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Tentadora oscuridad por Namithia

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Notas del capitulo:

Holis!!

Pues por fin os traigo el segundo capítulo del fic, siento haber tardado más de lo que esperaba.

Espero que les guste, un saludo!! ;3

- Bien, vayamos a un lugar más tranquilo. La azotea estará bien. – dijo el mayor abriendo la puerta del aula para que los chicos pasaran primero.

Los jóvenes salieron de la sala en dirección a la azotea, seguidos por el peliplata que aprovechó su posición para examinar tranquilamente el físico de los tres menores.

“Aún son pequeños, pero están bien entrenados.” – Se decía mentalmente, hasta que se percató de que el rubio se mantenía algo alejado de los otros dos. Curioso, observó con detenimiento cada centímetro del joven. – “Una revoltosa cabellera rubia, piel ligeramente tostada, figura algo fina para ser un chico, un bonito trasero… ¿Eh?”.

Dejó de recorrer el cuerpo del menor con la vista, ya que notó que le observaba disimuladamente por el rabillo del ojo y parecía algo molesto. “Vaya, vaya, ¿te molesta que te mire el trasero?” – pensó el mayor mientras le dedicaba al rubio una sonrisa, aunque el chico no pudiera verla por estar oculta por la máscara.

Naruto desvió la mirada al frente algo alterado – “¡¿M-me estaba mirando el culo?! ¡Ni si quiera se ha molestado en disimular cuando lo he pillado haciéndolo!”. Aquel hombre no le había quitado el ojo de encima desde que salieron del aula, y le inquietaba saber qué tanto miraba. Ahora que lo había descubierto, ya se estaba arrepintiendo de ello, ahora no podría evitar pensar mal de su nuevo sensei. “Será mejor que piense en otra cosa.” – se dijo el rubio calmándose un poco.  

Acaban de llegar a la azotea, los chicos se acomodaron en unas escaleras de piedra que había y el mayor se sentó sobre la barandilla del borde de la azotea.

- Bien, chicos. Presentémonos. – dijo el peliplata con tranquilidad.

- ¿Presentarnos? – preguntó la chica.

- Sí. Ya sabéis, decid vuestro nombre, gustos, sueños… - explicó el jounin.

Esa era una buena oportunidad para conocer algo al mayor, así que se apresuró a alzar la mano para hablar, ya que quería saciar su curiosidad.

- ¡Oe! ¿Por qué no se presenta primero?

- ¿Eh? ¿Yo? – El peliplata se lo pensó un poco – ¡Está bien! Mi nombre, Hatake Kakashi. Lo que me gusta…no os lo voy a decir. Lo que no me gusta…tampoco os lo diré. Y mis sueños, pues…. ¡Nah!, eso tampoco os lo digo.- terminó con una expresión feliz.

-Pe-pero…si sólo nos ha dicho su nombre...-murmuró Sakura con una gotita en la sien.

“Hatake Kakashi…Kakashi…No suena nada mal, me gusta. No ha dicho nada más aparte de su nombre, parece que además de pervertido es reservado.” – Pensaba Naruto hasta que sus pensamientos fueron interrumpidos por la chillona voz de su compañera.

- ¡ME TOCA! ¡Me toca, me toca! – decía eufórica Sakura agitando los bazos de la emoción y sin parar de lanzar miraditas al Uchiha.

“Ya estamos de nuevo.” - Se dijo hastiado el rubio, odiaba cuando la chica se comportaba así, era repelentemente insoportable. “La que te espera con esta cosa como alumna.” – dijo mentalmente dando un rápido vistazo al peliplata.

- Vale, vale, empieza.

- Pues, yo soy Haruno Sakura…- empezó a contar la pelirosa.

Mientras tanto, Naruto empezó a desahogarse mentalmente ya que era la única forma de no acabar estrangulándola. A cada cosa que decía la chica, automáticamente se traducía en su cabeza en una parodia.

-..Soy alta, esbelta, guapa y adorable…-

-“Hola soy Sakura, y soy un mal bicho, plana como una tabla, fea a doler y con cuerpo de botijo.” – Decía mentalmente el rubio parodiando la voz de Sakura.

-Lo que me gusta…- continuó la chica dando una descarada mirada al azabache y poniéndose colorada -…mi-mis sueños son…pues….- terminó de decir, ya que estaba tan colorada como un farolillo de feria.

-“Lo que me gusta...el paquete de Sasuke, y  mi sueño es…zumbarme a Sasuke…muchas veces.” – se mofaba el rubio mentalmente.

-¡Oh, lo siento Sasuke-kun! ¡No puedo evitarlo! – dijo felizmente la pelirosa mientras se enganchaba del brazo del chico, el cual no le prestaba ninguna atención.

-“¡Por Kami! Creo que voy a vomitar arcoíris con tanto ‘amor’.” – Rogaba Naruto en su cabeza.

-Bien. – Dijo Kakashi - ¿Y lo que no te gusta?

- ¡Naruto! – Respondió Sakura sin siquiera pensarlo un segundo, lanzando una mirada de odio al rubio.

- Bruja... – dijo el rubio mirando a la nada, sin percatarse de que acababa de pensar en voz alta.

-¡¿QUÉ ME HAS LLAMADO, NARUTO?! – gritó muy ofendida y  lanzándose contra el rubio, haciendo que este se diera cuenta de lo que había hecho.

Pero Kakashi intervino, evitando que el rubio fuera golpeado por Sakura. Fue muy rápido, demasiado rápido, tanto que inquietó a Naruto, “¿realmente un ninja puede moverse tan rápido?” se preguntó. Algo desconcertado, empezó a estudiar la escena detenidamente.

El peliplata estaba allí en medio, entre él y Sakura, mientras sujetaba el brazo con el que la pelirosa pretendía golpearle. Sakura estaba sorprendida, no esperaba que alguien la detuviera y menos un sensei. Y él estaba semitumbado en la escalera, podía haber esquivado el golpe sin problemas, pero eso llamaría la atención y con el desliz que había cometido antes no podía permitírselo, así que tenía la clara intención de dejarse golpear. Pero no contaba con que el sensei corriera a defenderle, eso era algo nuevo en su vida, nadie le había defendido antes de los ataques de sus compañeros de clase.

- Sakura-chan, estamos aquí para conocernos no para matarnos. Además, has empezado tú. – comentó con tranquilidad y una sonrisa casi inapreciable mientras aún sujetaba el brazo de la chica.

-Se-sensei…- fue lo máximo que alcanzó a decir la chica, antes de relajarse y desistir en agredir al rubio.

Ante esto, el peliplata soltó a la chica y se giró para ver a Naruto. El chico estaba allí tirado, atónito, como un corderito que acaba de ver al lobo hambriento devorando una presa. Sin embargo, no había miedo en ese par de atrayentes ojos azules, sino una mezcla entre sorpresa e incredulidad. La curiosidad empezaba a florecer en la mente del mayor, ese chico era cada vez más interesante.

Dejando a un lado sus pensamientos, le dio otra sonrisa al chico, y volvió a la barandilla para sentarse de nuevo en ella.

- En fin, continuemos por donde lo habíamos dejado.- dijo mientras se sobaba un poco la cabeza algo cansado – Ahora tú, preséntate. Naruto, ¿no?

-¿Eh? S-sí. – logró decir el rubio, saliendo de sus pensamientos. “Venga Naruto, es hora de hacerte el idiota. Como si nada hubiera pasado.” Se decía para sí, mientras cogía aire, y se sentaba correctamente poniendo una gran y brillante sonrisa. – Yo soy Uzumaki Naruto y tengo 14 años. Lo que me gusta…- “Videojuegos, pelis de miedo, leer, cazar…mejor no digo nada de eso” – ¡Ramen! ¡Me encanta el ramen! ¡Y de todos los sabores! Lo que no me gusta…..- pensó un poco -…bueno, realmente no hay nada que no me guste. Y mi sueño es…- “Que no me vean como un monstruo…y para eso tengo que...” -… ¡convertirme en Hokage!

- Que bien, y ¿de veras no hay nada que no te guste? – preguntó Kakashi, mientras pensaba, “Al fin y al cabo, estaba molesto por que le miré el trasero”.

El mayor le había estado escuchando atentamente en todo momento, y ahora le miraba expectante por su respuesta. Naruto sabía perfectamente que aquella pregunta iba con segundas intenciones, no se había olvidado de lo ocurrido anteriormente en el pasillo de camino a la azotea y del ataque de Sakura.

Estaba claro que aquel hombre era imprevisible, y eso podría ser peligroso, podría poner patas arriba su mundo, y no estaba dispuesto a dejar que eso pasara. Sin embargo, su curiosidad por ver hasta donde era capaz de llegar el peliplata, era más fuerte que su prudencia, “Hagamos esto interesante. ¿Quieres jugar Kakashi-sensei? Está bien, jugaremos, pero con mis reglas.” Y con esa idea en mente, sin poder evitar sonreír de forma siniestra, miró desafiante al mayor. Sabía que iba a llamar demasiado la atención de los presentes, pero en ese momento no le importaba, ansiaba ver la reacción del sensei.

- ¿Realmente quiere saberlo, sensei? – preguntó el rubio.

Kakashi sintió la mirada del rubio como un puñetazo en el pecho. Sus sentidos ninja estaban en alerta. Ese cambio de actitud tan radical, esa sonrisa y la forma en que le estaba mirando su ahora pupilo, le llevaban a pensar que aquello era una amenaza. A pesar de eso, aquellas palabras sonaban más a advertencia. “Uzumaki Naruto, ¿qué es lo que ocultas tan celosamente?”.

- Solo es curiosidad. – respondió finalmente.

- La curiosidad mató al gato, ¿lo sabía sensei? – dijo el rubio sonriendo muy divertido, estaba disfrutando de aquello, aunque no lo pareciera había conseguido alterar al jounin. Podía oír como el pulso del mayor había aumentado un poco, era música para sus oídos.

Kakashi estaba asombrado, aunque no lo mostrara. “¿En qué momento, este corderito se ha convertido en un lobo feroz?”. Estaba claro que Naruto no tenía intención de contarle nada, estaba jugando con él. “Tendré que tener una charla con el Tercero, él debe de saber algo. Aunque antes, haré mis propias investigaciones.”

-¡Deja ya de molestar al sensei, dobe! – Regañó el Uchiha rompiendo aquella, a su parecer, estúpida conversación sin sentido. - ¡Tengo ganas de empezar el entrenamiento cuanto antes, esto es una pérdida de tiempo!

- ¡Sasuke-teme! – Se quejó el rubio con un fingido puchero, el azabache acababa de interrumpir el divertido juego entre él y el peliplata.

- ¡Ya, ya! – dijo el sensei para calmar a los dos chicos que se lanzaban miradas asesinas. – En cuanto al entrenamiento, no habrá.- continuó dejando sorprendidos a los chicos.

-¿Qué? ¿Por qué, sensei? – preguntó la pelirosa preocupada.

- Porque primero tenéis que pasar mi examen. Si no aprobáis, volveréis a la academia. – explico con tono serio. – La prueba será mañana a las 5 de la mañana, en el campo de entrenamiento. ¡Ah, se me olvidaba! Os recomiendo que no desayunéis, porque vais a vomitarlo todo y va a ser muy desagradable. – Terminó el jounin con una sonrisa. -¡Nos vemos!

Y dicho esto, Kakashi desapareció en una nube de humo ante los boquiabiertos alumnos.

- U-un examen. – Empezó a decir Sakura, aun asimilando toda la información recibida - ¡Esto es culpa tuya, Naruto!

- ¡¿Q-qué?! ¿Por qué es mi culpa?

- ¡Tú le has molestado con tus tonterías! ¡Lo has enfadado y nos ha castigado con un examen!- acusaba Sakura.

- Eres un idiota, no haces más que estorbar, dobe. – Le dijo Sasuke levantándose de las escaleras y dirigiéndose hacia la salida de la azotea – No sirves para ser un ninja. Haznos un favor y no aparezcas mañana, solo nos estorbarás. – dijo el azabache antes de irse.

- ¡Eso! ¡No aparezcas! – dijo Sakura haciendo una mueca de burla y saliendo de la azotea tras Sasuke.

Cuando creyó que había pasado el suficiente tiempo para que aquellos dos se hubieran marchado del edificio, Naruto se levantó de la escalera, se dirigió a la puerta de la salida, y con toda la rabia que había acumulado le dio un puñetazo, haciéndole un agujero enorme. Como si la puerta hubiera sido de papel.

- Los que no deberían aparecer mañana, sois vosotros, idiotas.- murmuro el rubio intentando calmarse tras descargar su rabia contra la puerta.

Mientras tanto, Kakashi iba de edificio en edificio, buscando el apartamento del rubio. Pensó que allí encontraría algo de información sobre el chico, y como estaría ocupado discutiendo con sus compañeros de equipo, tardaría un rato en volver.

Ya había dado con el hogar de Naruto, tranquilamente examinó la entrada y notó algo extraño. La puerta no estaba cerrada, pero no sentía la presencia de nadie dentro de la casa, por lo que el rubio debió dejarse la puerta abierta al salir esa mañana. “Qué descuidado.” Pensó Kakashi mientras entraba en el apartamento.

El lugar era algo pequeño, aunque ideal para una persona que vive sola, solo constaba de una cocina-comedor, una pequeña terraza, un dormitorio y un aseo. Decidió empezar por el dormitorio, donde pudo ver el desastre que había. La cama sin hacer, con parte de las sabanas por el suelo, el escritorio lleno de papeles y pergaminos de entrenamiento. En el suelo, a los pies de la cama pudo ver un pijama y unos…bóxers. El chico se había desnudado ahí mismo, “Vaya, parece que le gusta pasearse ‘libre’ por la casa.”

Seguidamente se dirigió al aseo, no había mucho que ver, un lavabo, una taza, un armarito y una ducha. Pero notó algo raro, había muchos jabones y champús, de diferentes olores, era raro que un chico tuviera semejante colección de botes en su baño. Pasó a examinar el interior del armarito, donde había toallas de varios tamaños, y en un estante superior un pequeño set de manicura (tijerillas, cortaúñas, limpia cutículas y lima), y productos de limpieza bucal, sobre todo hilo dental y pasta de dientes. “Se preocupa mucho por su higiene, puede que esté un poco obsesionado.”

Hasta ahora no había encontrado nada que pudiera serle útil, se dirigió a la terracilla, donde encontró un tendedero con algunas prendas muy limpias tendidas, una pila para lavar la ropa, y un cesto de ropa sucia. “Un chico que sabe lavar bien su ropa, parece que ha tenido que madurar a la fuerza para sobrevivir.”- pensó el peliplata mientras se disponía a echar un vistazo en el cesto.

Al abrir el cesto, algo llamó su atención, entre la ropa sucia, pudo ver una mancha rojiza. Tomó la prenda para examinarla, unos pantalones cortos azul celeste, con una gran mancha roja en la parte delantera que empezaba en el borde superior de la prenda y continuaba hasta la entrepierna y la zona interior de los muslos. “Esto es… ¿sangre?” se preguntó algo preocupado. Pero justo debajo de aquella prenda había, unos bóxers amarillos, una camiseta de manga corta blanca y una toalla, también con grandes manchas rojizas.

Kakashi temió que el chico estuviera herido, pero pronto descartó esa idea tras caer en la cuenta de que la ropa no tenía ni un rasguño, además no actuaba como si le doliera algo. “Sino está herido, ¿de dónde ha salido toda esta sangre?”

Decidido a seguir investigando, volvió a dejar la ropa donde estaba, y pasó a la cocina-comedor, donde había un fregadero, un fogón de gas, un frigorífico, algunos muebles de alacena y una mesa con un par de sillas. Justo a unos pasos un pequeño salón donde había un televisor, una mesa-camilla con algunos cojines, una videoconsola y algunos juegos, y una estantería con muchos libros y algunos comics. Ahí no había mucho que ver, por lo que se centró en la cocina-comedor, empezando por examinar el contenido del frigorífico.

Al abrirlo, tuvo que cerrarlo rápidamente para evitar vomitar. “Por Kami, ¿Qué tiene ahí dentro?” Cogió aire, y sin respirar volvió a abrir el frigorífico. Había varias manzanas ennegrecidas y podridas, algunas verduras también podridas, huevos con un color nauseabundo,  y una bandeja con lo que parecía ser carne. Tomó la bandeja para ver la fecha de caducidad, pero solo con ver el color verdoso de la carne ya le estaban dando arcadas, tuvo que dejarlo de nuevo en el frigorífico y cerrarlo.

Volviendo a respirar con normalidad, “¿Es que este chico no come? Solo con ese olor podría intoxicarse. Kami, casi se me da la vuelta el estómago. A ver que tiene en la alacena.” – se dijo antes de dirigirse a revisar el interior del mueble, lo único que había era ramen instantáneo. En vasos y paquetes. “No puede ser que sólo se esté alimentando de esto.”

Fue a revisar en la papelera, que encontró bajo el fregadero, había restos de vasos de ramen, y algunas servilletas y pañuelos con manchas rojas. “Aquí, también hay sangre.”

Revisó la encimera de la cocina, buscando algún resto de líquido rojo. Vio algunas gotas en el fregadero, otra gota justo en el borde de la encimera, se percató de que había otras cuantas gotas que formaban un camino que llevaba a la pequeña terraza. Volvió a examinar la terraza, tras el tendedero, estaba la barandilla de madera, que daba a uno de los bosques del interior de la villa. Examinó la barandilla, y allí encontró unas marcas rojas que recordaban a manos. “Es como si alguien se hubiera apoyado aquí con las manos ensangrentadas. Por el tamaño de las marcas, alguien pequeño.” Observó las manchas, las marcas de lo que parecían ser los dedos, estaban en el interior de la barandilla, lo que indicaba, que quien quiera que fuese, con las manos ensangrentadas, entró a la casa de Naruto por la terraza, y fue hasta a la cocina para limpiarse. Eso explicaría las servilletas y pañuelos de la papelera, y las gotas que encontró en el fregadero.

Kakashi estaba muy preocupado por el chico, entre el fácil acceso de la terraza y la puerta de la entrada mal cerrada, cualquiera podía entrar allí y hacer daño al chico. Seguramente, el rubio ni siquiera fuera consciente de que alguien ensangrentado entró en su casa…pero, aquello no explicaba lo de la ropa manchada. “A menos que….alguien le atacara. ¿Y cómo es que la ropa no estaba rasgada?” se preguntaba el peliplata, pero pronto tuvo una hipótesis a aquello. “¿Y si, su agresor le desnudó primero?” Una horrible imagen vino a su mente, no quería creer que algo así le había podido ocurrir a su alumno. “Se acabó la investigación. Voy a hablar con el Tercero de inmediato.”

Seguidamente, Kakashi desapareció en una nube de humo. Mientras, Naruto, aún molesto, se encaminaba a su apartamento ajeno a lo que su sensei había descubierto.

Notas finales:

¿Qué les ha parecido? Espero que no se haya hecho pesado, he intentado darle un toquecito de humor pero sin salirme de la linea de misterio que tiene la historia ;3

Espero que hayan disfrutado con el segundo capi, y si ven alguna falta o alguna palabra no se entiende, diganmelo, soy española y aunque intento escribir en un castellano neutro me es inevitable usar ciertas expresiones made in Spain XD

 

PD: Sí, me he saltado la presentación de Sasuke. A sido a drede, me cae mal, muy mal, por si no se ha notado en la historia, lo aclaro aqui XD

 

Saludos!!


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