En casa, Ryou aventó su maletín y su sudadera de la escuela en el sofá y llevó cargando al gatito a su habitación para buscar un cascabel para colocárselo, Akefia tenía varias gotitas en la cabeza y miró con duda hacia la habitación del albino menor. Se rascó la cabeza y se fue a sentar al sofá, pensó después en alguna explicación para que Bakura no corriera al gatito y no se molestara con Ryou. El sonido de un pequeño cascabel inquietó a Akefia, llamando su atención. Ryou cargó al gatito y lo llevó directamente hasta donde estaba Akefia, se sentó a un lado de él y le sonrió. Akefia ladeo un poco los labios y mientras Ryou acariciaba al gatito Akefia temía la hora en la que Bakura llegase a casa.
Bakura había ido de compras al centro comercial, para preparar una comida bastante bien servida; afuera del departamento se escucharon pasos pesados, Akefia le latía muy fuerte el corazón y cada vez se ponía más nervioso, Ryou lo notó y tomó una de sus manos para calmarlo. La puerta se abrió dejando entrar al albino mayor.-Estoy en casa- El gato del susto saltó hacia donde estaba Bakura. Y lo arañó unas cuantas veces haciendo que Bakura se irritara y dejara caer las compras al suelo, se derramó el jugo de arándano y pisó el pastelito de chocolate para el postre. Agarró al gato por detrás y con varias venitas en la cabeza y todo despeinado se quejó. Ryou y Akefia vieron incómodos a Bakura y mutuamente se dan pequeñas miradas de tensión. Akefia se serenó y se acercó a Bakura que estaba furioso, el gato se lamía su patita como si no hubiese hecho nada malo y de él salía resplandor de dulzura e inocencia.
-¿me puedes decir qué hace este animal aquí Akefia?- Le entregó el gato a Akefia y en seguida se acurrucó en el brazo del moreno.
-Bueno pues Ryou y yo hemos decidido adoptar a este pequeño desamparado.-Bakura volteó hacia Ryou, pero él no tenía en donde esconderse, miró para todas las direcciones posibles pero quedó siempre en el mismo lugar.
-Ryou, ¡explícame! ¿qué es esto?-Bakura señaló el brazo de Akefia en donde estaba el gatito.
-Es un gatito, estaba abandonado y no quise dejarlo solo…- Agachó un poco la mirada pero en seguida exclamó con entusiasmo- ¡se llama Diamante!- sonríe dulcemente pero aún n convencía a Bakura.
-No lo quiero aquí, ¡se tiene que ir ahora!, hasta nunca Diamante- Ryou, serio, después de escuchar a Bakura caminó hacia Akefia y tomó a Diamante y miró de nuevo a Bakura.
-No- Ryou en tono de capricho estruja suavemente al gatito- él se quedará con nosotros. Se lo prometí.
-¿qué?, cómo le vas a prometer a este animal que se quedaría con nosotros. Esta no es tu casa, no me gustan los animales y no pienso cuidar a este gato.
-Se… se llama Diamante, Bakura- Akefia interviene y con gotitas en la cabeza intenta no temblar tanto.
-Como se llame, no lo quiero en la casa… o se va él o…-Bakura señaló a la puerta de la entrada y Ryou con ojos brillosos protegía a Diamante y este se acurrucaba en sus brazos.
-O ¿qué?- Ryou desvió su mirada mientras que Bakura hizo un gesto de frustración al no poder convencer a Ryou. Media hora después Ryou estaba jugando con las patitas del gato en la sala de estar y Bakura en la mesa se golpeaba suavemente la frente y Akefia lo apapachaba. Bakura tenía lágrimas de derrota y el gesto ido. El esplendor y la belleza del albino menor les daba un gran espectáculo. Su sonrisa y la misma felicidad que derramaba por el departamento hacía más ameno el tiempo para él y para Akefia.
A la mañana siguiente Ryou se despidió de Diamante para asistir a la escuela y había salido veinticinco minutos antes de que empezaran las clases para encontrarse con sus amigos. Luego Akefia salió por un pequeño viaje que haría a otra ciudad cercana y revisar unos contratos que se firmarán y le pidió a Bakura que se ocupara de relajarse solamente ese día ya que la impresión de la tarde del día de ayer lo dejó muy frustrado y agotado. Se quedó solo con el gato y pensó en muchas posibilidades para deshacerse del gato. En su imaginación visualizó que sacaría al gato de una patada, o que lo dejaría tirado en un basurero o lo regalaría a cualquier otra persona. Riendo macabramente lo distrae un particular sonido viniendo de abajo, justamente entre sus pies. Diamante ronroneaba e impregnaba su olor en la pijama de Bakura, con coraje aprieta el puño y se agacha para cargar al gato, unos cuantos minutos se quedó estático, y con melancolía, acarició a Diamante, luego se alzó y fue el último en salir de casa. Con ropa deportiva y una sudadera casual, Bakura salió a trotar para distraerse, lo que no funcionó porque en todos lados veía el rostro de Ryou y recordaba a cada segundo el berrinche sobre el gato, sin que se diera cuenta, habían pasado dos horas y media, en cuanto vio el reloj fue a la tienda de mascotas y compró varios artículos para Diamante. Y de ahí fue por una soda para refrescarse un poco, pasó por el parque y encontró una banca muy cómoda y se sentó ahí unos minutos. Lo que Bakura no sabía es que pr esa parte del parque estaba muy cerca la escuela a la que asistía Ryou. Poco a poco se fue quedando dormido. Como si fuese en un abrir y cerrar de ojos, el pestañeo de Bakura procuró aclarar su vista y ahí frente a él una pequeña sonrisa lo asustó.
-¿¿Ba-Ku-Ra??- Ryou picoteo la mejilla de Bakura y de un salto, gritó.
-¿Qué ocurre? ¿qué! Óyeme tú, ¿no debes estar en clases?- alzó una ceja y tembló unos segundos.
-¿eh?, ah sí, pero ya he salido, ya es tarde. ¿qué haces aquí? Oye, eso que traes en las bolsas, ¿son para Diamante?- Ryou revisó cada una de las bolsas y sonreía mucho. A Bakura le salieron varias gotitas de la cabeza, porque quería sorprender a Ryou con esas cosas para Diamante.
-Eamm, no, digo sí.., pero yo.. yo..-Bakura se agitó y se levantó de la banca. Ryou tomó unas cuantas bolsas y luego tomó de la mano a Bakura. El albino mayor seguía dudando.
-muchas gracias, de seguro le gustará todo esto- Jaloneó unas cuantas calles a Bakura hasta que ya por fin le seguía normal el paso.-¿y por qué se te dio ahora por comprarle estas cosas a Diamante?- Bakura no contestó y su seriedad regresó a su rostro. Ahora Ryou se había puesto nervioso. Bakura apresuró el paso y Ryou casi no podía alcanzarlo. Llegaron al departamento y Ryou en seguida mandó llamar a Diamante, dejó su maletín en la habitación y en cuanto Diamante sintió que Ryou estaba en casa salió de su escondite y elegantemente caminó hasta donde Ryou se encontraba. Se pegó al albino menor y ronroneó en su pierna para que él le diera de comer. Ryou rio un poco y lo cargó para llevarlo a la cocina y en cuanto el gato vio a Bakura se erizó e inquietó al mayor quien le aventó la bolsa donde estaban sus croquetas y sus pescaditos y furioso se va a sentar a la sala y enciende el televisor.
-a la próxima ese gato duerme a fuera y no me importa, ¡ya dije Ryou!- Bakura se acomodó en la sala y veía los deportes, específicamente el tenis, una competencia entre Francia y Suiza, Ryou se quedó un momento en su habitación mientras Diamante comía y él terminaba los deberes escolares. Cuando finalizó, cargó a Diamante y salió sigilosamente de la habitación. Bakura veía una película de horror sobre actos paranormales. Estaba tan concentrado en la película que en cuanto Ryou se paró a su lado y le dirigió la palabra, brincó del susto y se tocó el pecho.
-¡qué haces tonto! ¿No ves que estoy viendo mi película?- Bakura señaló con el control y le sube un poco más el volumen.
-Etto, sí pero amm yo quería que dejaras eso y viéramos una peli diferente.
-¿Disculpa? Dijiste ¿viéramos? –Bakura hizo una cara de disgusto y literalmente corrió a Ryou de ahí. Pero Ryou no entendió la indirecta y le propuso un juego de azar.
-Sí mira, ¿sabes qué?, hay que decidirlo con un juego-sacó un dado que tenía en el bolsillo- jugaremos con este dado- Bakura lo miró inconforme y raro por ver el dado, sabía que Ryou ya tenía todo planeado.-Son seis números no? Podemos escoger tres y tres. Los números más chicos contra los más grandes o números nones y pares o números al azar.- extendió la mano mostrando el Dado y Bakura lo tomó.
-Bien si así me dejarás en paz, pido los números nones.-con el puño, contenía el dado hasta que se le hiciera prudente aventarlo.
-Muy bien, si ganas, dejamos la película que estabas viendo, si no, veremos la película que yo quiero ver ahora, ¿está bien?.
-Mne, hagámoslo ya, mi paciencia se agota.-Le salió una venita al albino mayor y sostenía con más fuerza el dado.
-Okay!!, empieza!!- Ryou sonrió tiernamente lo cual de repente incomodó a Bakura. Al lanzar el dado había salido un seis o sea que fue un pinto para Ryou.-Bien serán solo cinco tiros. ¿está bien?
-Como sea, ahora ¡tira!- le da el dado algo frustrado, Ryou bajó a Diamante y dejó que se pegara a sus pies, Bakura miró con desagrado al gato y se le hinchó un poco la venita de su cabeza. Ryou tiró y para su buena suerte había salido un dos. Bakura frustrado nuevamente toma el dado y lo lanza, para su desgracia salió de nuevo un seis, Ryou ya tenía el juego ganado.-Bah, es una tontería, toma, pon lo que quieras, dejó libre el control remoto y a Ryou le brilló la cara.
-Sabes, si no fueras tan aguafiestas o tan refunfuñón, tal vez me hubieras ganado.-Ryou tomó el control y puso su película. El Moulin Rouge.
Bakura hizo una cara de What da fuck, esa película no era nada masculina, no había nada de acción hombres matándose entre sí o tecnología. Todo era en base en el amor.
-Ryou, por favor, dime que es una broma-Bakura se tapó la cara con una mano y le comenzó a temblar una de las cejas. Ryou sacó unas cuantas golosinas y las empezó a abrir.
-No Baku, hace rato vi un anuncio de esa película y se ve bastante atractiva.-Le brillaron los ojos al menor
-Sí, pero para una mujer soltera de cuarenta y cinco años-le sigue saltando la ceja del coraje. La película inició con la narración del protagonista, el personaje de escritor que, estaba obsesionado con el amor e iniciaría su trabajo y talento en el Moulin Rouge. Ryou en cuanto comenzó la escena donde Christian, el protagonista, le canta por primera vez a Satine, su primer amor. Ryou con más luces en sus ojos sin pena alguna comenzó a cantar la canción porque curiosamente la conocía. Bakura lo miró aún con desagrado y se sentía más incómodo estando con él. Muchas escenas le parecieron muy estúpidas y cursis, otras muy tontas y divertidas, la película ahora llamó la atención de Bakura y se concentró un poco más para entenderla. Luego en una de las escenas trágicas, en donde la protagonista estaba gravemente enferma, Ryou decía en una voz baja- No te rindas satine, el show debe continuar- casi en lágrimas. Bakura nuevamente hizo un gesto de desagrado. Un rato después Ryou se recargó cerca de Bakura y este se desconcertó, Ryou no había hecho eso a propósito, pero causó revuelo en su interior. Las canciones más cursis de la película, Ryou las tarareaba en pequeñas lágrimas de emotividad, Bakura aprovechó y posó su brazo en el respaldo del sillón, casi para abrazar a Ryou.
Él recogió sus rodillas y las abrazó mientras veía casi escenas del final. Ambos prestaron mucha atención en la escena en donde el personaje llamado Toulouse cae durante un espectáculo mientras que el protagonista, Christian, dolido por desamor le reclamaba a Satine en frente el estreno de la obra, Gritó: “Recuerda que lo más importante es amar y ser amado”- esto tiene que ser una broma Ryou- Bakura le mencionó un poco atontado por la frase mientras el menor sacó lo que restaba de sus lágrimas y sonrojó al instante. Luego de que el narrador había acabado, Ryou se estremeció con los sonidos que aún tenía la película como fondos musicales finales. Bakura después de ver a Ryou de ese modo lo empezó a ver de otro modo, aún más profundo.