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Dèjá Vú (5927) por Mahiko

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Notas del capitulo:

Ufffff, para terminar una semana de locos para mí les traigo actualización de esta cosa un poco más tarde de lo que los tengo acostumbrados :'DDu (?

En fin, sobre el cap en sí, lo único que puedo mencionar sin spoilear es que por fin empezamos a entrar de lleno en la trama y a explicar todos los misterios de este asunto (??? así que los dejo para que lean porque no tengo creatividad ahora mismo para escribir estas cosas y espero que un milagro haga que les guste! :'D

Como siempre, esto va dedicado a mi beta Ricchan y a la gente de 5927 Fans Unite en FB <3 

El estruendo de los aviones al aterrizar y despegar dificultaba oír los anuncios que cada cierto tiempo se realizaban a través de los altavoces y se mezclaba con las voces de los pasajeros que transitaban de un lado a otro del aeropuerto a paso apresurado, reduciéndolas a un murmullo prácticamente inaudible. Sentado en una de las bancas, Gokudera sostenía su pasaje de avión entre sus manos al tiempo que miraba a su alrededor en todas direcciones con impaciencia.

Apenas 30 minutos lo separaban de la hora programada para el despegue de su vuelo a Italia. En cualquier instante harían un llamado a través de los altavoces a todos los pasajeros de dicho vuelo, solicitándoles someterse a las revisiones de seguridad finales antes de abordar el avión, sin embargo, el Décimo aún no había llegado.

Se sorprendió al percatarse de la tristeza que este hecho le causaba. Y es que, ¿No era acaso así como había planeado aquel viaje desde un principio? ¿Acaso no era mejor así? Si el Décimo se quedaba en Japón, estaría a salvo de cualquier peligro, en cambio, si iba a Italia con él como había dicho que lo haría…el sólo hecho de imaginar lo que podría ocurrir le resultaba aterrador. No podía permitirse exponerle de esa manera bajo ningún concepto. Sabía perfectamente que si alguno de sus temores se hacía realidad jamás se lo perdonaría, y entonces, ¿por qué la idea de realizar aquel viaje en solitario le resultaba de pronto tan triste? ¿Podría ser que, a pesar de todo, en el fondo no quería alejarse del Décimo aunque fuese sólo por unos cuantos días? ¿O tal vez era porque, si viajaban juntos, parecería que estaban disfrutando de unas agradables vacaciones en pareja en lugar de recopilando información acerca de una familia mafiosa enemiga? ¿Desde cuándo había comenzado a pensar de aquella forma tan egoísta? ¿Acaso se debía a que ahora sabía que el Décimo correspondía a sus sentimientos…?

Repentinamente, el sonido de unos pasos acercándose a gran velocidad hacia donde él se encontraba llegó con absoluta claridad hasta sus oídos, y el llamado de una voz extremadamente familiar lo sacó de sus cavilaciones.

— ¡Gokudera-kun! ¡Lo siento mucho por hacerte esperar!—Exclamó entre jadeos Tsuna al tiempo que tomaba asiento junto al aludido, exhausto.

—N-no se preocupe por eso—Dijo el peliplateado entre balbuceos, agachando la mirada.

—En cualquier caso, ya tengo mi pasaje y todos los otros trámites también están listos, así que lo único que falta es…—El castaño se vio interrumpido por una voz femenina que solicitaba a través de los altavoces a todos los pasajeros del próximo vuelo con destino a Italia acercarse a la puerta de embarque designada para realizar las últimas revisiones de seguridad protocolares y abordar el avión—…Precisamente eso—Finalizó al tiempo que reía por lo bajo.

Sin esperar una respuesta, el ojimiel se levantó de la banca y se dirigió hacia la puerta de embarque que había mencionado la mujer del altavoz hace unos instantes, sin embargo, se vio obligado a detenerse luego de haber andado apenas un par de pasos al darse cuenta que el ojiverde aún permanecía sentado en la banca, y lo observaba fijamente con una expresión de preocupación en su rostro.

— ¿Pasa algo?—Preguntó, levemente confundido

—En realidad, hay algo que necesito preguntarle antes de subir al avión—Admitió Gokudera tímidamente al tiempo que desviaba la mirada

— ¿Qué cosa?—

— ¿Está seguro de que quiere hacer esto?—Inquirió el peliplateado en un tono de voz amable y firme al mismo tiempo, mientras clavaba fijamente la mirada de sus ojos color esmeralda en Tsuna —Lo que quiero decir es que, si hacemos esto, no podremos volver atrás—

—¡Claro que sí!— Se apresuró a responder el castaño despreocupadamente al tiempo que una amplia sonrisa iluminaba su rostro—Así que, ¡Deja de preocuparte por eso y vamos, o si no el avión despegará sin nosotros!—Sentenció mientras se volteaba y retomaba la marcha hacia la puerta de embarque.

Acto seguido, el ojiverde se levantó de la banca y lo siguió, dejando escapar un ligero suspiro.

Luego de pasar por las últimas revisiones de seguridad, finalmente abordaron el avión, el cual despegó minutos después sin contratiempo alguno. El trayecto transcurrió rápidamente entre animadas conversaciones y risas que lentamente hicieron crecer en el interior de ambos el optimismo y la siempre reconfortante certeza de que, sin importar lo que les deparara el futuro, podrían sobreponerse a cualquier obstáculo mientras permaneciesen juntos.

Atardecía cuando finalmente llegaron a su destino, sin embargo, el cielo estaba cubierto en su totalidad por densas y oscuras nubes que impedían ver la puesta de sol y amenazaban con dejar caer su contenido de lluvia sobre la ciudad en cualquier instante. Una gélida brisa les dio la bienvenida al descender del avión como un augurio de los tormentosos días que los esperaban.

Luego de llegar hasta la salida del aeropuerto, abordaron un taxi que los transportó a través de la ajetreada cuidad y de la gran cantidad de gente que corría a toda prisa de un lado a otro intentando desesperadamente llegar a sus destinos antes de que comenzara a llover hasta llegar a  las inmediaciones de un austero edificio de tres pisos y un letrero ubicado sobre su puerta de entrada en el cual se podía leer la palabra Hotel. Luego de atravesar dicha puerta, se encontraron en un hall decorado de forma sencilla, pero al mismo tiempo muy cálida. La mujer que estaba a cargo del mesón de recepción los observó con curiosidad y disimulo desde su puesto de trabajo al entrar. Se dirigieron hasta allí, en donde la recepcionista les hizo entrega de las llaves de una habitación ubicada en el tercer piso luego de un breve intercambio de palabras en italiano con Gokudera. Acto seguido, subieron al ascensor que los llevó hasta la planta más alta del edificio. Al salir, no les costó trabajo encontrar su habitación. Caminaron hacia la misma a paso apresurado y entraron.

En su interior, la estancia contaba con 2 camas individuales,  junto a las cuales se ubicaban 2 mesas de noche.  Una TV colgaba desde la pared ubicada frente a las camas con la ayuda de un soporte adecuado para dicho fin. Un pequeño clóset se alzaba en uno de los rincones, completando el mobiliario de la habitación, la cual, pese a su sencillez, resultaba sumamente acogedora. Ambos se dirigieron hacia donde se ubicaba el clóset y acomodaron al interior de este el escaso equipaje que habían traído sin intercambiar palabra alguna, siendo el armonioso sonido de las primeras gotas de lluvia al caer el único ruido capaz de interrumpir el absoluto e incómodo silencio que se había instalado en la estancia.

—Verás, Gokudera-kun, sobre la investigación y todo eso…—Dijo Tsuna tímidamente una vez hubo terminado de acomodar su equipaje, rompiendo así finalmente el hielo al tiempo que tomaba asiento sobre una de las camas—Hay algo sobre lo que necesito conversar contigo…—

—Yo también necesito hablar con usted acerca de eso—Anunció el aludido mientras tomaba asiento a su vez en la cama ubicada frente a aquella en la cual se encontraba el castaño—Porque estuve pensando y, como lo que sabemos del enemigo hasta ahora es tan poco, y lo único que buscamos es información, creo que lo mejor es que, de ser posible, evitemos un enfrentamiento directo con los Scaglietti…—

— ¿Qué quieres decir con eso?—

—Que nuestra mejor opción es infiltrarnos en su base—Sentenció el peliplateado con seriedad

—Puede que tengas razón…—admitió el ojimiel en un reflexivo tono de voz—Pero, ¿Cómo lograríamos eso? ¿Tienes alguna idea?—

—Precisamente sobre eso quería hablar con usted, Décimo…—anunció el ojiverde, desviando la mirada—Usted estuvo en la base de los Scaglietti, ¿no? ¿Cómo era?—

— ¿Qué cómo era? En realidad, es difícil de explicar con palabras pero…era un lugar muy extraño…—Afirmó el aludido al tiempo que hacía un gran esfuerzo por evocar en su mente y encontrar las palabras adecuadas para describir aquel lugar lleno de contrastes, cuyo recuerdo por alguna razón le resultaba sumamente lejano y difuso, casi como si lo hubiese visitado en medio de un sueño—Cuando entré, me pareció que era un centro de investigación común y corriente, con gente vestida con bastas de laboratorio conversando en los pasillos y todo…pero la máquina del tiempo estaba guardada en un subterráneo muy oscuro y frío, y la verdad es que me dio algo de miedo cuando nos llevaron hasta ahí…—Finalizó, levemente apenado

—…Y seguramente lo que buscamos también esté oculto en ese subterráneo—Concluyó Gokudera, pensativo—En ese caso, no será nada de fácil infiltrarse…—

—Pero tal vez tengamos una oportunidad—Afirmó Tsuna en un amable tono de voz que intentaba resultar tranquilizador—Porque lo que yo quería decirte era que, antes de salir de Japón, Reborn me dijo que conocía a alguien que odiaba a los Scaglietti, y que tal vez esa persona querría ayudarnos…—

— ¿¡En serio!?—Preguntó animadamente el peliplateado— ¿Quién es esa persona?—

—No quiso decírmelo—Reconoció el castaño—Dijo que él se encargaría de hablar con esa persona, y que, si accedía a ayudarnos, esa persona nos contactaría—

— ¿O sea que lo único que podemos hacer es esperar?— Inquirió el ojiverde con impaciencia

—Por ahora, sí…—

— ¿De verdad podemos darnos ese lujo?—Preguntó Gokudera en un frío y escalofriante tono de voz—Es decir, no nos queda mucho tiempo, ¿o sí?—

—No, pero…—El ojimiel había comenzado a replicar algo entre balbuceos, sin embargo, fue interrumpido por el estruendo de fuertes y repetitivos golpes contra la puerta de la habitación.

— ¡Yo voy!—Anunció el peliplateado con determinación al tiempo que se levantaba de la cama y se dirigía a paso apresurado hacia la puerta.

Al abrir esta, se encontró frente a frente con una de las empleadas del hotel, la cual sostenía firmemente entre sus manos una hoja de papel.

—Alguien vino y nos pidió que les entregáramos esta nota urgentemente—Anunció la mujer al tiempo que extendía sus brazos para permitir que el ojiverde tomase la hoja de papel entre sus manos—Le preguntamos si acaso no prefería entregarla personalmente, pero no respondió. Tampoco quiso decirnos su nombre, aunque se lo preguntamos muchas veces…—

—Muchas gracias…—musitó Gokudera mientras tomaba la misteriosa nota entre sus manos, mirándola con desconfianza.

Por toda respuesta, la empleada del hotel le dirigió una leve y cortés sonrisa para luego voltearse y marcharse, tras lo cual el peliplateado cerró la puerta de la habitación y leyó la nota en voz alta.

Si quieren derrotar a los Scaglietti, vayan mañana al mediodía al parque que está a 3 calles de aquí—Repitió en un tono de voz en el que la incredulidad se mezclaba con leves rastros de optimismo.

— ¡Lo sabía! ¡Después de todo, la persona de la que me habló Reborn nos va a ayudar!—Exclamó Tsuna sin poder evitar que la felicidad que había comenzado a tomar forma lentamente en su interior con cada palabra que oía se hiciese evidente en su voz.

—Y ahora que lo pienso, recuerdo haber visto un parque muy cerca de aquí cuando llegamos…—Afirmó el ojiverde en un reflexivo tono de voz—Así que, lo único que tenemos que hacer es esperar hasta mañana, ¿no?—

— ¡Así es!—

— ¿Qué hacemos hasta entonces? ¿Le gustaría ir a cenar?—

Acto seguido, salieron de la habitación y se dirigieron hacia el comedor del hotel, ubicado en el primer piso del edificio, en donde les sirvieron la cena. Comieron prácticamente sin intercambiar palabra alguna, tras lo cual regresaron a su habitación, vieron la TV durante un rato para matar el tiempo y finalmente se turnaron para darse una ducha e irse a dormir, exhaustos luego del largo viaje.

+++

Escasos minutos los separaban del mediodía cuando se dirigieron hacia el parque. Caminaron en silencio, limitándose a intercambiar fugaces y tímidas miradas y a luchar en solitario por mantener bajo control los temores y dudas que cada uno albergaba en su interior.

Al llegar a su destino, encontraron el parque totalmente vacío. La lluvia de la noche anterior había creado unas cuantas posas de agua, y el viento había arrancado una gran cantidad de hojas desde los árboles, las cuales ahora descansaban sobre el suelo del parque. A pesar de que era algo completamente esperable para la jornada después de una noche de lluvia, había algo inquietante acerca de aquel paisaje, algo imposible de poner en palabras.

Se disponían a encontrar un lugar adecuado para esperar la llegada de su potencial aliado cuando ambos sintieron al mismo tiempo un golpe en la cabeza lo suficientemente fuerte como para hacerles perder la consciencia de forma instantánea, sin darles tiempo a reaccionar.

Cuando recobraron el conocimiento, cada uno se encontraba sentado en una silla. La débil luz que proporcionaba una ampolleta que colgaba del techo de la estancia permitía distinguir las paredes desprovistas de ventanas, una puerta ubicada en un lejano rincón, la mesa que se alzaba justo en frente de ellos, una tercera silla, vacía, ubicada en el extremo opuesto y una silueta inmóvil cerca de esta.

—Lo siento por haberlos traído hasta aquí de esa forma, pero espero que entiendan que no puedo revelar la ubicación de este lugar así como así—Se disculpó la silueta al tiempo que tomaba asiento en la silla vacía, de forma que la tenue luz ahora iluminaba su rostro.

— ¿¡V-verde!?—Exclamó el castaño sin poder ocultar la gran sorpresa que experimentaba— ¿Tú nos enviaste esa nota?—

—Lo siento mucho si mi presencia te desilusionó, Décimo Vongola—Afirmó el aludido en un sarcástico tono de voz—En fin, Reborn ya me puso al tanto de la situación, pero quiero que sean ustedes los que me cuenten todos los detalles, ¿Es verdad que los Scaglietti encontraron una forma de hacer desaparecer a alguien de los recuerdos de todos quienes le conocieron?—

Notas finales:

Hablando así 100% honestamente (????? tal vez para ustedes no sea gran cosa pero yo me puse así súper feliz cuando se me ocurrió lo de incluír a Verde :'Du (? porque mi otra opción era crear un OC y honestamente no quería xDu so, veamos en qué termina esta extraña alianza (???

/mahiko runs


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