Doy vueltas en la cama ya es de mañana y prácticamente no he podido conciliar el sueño de manera profunda siento que algo me molesta en lo profundo de mi ser, aun puedo percibir sutilmente la presencia de ese alguien con quien muchas veces había recibido el amanecer en esta desordenada cama, suspiro porque no puedo deprimirme por una tontería así, es un nuevo día y hay mucho trabajo pendiente que hacer, sin embargo no puedo evitar el extrañarlo, como se retorcía cuando lo golpeaba, por las tonterías con las que discutíamos.
-Pero que tonterías estoy pensando…- Digo para mí mismo sacudiendo la cabeza con clara frustración por tan idiotas pensamientos, me alisto y es mejor ir a trabajar en lugar de perder el tiempo en banales sentimientos.
-Buenos días Hoozuki-kun- Le escucho saludar a mi molesto jefe que en su estrado está por empezar su trabajo del día.
-Puedes tomarte la mañana si deseas…- Me dice con una sonrisa yo solo chasqueo mi lengua e ignoro su opción, para que quiere que no trabaje es lo único que me mantiene cuerdo y evita que mi mente tenga absurdos pensamientos.
-Estoy bien… comencemos con lo que tenemos hoy- Le advertí seriamente a mi jefe que me miraba con tristeza como si quisiera decirme algo, pero luego solo asintió su cabeza y comenzamos a trabajar, unos minutos pasaron y escuché las felicitaciones de los otros esbirros, con fingida amabilidad les agradecí miraba atento mi celular, como esperando la llamada de alguien para reclamarme por la locura que estaba cometiendo.
-¡Hoozuki-san… Felicitaciones!- Decía emocionado Shiro que corriendo se me acercaba también se lo agradeci al parecer a todos les alegraba la buena noticia de mi compromiso matrimonial, y ¿Por qué a mí no me emocionaba? Pensativo en eso me quedé…
-Hoozuki-san… ¿Está pensando en Hakutaku-san?- cuestionaba el perro con inocencia y sinceridad, la rabia me invadió, y el pobre animal lo notó y salió corriendo, porque no solo yo escuché esa interrogante a mi alrededor todos lo escuchaban, el supuesto secreto de nuestro idílico romance era un secreto a voces dentro del infierno.
-Con permiso- Murmuré malhumorado alejándome de mi lugar de trabajo, necesitaba respirar porque sentía que mi pecho se oprimía estaba cometiendo un terrible error por mi despecho, desesperación y soledad, me refugió ahora donde me siento aliviado, mi hermoso y colorido jardín de peces dorados, que parecen entender mi situación porque callados solo me miran. No comprendo porque me siento de esta manera, pero de algo estoy seguro no puedo retractarme, aun cuando su recuerdo me atormenta…
Flashback
-Hoozuki… mi amor…- Le escuchaba llamarme con ese tono burlón característico de ese chino idiota mientras con su sonrisa se va acercando.
-¿Qué quieres idiota?- le digo con indiferencia mientras veo como su sonrisa burlona se transforma en un puchero,
-Eres tan infantil con tus pucheros- Habló mientras le haló con fuerza los labios agrandando ese pico que había formado con su boca, él se queja pero yo lo ignoro sigo halando, como me gusta ver sus gestos de dolor, de alguna manera me excita, aunque suene raro. Cuando comienza a lloriquear decido soltarlo, para calmar su dolor lo beso apasionadamente el me abraza por la cintura y corresponde ese beso con ansiedad, notamos que estamos en el jardín y cualquiera pudiera vernos,
-Te traje el almuerzo…- Dice jadeante cuando nos separamos y sentándonos en las escaleras nos disponemos a comer, de alguna forma se siente bien el ser consentido de esa manera, era como tener una hermosa, divertida, abnegada y sensual esposa, como siempre había deseado, claro que eso jamás se lo diría porque si no era como escucharlo por la eternidad jactarse de mis palabras.
-Esto es delicioso- Le digo mientras como con agrado su comida, debía ser sincero y en verdad esos alimentos estaban por más deliciosos, el me sonríe sonrojado, yo sabía que lo hacía a propósito el cocinar tan perfectamente para que yo lo halagara, él toma mi mano con fuerza y me lo agradece mirándome fijamente sin esa mirada desafiante o burlona, es una mirada tierna y enamorada, al verlo lo que masticaba se fue a mi garganta provocando que me ahogara un poco.
-Idiota… no hagas esas caras…- le grito cuando termino de pasar la comida y puedo respirar de nuevo, el sonríe divertido al ver mi reacción, el sin duda sabe mis sentimientos por el aun cuando no se los diga o a veces no se los demuestro.
-prueba esto, pasé toda la mañana preparándolo- Me dice con una pequeña sonrisa con los palillos toma un trozo de carne, abro la boca para probarlo el sonrojado me lo da y yo desviando la mirada comienzo a mascar.
-¡Qué lindo es el amor!- Exclamaba una voz femenina con emoción desde la parte alta de la escalera, ambos la miramos y desviamos las miradas, era vergonzoso que alguien nos descubra en un momento así de romántico, porque no nos sorprenden cuando lo estoy golpeando, no quiero que descubran que tras mi frialdad hay un corazón enamorado, ansioso de recibir y dar amor, que puedo mostrarme cariñoso por un minuto al día.
-Koh-chan… buenas tardes…- Decía mi sonriente amante aún tenía esa manía de mostrarse amable con las mujeres, ella le saludó pero de inmediato se fue como prediciendo que su presencia no era de mucho de mi agrado por el momento.
-No tienes que ponerte celoso… tu eres todo para mi…- Aclaraba con una sonrisa ese chino de mirada traviesa ese que sacudía mi mundo, mi ser entero, ambos unimos nuestros labios en un pequeño beso.
Fin del Flashback
Eran uno de los muchos recuerdos que formamos juntos, y por eso no entendía el por qué ese idiota decidió alejarse de mí, ¿a qué le temía?, él me amaba que le obligó a dejarme, muchas veces sentí la necesidad de encararle por una respuesta pero mi orgullo se sobreponía a mis sentimientos de amor, he esperado por meses que me llame para aclarar el asunto pero simplemente el no parece querer hablar, por eso mi furia y despecho ciego me obligó a hacer algo que no quería, esa mujer que ha brindado su amor con sinceridad y de forma incondicional hemos decidido tomar un paso más serio, y eso es el matrimonio.
Aun cuando no la amo no quiero estar solo, o lo hago para que ese idiota reaccione, se acerque, me ruegue que lo perdone. Me imagino que a estas horas ya debe haberse enterado, cuando veo una figura se me acerca.
-Hoozuki-sama…- Me llama Momotaro acercándose a mí con algo de ansiedad,
-¿Qué sucede?- Cuestiono con curiosidad era raro que me visitara,
-Es Hakutaku-san… el no despierta…- Decía con algo de angustia, yo lo miré dudoso acaso pensaba que con esa estúpida táctica iba a caer, cuando me entregó una carta con mucha tristeza, con mi mano temblorosa la tomé y me prestaba a leer.