Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Cazando el amor por Juvia Loxar

[Reviews - 46]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Lamento no haber actualizado en toooodoooo este tiempo, la universidad me consume u.u.

Bueno, hice este capítulo más largo que usualmente en modo de disculpa, espero me disculpen u.u.

Pongan musiquita triste, es hora de ponerse sentimentales.

¿Qué significaba aquello? ¿Por qué Bickslow estaba ahí? ¿Casualidad? ¿O estaba ahí con algún tipo de propósito? Miró hacia atrás, en aquel lugar no había nada, salvo… La adivina.

Su mirada se clavó en el contrario, ¿acaso él había venido por ella? ¿Y ella lo había estado ayudando? No podía ser. Esa mujer, además de ser su consejera, era su amiga. Estaba seguro de que si Bickslow iba a verla se lo diría, sobre todo porque ella sabía quién era él.

-¿Qué haces aquí?

-Nada… Sólo pasaba por aquí.

-Pero por aquí no hay nada, entonces, ¿qué buscabas?

-Eh… Un ¿gato?

-¿Gato? ¿Por qué estás buscando un gato?

-Porque… Se llevó a uno de mis bebés.

-Sí, claro.

-¿No me crees?

-Por supuesto que no, si un gato se hubiera llevado a uno de tus “bebés” no te hubieras detenido aquí a hablar tranquilamente conmigo. Dime que pasó, ¿qué quieres?

-¿Qué acaso no puedo caminar por donde se me plazca?

Bickslow se dio la vuelta para irse.

-Espera- llamó el peliverde- cuando venías caminando hacia aquí llamaste a la adivina.

Bickslow suspiró.

-Bien, de acuerdo. Vine a verla.

-¿Para qué?

-No tengo porque contarte todos los detalles de mi vida, ¿sabes?

-Lo sé, pero no quiero sacar mis propias conclusiones. No serás nada bonitas.

Bickslow suspiró nuevamente.

-De acuerdo… ¿Recuerdas que te había dicho que te amaba?

-Claro, cómo olvidar tus molestas bromas.

-Ahí está la cosa, no fue una broma.

-Sigues con eso.

-Sí, y nunca pararé porque realmente te amo, Freed.

Justine se llevó una mano a la frente.

-No puedo creerlo.

-¿En serio no has hecho la conexión? ¿La adivina, tu rechazo, yo siendo tan insistente? Estoy haciendo lo mismo que tú hiciste para ganarte a Laxus.

-¿Qué?- Freed no podía creer lo que estaba escuchando. Sabía que Bickslow no destacaba por hacer planes y estrategias, así que aquello tenía sentido.- No puede ser…

-Así es, Freed. He llegado hasta este extremo para tenerte, para que me hagas caso y me tomes seriamente. Así de desesperado estoy.

-Esto es increíble… No puedo tragarlo…

Los ojos del peliverde iban de la adivina a su compañero y viceversa, una y otra vez. Quería que al menos aquella mujer le dijera, de alguna, que aquello era mentira, pero ella no dijo ni hizo nada.

Las palabras de Bickslow eran ciertas.

Suspiró y se fue de ahí, simplemente comenzó a caminar cabizbajo y salió de aquel lugar. No podía, o más bien, no quería creer que la adivina, que había considera su amiga y aliada, estuviera ayudando a su enemigo y no decirle nada. Puede, incluso, que ella le haya dicho de su plan y sus próximos movimientos a Bickslow. A partir de ahora tendría que hacer esto solo, por sus propios medios iba a conquistar al Dragonslayer rubio.

Y hablando de amor, Bickslow tenía razón. Parecía que Laxus sólo estaba con él para matar el tiempo. Siempre tenía la misma expresión, siempre parecía disgustado cuando estaba con él y nunca le había demostrado algún tipo de amor o afecto. Ciertamente su relación apenas estaba empezando y quizá decir “te amo” con tan poco tiempo fuera algo apresurado, pero eso era lo que él sentía desde hace mucho tiempo. Y ahora que tenía lo que desde hace mucho tiempo había deseado, quería que le regrese el amor que él estaba dispuesto a dar.

Estuvo vagando por la ciudad, no tenía ganas ni de pasar por alguna librería o comprar relleno para sus nuevas creaciones de Laxus, así que se dedicó a caminar y caminar. Iba tan distraído que no se dio cuenta de que había tomado el camino para ir a casa de Dreyar gasta que estuvo en frente.

Se paró para mirarla, no parecía haber movimiento dentro de ella, así que lo más probable era que el rubio no estuviera y aquello lo hizo suspirar. Quería verlo, pero no sabía qué decirle o qué hacer una vez que lo tuviera en frente. ¿Podría preguntarle qué era lo que sentía por él? ¿O acaso eso era muy atrevido? ¿Haría enojar al Dragonslayer? Ni si quiera estaba seguro de que respondiera su pregunta. Bien podría escucharlo, darse la vuelta e irse, o bien, ignorarlo y ya. Pero, ahora más que nunca, quería preguntarle. No quería seguir con sus suposiciones o, talvez, sus falsas esperanzas. Quería y ansiaba escucharlo de aquella voz que tanto le gustaban y que al mismo tiempo fuera observado por aquellos ojos que tanto lo han hecho suspirar. Quería estar seguro. Poder pararse frente a él, sonreír, abrazarlo y decirle “te amo” sin temor de ser rechazado.

Pasos a su espalda lo hicieron regresar a la realidad.

No tenía la necesidad de volear a ver para saber de quién se trataba, bastaba con escuchar el sonido de esas pisadas seguras sobre el suelo para estar seguro, se trataba de Laxus.

Comenzó a ponerse nervioso. Hace un momento quería verlo, pero ahora, que lo tenía ahí parado, no estaba tan seguro como antes. Su corazón se aceleró, sus manos comenzaron a temblar y en su garganta se formó un nudo, impidiendo que las palabras salieran de sus labios. Por suerte, no fue él quien tuvo que iniciar la conversación.

-¿Freed? ¿Qué haces aquí?

-Ah… Nada.- oh, maldición. Su voz estaba temblando- Nada.

-¿Estás bien?

-Sí… No te preocupes.

-No es cierto, dime.

-No es nada. En serio… Estoy bien.

-Pues a mí no me parece así.

-¡E-estoy bien!

El peliverde sintió que las lágrimas amenazaban en salir de sus ojos. Tenía que irse, no quería que de entre todas las personas, sea Laxus quien lo vea llorar por amor.

Sus piernas comenzaron a moverse rápidamente para sacarlo de ahí cuanto antes, y cuando creyó que ya lo había logrado, una mano se aferró a su brazo y jaló, impidiendo que avance más.

Aquel toque fuerte pero delicado, aquella mano tibia que sostenía su brazo… Laxus… Laxus no quería dejarlo ir.

-Dime qué es lo que tienes.

-N-nada- Respondió conteniendo las lágrimas lo mejor que podía.

-Si no me dices qué es lo que tienes no te soltaré. No puedo dejarte así.

-Estoy bien…

-Oh, vamos. No sigas con eso. No puedo verte, pero sé que estás al borde del llanto.

-Tú… -Justine estaba nervioso, sentía que no podía verlo a la cara, así que decidió soltarlo todo sin mirarlo- Tú siempre estás distante… Nunca me dices nada… –sollozó- Siempre estás con la misma expresión de siempre. No sé qué es lo que piensas y si no me dices nada no puedo saberlo… -otro sollozo- Yo me esfuerzo para que esta relación, si es que se le puede llamar a esto así, funcione. Pero al parecer todo es unilateral… Sólo yo me esfuerzo, sólo yo demuestro interés… Pareciera como si yo fuera el único enamorado.- En ese instante se quebró, las lágrimas que tanto había luchado por mantener guardadas había ganado la pelea y comenzaron a caer de sus ojos una tras otra. Y no parecía que tuvieran la intención de parar.-

Si bien ahora Freed sentía como si le hubieran quitado un peso de los hombros por haber hablado y expresado todo lo que mantenía oculto y presionaba su corazón, también estaba inseguro. No sabía cómo iba a tomarlo el rubio. Cerró los ojos con fuerza, sabía que Laxus podría hacer cualquier cosa, solo esperaba que no se diera la vuelta y lo dejara sin decirle nada… Eso no, por favor. Eso lo destrozaría.

La presión que sentía en el brazo poco a poco fue cediendo hasta que desapareció, y el cuerpo de Freed se tensó. Eso era todo, se había ido… Lo había dejado.

Su rostro cada vez se iba mojando más y más por culpa de las incontrolables lágrimas que nacían de sus ojos y acariciaban sus mejillas. Su mandíbula estaba tensa y su pecho dolía, pero no era el dolor que sentía cuando lo herían en una batalla, este era más duro, profundo e insoportable que cualquier otro que hubiera experimentado antes.

Quería gritar, pero no podía. Su garganta, que le ardía, no se lo permitía y a sus pulmones parecían no tener aire, y sin importar cuanto y cuan profundo respirara, no se llenaban. Y no sólo su garganta y su respiración estaban alterados, sus manos temblaban aún más fuerte que antes y sus piernas, que antes habían corrido lo más rápido que habían podido, ahora no se movían y eran pesadas, parecían de piedra.

¿Qué había hecho para merecer todo eso? Sólo se había enamorado, sólo había decidido entregar su corazón y había pasado eso. Maldición, esto no podía ser cierto. Tenía que ser un error. Quería creer que si volteaba vería a Laxus indeciso de qué decirle. Estaba seguro, tenía que ser así.

El sonido de pasos acercándose rápidamente hizo que su cuerpo se tense aún más. Sabía que Laxus no era capaz de dejarlo ahí. Su cuerpo se fue relajándose, la esperanza comenzó a crecer de nuevo dentro de él y en su rostro se dibujó una leve sonrisa.

Todo parecía color de rosa en ese instante cuando de pronto algo hizo “click” dentro de su cabeza. Laxus estaba detrás de él, entonces ¿por qué estaba escuchando pisadas que se acercaban? Eso no tenía sentido. Quiso voltear, pero una presión en su brazo lo paralizó… Si no era Laxus, ¿quién era? Su cabeza giró lentamente, y sus ojos se encontraron con una persona, pero no la que él quería.

Era Bickslow. Su respiración estaba agitada y jadeaba, había estado corriendo.

-Ah… Te he estado buscando por todos los lugares que se me han ocurrido. Recorrí todas las librerías de la ciudad buscándote, ¿qué haces aquí?- En ese momento Bickslow se dio cuenta- ¿Qué pasa? ¿Qué tienes? –Preguntó preocupado- ¿Por qué estás llorando? –Sacó un pequeño pañuelo y se lo tendió-Úsalo, vamos.

Las manos del recién llegado se colocaron en los hombros del peliverde y lo guiaron a un banco cercano para sentarlo. Una vez sentados, esperó un momento hasta que Freed se hubiera calmado un poco y comenzó a hablar.

-¿Me vas a contar lo que te pasó?

Justine negó con la cabeza.

-¿Al menos me dirás una parte?

Justine volvió a negar.

-¿Es sobre Laxus?

Justine no se movió.

-Es él, ¿qué pasó?

Silencio.

-Si no me dices nada no puedo ayudarte.

Después un rato Freed contestó.

-Me rechazó…

-¿Qué te dijo?

-Nada… Eso fue lo peor. No me dijo nada, simplemente se fue y me dejó…

Los sollozos de Freed regresaron y Bickslow sólo atinó a darle palmadas en la espalda a modo de aliento. Y así se quedaron un tiempo hasta que Justine se calmó.

-¿Por qué?-preguntó el peliverde- ¿Por qué duele tanto?

-Porque lo amas. Si no lo hicieras no estuvieras así.

-No quiero… Ya no quiero sentirme así. Quiero dejar de amar, renuncia al amor para no salir herido nunca más.

-No te preocupes, no permitiré que nadie más te lastime.

-¿Estás seguro?

-Sí, te protegeré lo mejor que pueda.

Una última lágrima se escapó y el peliverde abrazó al contario.

-Entonces hazlo.- añadió el mago rúnico- Enséñame qué se siente ser amado.

Bickslow correspondió al abrazo.

-Lo haré, no te preocupes.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).