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Si Thorin no hubiera muerto. por Brauneaugen

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Notas del capitulo:

Hola!. Esta es la primera parte del final, sí piensan que sera corto la verdad es que no. 

No quiera interrumpir más, pero quiero disculparme porqué siento que les falle.

Todavía falta más del.doble de esta parte para llegar al final, y cuando eso pase les tengo una sorpresa que espero les agrade.

Ahora bajen y lean, que se lo tienen merecido.

~•~Pov Braune~•~

Estas son las cosas por las que ambos chicos han tenido que pasar. Estos son los sentimientos mas profundos que llegaron a sentir. Ambos son tan diferentes, pero tan compatibles, que son la pareja perfecta y deben de estar juntos por el resto de sus vidas, ó eso es lo que pienso yo. Hay una persona que piensa casi lo mismo. Él piensa que son perfectos el uno para el otro, pero el cree que debe matar a alguien, para así matar al otro por dentro y librarse de ambos. Él cree que un sicario sera perfecto para eso, y que esta noche también lo será. Una llamada y estará todo listo. Que empiece la función, por que el capítulo final se acerca.

Mientras Martín le pagaba al taxi que los había llevado del hospital a su casa, Richard salía lentamente de este. Con el cuerpo cansado y los brazos y piernas pesadas, bajo lentamente y se paro al lado de el ojigris, quien se notaba que seguía enojado por la forma en la que caminaba tan rápido. Debido al agotamiento de no dormir por casi veinte horas, al ojizarco le costó trabajo alcanzarlo, sino hubiera sido por que se detuvo en el ascensor.

-¿Estas bien? - preguntó el azabache. No le gustaba esto.

-Si. Sólo preocupante de no hacer nada estúpido mientras no estoy- contestó el otro algo indiferente. No le gustaba esto. No le gustaba ver a Martín tan seco, distante y cortante con él. Extrañaba enteramente al Martín que le sonreía y se reía de sus chistes verdes.

-No tienes porque estar a la defensiva conmigo- el elevador se cerro.

-No estoy a la defensiva, pero tampoco estoy muy feliz contigo- dijo el menor con cierto tono de reproche. Richard no aguantaba más. El espacio reducido y estar con la persona que amas y creías haber perdido producían estragos en él. Al pasar de tres pisos, el azabache se acerco lentamente al rubio, este lo notó pero fingió que no lo hacia.

-Sabes que no puedes sólo fingir que no existo. Yo se cuando lo haces, porqué puedo notar como  te ruborizas, y no aguanto verte así. - Se acerco y lo tomo por la barbilla. Lo empujo contra el elevador mientras aun sostenía su cara. Los ojos del mas bajo se abrieron inconscientemente. El mayor se acerco lentamente mientras pasaba su pulgar por los labios del contrario. La distancia se acortó y él ojizarco se apodero de los labios del menor, besándolos apasionadamente y con fervor. El rubio soltó un gemido al sentir la rodilla del otro en su entrepierna.

- Espera.- dijo intentando alejar al contrario- Estamos en un elevador. 

-¿Y?- pregunto el empresario sin apartarse.

-Alguien puede vernos.- dijo el otro poniéndose carmesí.

-Dejame decirte que a mí no me importa que me vean besandote.

-Pero...- las palabras del otro fueron interrumpidas al escuchar el elevador detenerse en un piso que no era el suyo (y como a Braune le gusta jugar con la lujuria de Richard), y ver abrirse la puerta. Una mujer alta y rechoncha se metió con el que parecía ser su hijo, y esta se paro enfrente de la puerta. El niño, el cual era bastante mono y de no mas de tres años, se zafó del agarre de su madre, se volteo hacia Richard y le sonrió mientras le saludaba con su pequeña mano. En azabache no oculto su sonrisa y saludó de vuelta. El pequeño mostró sus dientes y camino hasta él. 

-Hola- dijo, aunque más que como "hola", sono como "oa".

-Hola- dijo el ojizarco agachándose en basto elevador. Le extendió la mano en un saludo algo formal y en niño la estrecho. Martín estaba concentrado en esa escena, Richard Armitage, el tipo que lo espiaba mientras dormía, que prefería mojarse que sacar su paraguas, que se burlaba se cualquiera con su humor negro, estaba tan sonriente y alegre con sólo tomar la mano de un niño pequeño. Martín decía para sus adentros que jamas hubiera pensado, ni en un mundo alterno, que se llevará también con los niños.

-Oh. Vamos Leonardo.- dijo la mujer tomando el brazo del niñito.- Di adiós-  dijo la mujer y el pequeño lo hizo, agitó su mano mientras decía "ay", (por "bay") para Richard. 

- No creas que te me espacaras.- dijo el azabache una vez que se cerro na puerta. Sí Martín había tenido una sonrisa, ahora estaba oculta bajo un color escarlata.

Al entrar a la habitación, el ojizarco cerró la puerta y se recargo en ella. Martín tragó en seco.

-Ven aquí- dijo el azabache sentándose en la orilla de la cama. El rubio camino lentamente hacía él. Richard lo jaló y termino encima de el menor.- Hay tan poco tiempo.- dijo para su decepción- y tantas cosas que quiero...- se vio interrumpido por un beso del más chico. Martín enredó sus brazos en le cuello del mas alto. Mientras se besaban se movían a un ritmo. Las lenguas jugueteaban y las manos de Richard buscaban acceso a la piel del otro. El rubio se sorprendió al sentir una mano llegando a su cinturón, al darse cuenta ya tenia el abdomen descubierto. El ojizarco busco desabrochar el pantalón del otro para después ingresar su mano dentro de nos pantalones del otro. Por instinto, Martín alzó sus caderas para tener un mayor toque mientras soltaba varios jadeos. (Y otra vez Braune a interrumpir).

El teléfono de Martín comenzó a sonar en su bolsillo- La cita- dijo saliendo se su trance y tomando su teléfono. Contestó mientras el empresario lo miro con cara de decepción.

-¿Hola?-

-Buenas noches Sr. Freeman. Su transporte esta esperándolo- dijo la voz de el dragón que le heló los huesos. El escritor miró al otro disculpándose. Ambos se separaron y Martín se arregló la ropa.

-Saldré en un momento- dijo colgando y voltandose hacia el azabache- Tengo que irme.

-Espera.-dijo el mayor. - Te acompañaré. Iré a unos metros de distancia.

-No es necesario- dijo tomando su chaqueta.-Además el doctor dijo que tenias que descansar.

-Claro que lo es. No quiero te vuelva a tocar- replicó con tono posesivo.-No descansaré hasta saber sí estas bien. 

-Okey. Puedes venir- se resignó y salió de la habitación. Cuando Richard se obsecaba en su decisión nadie podía hacerlo cambiar de opinión.

La calle estaba comenzando a ser manchada por las gotas de lluvia que estaban comenzando a caer. Martín iba cubriéndose con el gorro de su chaqueta. Miro el automóvil que estaba en frente de él, un lujoso auto negro. Se introdujo en ese auto y observo la barrera que lo separaba del chófer. El plástico negro le daba algo de desconfianza. Intento relajarse en ese frío espacio recordando que Richard lo seguía de cerca.

Unos cuantos metros atrás de Martín, el ojizarco tomo un taxi y pidió que siguieran ese coche. Estaba ansioso al pasar varias calles y sentir una extraña familiaridad. Aunque las casas lucían distintas, podía sentir recuerdos vagos, de los que parece que tú inventaste y no puedes juzgar como enteramente reales.

Las fachadas de cada hogar eran elegantes y espaciosas, dignas de cualquier magnate. La lluvia le añadía cierta nostalgia que sólo ella puede dar. 

Mientras el escritor movía sus dedos nerviosamente y deseaba tener al lado a su jefe, el empresario utilizaba una cara de póquer para ocultar su preocupación hacia su secretaria.

Pasaron cerca de veinte minutos en los que el tráfico fue inexistente al igual que la tranquilidad. Martín se bajo en cuanto el vehículo se detuvo. El edificio al que lo habían llevado parecía a punto de demoler, el concreto se caía con tan sólo respirar cerca de él, a pesar de que los cimientos y demás se veían bien. El viento frío lo cubrió de lleno y tuvo que aferrarse al poco calor que le quedaba en los huesos. Camino hasta la entrada de madera.

El azabache se bajo segundos después de que el anterios auto desapareciera de su vista. Imágenes le invadieron la mente junto con varios sentimientos, entre ellos, el más destacado fue la angustia, de esa que te oprime el corazón.  Las paredes estaban casi sin pintura, y la que había era de un color amarillento y con humedad en el suelo. No evito el instinto de pasar su mano para tocar aquel edificio en ese lago pasillo. Las películas de terror no se comparaban con eso, pues recordó perfectamente que era ese lugar.

El ojigris llego hasta el segundo piso, donde el conductor le indicó, y entro en una habitación bastante espaciosa. La cama y los muebles estaban en total deterioro. El piso de madera rechinaba bajo él y producía un sonido horrible. ¿Por que estoy aquí?, se preguntó mirando la cama. Escucho la madera detrás de él y dio media vuelta. Para su mala suerte, no era quien esperaba, o tal vez si. El hombre de cabello negro, alto, pálido y con ojos de dragón le sonrió.

-Sientate. Tenemos mucho de que hablar. -La puerta se cerro gracias a un hombre parado con la cabeza rapada. Martín se sentó de inmediato -Te lo presentó. El es el profanador. Jamás has oído sobre él, pero fue el hombre que mató al abuelo de Richard, que su apariencia joven y fuerte no te engañen, tiene mucha experiencia.- el pecho de el rubio se estremeció al escuchar ese nombre, Richard.- Oh no te preocupes por él. Estará casi entero para el final de esta noche. Tendrás el gusto de verlo morir y de que la última cosa que el vea sea a ti.

Martín se removió en su asiento.

-Sabes, la primera idea que me vinó a la cabeza fue matarte a ti, pero al final me arrepentí. Decidí que seria mejor sí lo mataba a él. Se ha hecho prácticamente indestructible en cuanto a sentimientos, a sufrido tanto que ya no lo afectaría. Y por otra parte, quise ser amable y acabar con su vulgar vida de una buena vez. Lamento tener que decir que te tocara verlo morir. Me caes mejor que él.- Martín estaba comenzando a pensar y hacer cálculos para su escape.- Al principio no entendía como te habías podido enamorar tan rápido, luego me di cuenta de que era porqué no lo conocías como yo. 

-Tú no lo conoces. Y claro que lo conosco- dijo defendiendo varias cosas a la vez, a él, a Richard y a los sentimientos que sentía oír ese último. 

El dragón soltó una risa. -Lo conozco más de lo que tú llegarás a hacerlo algún día. Lo he estado observando día y noche. Se cuantas veces a tenido una sobredocis, cuantas veces a leído la nota que le dejo su madre. También se cuantas veces quiso escapar de casa y con cuantas mujeres se ha acostado.-Martín abrió los ojos, y miro disimuladamente la ventana.- El porque de que estés aquí sólo lo entendemos él y yo, pero tú eres mi carnada, y yo normalmente no mato a la carnada, solamente le rompo el cuello a la presa.- dijo sonriendo y mostrando sus dientes.

Era el momento. Mientras Cumberbatch se volteó hacia el profanador, Martín tomo esa distracción y corrió hacia la ventana con el vidrio hecho prácticamente pedazos. Salió y comenzó a caminar sobre uno de los relieves del edificio y sujetándose de otro. Ni en su imaginación pudo verse algún día haciendo lo que hoy estaba haciendo. Eludiendose a no mirar a abajo, llegó hasta dos habitaciones más allá. 

En la otra habitación, el profanador había sido mandado a encontrar a Richard mientras Benedict esperaba a que lo trajera.

Martín, al estar ya en la puerta de aquella habitación, salio al pasillo y corrió hacia las escaleras. Parado frente a un cuadro despintado y con la mirada pérdida, estaba el azabache. Aquella pintura tenía la sombre de una mujer tocando el violonchelo al lado de un piano. Seguramente en su época, la pintura era de una mujer de pelo negro y ojos azules.

-Richard- dijo el ojigris acercándose- Tenemos que irnid ahora, no podemos permanecer más tiempo aquí.

-Es mi madre- dijo concentrado en la pintura.- Esta aquí desde hace veintidós años.

 -Richard- dijo con un tono más alto de voz.- Vámonos de aquí ahora.

El ojizarco volteó hacia Martín, lo miro unos momentos para después asentir y empezar a buscar la salida. 

Mientras corrían de una forma desesperada, se encontraron con la puerta de las escaleras.

-Sube- dijo el ojizarco- Sube y te daré tiempo, puedes llamar a la policía.

-¿Piensas quedarte aquí?- exclamo el ojigris- No puedo dejarte solo.

-Sí llamas a alguien para que nos ayude estaré bien. Ahora ha...- las palabras del azabche fueron arrancadas cuando el profanador apareció de repente por el pasillo. Ambos tomaron las escaleras y cerraron la puerta tras ellos. Mientras las subían, desde el otro lado de la puerta, se podían escuchar los golpes que el profanador ocupaba para abrir la puerta. 

-Martín- dijo Richard halándolo hacia otra puerta.- Quedate en una de estas habitaciones, yo seguiré subiendo. Tendré que detener al hombre- dijo una vez en el pasillo.

-No quiero dejarte solo.

-Y yo no quiero que nada te pase. Te diré algo: no importa cuantos golpes reciba, no importa si me apuñalan o incluso sí muero, sí estas a salvo, todas y cada una de esas cosas vale la pena, y no puedes evitar que las haga.- replico poniendo las manos sobre los hombros del más bajo.-Y lo haré porqué te amo.

El rubio quedo paralizado por aquellas palabras, que sí bien no era el momento para decirlas, le alegraba oírlas. Quedó tan parallizado que no noto cuando el otro se fue y comenzó a subir.

 Mientras subía hacia la azotea, podía escuchar como el profanador lo seguía de cerca y casi lo alcanzaba. A cada paso que daba sentía la adrenalina llegando a  su cerebro y acaparando sus sentidos, pero no lo distraían de su propósito. Cada quien tenia una meta. El profanador matarlo, Martín llamar a la policía y ayudar a Richard, y este ultimo, proteger y mantener a salvo a su secretaria.

Tomando el teléfono y marcando al 118, el ojigris deseaba que Richard estuviera bien. La voz de una mujer atendió.

-Departamento policial de Zurich. ¿Cual es su emergencia?.

Las manos le temblaban y sudaban dificultándole sostener el teléfono.

-En estoy en un edificio abandonado, a treinta kilómetros del río Limmat. Un hombre quiere matar a mi jefe...- la llamada se cortó debido a que el rubio escuchó un estruendo en el techo. Un disparo, fue lo primero que pensó. Corrió para subir hacia el origen del ruido.

Notas finales:

¿Les gustó?. ¿Quieren asesinarme?.

Normalmente no hago esto, pero quiero agradecerle a alguien que con sus comentarios me alegra el corazón:

Gracias BE pez, tus reviews me dieron mucha inspiración.

Quería decirles que publique un nuevo fan fic (,y aquí me prometo a no fallar con ningún capítulo ni atrasarme). La historia y los personajes son totalemente mios, y son seis parejas, así que seran más de catorce capítulos (como aquí) y traeran cosas nuevas. Les pido que le den una oportunidas ustedes tan lindas, kawaiis y pacientes que son¿Les gustó?. ¿Quieren asesinarme?.

 

Normalmente no hago esto, pero quiero agradecerle a alguien que con sus comentarios me alegra el corazón:

 

Gracias BE pez, tus reviews me dieron mucha inspiración.●▽●. Espero que estes leyendo esto.

Quería decirles que publique un nuevo fan fic (,y aquí me prometo a no fallar con ningún capítulo ni atrasarme). La historia y los personajes son totalemente mios, y son seis parejas, así que seran más de catorce capítulos (como aquí) y traeran cosas nuevas. Les pido que le den una oportunidas ustedes tan lindas, kawaiis y pacientes que son x07;ωx06;. Su titilo es "Los Infortunios del Amor". 

Sí tienen algún comentario, critica, sugerencia, amenaza de muerte o insulto no duden de dejarlo en los comentarios, si les gustó podrian decirlo tambien, es gratis, y sí no, también.

Nos leemos luego. Bis bald


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