Kurama – Vamos, solo un poquito Naru-chan.

El rubio ignoraba las palabras de su amigo, solo pensaba en una cosa, en lo mucho que le gustaba ese olor. Tenía un matiz dulzón, afrutado, como a arándanos, y un ligero toque fresco y salvaje. A pesar del hipnótico olor, su cordura seguía despierta, y le llamaba a reaccionar.

- ¡Jamás! – dijo tajantemente Naruto, mientras cerraba rápidamente la ventana.

- Pero…-

- ¡He dicho que no! – cortó el rubio, mientras tomaba la toalla que había dejado en el suelo.

Se limpió los dedos manchados, y fue directamente a echar la toalla a la lavadora, poniéndola en marcha.

- Podías haber esperado a tener más ropa sucia, menudo derroche de agua, solo para una toalla. – se quejaba Kurama.

- ¡A callar! – Dijo molesto - ¡Y por cierto, estás castigado, mañana te quedas sin desayuno!

- ¿¡Ah!? ¿Por qué? – preguntó Kurama con un puchero.

- Por dos razones. Primera: Mañana es el examen especial de Kakashi-sensei y nos dijo que no desayunáramos. Segunda: Por tentarme, sabes que no me gusta que lo hagas. – Explicó el rubio – Ahora, vámonos a dormir, es tarde.

Dicho esto, Naruto volvió a su habitación, dando por terminada aquella conversación. Buscó algo que ponerse para dormir en los cajones de su cómoda, apagó las luces, y se tumbó sobre la cama. Le iba a costar dormirse, no podía evitar pensar en el olor de aquellas gotitas de sangre, ni de preguntarse a quien pertenecían.

Mientras tanto, aún sobre el tejado del apartamento del rubio, Kakashi intentaba asimilar lo visto unos minutos antes de que el chico cerrara la ventana.

El chico había notado su presencia por culpa de aquellas gotas de sangre que, seguramente, cayeron cuando tuvo aquella “pequeña” hemorragia nasal. No solo las había visto, si no que las había olfateado. ¿Podría ser que el chico tenga habilidades especiales? Era posible, pero le preocupaba más ese tipo que estaba con él. Ese tal Kurama, había estado incitando a su alumno de probar esas gotas, ¿qué clase de perturbado hace eso? Por suerte, parecía que el rubio tenía más juicio de lo que aparentaba y se negó a hacerlo.

De repente una frase del Tercero resonó en su mente “… puede que descubras algo que no te guste”.

-“No estoy seguro de que se trate de esto, pero lo averiguaré.” – se dijo el peliplata.

Bajó del tejado de un salto, volviendo a estar cerca de la ventana de la habitación del rubio, que ahora parecía dormir plácidamente. A Kakashi le pareció tierna aquella escena.

-Ahora, me muero de ganas por “jugar”, Naru-chan.- susurró con una sonrisa felina bajo la máscara, justo antes de salir del lugar saltando de tejado en tejado, camino de su casa.

Lo que no supo el peliplata es que, justo cuando se marchó, un inquieto y travieso querubín abrió los ojos de par en par y sonrió con un poco de malicia.

- Yo también, sensei.

Notas finales:

Pues hasta el próximo capi, que espero subir pronto y no tardar tanto en escribirlo XD

Espero sus reviews ;3


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