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Cuando Yongguk llegó al dormitorio, lo primero que vio fue a Daehyun relajándose en el sofá mientras comía algo. Suspiró, intentando pensar en una buena forma de soltar el tema sin ofender a su amigo, ya que Daehyun a veces se tomaba las cosas muy a pecho. (Durante estos años había aprendido que el muchacho era algo sensible, quizás demasiado para su completo agrado.)

“Hola, Daehyunnie”, le saludó finalmente para llamar su atención, caminando hacia el sofá. El aludido ni levantó la mirada del televisor para soltar un simple saludo de vuelta.

Yongguk se sentó al otro extremo del sofá, lejos de Daehyun, esperando con paciencia a que su programa acabara a pesar de que tenía algunos trabajos pendientes y no le haría daño a nadie comenzarlos lo más pronto posible. Los había aplazado porque cada vez que intentaba concentrarse su mente se iba a otros lados, como preguntarse qué estaría haciendo Daehyun en la habitación de al lado, pero tal pensamiento le hacía sentirse sucio, así que tenía que levantarse y tomar aire.

Daehyun era menor que él, y llevaban viviendo juntos un par de años ya (desde que Daehyun entró a la universidad), y Yongguk de verdad lo veía como a un hermanito (era un sentimiento muy similar a lo que su hermano real, Junhong, le provocaba), así que sus intenciones eran solemnes. Podía jurarlo.

(Solo tenía que repetir eso último mil veces más para no sentirse culpable de meter a Daehyun en algo que él no había solicitado.)

El programa que Daehyun estaba mirando finalizó anunciándose con una música ligera y créditos. Yongguk vio a su amigo estirarse un poco para luego ponerse de pie. Pero antes que pudiera dar un solo paso, Yongguk actuó:

“Espera, Daehyun”, le llamó. El menor se quedó quieto y le miró con curiosidad. “Este… ¿qué vas a hacer ahora?”, preguntó.

El muchacho le sonrió suavemente.

“No estoy seguro de que quieras saberlo”, comentó sin borrar su sonrisa un solo momento, “ya hablamos de esto”, afirmó.

Yongguk se golpeó mentalmente. En el futuro tendría que tener más cuidado en lo que preguntaba, porque ahora Daehyun no sentía la necesidad de mentirle y le diría de inmediato lo que realmente iba a hacer a su habitación si es que la situación se daba.

Yongguk rió, intentando aparentar que no le importaba.

“Si, es que sabes, hoy hablé con Himchan”, comentó él, con un tono que le dio a entender a Daehyun que quería contarle de algo, por lo que el mismo se sentó y le escuchó con paciencia. “Me contó sobre algo que te podría interesar”, soltó.

Daehyun parpadeó confundido.

“¿Qué me pueda interesar?”, inquirió, “¿cómo así? ¿Qué dijo?”

Yongguk suspiró. No estaba acostumbrado a mentir, pero si se concentraba lo suficiente no tartamudearía ni transpiraría por hacerlo.

“Él me habló sobre un amigo. Un chico que hace poco terminó con su novio y que quiere olvidarlo conociendo gente nueva, y, bueno, yo le dije que estabas soltero”, dijo, y luego se quedó callado, esperando la reacción de Daehyun.

Para su gran sorpresa, las mejillas de Daehyun se tornaron completamente rojas. Yongguk hubiera reído si no fuera porque había dicho una mentira y reírse le haría sentirse doblemente culpable (por haber mentido y por burlarse de su amigo).

“Hablas de… ¿Qué quieres que salga con un muchacho que no conozco?”, preguntó, incrédulo, con el color rojo de sus mejillas brillando furiosamente.

Yongguk asintió con una pequeña sonrisa.

Daehyun chasqueó la lengua.

“No creo que sea buena idea”, estableció mirando hacia otro lado.

Yongguk abrió los ojos casi asustado.

“¿Por qué no?”, preguntó el mayor.

“Porque, bueno, hace años que no tengo una cita: no quiero arruinarlo”, explicó, avergonzado, “lo más seguro es que el chico quiera pasarla bien y yo no soy–, no soy divertido en absoluto.”

Al decir esas palabras, Yongguk volvió a reconsiderar la idea. Tal vez Himchan no estuvo equivocado al sugerir eso (a pesar de que su propia idea de llevarlo a un psicólogo funcionaría, de igual forma), porque ahora Yongguk sospechaba que el pequeño problema de Daehyun se debía a una falta de confianza en cuanto a tener relaciones; Yongguk sabía que Daehyun había tenido una novia en toda su vida, y que había sido ella quien rompió la relación. Daehyun nunca entró en detalle de qué le había dicho precisamente, pero Daehyun sí le había dicho que desde entonces que no salía con nadie.

¿Debería tratar de hablar con él al respecto? ¿Debería seguir con el plan, arriesgando que su amigo sea rechazado y, de esa forma, su confianza bajara aún más?

“¿Es lindo?”

Yongguk pestañeó.

“¿Disculpa?”, preguntó el mayor.

El rostro de Daehyun ya había vuelto a su color normal, y ahora una sonrisa torcida estaba en sus labios.

“¿Es lindo? El amigo de Himchan, digo”, inquirió.

Yongguk frunció un poco el ceño: no estaba entendiendo a Daehyun.

“Lo es”, contó, recordando las palabras de Himchan “y no busca nada serio”, aseguró.

Daehyun pareció pensarlo.

“De acuerdo, lo haré”, aceptó Daehyun.

Yongguk tardó en reaccionar.

“¿De verdad?”, inquirió.

“Si, de acuerdo, pero tómalo como un favor hacia ti, yo prefiero quedarme en casa a salir en citas, si sabes a lo que hablo”, dijo Daehyun riéndose, dando un golpe de puño cerrado al hombro de Yongguk, quien fingió una risa y se sobó el brazo.

“Entonces, le diré a Himchan”, soltó.

Daehyun asintió.

“¿Eso es todo?”, preguntó luego.

Fue el turno de Yongguk de asentir.

“Entonces me iré a mi habitación, nos vemos”, dijo, poniéndose de pie y caminar con una sonrisa hacia su habitación.

“Era obvio que aceptaría”, dijo Himchan, al día siguiente, con una sonrisa suficiente.

Yongguk gruñó. Ahí estaba de nuevo con esa actitud de sabelotodo.

“¿Tú hiciste tu parte?”, le preguntó, cruzándose de brazos y una mirada inquisitiva.

El muchacho en frente suyo puso los ojos en blanco.

“Por supuesto. Youngjae ya aceptó, de hecho está emocionado, así que más vale que tu amigo no lo arruine”, advirtió.

Yongguk se quedó en silencio un momento.

“Seguramente Daehyun va a estar nervioso”, le dijo, “no puedo asegurarte que no va a ser incómodo.”

El otro suspiró.

“Bueno, no sirve de nada preocuparse”, soltó. “¿Qué tarde tiene libre?”

“Jueves”, dijo Yongguk.

Himchan tomó su teléfono y presionó la pantalla un par de veces.

“¿A las 7?”, inquirió.

“¿Tan tarde?”

Himchan bufó.

“Así nunca conseguirás que tu chico se acueste con alguien real, Yongguk”, soltó en tono irritado.

“De acuerdo, a las 7 está bien.”

“Creo que un bar-restaurante sería buena idea, es casual y a la vez cómodo para una cita a ciegas, pueden comer, bailar, y beber si quieren. Es perfecto”, explicó con una sonrisa.

“Más vale que resulte”, soltó Yongguk, esperanzado.

Himchan rió un poco.

“Va a resultar, ya verás, ya he hablado con Youngjae, de todas formas”, afirmó.

Yongguk quedó mirando a Himchan, debatiéndose entre preguntarle o no, qué le había dicho específicamente a su amigo. Pero finalmente decidió, como muchas veces, que era preferible no saber qué pasaba por la mente de Himchan. 

Notas finales:

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gawd, siento como me vuelvo vieja en el tiempo que no actualizo. Tenía este capitulo escrito al 95%(?) y me acordé recién y lo terminé. Hoy es feriado en mi país así que tengo un día para avanzar con las cosas no-escolares, así que seguiré escribiendo para subir el 3er capitulo lo más pronto posible ;; 

espero les guste como va hilada la historia, realmente no tengo un borrador concreto de cómo va a quedar, solo ideas sueltas, así que si quieren pueden darme ideitas aunque sean detalles, huehue. nos vemos<33


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