Cuando lo miré, tenía los ojos cerrados pero seguía acariciando mi espalda, por lo que supuse que aún seguía despierto. Me tomé unos minutos pensando, por dónde empezar y él esperó sin decir una palabra. Suspiré y comencé:
-Durante el tercer mes… -luego de que él se fuera/se lo llevaran lejos. Abrió los ojos cuando hice una pausa, y me miró atentamente. –tuve pequeñas pérdidas, por lo cual tuve que estar en reposo absoluto hasta el quinto mes. Fue cuando me dijeron que era niño, luego de unos cuantos controles, todo fue bien hasta que entré al octavo mes que empecé con contracciones y tuvieron que hacerme una cesárea de urgencia. –Frunció levemente el ceño –Cuando nació era muy chiquito y lo tuvieron en observación durante dos semanas, había nacido un mes antes de la fecha programada y debía estar en una incubadora. Por suerte se había desarrollado perfectamente y sin ningún problema. Cuando nació solo pude verlo por unos minutos, luego se lo llevaron y no lo vi hasta tres día después, cuando a mí me dieron el alta. No dormía pensando en él, en lo afortunado que era y soy, de tenerlo. Es maravilloso… -acarició mi mejilla y me miraba con una pequeña sonrisa en su rostro. –Cuando le dieron el alta a él y pude traerlo conmigo a casa, no me apartaba de él ni un segundo. No podía… -agaché la mirada y susurré:-tenía miedo de que alguien quisiera quitármelo… -sentí su pecho hincharse y cómo un tembloroso suspiro salió de sus labios. Me estrechó más en sus brazos y presionó sus labios en mi frente, dejándolos allí por un instante.
-No sabes lo que daría por haber podido estar en todos esos momentos contigo. –susurró. Lo miré a los ojos y alcé mi mano para acariciarle la mejilla.
-Lo sé. –lo corregí. Sabía lo mucho que estaba sufriendo por no haber podido presenciar todos esos momentos. Podía verlo en sus ojos.
-Kyung… es tan hermoso nuestro bebé! –sonreí ampliamente imitando su sonrisa y por su tono emocionado. -¿Tienes fotografías de cuando era más peque?
-¡Muchísimas!
-¿Me las enseñas?
-Claro. –me senté en la cama y encendí la lámpara de noche, me puse de pie y tomé la computadora portátil de mi pequeño escritorio. De vuelta a la cama, la encendí y me senté apoyado en el respaldo de la cama y SeHun hizo lo mismo.
-¿Cuándo comenzaste a trabajar en el restaurant? –preguntó mientras estiraba las sábanas para taparme con ellas.
-Hace, casi siete meses. –asintió y apoyó su cabeza en mi hombro.
Nos pasamos una hora viendo las fotografías de MyungSoo, desde su nacimiento hasta ahora. Fotos su primer día de vida, su primera sonrisa, su primer baño, cuando le salió su primer dientito. Fotos en el parque, comiendo, jugando, riendo, llorando. Manteniéndose de pie por sí solo. Haciendo caras chistosas, pucheros. Con su peluche, Pororó (en la mayoría de las fotos) y de su primer fiesta de cumpleaños.
Ambos reímos, sonreímos y suspiramos con cada fotografía. SeHun cada cinco minutos hizo un comentario sobre lo hermoso que es nuestro hijo y yo no puedo evitar sentir una inmensa felicidad al oírlo hablar, de lo maravillado que está con mi pequeño.
-Kyung… -susurró, una vez que cerré la computadora.
-¿Qué? –pregunté apoyando mi mejilla sobre su pelo.
-¿Puedo dormir aquí, contigo?
-Sí. –respondí sin dudar.
-¿Puedes traer a Myunggie a dormir con nosotros?
-Voy a buscarlo. –dije apartándome para poder levantarme, pero su mano me detuvo.
-Espera… -me atrajo hacia su cuerpo y presionó sus labios sobre los míos. Movió sus labios suavemente y yo acompasé su ritmo. Junté nuestras frentes y observé su rostro, aún tenía los ojos cerrados, besé la comisura de sus labios y fui a buscar a MyungSoo.
Cuando entré al cuarto de mi madre, ella estaba sentada leyendo un libro y mi pequeño durmiendo todo despatarrado, a su lado.
-Kyung, ¿sucede algo? –preguntó quitándose los lentes.
-No. Vine por MyungSoo. –me sonrió y dejó el libro a un lado. –SeHun se queda a dormir.
-Está bien. Cárgalo con cuidado, luego no se dormirá más si se despierta ahora. –lo cargué y él se aferró a mi cuello en cuanto lo sostuve.
-Que descanses, mamá. –se levantó para abrirme la puerta.
-Que descansen, cariño.
Entré a mi cuarto y SeHun estaba viendo la foto del pequeño portarretrato que había sobre la mesita de luz. Acosté a MyungSoo a su lado, en medio de la cama y yo me acosté a su lado.
-Aquí había otra fotografía. –murmuró dejando el portarretratos en su lugar.
-Nop. El portarretratos es parecido! – frunció el ceño y miró a mi pequeño dormido a su lado. Le pasó la mano por el pelo y sonrió. –Está guardado el otro. –me miró y luego volvió su mirada a MyungSoo.
-Es hermoso. –susurró. –Igual a ti. –aparté la mirada y me puse de costado, nos tapé a los tres con las frazadas. –Creo que no podré dormir. –dijo en voz baja mirando al pequeño dormido entre los dos.
-¿Velarás su sueño? –susurré. Me miró y alargó la mano para acariciar mi mejilla.
-Y el tuyo. –sonreí y pasó su pulgar por mi labio inferior. –Si estuviéramos solos… -susurró sin terminar la frase. Reí bajito y aparté su mano.
-Tú quisiste que lo traiga. –cerró los ojos y suspiró.
-Lo sé. Y me encanta que esté aquí, de verdad. Solo estaba pensando en voz alta. –sonrió de lado, haciéndome sentir un fuerte cosquilleo en el estómago. –Duerme. –MyungSoo se removió y una de sus manitos aterrizó sobre la cara de SeHun, quien sonrió y la agarró llevándosela a los labios para besarla.
~*~
KyungSoo despertó en la madrugada, sintiendo mucho calor, abrió los ojos e intentó moverse pero un peso sobre su cuerpo se lo impidió. MyungSoo estaba del otro lado de la cama del que lo había dejado dormido, con su cabecita apoyada en su pecho y SeHun estaba a su derecha en la misma posición que el pequeño, pero con medio cuerpo sobre el de KyungSoo. Suspiró y movió su brazo derecho para despertar a SeHun, quien solo se removió un poco y gruñó abrazándose a su cintura y agarrando la manito de MyungSoo que estaba sobre el pecho de KyungSoo.
-SeHun… -susurró. –solo muévete un poquito.
-No. –murmuró adormilado. –Kyung…
-SeHun…
-Te amo, Kyung… -susurró.
-Yo también, SeHun. Pero, necesito que… -lo empujó un poquito para sacar su brazo de debajo del cuerpo del menor, quien se quejó nuevamente mientras se movía.
-Te amo, Myunggie. –KyungSoo sonrió al oírlo hablar dormido. Con su mano libre, le acarició el pelo y al poco tiempo él volvió a quedarse dormido.
Por SeHun:
-KyungSoo… -sentí una suave caricia en la mejilla y sonreí. Agarré la mano que me estaba acariciando y abrí los ojos. – ¿KyungSoo? –unos enormes y brillantes ojos me miraban atentos y curiosos. – ¡Hola!
-Tiene esa manía de acariciarte el rostro o el pelo, para que te despiertes. –miré hacia la puerta del cuarto y KyungSoo estaba allí de pie. Se acercó y se sentó al lado de MyungSoo, quién al verlo, prácticamente, se le tiró encima. –Hola mi bebé! ¿Durmieron bien? –preguntó sentándolo en su regazo.
-Sí. –bostecé y me estiré un poco. –¿Hace mucho despertaste?
-No, solo hace media hora. –me miró entrecerrando los ojos y supe que iba a reñirme por algo que hice, seguramente dormido. –aunque mucho no pude dormir anoche. Ciertas personitas me utilizaron como colchón. –MyungSoo tomó las manos de Kyung y se cubrió la carita con ellas. Yo sonreí y suspiré, creí que había hecho algo indebido mientras dormía. –SeHun, ¿Desde cuándo hablas dormido?
-Yo no hablo dormido. –respondí frunciendo el ceño.
-Sí, anoche lo hiciste. –lo miré de reojo.
-Y… y ¿q-qué dije? –se encogió de hombros y se puso de pie con MyungSoo en brazos.
-Nada. Levántate, vamos a desayunar. -Caminó hasta el armario y sacó ropa pequeña.
-¿Esa es tu ropa? –bromeé. Se volteó lentamente y me miró con una pequeña sonrisa.
-Alguien está de buen humor esta mañana. –dejó a MyungSoo sobre la cama y me tendió la ropa. -¿Quieres cambiarlo?
-Yo… yo no sé cambiar niños… -murmuré.
-Yo tampoco sabía, hasta que tuve uno. –me sonrió y miré al pequeño que jugaba con una de las prendas de ropa. Al ver que yo no hacía ningún movimiento, suspiró y comenzó él a quitarle la ropa. –De acuerdo. Entonces, mira y aprende. No es tan complicado.
-¿Aún usa pañales? –pregunté, viendo cómo se lo quitaba.
-Sí, apenas tiene un año. Aún no sabe pedir para ir al baño. –asentí y observé atentamente cada movimiento que hacía, volviendo a vestirlo. El pequeño estaba de lo más tranquilo dejándose hacer. –Listo! –sonreí ampliamente cuando MyungSoo comenzó a aplaudir con sus pequeñas manitos. -¡Muy bien! ¿Tiene hambre mi pequeño? –debo admitir que KyungSoo es maravilloso en todo.
Estoy inmensamente fascinado, por todo lo que ha logrado en este tiempo.
Me preguntó cómo hubiera sido mi vida con ellos dos, si no me hubieran mandado al otro lado del mundo. Seguramente maravillosa e increíble. Como ahora, quitando el hecho de que haya personas que se oponen a que esté con la persona que amo. Este momento es único, incomparable. No hay imagen más maravillosa que la que tengo en frente, es la luz que iluminó mi vida, la pieza que me hacía falta.
Su sonrisa en la más hermosa que jamás haya visto, después de la de KyungSoo.
Salgo de mi ensoñación cuando siento su pequeña manito tomar la mía, juega con ella a esconderse de mí y cuando sale de su escondite me mira y sonríe, mi corazón se llena de alegría al verlo. Es cálida y agradable la sensación que tengo ahora mismo.
<3
-KyungSoo, llegó un sobre para ti. –la madre le entrega el sobre y KyungSoo lo mira con el ceño fruncido al ver el nombre del remitente.
Para: Do KyungSoo.
De: ANÓNIMO.