Bien. En este momento me encuentro en la biblioteca de la escuela. Es sábado. 7:00 am.
No sé por dónde empezar. Quiero decir, ni siquiera tengo cabeza para leer o acomodar los libros que dejan en secciones equivocadas. Ayer todo pasó demasiado rápido...
Los fines de semana (no todos, sin embargo) le dedico un tiempo a la biblioteca de la escuela. Ayudo a colocar libros en lugares correctos y así obtengo los libros que yo quiero por más tiempo. Es un buen trato a mi parecer... Además, amo clasificar libros.
La situación con Demian es confusa. No es como si me fuese completamente indiferente. Él tiene una manera muy extraña y problemática para hacer que las personas le tomen una especie de cariño.
La noche anterior tuve que arrastrar a Demian hasta el departamento. No fue nada divertido. Terminó durmiendo en mi habitación y yo tuve que dormir en la de él.
Al despertarme hice el menor ruido posible y salí sin decir nada. Ahora que lo pienso, una nota no hubiese estado de más. Ni siquiera desayuné.
Subo las escaleras para poder colocar algunos libros de trama novela policíaca en sus estantes correspondientes... Maldigo al humano que no supo dejarlos donde se debe y simplemente los botó a una silla.
Desearía que todo ese asunto de la fiesta no hubiese ocurrido. No quiero decir que ese beso haya estado del todo mal. Quiero decir, verdaderamente lo recordaré por mucho tiempo. Nadie, ni en mis mejores días pubertos, me había besado así... El beso de ese idiota se quedó en mis labios hasta en este momento. Sólo basta con recordar la escena para que una ola de estremecimientos y un extraño calorcillo me recorra la espalda; y mis labios tengan esa sensación como si hace unos minutos hubiese ocurrido eso. Santos DJ de MidoTaka...
Volteo a unos metros de distancia y visualizo un chico de cabello color bronce y gafas leyendo un título que no distingo bien... Al minuto, el chico simplemente cierra el libro y... ¡Lo bota en la silla donde yacía! ¡¿QUÉÉÉ?! Bastardo...
-Deberían botarlo a el... O al menos quemarlo vivo -digo en voz alta para mí mismo mientras trato de acomodar el último libro en un estante alto.
-Ohhh, ¿como a una bruja o algo así? -Me asusta de golpe una voz desconocida.
-¡WOOOOOH!
Trato de equilibrarme mientras oigo cómo alguien sube la escalera con clara velocidad.
-¡Oye! ¿Estás bien?
-S-Sí -mascullo agitado. Me doy cuenta de que me encuentro recargado en los brazos del chico botador de libros, aún en las escaleras, pero claramente incómodos.
-Lamento haberte asustado así -responde un tanto divertido-. Estabas siseando cosas y me interesó escuchar de cerca... Oh, ¿no te duele? -Se interrumpe para indicar mi muñeca, la cual está roja e inchada.
-Joder... -Suspiro-. Estoy bien. Iré a la enfermería... Ahora, si no te importa, suéltame.
El chico me suelta al instante y trata de ayudarme a bajar.
-Iré contigo.
-No. Gracias, eh...
-Andrew -declara el botador.
-Leigh.
-Bien, Leigh. Iré contigo a la enfermería.
-Yo puedo ir solo, Andrew. No te molestes -anuncio al chico-. Aunque... Tal vez sí puedas hacerme un pequeño favor.
-¿Y de qué se trata? -Preguta confuso.
-Eso -señalo el libro que hace unos minutos él había dejado en su asiento-. Acomoda ese libro donde corresponda.
Andrew parece un poco confuso, pero asiente con la cabeza en seguida mascullando un "No hay problema".
-Entonces me voy -digo en forma de despedida al botador de libros-. ¡No vuelvas a dejar así los libros!
Sigo mi camino cuando escucho una pequeña risa a mi espalda... El muy cínico se burla después de haberme dañado la muñeca derecha.
No volteo. Prosigo mi paso a la enfermería... Joder, cuánto daría por un sándwich. Tengo hambre. El desayuno es la comida más importante del día, ¿no?
Entro al departamento tranquilamente. Trata de no pensar en eso, Leigh. Es un idiota que no recuerda nada.
-Hola -oigo la voz de Demian saludar.
-Llegué.
Me dirijo a la nevera donde él estaba para alcanzar una soda fría. Demian no hace nada. Sólo se mantiene algo tenso cuando rozamos los brazos inadvertidamente.
Me siento en uno de los bancos de la barra y bebo la soda traquilamente.
Demian, al otro lado de la barra, voltea a verme detenidamente. Yo hago lo mismo, sin inmutarme siquiera un poco.
-Hoy salí a caminar un poco por los alrededores -anuncia Demian.
-Ya... ¿Algo nuevo? -contesto secamente.
-Descubrí un pequeño pero lindo parque a unas cuadras de la tienda de conveniencia. Me pareció interesante.
-Qué bien...
-¿Leigh? -me llama Demian con tono confusión.
-Dime.
-¿Por qué amanecí en tu cama esta mañana?
Diablos. Quería evitar esta conversación hoy.
-¿Por qué lo preguntas? ¿Te consterna algo?
-Naturalmente. Quiero decir, si hay algo que...
Debí imaginarlo.
-No tuvimos sexo gay -espeto en voz lo más baja que pude.
-¡Le-Leigh! -profiere Demian con evidente sorpresa.
-Es lo que querías saber al final, ¿no es así?
-Eso no lo sabes.
Por favor... No me jodas con eso cuando no desayuné hoy.
Pasan minutos y los dos permanecemos en un silencio casi sepulcral. Yo me dedico a ver a Demian y sus fugaces expresiones de incomodidad.
-Bueno, al menos es un alivio que no haya pasado nada contigo -sisea Demian después de un rato.
-¿Es un alivio? ¿A qué te refieres con eso?
-A un aligeramiento o mitigación de carga o peso, ya sabes...
-No. Yo sé la maldita definición de "alivio", Demian. Lo que quiero saber es si el haber tenido algo que ver conmigo tiene algo de malo.
-No digo eso. Pero yo...
-¿Tú? Tú no darías ni una mierda por saber cómo se sienten los demás, ¿no es así? -espeto.
-Leigh -empieza Demian-, ¿tú te sientes de alguna manera?
-...
Mierda. Mierda. Idiota. No debiste abrir la boca. Idiota que eres, Leigh.
-¿Leigh?
-¿Sabes lo que hiciste ayer en la noche? -pregunto sin verle al rostro.
-¿Hice algo? Recuerdo que estaba con Gemma bebiendo un poco -¡JA! ¿Un poco?-, después de eso tengo vagos recuerdos. Tal vez hasta entremezclados con sueños. No lo sé.
Es lo que más me interesaba saber. Bien. No tiene recuerdo concreto de haberme besado...
-¿Sabes qué? Olvidemos esta conversación sin sentido -digo con parsimonia-. Sólo déjame tranquilo hoy.
Demian no pronunció ni una palabra mientras observaba cómo me ponía la sudadera para salir.
-Comeré fuera -anuncio, abriendo la puerta del departamento.
-Leigh... -llama- No he terminado de hablar. Y no olvidaré esta conversación sin sentido. Además, te hice una pregunta antes. Y quiero que la respondas.
"No te obligaré a hacerlo ahora. Pero quiero que sepas que daría más que una... mierda por saber cómo te sientes TÚ.
Salgo sin responder. Camino rápido y algo agitado.
No pasa nada, Leigh, ¿de acuerdo? Sólo... sigue caminando.
Aunque, en verdad es todo lo que quería saber. Él no recuerda nada y mucho menos quiere que algo así suceda. Bien. Pero...
¿Cómo me arranco el beso que mis labios siguen sintiendo tan reciente?
Estúpidos sentimientos. Sigo caminando rápida pero discretamente (?), limpiando una pequeña lágrima tonta que se ha escapado... No desayuné hoy.