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Labyrinthus: Doomsday (Secuela) por MissCooper

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16- Los Blackwood parte 2

Kyra salió de la mansión de los Backwood dispuesta a conseguir las runas. Tenía que darse prisa y ser eficaz, no podía dejar a Jess con esos sádicos. El pulso le iba a toda velocidad y se sentía mareada. Debía darse prisa, tenía que arreglarlo todo, iba a arreglarlo...

<< Hace 4 años

La luz del amanecer comenzaba a entrar por las rendijas entre abiertas de la persiana. Se había pasado toda la noche mirando como aquella preciosidad dormía. A veces tenía cierta envidia de como los demás conseguían dormir toda una noche entera, ella hacía mucho que no dormía de seguido...No lo necesitaba, no desde que cambió su condición. La miraba allí tumbada, moviendo la nariz cuando algo con lo que está soñando le perturbaba y soltando palabras inconexas.
Solía almacenar esos pequeños instantes, le gustaba recolectar momentos en los que parecía normal, en los que la vida pudiese parar un momento y olvidarse de todo. Había vivido mucho, demasiado. Había vivido más de lo que cualquier humano había conseguido vivir y todos esos momentos, para ella, pasaban demasiado rápido. Por mucho que intentase agarrarlos, guardarlos en un cajón y congelarlos para siempre... al final terminaban convirtiéndose en un pequeño borrón en la memoria. Pero ella no podía desaparecer en ese barullo de información temporal, ella era importante. Su manera de dormir, su sonrisa, como se manchaba la nariz con el café o la manera en la que le devolvía la mirada. Ella era importante, tenía que proteger esos momentos >>

-No puedes darle esas runas a Javik- Las palabras de Lara hicieron que Kyra diese un pequeño salto.

-¿Perdona?- La miró de arriba abajo algo desconcertada..

-Si le das esas runas a Javik, va a destrozar a todos los aquelarres de Nueva Orleans, no puedes hacer eso.

Kyra no entendía porqué la chiquilla de Javik le estaba diciendo todo eso. ¿Era acaso algún tipo de trampa o broma?.

-¿Y qué pretendes que haga? Te recuerdo que le has puesto a mi amiga en bandeja. Ahora no tengo otra alternativa.

La chica se quedó un momento callada meditando.

-Podemos engañarle, si hablamos con Judith ella sabrá que hacer. Eso te dará tiempo para recuperar a tu amiguita y a el aquelarre para prepararse contra Javik.Ç

Kyra no entendía nada.

-¿Por qué quieres hacer esto? No lo entiendo.

-Aquí no.

La vampiresa le hizo un gesto con la mano para que la siguiera a través de unos callejones de la cuidad. Terminaron caminando hasta llegar al Tremé. Uno de los barrios de con más locales musicales de Nueva Orleans.

-Javik es un psicópata. Hace años que intento desbancarle, pero es complicado.

La antigua líder le dedicó una mirada sorprendida a Lara, la recordaba de aquella vez que visitó la ciudad con Salomé y no parecía muy distinta al resto de la familia.

-¿No estás contenta con como lleva las cosas?

-Quiere acabar con Judith, eso no me hace muy feliz.

Entonces Kyra lo comprendió todo. Parece que la vampiresa tenía un rollito con la hechicera vudú.

-Entiendo...Cuéntame tu plan.

-Ven.

Continuaron caminando hasta llegar a un bar con un cartel enorme llamado “Carousel Bar”. Era un lugar muy peculiar, ya que la barra central parecía un carrusel. Tenía sillones elegantes y lámparas de cristal como si de un hotel se tratase. A Kyra le recordaba a algo parecido a un casino, era bastante excéntrico. Avanzaron por el establecimiento hasta llegar a la puerta de una habitación que se encontraba vigilada por un segurata muy bien vestido.

-¿Está esperándonos?- Preguntó Lara con voz firme.

-Si señorita Blackwood.

El tipo abrió la puerta invitándolas a pasar con un gesto con la mano. Ambas cruzaron la puerta para dar con un pequeño reservado. Era una habitación igual de recargada que el resto del establecimiento con un sillón y una pequeña mesa. En ese sillón se encontraba una mujer mulata de cabellos rizados, ojos color miel y cara angelical. A Kyra no lo extrañó nada que la vampiresa hubiera perdido el sentido por aquella mujer.

-Veo que vienes con compañía- Dijo la mujer de ojos miel al ver aparecer a las dos mujeres en su reservado.

-Es amiga- comentó Lara mirando al rededor de la sala-¿Aquí estamos seguras?

Judith afirmó con la cabeza e invitó a las dos mujeres a tomar asiento.

-Por favor, tomad asiento.

Kyra tenía muchas preguntas, pero no dejada de pensar en Jess. Estaba con ese pirado y cada segundo que pasaba en esa casa era un segundo menos que estaba segura.

-Por teléfono parecías preocupada- Judith tomó la mano de Lara para hacerle la pregunta- ¿Ha ocurrido algo?

-Javik, quiere las runas de tu aquelarre...Está convencido que si se hace con ellas tendrá el poder suficiente para acabar con vosotros... Le ha pedido a Kyra que las consiguiera a cambio de la vida de su amiga.

Judith le dedicó una mirada preocupada a su invitada antes de seguir con la conversación.

-¿Esa chica es muy importante para ti?-Le preguntó a Kyra.

-Lo es todo.

Al responder vio como la hechicera miró a la vampiresa con una media sonrisa dibujada en su mirada.

-Entiendo eso- La respuesta de Judith hizo que Lara se recolocara en su asiento al borde de llegar a sonrojarse-Pero no puedo darte esas runas.

Kyra afirmó con un movimiento de cabeza.

-Esperábamos que pudieses ayudarnos con alguna alternativa... algo para engañar a Javik el tiempo suficiente para abandonar la ciudad.

Judith se quedó en silencio unos instantes.

-Javik no es estúpido... si le llevas algo lo primero que hará es comprobarlo- Comentó Lara mientras su amante meditaba- necesitamos algo lo suficientemente bueno como para que pase algún tipo de test mágico.

-Podemos hacer algo mejor que eso- Judith se puso de pie terminando de orquestar su plan. Tenía que aprovechar esa oportunidad para acabar con ese cabronazo de una vez por todas. Si lo hacían bien podrían volver a recuperar la ciudad- El quiere las runas, ¿Verdad?.

Ambas chicas afirmaron a esa pregunta.

-Vamos a darle unas runas, pero estas serán una trampa. Las encantaré para que cuando las mire su mente quede atrapada en una cárcel de la que no pueda salir. Quedará encerrado en un plano astral, mientras que su cuerpo permanecerá aquí, vacío.

El plan era bueno, demasiado bueno. Si conseguían engañarle se librarían de Javik para siempre. Suponiendo que ese plano astral pudiese retenerle.

-Pero hay un problema-Se aventuró a fastidiarles Kyra- Tiene a Jess y no se donde la tiene.

-Comprendo- Judith volvió a quedarse en silencio.

-Pídele que te deje verla antes de darle nada. Te la llevará a donde estéis- Lara rompió el silencio explicándoles los siguientes pasos- Una vez la tengas a la vista le entregas las runas y que hagan su trabajo. Javik cae y tú te vas con tu amiguita.

-¿Y si no la trae?

-Tendrá que hacerlo si quiere sus runas- Sentenció la vampiresa.

Kyra afirmó con la cabeza.

-Es buen plan, pero después de recuperar a Jess tenemos que pedirte algo- Miró a Judith esperando que la escuchara.

-Por la mujer que nos ayudó a terminar con Javik seré toda oídos.

La Líder afirmó con la cabeza.

-¿Cuál es el plan?.

Estuvieron hablando planeando durante un rato cada parte del plan. Por la mañana Kyra tendría que ir a una peluquería cerca de ese local y preguntar por Sanira y su corte especial. Ella le daría las Runas para que en cuanto anocheciera pudiese llevarla a la mansión de los Balckwood y completar el resto del plan. Era sencillo, parecía sencillo. Una vez se hubiesen librado de Javik y recuperado a Jess, hablarían con Judith sobre como conseguir ese conjuro y volver a los Ángeles...sencillo.

 

Kyra se despidió dejando a las dos mujeres a solas en el reservado. Sacó el teléfono esperando algún mensaje o llamada de la pelirroja. ¿Y sí había conseguido escaparse y la necesitaba? Pero no había nada. Caminó por las calles del Tremé hasta llegar al hotel donde se hospedaban. Aquella noche fue una de las más largas de su vida.




El gps del teléfono la guió perfectamente hasta la peluquería. Todavía recordaba cuando nada de eso existía y tenían que guiarse con mapas. En su memoria aún conservaba el recuerdo de aquel viaje hasta Birmingham, tardaron días en recorrer esa distancia. Antes los viajes los hacían en carruajes tirados por caballos. Cuando era pequeña los únicos coches que existían eran a vapor y para nada estaban preparados para hacer un viaje de tremenda distancia. Pero los carruajes tenían también sus problemas. Un caballo podría recorrer entre treinta a cuarenta y cinco kilómetros diarios. Hacer una distancia de más de ciento sesenta kilómetros suponía mínimo unos cuatro días de viaje... eso convertía cualquier paseo en una aventura interminable. Recordaba ese viaje porque fue uno de los pocos que hizo con su familia...como habían cambiado las cosas.


No tardó en llegar a aquella pequeña peluquería de barrio. Como casi todos los edificios de Nueva Orleans, la fachada del establecimiento estaba desgastada y con pinta de pedir una reforma a gritos. Tras el Huracán Catrina, la mayoría de la ciudad quedó completamente destrozada y muchos de los edificios todavía dejaban ver el coste que esa desgracia supuso para la ciudad.

-Buenos días- Le saludó una peluquera que estaba haciéndole las mechas a una de sus clientas- ¿Tenía cita?

-Si, me habían dicho que preguntase por Sanira- Kyra se notó la voz cansada, demasiado cansada.

La mujer dejó la brocha con la que estaba aplicándole el tinte a aquella mujer de mediana edad e invitó a Kyra a pasar.

-Pasa al fondo, Sanira te atenderá en la habitación donde nos cambiamos.

Kyra obedeció sin rechistar y cruzó el salón de peluquería ante la mirada de dos clientas más que esperaban impacientes su turno. Cruzó lo más rápido que pudo un pequeño pasillo que separaba la zona del negocio con la sala que la mujer tan amablemente le había indicado. Al entrar vio a una señora afroamericana con la cabeza trenzada y fumándose un cigarrillo.

-¿Nadie te ha enseñado a llamar?- Preguntó apagando el pitillo sobre un cenicero e intentando hacer que el humo desapareciese.

-Perdona, me han dicho que preguntara por Sanira, vengo de parte de Judith.

-Oh- La mujer se tomó un momento para disimular el olor con un ambientador en spray- Perdona, no me dejan fumar y lo tengo que hacer a escondidas. Se que es un vicio asqueroso que me tengo que quitar, pero dios sabe que no puedo.

-Tranquila, yo a veces también fumo. Me ayuda a calmarme- Le dedicó una sonrisa cómplice para que aquella mujer se sintiera a gusto con su presencia. Esperó a que terminara de deshacerse de las pruebas del crimen y carraspeó para preguntarle por las runas- Judith me dijo que tenías algo para mí.

-¡Ah, si!- Se giró sobre si misma para agarrar un bolso enorme de piel marrón algo desgastado. Era el típico bolso que lleva una madre lleno de toallitas, cremas, tiritas y cualquier cosa que pudieses necesitar- Esto es, lo dejó en el buzón de la peluquería a primera hora, dijo que vendía una mujer a por ello y que era urgente.

Kyra agarró la cajita de madera que Sanira le tendía con la mano y se despidió agradecida de la simpática mujer.

-Espero que tengas suerte, cielo- Fueron las últimas palabras que escuchó antes de abandonar el establecimiento.

Judith le había dejado muy claro que no podía abrir esa caja. El conjuro estaba hecho para que en cuanto Javik fuera a comprobar si dentro estaban las runas, quedase atrapado para siempre sin posibilidad de salir de allí. Si ella la abría para ver que había dentro, sufriría el mismo destino y nadie quería eso.

Las horas de espera hasta que anocheciera fueron casi tan largas como la noche que había pasado esperando poder ir a por el paquete de la hechicera. Había matado el tiempo haciendo algo de ejercicio y mirando el teléfono por si recibía alguna noticia de los Ángeles. No quería contactarlas hasta que no arreglara todo este asunto con Jessica... ya tenían todos demasiados problemas como para darles otra cosa más con al que lidiar.
Esas horas habían sido interminables, pero al final las pasó y tomó rumbo hacia la mansión de los Blackwood.

La casa estaba tranquila, únicamente se escuchaba a lo lejos un cuarteto de Jazz que andaba pidiendo a ritmo del tema “ All of me”. Llamó a la puerta principal que Lara abrió al instante. No dijeron nada, pero con una mirada se comprendieron perfectamente.

-Sígueme, Javik te espera en su despacho.

Caminaron a través de la mansión recorriendo las mismas habitaciones que la noche anterior. Estaba nerviosa y no podía parecerlo.

-Vaya- Javik se levantó de la silla de su escritorio alzando los brazos de manera triunfal- Parece ser que me traes un regalito.

Kyra llevaba la caja en las manos casi como si de una ofrenda se tratase.

-Primero quiero ver a Jessica. Si no, no hay trato.

El vampiro sonrió y en un abrir y cerrar de ojos trajo a la pelirroja de vuelta. Tenía pinta cansada y la había atado las manos y puesto una cinta en la boca.

-Perdona la presentación, tuvimos que callarla puesto que no dejaba de armar escándalo... tenemos una reputación en este lugar, ¿sabes?.

Kyra miró a Jessica intentando calmarla.

-Entiendo- La líder alejó la caja de su cuerpo ofreciéndosela al vampiro como moneda de cambio.

Javik se sentó en el borde de la mesa de su escritorio manteniendo esa sonrisa que le provocaba un escalofrío a todo el que la mirase.

-Sabes, esta es una ciudad curiosa- Hizo una pausa para señalar con el dedo a Lara, que permanecía en la puerta y después a la caja como señal para que se la acercara- No es una ciudad de grandes lujos, ni enormes edificios- La vampiresa obedeció las órdenes de Javik mirando con cuidado a Kyra mientras le quitaba el objeto de las manos- Es una ciudad de gente sencilla pero con un gran sentido de la lealtad.

Lara se paró enfrente del vampiro para darle la caja.

-Gente leal, ¿Sabes Kyra?-Miró a la vampiresa un segundo- Como mi amada Lara. Mi dulce y puntiaguda Lara- La sonrisa de Javik no abandonaba su rostro- Todavía recuerdo el día en el que tu madre y yo te encontramos- Le colocó la mano en la cara si apartar la mirada de sus ojos- ¿Tú lo recuerdas?.

La vampiresa tragó saliva, era increíble como ese hombre era capaz de causar tal nivel de terror en alguien. Kyra sabía que había algo raro en ese discurso y le hizo una señal con la mano a Jessica para que fuera avanzando hacia ella con prudencia.

-Claro- contestó Lara todavía con el objeto entre las manos.

-Claro que te acuerdas- Comentó el vampiro acariciando la mejilla de la chica con el pulgar- No eras más que una muchacha sin futuro y te lo dimos todo-Tomó una pausa para poner la mano sobre la caja que portaba la vampiresa- Hazme un favor, mi amor. ¿Puedes abrir la caja por mi?- La sonrisa de Javik no se borraba de su rostro.

-¿Por qué?- Preguntó Lara al borde de un ataque de ansiedad.

-He dicho que abras la caja, si digo que la abras...tú la abres- La sonrisa pareció flaquear por un momento.

Mientras Jessica había conseguido avanzar lo suficiente como para encontrarse a menos de medio metro de Kyra. Iba super despacio para que nadie se diera cuenta de que se estaba moviendo.

-Claro- Comentó Lara intentando abrir la caja en dirección a Javik, pero este la paró antes de que pudiese hacerlo clavándole una abrecartas que había cogido de su escritorio un hundiéndolo en su pecho.

-¡¿Pensasteis que podéis confabular contra mi en mi ciudad?!- La sonrisa de Javik desapareció por completo de su cara y Lara cayó golpeándose contra el suelo.

-¡Corre!- Aprovechando la cercanía de la pelirroja la lanzó fuera del despacho y atrancó las puertas para darle tiempo a huir de allí. Lo último que la muchacha escuchó fue un grito casi animal procedente del interior de la habitación.

-Voy a disfrutar desmembrando a esa jovencita- Dijo Javik con los colmillos fuera y los ojos completamente negros. Podía verse su cara algo desfigurada por una especie de venas oscuras que le habían salido a la altura de los ojos.

-Antes tendrás que pasar por encima de mi cadáver...y te juro que es complicado matarme- Kyra intentó darle un puñetazo pero el vampiro se la quitó de encima estampandola contra una de las paredes.

-Acepto el reto- Comentó Javik volviendo a por ella.

Kyra se incorporó intentando no pensar mucho en el dolor y pensando en alguna estrategia. Miró a su al rededor algo que pudiese usar como arma... si tan solo consiguiera llegar a la caja. Pero antes de poder tan siquiera pensar en acercarse, Javik de una patada le rompió la tibia en varios pedacitos, los gritos de dolor se escucharon desde el pasillo donde Jessica buscaba algo pasa desatarse .

Javik agarró del pelo a Kyra que intentaba recomponerse del dolor y golpearle como fuera.

-¿Qué se siente al saber que vas a morir y después voy a matar a esa amiguita pelirroja tuya?- Cogió el brazo de la antigua líder que aún lanzaba golpes intentando que alguno fuera certero y lo partió en dos escuchando un crujido bastante desagradable -Tranquila, te prometo que con ella voy a ir más despacio- Después del brazo le golpeó en el torso rompiéndole unas cuantas costillas del golpe.

Kyra notaba como le faltaba el aire y la sangre salía a borbotones de su boca. Notaba un dolor indescriptible y sabía que no iba a aguantar mucho más. Miró a Javik como la cogía del cuello y hundía el brazo en su pecho para sacarle el corazón. A los Blackwood les gustaba chupar la sangre directo del corazón de sus víctimas, seguramente se lo iba a comer delante de sus ojos.

Pestañeó un momento y en ese pequeño instante en el que Javik le había sacado la mano del pecho, en ese mili segundo, pudo ver como su enemigo se desvanecía junto a ella contra el suelo.

-¿Estás bien?- La voz de un hombre se perdió entre la negrura y de nuevo volvió el silencio.


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