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tal vez sea mentira pero sigue siendo amor por Kagami Dennise

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En cuanto Midorima salió con la chica detrás y la puerta ya estaba cerrada intente levantarme, pero mi cadera y abdomen dolían hasta más no poder, mire el reloj en la pared. Las 11:00, me lamente por dentro y limpie las lagrimas que no dejaban de salir de mis ojos, aun me quedaba una hora más de trabajo y no podía moverme, pero lo hice, no supe de donde saque fuerzas pero las saque y las utilice, me dirigí al baño lave mi cuerpo tan rápido como pude, me seque el cabello y el cuerpo y me coloque otro de esos malditos trajes que me obligaban a usar, mientras me colocaba la colonia la puerta se abrió.

-hola Kazu-chan~-mire al hombre que hablaba como nerd enamorado, al escuchar la forma en la que me llamo sentí nauseas “Kazu” era el nombre que utilizaba ---o que me obligaron a usar--- en el trabajo.

-¡hola! Cuanto tiempo-dije con “emoción”, ese hombre había venido muchas veces más antes. Lo conocía. Conocía sus malas mañas de golpear cuando se excitaba-pasa.

-sabes, hoy encontré a mi esposa con un camarada del trabajo así que me disculpo si te hago daño-siempre ponía escusas.

-no te preocupes, es más pobre de ti, déjame hacer que lo olvides-y yo hacía que le creía.



Después de una hora de golpes sin fin, mordidas, patadas y que me amarrara a la cama para golpearme con un “juguete” que había traído se largo. Yo me encontraba sobre la cama, con el culo al aire mientras la maldita y asquerosa sensación de que el semen de ese hombre saliera de mi cuerpo, “la caja” se abrió y con ella las lagrimas también salieron. Me aferre a las sabanas mientras ahogaba un grito en mi garganta.

-Kazu el jefe quiere verte-no había oído cuando se había abierto la puerta, pero alguien ya se encontraba en mi habitación, mientras la ultima de mis lagrimas salía cerré la caja oprimiendo mis sentimientos.

-voy en seguida-dije sonriendo.


Mientras me dirigía a la oficina del jefe no pare de preguntarme para que me quería, no había hecho nada malo, había tratado a los clientes ---hasta el más maldito y sucio--- más que bien, los había llevado al paraíso, ¡no tenia por que estar frente a la oficina del jefe!

-entra-la voz al otro lado me hiso estremecer, tome mi brazo y lo oprimí para calmarme.

-¿me necesitaba?-pregunte al entrar, aun con medio cuerpo a fuera.

-no te quedes hay entra-comencé a caminar en dirección al escritorio y me senté frente a él-es sobre tu deuda- ¿eh?- a decir verdad estoy impresionado, no pensé que tendrías tanta popularidad, a este paso tal vez termines de pagar antes de entrar a la universidad.

-¿en serio?-la esperanza en mi voz era incontenible.

0-claro, ahora cambiando de tema…¿Qué te paso en el cuerpo?-sentí como su mirada recorría mi cuerpo ---solo cubierto con una bata, transparente--- y me sentí asqueroso, mire hacia en frente donde había un espejo y lo vi, ¡el animal de Katoaka me había dejado moretones en todo el cuerpo!

-hoy vino Katoaka-sama y…bueno… ya sabe cómo es...

-ese bastardo… así no podremos exhibirte-….¿eh?

-¿Qué quiere decir…jefe…?

-mañana no vendrás…-….sí… ¡SI!-eso quiere decir que estas un poco más lejos de pagar, y si el domingo no han desaparecido los moretones, te colocas tanto maquillaje como puedas y te presentas, ¿entiendes?

-si…

Cuando me dio el permiso de salir, y la puerta estuviera cerrada comencé a correr, cuando me faltaban unas puertas para la salida del callejón la fuerza en mis piernas me abandono y caí sin poder llegar, me senté en el piso mientras mis lagrimas continuaban su camino de las mejillas hasta mi pecho, me recargue en la pared y me quede ahí, llorando sin consuelo.

Después de marcar el número de Shin-chan ---solo para poder escuchar su voz y sentirme mejor--- me vestí completamente, tome mis cosas y justo cuando iba a tomar rumbo a casa algo en mi me dijo que esa no era la dirección correcta. Después de minutos pedaleando llegue al lugar en el que mi cuerpo me decía que tenía que estar: el hospital. No un hospital cualquiera. Uno de los mejores Hospitales de todo Japón, propiedad de los mejores doctores y las familias más ricas. El Hospital de los Midorima.

Eran cerca de la una de la mañana y no pude dejar de agradecer el hecho de ser un “Caso especial”. Me dirigí hasta una de las habitaciones a las cuales ya conocía el camino mejor que cualquiera. Al entrar pude ver un paisaje que me encantaba, una pequeña niña de cabello lacio y rubio, sus ojos estaban cerrados y se encontraba al pie de la ventana y bañada por los rayos de la luna. Me acerque con cuidado de no despertarla y la mire.

-Hola, Ayu-chan-quise tocar su cara pálida, pero no me detuve-¿sabes? Parece que aun no recuerdas nada, ni siquiera a mí, pero no te culpo el accidente fue horrible, pero creo que está bien que vayas a tu propio paso, oh cierto, hoy es tu cumpleaños, pero…no te traje nada, así que…te parece que una vez que salgas de aquí…hum…no lo sé…oh ¿vamos a un parque acuático? Antes siempre me pedias que fuéramos, así que, ¿Qué dices?

Imagine que reía y me decía que si, mis lagrimas salieron sin cesar.

-lo siento…yo…Onii-chan es muy emotivo…perdón... Ayumi…

Después de unos lamentos, y perdones, salí de la habitación. Sí despertaba seguro me lamentaría. Tome el ascensor y presione el botón de unos pisos debajo.
Cuando las puertas se abrieron dejándome la vista de un pasillo solitario y con aire pesado me costó caminar. Pase habitación por habitación hasta que pude llegar al final del pasillo, abrí la puerta y me desborone.

En una cama junto a una ventana descansaba una mujer de piel pálida y sin vida, su cabello ---que alguna vez fue brillante--- negro y sin vida, quebrado y seco, sus ojos negros se encontraban cerrados, y su figura tan delgada que te asía pensar que si la tocabas se rompería en pedazos, y a pesar de eso se veía como la mujer más hermosa que había visto en toda mi vida.

-…Madre…-me acerque a pasos lentos y cuando la habitación se hiso enorme comencé a correr, me tire a su lado, tome sus manos y las base, mis lagrimas cayeron en sus manos y la abrace- madre ¿Qué crees que me paso? El jefe dijo que tal vez me quedaría hay solo dos años más ¿no es genial? Pronto la deuda estará saldada…pero, el asunto de los Midorima se me está dificultando, Midorima Shintorou descubrió mi secreto, tengo mucho miedo ¿y si le doy asco y no me deja acercarme? ¿Qué hare entonces?... también….creo que soy un idiota…no estoy seguro pero…tal vez…me enamore de él… soy idiota, ¿verdad?-oprimí su mano y recordé algo más importante-…también..Lamento haberte escondido esto, pero últimamente no me había sentido bien… así que fui al doctor…resulta que….estaba embarazado…pero lo perdí…en el trabajo me toco atender un animal y bueno…murió… al parecer ya me había pasado unas cuantas veces antes, pero no lo note y bueno…este fue el ultimo… resulta que…ahora soy infértil-cuando termine de hablar la puerta se abrió dejándome ver a una mujer de cabello castaño y ojos negros.

-Takao-kun…podrías venir conmigo…-su mirada y voz fría hiso que un escalofrió me recorrió la espalda.

-claro, señora.-me acerque a mi madre y la bese en la mejilla-no te preocupes y recuerda que tienes que recuperarte….-susurre antes de salir detrás de esa mujer.



-cintéate- me ordeno una vez en su oficina, la obedecí y mientras se colocaba los anteojos me pregunto-¿Cómo va la información.

-señora, su hijo es un poco difícil, nunca habla de las cosas que le gustan y nunca se ha quedado mirando a alguien fijamente, así que si me die-

-alto, ¿no has conseguido nada? ¿ni lo más mínimo?

-nunca dije eso… por lo que he visto, y la poco información que me dio, mis estadísticas dicen que a Shintarou-sama le gustan las personas mayores a él-me dolía cada palabra que decía-le gustan las personas que tienen más experiencia de vida que él, que no sea más alto que él, piel claro y por lo que yo sé, deberá de tener un color llamativo en su ser, como su color de ojos o su cabello.

-eso es muy útil-dijo mientras terminaba de apuntar.

-¿disculpe, le molestaría si le hago una pregunta?

-no, adelante.

-¿Cómo están mi madre y hermana?-mi corazón se agito.

-lo siento, tu hermana ha tenido un poco de avance en su recuperación, pero sus recuerdos no han vuelto, ni siquiera la mínima parte-la forma tan fría en la que lo decía me hacía sentir molesto-y tu madre…bueno, lo siento, pero, la esperanza de que pueda despertar esta disminuyendo, su cuerpo no reacciona a las medicinas y bueno…creo que ya entendiste.

-¿me dice que mi hermana jamás me recordara y mi madre morirá en esa cama?-la rabia y la tristeza se mezclaron en mí.

-lo siento muchísimo…si encuentras más información útil sobre Shintarou llámame.

Me levante y solo no pude contenerme.

-si…-mi voz se oía rota y aun así ella no dijo nada, no me dio palabras que me ayudaran, que me reconfortaran. Nada, solo silencio.


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