Los chicos estuvieron casi toda la noche hablando, bromeando, jugando. Luego se fueron cada uno a las habitaciones designadas.
Sobre las cinco de la mañana los chicos ya estaban dormidos, en cambio los adultos se fueron más temprano que ellos, por lo que sobre las tres estaban dormidos.
Remus, Arthur y Abigail estuvieron hablando del pasado, de los “viejos fantasmas”, contando sus aventuritas, sus expectativas de futuro cuando eran jóvenes y lo que al final había ocurrido, básicamente hablando de la vida.
A las nueve de la mañana Harry ya estaba despierto, aunque seguía en la cama, miró a su alrededor y se levantó con cuidado para no hacer mucho ruido pero casi se le cae un libro que estaba en su mesilla haciendo que su propósito no se cumpliera. Maldiciendo se acercó al armario y miró toda su ropa, suspiro al no saber qué ponerse ya que nunca había tenido tanta ropa tan bonita. En ese momento escuchó unos suaves golpes en su puerta, se acercó en silencio y abrió un poco suavemente, vio que quien llamaba era Hermione.
Ella ya estaba vestida, llevaba un short vaquero con cinturón marrón, una camisa de triple tirante con rayas de colores, rojas, azules y negras. Además llevaba unas pulseras de colores en una muñeca y en otra un brazalete con unos pendientes de flores rojas. Llevando el pelo rizado recogido en una coleta alta, con rimel y cacao en los labios.
-Buenos días.-Susurró ella sonriendo.
-¿Estabas despierto verdad?¿No te habré despertado no?-Preguntó en voz baja preocupada, al ver que Harry seguía en pijama.
-Buenos días, no tranquila, ya estaba despierto anda pasa.-Contestó también en voz baja divertido.
-¿Qué estabas haciendo?-Preguntó curiosa mientras se sentaba en la cama.
-Pues, me iba a vestir, pero como Abigail me ha comprado mucha ropa. Y me dice que tengo que estrenar toda y cada una de las prendas, pues... No se que ponerme.-Contestó riéndose algo avergonzado.
-Anda déjame ayudarte.- Dijo Hermione riéndose mientras iba al armario.
-Vete a ducharte que yo te elijo algo.-Mandó mientras le empujaba al baño como una mamá gallina. Harry se rió mientras cerraba la puerta del baño, se desnudó y se metió a la ducha, mientras Hermione sacaba del armario una camiseta de rayas negras y blancas de manga corta, unos pantalones rojos y unas zapatillas rojas.
Cuando Hermione terminó de elegir, salió de la habitación, viendo a un elfo doméstico e inmediatamente le pidió si le podía indicar dónde estaba el comedor. El elfo la llevó al comedor, encontrándose a Abigail y Remus conversando en la mesa mientra desayunaban.
-Buenos días.-Dijo Hermione con una sonrisa suave.
-Buenos días Hermione.-Dijo Remus sonriendo, mientras se metía en la boca un bocado de su desayuno.
-Buenos días, cariño.-Dijo Abigail, dejando la taza en la mesa.
-Harry bajará dentro de nada. -Añadió ella, Abigail y Remus asintieron, y siguieron hablando de cosas sin importancia.
Mientras, Harry al salir del baño secándose con las toallas, vio el conjunto, sonrió y se rió suavemente. Rápidamente se vistió y bajó hacia el comedor como una exhalación.
-Buenos días.-Saludó Harry, estaban Abigail, Remus, Arthur, Neville, Hermione y Luna, unos ya habían acabado de desayunar y otros seguían.
Nada más sentarse, empezó a hablar con los chicos mientras desayunaban. Al rato bajaron los gemelos riéndose de una manera muy particular, siempre que se reían así era cuando gastaban una broma.
Segundos después se escuchó un grito maldiciendoles, provocando que se rieran más y la risa baja de los demás en la mesa, Arthur les regañó sabiendo que acababan de hacerle una broma a su hermano. Poco después bajo Ron bostezando y rascándose los ojos mirando mal a los gemelos.
-Ron si las miradas matasen, Fred y George ya estaría a 3 metros bajo tierra.-Comentó riéndose Hermione, haciendo que los demás se unieran a las risas.
Ron empezó a desayunar y hablar con ellos, provocando que Hermione como siempre le regañase por hablar con la boca llena.
Cuando todos acabaron Abigail propuso ir de compras y dar una vuelta por ahí, todos quisieron salir a pasear.
Abigail cogió dos objetos y los transformó en trasladores: un libro antiguo y un reloj antiguo.
-Chicos este reloj se lo daré a Harry por si pasa algo. Lo tocáis, os llevará a un lugar seguro. Mientras que el libro nos llevará y traerá a todos, el colgante es solo para emergencias ¿entendido?-Explicó Abigail a los chicos mientras le daba el reloj a Harry y este se lo colgaba al cuello, metiendoselo por dentro de la camiseta.
Era un reloj antiguo de bolsillo era negro con un dibujo en la portada, se veía las agujas y los números romanos en blanco. El libro era de cuero y las hojas estaban ya amarillas.
Después de eso, todos tocaron el libro y al tocarlo el traslador les llevó a París, exactamente en Les Champs Elysées(Los Campos Elíseos),en la plaza Concordia.
Remus propuso, dando mapas del lugar, que se fueran los chicos solos y los adultos por otro lado. Quedando como punto de encuentro en el Pont Neuf sin llegar a la Isla de St. Louis, los chicos estuvieron de acuerdo inmediatamente. Los adultos se fueron a Rue Rennes(Calle Rennes) a una de las calles más comerciales que hay en París, que hizo animar a Abigail a comprar hasta que le doliesen los pies a rabiar. En cambio los chicos se fueron a Rue Steinkerque, uno de los barrios más bohemios y pintorescos de París.