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Labyrinthus: Doomsday (Secuela) por MissCooper

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14- Respiro


Los rayos del sol en los cristales iluminaban todo el despacho. Un hombre de aspecto mayor se mecía en su silla observando cautelosamente unos documentos. Tenía casi todo lo que necesitaba para cumplir lo que llevaba años buscando, estaba tan cerca que podía sentirlo. Guardó los papeles en el interior de una carpeta para después meterlos en la caja fuerte que se escondía detrás de uno de los cuadros del cuarto. La combinación era la fecha de nacimiento de su hija, usaba la misma contraseña para todo desde el día que nació. Era lo que más quería en este mundo, que lástima que se vieran tan poco. Ella nunca quiso seguir sus pasos. Una vez abrió la caja de seguridad sacó de ella su posesión más preciada. Estaba metida en otra cobertura de acero para que nadie pudiera ver su interior. Rozó la tapa superior y después la abrió dejando ver el amuleto de Tlalhual. El hombre solo pudo sonreír inspirando profundamente para disfrutar del momento. Había crecido escuchando las historias de ese objeto. Creció imaginando las posibilidades que podría ofrecerle y la cantidad de cosas que lograría si alguna vez cayese en sus manos. Y ahora ya no era un sueño, era una realidad palpable, lo tenía en sus manos. Y todo por lo que había luchado estaba a punto de cumplirse. Solo necesitaba una cosa más, una simple y resbaladiza cosa.

Elle se despertó intentando respirar aunque ya no lo necesitara. Le tomó unos minutos reconocer donde se encontraba. Salomé la miraba con preocupación y la niña también estaba con ella. Todo había sido una de sus visiones y de las fuertes. Era como si estuviera en ese despacho viendo a aquel hombre desde cerca. Aquello le preocupó todo el camino, todo el mundo quería hablar sobre lo que había visto, pero tampoco podía dar muchos detalles. Sabía donde estaba el amuleto, el resto no habían querido que lo viera. No podía dejar de pensar en la pieza del puzzle que faltaba, estaba cerca, lo tenía todo menos una cosa... ¿Qué cosa?.

-Has estado muy callada todo el viaje- Salomé la miraba desde el otro lado de la parte trasera. Amelia se había quedado dormida y Kyra y Jessica estaban en la parte delantera compartiendo un silencio sepulcral.

-No aquí- Se tocó la frente con el dedo índice con un golpe corto y seco- Intento poner en orden algunas cosas. Siempre hay muchas voces aquí arriba.

-Comprendo- La vampiresa de cabello oscuro cogió a su compañera de la mano intentando darle algo de apoyo. Cuando Elle estuvo viva había sufrido más de una crisis debido a las voces de su cabeza. Tardó mucho en aprender a controlar sus poderes y eso le causó mucho dolor en el pasado. Temía que volviera a esa época oscura- No te preocupes, lo solucionaremos todo.

Elle sonrió incrédula. Intentaba animarla pero ella no era muy devota de las falsas esperanzas.

-Van a hacer algo terrible con ese amuleto. Me lo están susurrando constantemente... Y no se si seremos capaces de pararlo.



No tardaron en llegar al nuevo refugio que Nat amablemente les había propiciado. La granja era enorme y se encontraba en medio de la nada a las afueras de los Ángeles. Situada lo bastante lejos como para que le proporcionase protección y lo suficiente cerca como para poder cumplimentar su misión. Amelia corrió hacia una de las habitaciones para dejar sus cosas y poder tumbarse en una cama. Ahora tenía el collar ese mágico adornando su cuello pero no sentía nada extraordinario, ni distinto. Había imaginado ese momento como algo más potente, como si fuera a convertirse en una superheroina o algo. Pero seguía como antes, como una adolescente solitaria y con miedo a descontrolarse. Quizás algún día Elle la enseñaría a usar sus poderes. Puede que entonces ya no tenga que tener miedo de nada, ni de ella misma.


Jessica lanzó su maleta encima de la cama de matrimonio polvorienta. El colchón rechinó debido a los muelles desgastados del somier. Estaba agotada, por lo de Manuel y por el viaje. No sabía muy bien como sentirse y solo quería dormir. Se tumbó al lado de sus cosas deseando que todo pasara cuando abriera los ojos.

-¿Podemos hablar?- Kyra tomó asiento a su lado poniéndole una mano encima del brazo.

-No tengo muchas ganas de hablar en estros momentos- La voz de la pelirroja sonaba decadente y pausada.

-En algún momento tendremos que hacerlo. Y no se si nos sobra el tiempo.- Jess se dió la vuelta esta vez para mirarla- ¿Estás bien?- Kyra le acarició la frente colocándole el pelo detrás de la oreja. La pelirroja negó con un movimiento de cabeza y ella le besó en los labios.

-Bueno, ahora estoy algo mejor- comentó Jess rozándole la boca con la yema de su dedo pulgar.




Elle sentía que la cabeza le iba a reventar. Quería calmarse, pero las voces no paraban. Salomé la miraba preocupada, la cosa no mejoraba.

-¿Estás bien, amor? Empiezas a preocuparme- Salomé había presenciado varias de las visiones de su amiga, pero no recordaba ninguna tan intensa.

-Solo necesito un rato- La vampiresa de cabellos dorados se encerró en uno de los dormitorios buscando algo de tranquilidad, aunque le resultara complicado con todo ese ruido en su cabeza. Se venía algo grande y los antiguos poderes se lo estaban gritando “ ya viene”


Amelia miraba su nuevo complemento con la misma cara con la que miraba los regalos de navidad. Recordó cuando tenía seis años y sus padres le regalaron un castillo de lego que llevaba pidiendo todo el año. Tardó un mes en construirlo entero, pero mereció la pena. Vuelta al cristal, sabía que eso no eran unos legos, que llevaría mucho más trabajo controlar aquello que tenía dentro. Pero había una esperanza... Con eso y con Elle enseñándola.
Estiró los brazos para ocupar casi el ancho de la cama al completo. Esos momentos de tranquilidad sin correr de un lado a otro, sin seres sobrenaturales persiguiéndola, sin casi morir a cada esquina. Eran pequeños tesoros en los que podía jugar a imaginar que su vida seguía siendo normal.


Las motas en las gafas no le dejaban trabajar a gusto. La informática se tomó un momento para limpiarse los cristales, había estado tan ocupada que ya no recordaba cuando fue la última vez que las había lavado correctamente.
Se levantó del asiento para ir al baño y de paso echarse un poco de agua en la cara. Se veía demacrada en el reflejo del espejo. Las ojeras ya formaban parte de su rostro, al igual que la cara de cansancio. Aprovechó el paseo para ver si habría algo de café en la cocina, pero la despensa estaba completamente vacía, a primera hora deberían ir a hacer algo de compra.

-¿No puedes dormir, jefa?- Noah se rascaba el ojo entrando a la cocina en busca de un vaso de agua, la casa había estado tanto tiempo cerrada que la cantidad de polvo que contenía estaba siendo un arma letal contra el muchacho.

-Nunca duermo mucho-Nat cambió el café por otro vaso de agua dada las circunstancias - ¿Y tú

-La alergia me está matando, pero ahora volveré a intentar echarme un rato

Ambos se sentaron en la enorme isla que dominaba la cocina. Tenía esas típicas banquetas altas de bar en la que podías sentarte en mesas altas sin parecer un niño en un cumpleaños.

-Jefa...- Noah suspiró mirando a la muchacha- ¿Crees que podemos ganar?

Nat se había hecho mil veces esa pregunta. Cada día, cada segundo de su vida. Había adaptado toda su nueva normalidad a que la respuesta fuera un sí, claro que vamos a ganar... pero nunca llegaba a convencerse de ello.

-No lo sé, Noah... No lo sé.


Ver de nuevo su cuerpo desnudo tumbado a apenas cinco centímetros del suyo le parecía cosa de otra vida. Era ella, estaban otra vez juntas. Jess acarició el brazo de Kyra con suavidad intentando no despertarla. Los remordimientos por lo que le estaba haciendo a Manuel le pesaban como un yunque en su corazón...pero era Kyra, era ella...estaba viva.
Se giró en la cama para tumbarse boca arriba mirando al techo. Todavía no podía creerse que había vuelto, que estaba allí, en la misma cama. Recordaba con pleno detalle la noche en la que se la arrebataron. Lo llevaba repasando cada día desde hacía tres años. Había imaginado mil variables de como salvarla, de como arreglarlo todo y que ella volviese a sus brazos...pero todo eran sueños.
Volvió a mirar a su compañera de cama y suspiró profundamente.

-Tres años...- susurró a un volumen muy bajo.

Estaba claro que esta noche Jess tampoco iba a dormir. Se vistió con lo que pilló por el suelo y salió al porche de la granja. Hacía una temperatura bastante agradable y podía disfrutar del cielo completamente estrellado. Miró su teléfono para comprobar si su marido le había dejado un mensaje, aunque no tenía ninguno.

-¿Disfrutando del paisaje?- La pelirroja se dio la vuelta sobresaltada para comprobar que Kyra también se había levantado.

-¿Te he despertado?- Preguntó preocupada. Quería que descansara después de todo lo pasado con su encierro mental. En ese momento tragó saliva recordando todas las cosas que había visto y que nunca le había contado.

-No te preocupes, ya sabes que yo nunca duermo demasiado- Se estiró intentando recolocar la musculatura de su espalda- ¿Estás bien?

Jess sonrió con la pregunta.

-Hago lo que puedo- Tomó unos segundos para coger el valor de preguntarle algo que le rondaba la cabeza desde que vio los recuerdos de su amante- ¿Cómo estás tú?... me refiero después del asunto de tu mente y todo eso.


Kyra suspiró, sabía que iba a tener que tener esa conversación tarde o temprano...aunque ella esperaba que fuera más tarde. Jessica había visto cosas de su pasado que ella prefería mantener enterradas en el olvido.

-He pasado por cosas peores- Le dedicó una sonrisa incómoda y después se aventuró a continuar hablando- Jess... lo que viste.

La pelirroja la interrumpió antes de que pudiese seguir hablando.

-No tenemos que hablar de ello si no quieres- Se acercó a ella para cogerla del brazo. Ambas estaban apoyadas en la barandilla del porche mirando kilómetros de campo de maíz que se extendían hasta el final de lo que alcanzaba su vista.

-Mi pasado es complicado... cuando yo nací las cosas eran diferentes. No tuve una familia cariñosa ni una madre preocupada- Hacía mucho tiempo que no dedicaba un solo minuto en pensar en su madre, porque cuando lo hacía un dolor puntiagudo le atravesaba el pecho-Me crié como una moneda de cambio, como algo con lo que negociar...era otra persona distinta.

Jessica la besó en la cabeza para después posar su cabeza en su hombro.

-Siento mucho que tuvieses que crecer así... eras una niña adorable.

Kyra sonrió. Durante un instante recordó como era ser aquella niña pequeña, como era antes de crecer y tener que convertirse en el plan paterno para salvar la empresa.

-Nunca fui una niña, al menos no una muy feliz- bajó la cabeza incómoda

-Vi lo que pasó con aquel hombre...lo siento mucho- Apretó su brazo como muestra de apoyo. Habría matado a aquel tipo con sus propias manos de haber podido hacerlo.

-Esa noche fue cuando cambié...no fue con el tema de la inmortalidad ni nada parecido. La primera noche que maté a alguien fue la que me cambió...huí todo lo lejos que pude, me cambié el nombre y nunca más volví a ver a mi familia.

-Ada...- A Kyra le resultó muy raro escuchar su verdadero nombre de los labio de la pelirroja... había tantos años que no lo oía en voz alta... tantos años.

-De Adaline... ¿Te gusta?- Soltó una risa incómoda, ese nombre era como otra piel en la que no se sentía identificada en absoluto.


-Me gusta más Kyra

Y ambas se besaron pasando el resto de la noche en silencio mirando las estrellas.


En amanecer en la granja era igual de tranquilo que la noche. Nat había conseguido dormir unas tres horas y se sentía casi orgullosa de ello. Recordaba cuando Andy le decía que se tomaba su trabajo demasiado en serio, que tenía que descansar más y hacer cosas normales. Como comer pìzza en chandal y no levantarse del sofá en todo un fin de semana por ver una maratón de The office.
Cuando se acordaba de él se le escapaba una sonrisa nostálgica.. cuánto le echaba de menos. Se preparó para organizar el día, había mucho trabajo y lo primero era mandar al equipo a por víveres para alimentar a todos los que estaban en la casa. Menos mal que el dinero no era un problema...porque entre Kyra y la adolescente terminarían con el fondo financiero de cualquiera solo con comidas.

-¿Cómo has dormido?-Kyra entró en la cocina donde Nat había instalado su centro de operaciones.

-Lo suficiente- La informática era parca en palabras y más sin su café diario. Estaba deseando que los chicos trajesen la compra para poder tomar su dosis oportuna.

Kyra abrió la nevera con la esperanza de encontrar algo para llevarse a la boca, pero la devastación fue terrible cuando únicamente encontró un limón que no parecía un limón y un paquete de mantequilla que debía venir con la nevera.

-Pronto tendremos comida, no desesperes- Comentó Nat mirando por encima de su portátil para tranquilizar a su amiga, la cual se fue arrastrando hacia una de las banquetas de la isla.

-Es el fin del mundo- Sentenció apoyando la cabeza sobre sus brazos en forma de protesta.


El día pasó tranquilo. Natalie estuvo casi todo el tiempo tecleando sin parar y apuntando un montón de datos. Les comentaba que estaba intentando dar con el paradero del tipo que les había robado el amuleto, recolectando información de cualquier lugar de la red, cualquier cosa.
El resto se dedicaron a comer, limpiar la casa y esperar a que las vampiresas despertasen y poder hablar con Elle de que hacían en los Ángeles. Ella tendría más información del plan y los próximos movimientos.

Amelia se pasaba las horas toqueteando su colgante, a veces lo miraba como esperando que hiciese algo mágico e inesperado, pero únicamente parecía un cristal.

-Debes tener paciencia- Le comentó Kyra que la estaba observando desde el rabillo del ojo.

-Eso hago, pero...¿Qué harías tú si supieras que puedes hacer cosas super guays, pero no tienes ni idea de como?

-Me esperaría a que alguien que supiera hacer esas cosas tan chulas me enseñase. Tienes un gran poder, Amelia. Tienes que ir con cuidado- La antigua líder sabía bien lo que era lidiar con un cambio de tal envergadura.
-Un gran poder conlleva una gran responsabilidad- Comentó ella citando a Spiderman.

-Eso es.



Las voces se había calmado cuando Elle despertó de su letargo. Esta vez había decidido dormir, necesitaba descansar con desesperación. Llevaba casi toda su vida preparándose para este momento y ni con todo el tiempo del mundo lo había conseguido. Se levantó dispuesta darse una ducha y vestirse. Las visiones cada vez eran más intensas, pero seguía sin tener permitido ver más allá.. todo estaba oscuro yeso era lo que más le preocupaba. Tomó aire y salió con el resto de los cohabitantes de la casa.

-Buenas noches- Saludó a la adolescente que estaba tumbada en el sofá del salón.

-Te esperan en la cocina- Respondió ella todavía resentida por esa pequeña intrusión a su cuerpo.
La vampiresa afirmó con la cabeza y se deslizó en la dirección en la que la chica le había señalado. Allí encontró a Salomé junto al resto del equipo. Parecía que estaban intentando montar un plan, pero les faltaban las piezas... y tanto que les faltaban.

-Buenas noches- repitió esta vez saludando a todos los presentes. Nat levantó la mirada y casi ansiosa respondió al instante.

-Al fin, Elle. Estábamos esperándote.

Elle miró como todos la observaban como una especie de ser divino. Como la respuesta a todas sus plegarias, siendo ella nada de eso.

-¿Qué viste, amor?- Salomé tomó la delantera acercándose a ella. ¿Qué vio?... si pudiera decirselo.

-El talismán que os robaron... el hombre que lo hizo es un tipo peligroso... tenemos una oportunidad andes de que la cosa se ponga peor- Tomó un respiro para ordenar sus pensamientos antes de continuar hablando- Existe un conjuro, uno muy antiguo. Para poder activar los poderes que encierra el talismán necesita encontrarlo. Si lo conseguimos nosotros antes y lo destruimos, no podrá hacerse con el poder que tanto ansía.

Esa noticia llegó al resto del equipo como un haz de luz mañanero. Había una posibilidad, no estaba todo perdido... todavía podrían ganar la partida.

-¿Y dónde lo encontramos?- Aventuró a preguntar Kyra.

- En Nueva Orleans- sentenció la de cabellos dorados.

Todos se miraron con cierta intriga. ¿Qué hacían en los Ángeles si esa cosa estaba en otro estado?

-¿Y qué hacemos en california?- Preguntó Nat ya con cierto enfado. Le costaba una eternidad encontrar bases para establecerse que les proporcionasen cierta seguridad y la idea de tener que volver a hacerlo en Luisiana no le hacía demasiada gracia.

-Porque aquí tenemos otros asuntos que atender. Vamos a necesitar información y ayuda de unos amigos que están aquí, tendremos que dividirnos.

Kyra asimiló la información de Elle.

-¿Cómo nos dividimos?

La vidente hizo un escaner visual de todos sus compañeros pensando cuales serían las mejores alternativas antes de preparar los dos equipos.

-La chica es demasiado importante como para ir paseandola por ahí. Debe quedarse para que Salomé la vigile y yo pueda comenzar a educarla en las artes místicas- continuó pensando- Las hablidades de Natalie serán necesarias para los retos que la ciudad nos esperan y su equipo no cabe duda que nos vendrá bien de ayuda- El último reposo fue para terminar de perfilar el plan- Jessica y tú deberéis ir a buscar el conjuro. Os daré indicaciones de como encontrarlo y algunas direcciones donde preguntar.

Kyra aceptó su tarea con una afirmación de cabeza.

-Todavía tengo algunos contactos en la ciudad, creo que sabremos manejarnos bien por la ciudad.

Todos comenzaron a preparar su parte. Jessica no había desecho la maleta, en esos días había viajado más en en mucho tiempo. Volvió a mirar su teléfono esperando alguna señal de vida de Manuel. Abrió el chat varias veces sin atreverse a escribirle nada. Era una persona horrible, lo que le había hecho no iba a poder perdonárselo nunca. Conoció a Manuel en el pero momento de su vida. Estaba destrozada y ese hombre le ayudó a volver a conectar los cachos... pero no del todo. No estaba completa hasta que ella volvió... y eso era algo que no podía enterrar. Lo había intentado. Cuando volvió a ver a Kyra intentó enterrar todos esos sentimientos, quería hacer las cosas bien con el hombre al que había prometido pasar el resto de su vida.
Suspiró sentándose al borde de la cama y se llevó las manos a la cara.
De verdad que lo había intentado, pero... era ella, había vuelto...

Todo estaba listo para comenzar el viaje. Kyra llevó el equipaje y algo de comida al coche y se acercó a Amelia que estaba sentada en el porche mirando como todo el mundo hacía cosas menos ella. Luego la llamaban inútil, pero es que no le dejaban hacer nada de nada.

-Tienes que tener cuidado mientras estemos fuera- Le comentó la antigua líder sacándola de su línea de pensamiento.

-¿No lo tengo siempre?-Preguntó sin creérselo mucho.


Kyra sonrió y tomó asiento a su lado. Le estaba cogiendo cariño a esa muchacha, no le sorprendía nada que Salomé también lo hiciera...con lo que era ella para los humanos.

-En serio, intenta no meterte en líos y hacer caso a las terroríficas vampiresas

Amelia puso los ojos en blanco.

-Lo que tengo que tener cuidado es con las terroríficas vampiresas y sus intenciones, que ya me he llevado un besito no buscado. Sois peores que mis compañeros de clase, menudo lio de faldas tenéis aquí montado- se cruzó de brazos indignada.

Kyra soltó una carcajada

-Un poco, pero no creo que tengas que preocuparte por tu integridad física en ese aspecto.

-¿Me estás llamando fea?- La adolescente arqueó una ceja bastante ofendida. En su instituto era de las chicas más solicitadas, vale que ahora no llevaba lentillas, ni se podía hacer las uñas cada semana, ni depilarse, ni sus tratamientos de cremas, ni... vale igual había perdido algo de su encanto.

-Para nada, pero eres muy pequeña para cualquiera de los presentes. Estás a salvo cachorrito- Kyra le dio un beso en la cabeza como despedida- Cuídate.


Nat estaba probando su nuevo programa de reconocimiento facial con los datos que había obtenido del señor que se había quedado el amuleto por parte de Kyra con los datos que Elle le daba de la gente que aparecía en sus visiones. Era un programa similar al que usa la CIA, pero con alguna mejora de la casa. En esos momentos recordó cuando apareció el gobierno en su casa ofreciéndole un puesto de trabajo como alternativa a la prisión, dado que en su época de estudiante quebrantó alguna que otra ley a través de su computadora. Suspiró nostálgica.

-¿Este es el hombre de tus visiones?- Giró el ordenador para que la vampiresa de cabellos dorados pudiese reconocer bien al sujeto. Afirmó con la cabeza de manera instantánea.

-¡No me jodas!- Salomé se acerco a toda velocidad al ver la cara del hombre en la pantalla. Estaba cotilleando de lejos, pero no pudo evitar interceder al reconocer al sujeto- Ese es el tipo raro que me encontré en la librería....¿Cómo se llamaba?- Salomé hizo un esfuerzo extra para intentar recordar su nombre. Por norma general no retenía nada que no tuviese que ver con ella o en su beneficio- Empezaba por A... ¡Antony!

Nat se quedó más blanca que las vampiresas que tenía al lado.

-¿Estás segura?

-Segurísima- Salomé la miro recelosa, no le gustaba que dudaran de sus capacidades.

Nat tecleó a toda velocidad intentando aclarar sus ideas. Si ese hombre era quien creía, estaban más jodidas de lo que de verdad pensaba.





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