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Si Thorin no hubiera muerto. por Brauneaugen

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Final Alternativo

Después de despertar sobre la dura roca, recordando ser golpeado por un orco, mientras le dolía la cabeza y se sentía mareado. Toco su cabeza y estaba saliendo sangre de su herida. Necesitaba encontrar vida, ya sea de elfos, humanos o enanos; esperando encontrar la ultima y no toparse con mas orcos. Se levanto del suelo, pero antes de poder sacudirse, pudo ver un alma caminando hacia la orilla, se recargo sobre unas rocas para poder divisar mejor lo que ahí acontecía. Thorin Oakenshield, caminando hacia el vacío, hasta que callo. Bilbo corrió hacia el e intento llegar lo más rápido que sus pies le permitieron. Corrió hacía Thorin, quien estaba rescatado boca arriba.

-Bilbo- dijo el rey bajo la montaña con un tono que hería los oídos del saqueador mientras tosía.

-No te muevas, no te muevas. Quedare quieto- Al ver la herida que le atravesaba el torso, cubrió su boca mientras acallaba el grito que se escapaba de la misma-.

-Estoy feliz de que estés aquí. Quiero morir sabiendo que soy tu amigo.- dijo con un tono moribundo.

-No, tu no iras a ningún lado, Thorin. Vas a vivir.- replicó intentando hacer algo por su herida. En este punto se dio cuenta de que tenia razón, pero no quería admitirlo.

-Quiero retirar mis palabras y mis actos haya atrás daba pequeños quejidos entre cada silaba-hiciste lo que un verdadero amigo haría. Perdonadme. Estaba muy ciego para verlo. Lo lamento tanto, por haberte hecho correr tantos peligros.- dijo mientras tosía.

-No. A mi me alegra haber compartido esos peligros contigo. Todos ellos. Y eso es más de lo que cualquier Baggins merece- dijo mientras le tomaba la mano, cosa que deseaba hacer y nunca pudo-.

- Quiero decirte algo más antes de irme. No debí de haberte tratado así en el principio. Nunca aprecie lo que estaba frente a mis ojos, y aunque es demasiado tarde, quiero decirte que ahora lo hago. Elegí bien. Gandalf eligió bien. Él te escogió y yo lo hago ahora. Te escojo, como a la persona que habría amado el resto de mi vida.- Bilbo estremeció ante aquellas palabras-Fui un cobarde por no hacerlo antes , se que esto puede sonar improcedente en este momento, pero tenia que decirtelo. Si lo hubiera hecho antes, esto no habría pasado. Fue culpa de mi desidia.

- Comparto ese sentimiento- dijo con un hilo de voz- su corazón empezaba a romperse-

-Hasta siempre maestro ladrón.- Dijo cuando una sonrisa se poso en su rostro- Regresa a tus libros, a tu mecedora. Planta tus arboles, velos crecer. Si hubiera mas gente como tu, que prefiere el hogar sobre el oro, el mundo seria un lugar mejor. A donde sea que vaya, juro que extrañare tu sonrisa afable. Que el bastón de Mahal te proteja. Se que es egoísta, pero espero que jamás me olvides.

-No. No. No. No, Thorin. Thorin no te atrevas. No ahora. Por favor resiste- se recostó a su lado, pues su cuerpo ya no tenía fuerzas para seguir.- mira las águilas están aquí- cuando aceptó la idea de que el rey bajo la montaña había muerto, solo pudo hacer un gesto mientras se rendía a llorar. Las lágrimas tenían un sabor acre que llenaba cada rincón de su ser- prometo que no lo haré, siempre te llevare conmigo- se poso en sus rodillas para estar a la altura de el ojizarco.- lo prometo- rozo sus labios sobre los del contrario, solo un toque, una muestra de la dilección que sentía-

Cuando el Mithrandir llego, la guerra había terminado, los orcos habían sido derrotados junto con su líder. Se sentó en una roca enfrente del cuerpo del que antes era el rey del mejor reino de la tierra media. No se atrevió a sacar su pipa y fumar como en las demás guerras, pues sentía la tristeza en la mente del hobbit, aun mago no se le pueden ocultar esas cosas.

- Lo siento- dijo el mago- De haber sabido que esto pasaría no te hubiera traído conmigo.- el mediano solo pudo reaccionar con un tic- Debí haber evitado muchas cosas señor bolsón, y lamento no haberme dado cuenta de la relación que creció entre ustedes dos. Yo de...

- No digas más- interrumpió - esto ya no ayuda en nada. Él ya no esta aquí, y aunque se que no sirve de nada, mis sentimientos si lo están, y lo seguirán estando. No puedo hacer nada mas que aferrarme a ellos.- antes de que Gandalf pudiera procesar esas palabras, Bilbo se había ido solo y sin dejar rastro de su dirección.

No entiendo como alguien no lo notó, pero un orco quedo vivo, y aun tenia suficiente fuerza para seguir peleando. Fue una pena, nadie debe caminar solo y sin precaución en un lugar donde hubo guerra.

Pero esto no acaba aquí. Más de una era después, en la época actual. En 1987, un 22 de septiembre y un 8 de septiembre de 1990, nacieron dos hombres, a los cuales les corresponden los nombres de Richard y Martín, respectivamente, uno un hombre de negocios con problemas de drogadicción y el otro, un escritor de best seller bastante común en el exterior, pero muy interesante. Y la historia sigue, en otro capitulo de la vida.

 

 

Richard era un joven guapo, desafiante, hábil e inteligente para negociar, pero todo esto se veía opacado con las drogas y las muchas mujeres con las que había compartido su cama, a pesar de esto, su padre quería que dirigiera su empresa. No le fue tan mal en la escuela, pero el último año comenzó su terrible caída. ¿Quien no se rompería después de haber sufrido tanto?.

Martín era un joven atractivo, tímido, reservado, pero era un genio, sobretodo al escribir, esto lo convertía en el nerd de la escuela, había tenido dos novias a lo largo de su vida, una a los 7 años y la otra a los 16. Vendía libros al por mayor, las estanterías estaban llenas de ellos, pero jamás se presento, permanecía en el anonimato. ¿Por que haría eso el mejor escritor de nuestra época?.

La pregunta mas importante aquí es ¿Qué tienen ambos en común?. Uno azabache y ojizarco, el otro rubio y ojigris. Uno que va por buen camino, pero se oculta, el otro que va por el mano y se deja ver ante todo el mundo. Bueno, pues uno tiene toda la saga del otro, y  a su vez, este va a entrar a trabajar en su empresa.

El apartamento estaba hecho un asco, sucio y era un amasijo de  botellas vacías con ropa y basura. Necesitaba recoger o pagarle a alguien para hacerlo. Se frotó el ojo para quitarse el sueño. En definitiva, un cigarrillo ayudaría. Camino hacia el baño, se limpio la cara y se miro al espejo. Barba de dos días, que le hacia aparecer mas viejo. Ojeras, le hacían parecer un drogadicto, lo que por supuesto era. Ojos rojos, lo que completaba el cuadro del "ladrón drogadicto que fuma en un apartamento mugriento". No pudo soportar esa vista. Tomo su chaqueta de cuero, sus cigarrillos y salio de ahí.

Su casa necesitaba estar más limpia. Unos cuantos arreglos y mover los muebles de lugar le sentaría bien. En definitiva, necesitaba tomar café. Estar toda la noche despierto intentando inspirarse debió dejar marcas en su cara. Al verse en el espejo pudo ver como sus ojos tenían bolsas y estaba azas despeinado. Hizo una mueca, revolvio y peino su cabello de la mejor manera, se afeitó, aunque no había barba alguna, se baño  y se puso su mejor atuendo.  Salio con una dirección en mente. Necesitaba estar formal si quería ese trabajo. Algo interesante podía venir a su vida ¿No?.

Sentado en un café, en las sillas de fuera, cubierto del  sol gracias a una sombrilla. El cigarrillo estaba a menos de la mitad cuando una llamada llego. Busco en sus jeans, aunque era obvio que su celular estaba en su chaqueta. Casi muerto, pensó al ver el estado de la batería.

- Richard- contesto sin mas-

-Te he estado esperando por mas de cuarenta minutos. ¿Donde mierda estas?- preguntaron al otro lado de la linea-

-Son las nueve y estoy fumando mi primer cigarro del día. ¿Acaso no me puedes dejar un minuto en paz?.

- Tienes que concentrarte o yo lo haré por ti. Ven en este mismo instante. Puedes fumar en el camino- ordeno- Tienes que entrevistar a alguien.

-Sabes, no quiero ir a trabar hoy y....- antes de poder terminar el sonido de la linea resonó en sus oídos. ¡Demonios!¡Maldita sea!. Si fuera de mi ya estaría muerto, pensó mientras se levantaba de ese café y cumplía las ordenes del bastardo al cual le tenía que llamar padre.

Tardó cerca de media hora en llegar a la oficina. Toda limpia, la gente sonriendo, la recepcionista intentando ligar con él, pasándose de largo ante las miradas de los demás. Hipócritas, fue lo que pensó al ver sus caras. Abrió las puertas de su oficina, después de haber subió 10 pisos en el elevador. Ordenada, limpia, el no la había dejado así. Su padre apareció dos segundos después. Su porte elegante como siempre, su traje de la mejor marca, sus zapatos limpios, pero su cara no concordaba con toda la fachada de hombre perfecto.

-Llegas tarde Richard - le dependió con tono frío.

- No me digas. ¿De verdad?. - contesto amenazante-

-Busca tu traje en el baño. Tienes que hacer entrevistas- dicho esto se fue-

Siempre le había gustado comer en la casa de su madre. Sus paredes decoradas con ese papel tapiz, sus sillones suaves y alconchonados. Su madre preparaba los mejores panqueques. El olor de la cocina que le abría el apetito. Él había decidido a los 20 mudarse a su propia casa. No fue de todo errado.

--¿Como van las cosas por aquí?- pregunto intentando hacer conversación-

-Todo va bien. La casa necesita reparaciones, pero al no estar tu padre yo no puedo hacerlas.

- No hagas esto.- comento-

- ¿Hacer que?

-Hecharme en  cara una y otra vez que gracias a mi él ya no esta aquí. Jamas te darás cuenta de que estamos mejor sin el.- se levanto de la mesa, olvidándose del desayuno. Esta era la principal razón por la que se había ido. No podía aguantar mas los reproches.

Con su motocicleta fue a su cita. Una cita de trabajo. Hacia años que ya no salia en citas. Era rato ver a un hombre como el en una motocicleta como esa. Ya saben, el pelo, la ropa, no concordaba con ella. Contrario a lo que se podría creer, amaba la velocidad desde que tenia memoria,  ver las calles desde otra perspectiva, las luces, el ruido, todo se iba mientras conducía. Al llegar a su destino, una empresa con múltiples negocios, entro y fue directo a la oficina a la cual su tío le había dicho. Ian era un buen tío, conseguir una cita aquí lo comprobaba.

- ¿Que desea?- pregunto una mujer sentada tras un escritorio.

- Soy Martín Freeman y vengo a una entrevista- contesto-

- Oh si. La puerta del fondo. Le deseo suerte.

Con un asentimiento se retiro hacia la oficina. ¿Por que necesitaría suerte?. Era una entrevista después de todo, no era como si fuera a ver al rey. Llamo a la puerta con dos golpes y escucho una respuesta de una voz que le heló la sangre.

Enjaulado en esa oficina y con un traje caro, esto no tenia nada que ver con el. Escucho dos golpes en la entrada y dio permiso para pasar. Al abrirse la puerta pudo ver a un joven que no quería pasar, cono si fuera un ladrón .¿Que era? Y ¿Por que se sentía así?.

- Sientate- señalo a una silla en frente de su escritorio-

- Claro- contesto mientras lo hacia.

- Tu debes ser Martín. ¿verdad?.

-Oh, oh si. ¿Como lo sabe?- pregunto intentando no ver a los ojos del azabache-

- Tu tío. Ian te recomendó. El es un socio de esta compañía, el décimo tercero.

- Ah, es cierto...- no pudo evitar sentirse avergonzado ante tal pregunta-

- ¿Sabes para que es el puesto?

-S-si. Es para secretaria- respondió-

-Bien. Dime ¿Qué me puedes ofrecer?- puso sus codos en la superficie de caoba y se inclino al frente-

-B-bueno, tengo una carrera en filosofía y h-he estudiado varios cursos en artes plásticas y visuales.- contesto intentando ignorar esa mirada azul que lo observaba-

-¿A mi de que me sirve eso?. Necesito una secretaria, no alguien que escriba poemas- se recargo en su silla y cruzo los brazos-

-I-Ian me dijo que diría algo así.- trago en seco- puedo escribir bastante rápido y sin equivocarme, también se ocupar varios programas en la computadora y puedo resolver operaciones matemáticas de forma rápida.-lo que dijo hizo que el ojizarco alzara una ceja-

-Me parece bien señor Freeman. Me gustaría que usted fuera mi secretaria- dijo en tono burlón- Aunque no tengo otra alternativa, Ian dijo que lo empleará y así lo haré. Solo procure conservar su trabajo, yo no me hare responsable de usted- añadió amenazante-

-N-no tiene de que preocuparse, puedo cuidarme solo.- aclaro el ojigris-

Una mujer entro sin tocar o dar anuncio alguno diciendo:

-Tienes una junta.

- Si lo se. Ya no sera necesario que me sirvas de secretaria a mi también. El es mi empleado ahora- señalo al menor-

- Gracias a Dios, eres un fastidio- Martín no noto sarcasmo en su voz. Al terminar la frase dio media vuelta y salio-

- Comienzas mañana. No tienes que llegar a las 7 am como los demás. Siempre llego a las nueve, así que tu también puedes hacerlo. A no ser que seas lento en tu trabajo y necesites mas tiempo.- se levanto y se poso en la espalda del rubio, recargándose en la silla. Martín sintió como lo rodeaba un aura intimidante- Hasta luego,  señor Freeman- susurro en su oído antes de salir. Martín se quedo solo con esas palabras resonando en su mente, en tanto, Richard tenía el olor de su cabello impregnado en su mente. ¿Que diablos había paso ahí?, se preguntaron ambos.

Notas finales:

Como escribi antes, cada personaje tiene el nombre de su actor, así que Ian es Gandalf.

Si les ha gustado dejenme un review.

Sí quieren seguir leyendo, actualizaré el proximo miércoles., ya que, no estaré todo el fin de semana en mi casa, y como ya es semana de evaluación; voy a tener mucha tarea y regaños de los maestros del tipo: ¿Por que siempre citas a Hitler en tus ensayos?.

Nos leemos luego.


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