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Dèjá Vú (5927) por Mahiko

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Notas del capitulo:

A pesar de todo lo que ha pasado desde el comienzo del fic hasta ahora, de los incontables Hiatus, finalmente llegó el momento! El esperado (??? final de Déjà Vú!

Sin mentir, hubieron muchas ocasiones en las que me pregunté seriamente si sería capaz de terminar este fic xDu Pero en fin, lo logré, aquí está el último capítulo. Desde ya agradezco profundamente a todas las personas que leyeron este fic, que me tuvieron paciencia, y especialmente a quienes me dejaron alguna review o me dieron algún consejo con respecto al fic cuando lo necesité. Espero que, después de tantas cosas, este capítulo final no les deje la sensación de que perdieron el tiempo siguiendo el fic, sólo con saber eso yo me sentiría muy feliz.

Como siempre, Dedicado a mi beta, Ricchan, y a la gente de 5927 Fans Unite en FB <3 

—¿E-eso es…? — Balbuceó Tsuna al tiempo que un mal presentimiento oprimía su pecho y un escalofrío de terror recorría todo su cuerpo.

—Es exactamente lo que estás pensando que es—Afirmó el enemigo, riendo por lo bajo—Y ya que fuiste el primero en darte cuenta, serás el primero en desaparecer—Sentenció de forma burlesca.

—¡No te atrevas! — Exclamó Gokudera en el tono de voz más firme del que fue capaz, intentando así ocultar la enorme preocupación que comenzaba a apoderarse rápidamente de él.

—Si no dejas de estorbar, serás el siguiente— Amenazó el rubio al tiempo que presionaba el gatillo de su arma.

Acto seguido, y sin que se emitiera ruido alguno durante el proceso, un destello de luz verdácea salió disparado desde el cañón de dicha arma en dirección hacia donde el castaño se encontraba, quien por su parte esquivó este disparo sin ningún tipo de inconveniente, aprovechando esta instancia para retroceder un par de pasos y alejarse del rubio, quien ante este hecho simplemente se limitó a disparar nuevamente, obteniendo la misma respuesta por parte del ojimiel.

Esta situación se prolongó durante varios minutos, durante los cuales Tsuna intentó desesperadamente aumentar la distancia entre el enemigo y él con cada disparo de este que esquivaba exitosamente, albergando la esperanza de eventualmente ser capaz escapar del radio de alcance del arma del rubio, sin embargo, muy a su pesar, los destellos de luz emitidos por dicha arma continuaban pasando a muy corta distancia de él sin importar cuánto se alejaba del enemigo, inclusive sucediéndose entre sí con más rapidez cada vez, mientras que, por su parte, el desgaste físico que había significado para él el anterior experimento forzado del rubio se dejaba sentir con más fuerza con cada ataque esquivado. Debido a todo lo anterior, el castaño era perfectamente consciente de que cada segundo que permitía que aquella situación se prolongara sólo aumentaba la ventaja del enemigo, sin embargo, no había prácticamente nada que pudiese hacer para modificarla. Sabía que la única forma de salir victorioso de aquella batalla era arrebatándole de alguna forma el arma al rubio, pero, ¿Cómo se suponía que hiciera eso si lo único que podía hacer era huir de él?

El ojimiel se encontraba tan sumido en aquella reflexión que, en cierta ocasión, luego de esquivar uno de los ataques enemigos, sólo se percató de que el rubio había disparado nuevamente inmediatamente después cuando el destello de luz verdácea se encontraba apenas a un par de metros de él. Desesperado, intentó esquivar aquel nuevo ataque, sin embargo, su cuerpo parecía haber dejado de responderle súbitamente producto del miedo.

Ante esto, el peliplateado corrió a la máxima velocidad de la que fue capaz hacia donde el castaño se encontraba, y una vez que estuvo junto a este, lo empujó con una fuerza tal que causó que los dos perdieran el equilibrio durante un par de segundos y estuvieran a punto de caer sobre el césped. Afortunadamente para ambos, esta acción bastó para lograr que aquel letal destello de luz pasara apenas a un par de centímetros de distancia de ellos antes de chocar contra uno de los muros de la mansión y desaparecer.

—¿Está bien, Décimo? — Inquirió el ojiverde en voz baja y con una expresión de profunda preocupación en su rostro una vez que ambos recuperaron el equilibrio

—Por ahora, sí…—Respondió el aludido tímidamente.

—Si seguimos sin hacer nada más que esquivar los ataques del enemigo, nunca podremos ganar esta batalla—Sentenció Gokudera en un decidido tono de voz—Tenemos que encontrar alguna forma de quitarle su arma—

—Estaba pensando lo mismo, pero ¿Cómo se supone que hagamos eso? —Replicó Tsuna

—Creo que tengo una idea—Afirmó el peliplateado en un tono de voz que buscaba transmitir seguridad—Espere aquí, por favor—

Por toda respuesta, el castaño hizo un gesto afirmativo con la cabeza, tras lo cual Gokudera se alejó unos cuantos pasos de él.

—No me obligues a cambiar de opinión y hacerte desaparecer a ti primero—Afirmó el enemigo con arrogancia.

—Tus amenazas no me dan miedo— Declaró desafiantemente el peliplateado—Si quieres intentar hacerme desaparecer, adelante, hazlo, de todas formas, nunca lo lograrás—Finalizó al tiempo que rápidamente lanzaba dinamitas en dirección hacia donde el enemigo se encontraba, las cuales cayeron apenas a unos cuantos centímetros de este, creando una densa nube de polvo al explotar, sin causarle daño alguno al rubio durante el proceso.

—¿Y qué piensas hacer para impedírmelo si ni siquiera eres capaz de hacer que un ataque tan simple como ese de en el blanco? — Preguntó el enemigo en un sarcástico tono de voz mientras reía a carcajadas.

El ojiverde hizo caso omiso de las palabras del rubio y repitió aquel ataque un par de veces más, obteniendo exactamente el mismo resultado en cada ocasión, con lo que las risas del enemigo no hicieron más que aumentar. En cierto instante, un haz de luz verdáceo atravesó aquella nube de polvo en dirección hacia donde el peliplateado se encontraba. Por su parte, este esquivó dicho ataque sin inconvenientes, siendo envuelto completamente por la nube de polvo creada por él mismo al hacerlo. Instantes más tarde, el estruendo característico de nuevas y consecutivas explosiones resonó por todo el lugar, sin que ni Tsuna ni el padre pudiesen determinar desde el lugar en el que se encontraban si estas habían logrado herir al enemigo o no.

Un par de minutos más tarde, cuando la nube de polvo finalmente comenzó a disiparse, ambos pudieron observar con gran alivio como el rubio miraba en forma alternada en todas direcciones, visiblemente desorientado, mientras que Gokudera, quien se encontraba apenas a unos pasos de distancia del enemigo, sostenía aquella extraña arma entre sus manos al tiempo que una expresión triunfante comenzaba a dibujarse en su rostro.

Acto seguido, el peliplateado lanzó el arma que acababa de arrebatarle al enemigo en el aire con gran fuerza mientras, por su parte, el dueño de esta no podía hacer nada más que observar, completamente atónito. Una vez dicha arma hubo alcanzado una altitud considerable, el ojiverde lanzó algunas dinamitas en la misma dirección, las cuales explotaron al impactar con el arma, reduciéndola instantáneamente a incontables trozos de metal, los cuales se dispersaron por todo el patio al caer.

Ante esto, el enemigo se limitó a tenderse sobre el césped sin pronunciar palabra alguna, permitiendo que su mirada se perdiera en las primeras estrellas que comenzaban a tornarse visibles en el cielo.

—Con esto, ni tú ni nadie de tu familia podrán hacer desaparecer a alguien nunca más—Sentenció el peliplateado, permitiéndose dotar a su voz de un leve rastro de sarcasmo—Además, perdiste tu arma y casi no puedes moverte. Me pregunto ¿Qué deberíamos hacer contigo ahora? —

—Mátenme de una vez por todas—Se apresuró a responder el rubio en un tono de voz tan monótono y desprovisto de todo rastro de emoción alguna que llegaba a resultar escalofriante—Tú mismo lo dijiste, ya no me quedan armas y prácticamente no puedo moverme. Si vuelvo así al cuartel, sería el centro de todas las burlas por el resto de mi vida, así que apresúrense y acaben con todo rápido, ¿¡Qué están esperando¡?—

—Con gusto—Afirmó Gokudera al tiempo que sus labios se curvaban en una pequeña sonrisa.

—¡Esperen! ¡No es necesario llegar a ese extremo! — Exclamó el castaño—¿Acaso no hemos querido desde el principio todos aquí que esto se solucione de la manera más pacífica posible? —

—E-eso es verdad, pero…—Replicó el peliplateado entre balbuceos—¿Qué propone que hagamos entonces, Décimo? —

—¿Cuánto dura el efecto del arma paralizante que usó? — Preguntó el aludido

—Aproximadamente media hora…—Respondió certeramente el padre

—Entonces esperaremos media hora y después dejaremos que el enemigo se vaya—Sentenció el castaño en un tono de voz que no dejaba entrever ni el más mínimo rastro de vacilación.

—No me quedaré aquí a soportar sus burlas tanto tiempo—Declaró el rubio con desdén mientras se arrastraba por el césped hasta encontrarse junto al tronco de un árbol cercano. Acto seguido, apoyó sobre dicho tronco la mano que le respondía completamente para luego ascender a lo largo de este lentamente y con extremada dificultad hasta lograr ponerse de pie. Sin embargo, luego de aquello perdió el equilibro de forma prácticamente instantánea, cayendo nuevamente sobre el césped, ante lo cual repitió el procedimiento anterior sin pronunciar palabra alguna, obteniendo exactamente el mismo resultado.

Necesitó repetir aquella operación un par de veces más antes de finalmente ser capaz de apoyar su mano en el tronco de otro árbol cercano durante la caída, tras lo cual logró recuperar el equilibro con gran esfuerzo, para luego apartar su mano de dicho tronco, con lo cual su cuerpo se inclinó hacia adelante por completo, permitiéndole apoyarse en el tronco de un nuevo árbol para así evitar caer. Repitiendo aquella operación incontables veces, logró avanzar hacia el acceso principal de la mansión a un paso sumamente lento pero estable.

—¿Qué pasará con la máquina del tiempo? —Inquirió repentinamente el padre

—No pretenderás que intente llevármela en este estado, ¿o sí? — Replicó desde la distancia el enemigo, extenuado—Le pediré a alguien que venga a buscarla mañana a primera hora, así que más te vale que no cambies de opinión, viejo—Sentenció instantes antes de perderse de la vista de los demás presentes en medio de los árboles.

Ante esto, el hombre dejó escapar un leve suspiro, tras lo cual buscó entre sus bolsillos hasta encontrar un intercomunicador.

—Abran la puerta principal—Ordenó a través del aparato en una voz completamente monótona, tras lo cual guardó el intercomunicador en su bolsillo.

Luego de aquello, transcurrieron largos minutos de incómodo silencio, durante los cuales el único ruido que llegaba hasta los oídos de los presentes era el de las hojas de los árboles al ser mecidas por la gélida brisa del anochecer.

—Gracias por todo, chicos—Afirmó súbitamente el padre, rompiendo el hielo—Verán, durante todos estos años, he tenido que convivir con el arrepentimiento día a día. Arrepentimiento por no haber sido capaz de hacer nada más para ayudar a la mujer que amo, arrepentimiento por no haber hablado con la verdad en todo momento desde el principio, y, sobre todo, arrepentimiento por todo el daño que inconscientemente les causé a mis hijos. Por lo mismo, estaba totalmente convencido de que, si lograba regresar al pasado con la máquina del tiempo, podría comenzar a hacer las cosas bien, podría construir la familia feliz con la que he soñado todo este tiempo y por fin podría dejar atrás el arrepentimiento—Confesó al tiempo que agachaba levemente la mirada— Pero gracias a ustedes me di cuenta de que no podría haber estado más equivocado, me di cuenta de que, si hubiera cambiado el pasado, me hubiera condenado a una vida completa de un arrepentimiento aún más grande que el que ya sentía, y de paso hubiese arrastrado conmigo a toda mi familia, y ahora que entiendo eso, creo que por fin podré dejar atrás el pasado y comenzar a esperar con ansias lo que sea que el futuro tenga preparado para mí— Declaró al tiempo que sus labios se curvaban en una pequeña sonrisa—Así que, muchas gracias por eso y discúlpenme por todas las molestias que les causé—

—N-no fue nada…—Respondió Tsuna tímidamente, sin saber bien qué decir, pero temiendo que el silencio se apoderara del lugar nuevamente—Al final, todo salió bien, así que valió la pena—Afirmó animadamente—En fin, se está haciendo bastante tarde, así que nosotros debemos irnos…—

—¿Los volveré a ver algún día? —Preguntó el padre en un tono de voz que transmitía gran serenidad

—Tal vez—Respondió fríamente Gokudera al tiempo que se volteaba y se dirigía al acceso principal de la mansión a paso apresurado.

Por su parte, el castaño esbozó una tímida sonrisa antes de imitar el gesto del peliplateado.

Instantes más tarde, ambos chicos se encontraban junto a la puerta principal, la cual se abrió pesadamente y con gran estruendo para permitirles el paso hacia la escasamente iluminada y vacía calle, tras lo cual ambos iniciaron el camino de regreso al hotel en completo silencio.

De pronto, el ojiverde se detuvo y volteó con el fin de que su mirada se encontrara con la del ojimiel.

—Verá, Décimo, hay algo que he querido preguntarle desde hace días, pero con todo lo que pasó, no he podido hacerlo…—Admitió Gokudera, hablando aceleradamente.

—¿Dime? —Preguntó el aludido, con un leve rastro de curiosidad en su voz.

—¿Q-quisiera salir conmigo? —Inquirió tímidamente el peliplateado al tiempo que desviaba la mirada

—¿¡P-por qué me preguntas eso ahora!?—Replicó el castaño entre balbuceos, agradeciendo que la oscuridad de la noche que finalmente había caído sobre la ciudad ocultara parcialmente el enrojecimiento de su rostro—Y-ya sabes la respuesta, ¿no? —

—Puede ser, pero… ¡De todos modos necesitaba preguntárselo! — Argumentó torpemente el ojiverde—Ya sabe, con todo el asunto de los viajes en el tiempo y los mundos paralelos y eso…—

—Supongo que tienes razón—Admitió el ojimiel al tiempo que reía por lo bajo—Y sí, quiero salir contigo—

 

Notas finales:

...Ahora que todo ha terminado (?, creo que tengo que admitir que escribir este capi me costó más de lo que pensaba OTL, pero a pesar de todo, quedé más o menos conforme con el resultado, y como dije antes, yo sería feliz sólo sabiendo que después de esto no se van con la sensación de que perdieron el tiempo <3 

Nuevamente, muchísimas gracias por todo!!


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