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El príncipe mestizo por CielTrancy

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Notas del capitulo:

Notas del autor:

Mil disculpas por la demora, quise terminar lo antes posible cuando me percaté del tiempo que llevaba sin actualizar. Este capítulo me deja un poco insatisfecha pues cuando lo hice quería aumentar algunas cosas que no pude por terminarlo más pronto.

Quizás con el tiempo. Como lo mencioné en mi blog hicimos un salto de tiempo, ya estamos en tercer año y ya tengo también que empezar a escribir nuevamente ya que falta poco para llegar hasta dónde lo tengo escrito y no se preocupen porque aunque parezca muy heterosexual por ahora no es así.

Visiten mi blog, suelo subir avances del próximo capítulo y ya estoy en facebook con el nombre de Ciel Ali Trancy así que si desean mandarme un mensaje sólo agréguenme, mi imagen de perfil es de Tom Riddle.

Ha pasado algún tiempo, pero quería hacerles saber que este 14 de enero del 2016 el actor que interpretaba a Severus Snape (Alan Rickman) falleció. Escribir este capítulo me llenó de nostalgia ya que de alguna forma sentí a Snape como el centro de este episodio e incluso este fic lleva su seudónimo.

RIP Alan Rickman.

 

 

Capítulo 9: Consistencia.

 

Harry se sentó detrás del grupo de aduladores de Draco junto a los que pertenecían a su casa, desde su posición podía observar a todos sus compañeros cómodamente.

 

Abrió el libro de defensa contra las artes oscuras, se disponía a leer un poco hasta que escuchó las risitas burlonas, bajó la mirada y pudo ver a Draco con una grulla hecha a base de pergamino en sus manos.

 

Apoyó su cabeza en su mano manteniendo aún el libro abierto pensando en qué haría el príncipe de hielo de Slytherin.

 

Sonrió, Draco dio un leve soplo hacia la grulla y como si le hubiese dado un soplo de vida la grulla se elevó volando a través del salón hasta detenerse en las manos de Pansy Parkinson.

 

Las mujeres que la rodeaban soltaron unas risitas tontas mientras él veía como la hermosa grulla moría en las manos de la mujer volviendo a ser nuevamente un simple trozo de pergamino arrancado de un libro desconocido.

 

La vio desaparecer cualquier rastro del ave para luego leerlo por unos segundos y asentir con una sonrisa no sin antes mandar un beso.

 

Observó la pequeña celebración en ambos lados, las palmadas en la espalda de Draco junto a las sonrisas nerviosas en las amigas de Pansy.

 

Supuso que ahora eran pareja o quizás empezarían a salir y ese hecho le recordó las palabras de su padrino.

 

Tenía que buscarse una enamorada, alguien con quien pasar el rato para llevar un nombre a casa, no tenía que ser por mucho tiempo.

 

Lo mejor sería una chica de otra casa así no tendría que escuchar los reclamos si las cosas no funcionaban, no habrían lágrimas ni miradas recriminatorias.

 

Él sabía hacer el mismo encantamiento que acababa de realizar Draco, le había comentado a Nott que las chicas lo amarían y supuso que Nott alentó a Malfoy.

 

Realizó hace algún tiempo el mismo encantamiento para su abuela, pero a diferencia de Draco su grulla no murió al tocar las manos de su dueña.

 

Su abuela era la única mujer que amaba.

 

—Todos vuelvan a sus lugares y déjense de tonterías—ordenó—abran sus libros en la página 394.

 

La voz sedosa y cargada de veneno del jefe de su casa nunca cambiaba al igual que su conocido odio por los gryffindor.

 

El salón de clases quedó a oscuras con un simple movimiento de su varita, las cortinas y la puerta se cerraron al igual que las hojas de los libros hasta quedar en la página correcta.

 

—Hoy hablaremos sobre la licantropía.

 

El proyector se encendió con un simple toque de la varita dejando ver las fotografías ampliadas en la lámina blanca.

 

— ¿Alguien puede decirme qué es un licántropo?

 

Miró a cada uno de ellos y cómo si se hubiese cansado de esperar la respuesta que aparentemente no vendría.

 

—El término licántropo es un compuesto del griego lýkos que significa lobo y ánthrōpos  que significa hombre. Hombre lobo  ¿Alguien puede decirme la diferencia entre un licántropo y un animago? —preguntó.

 

Él sabía la diferencia, sabía mucho sobre los hombres lobo ya que hace algún tiempo los había investigado incluso estuvo frente a uno.

 

Miró la mano alzada de Granger al igual que la absoluta indiferencia del profesor hacia ella esperando a cualquier otra persona pronunciarse.

 

Quizás podría hacer sospechar al profesor, pero no le importó.

 

Levantó la mano.

 

—Potter—pronunció con desdén.

 

—Un animago elige ser un animal, lo contrario a un licántropo. Los licántropos  se transforman cada luna llena, pierden la capacidad de razonar, son muy agresivos, guiados únicamente por sus instintos, serían incluso capaces de matar a sus propios padres o a sus seres más queridos.

 

—Muy bien… señor Potter.

 

Harry vio la mano de Granger caer con desgano.

 

—5 puntos para Slytherin.

 

La clase transcurrió con normalidad hasta llegar a su fin.

 

—Para la siguiente clase quiero ver dos pergaminos sobre los licántropos haciendo un especial énfasis en cómo reconocerlos.

 

Anotó y salió junto a los demás del salón.

 

Arrancó 2 hojas de su cuaderno de notas para luego metérselas en el bolsillo mientras se dirigía a su sala común.

 

—Salazar, el grande—pronunció.

 

Los ladrillos del aparente muro empezaron a moverse hasta crear una entrada, inmediatamente la tranquilidad y elegancia de su sala común lo recibió.

 

Caminó hasta llegar a su habitación, se quitó el lazo de su hombro depositando el bolso de cuero sobre su cama.

 

Nott no estaba así que supuso que debía estar en el comedor.

 

Él no tenía mucho apetito más que todo comía por obligación, su cuerpo necesitaba los nutrientes para seguir funcionando.

 

 

 

 

Las enormes puertas del comedor estaban abiertas mientras que unos cuantos alumnos aún la atravesaban.

 

Avanzó hasta llegar a la mesa de Slytherin para luego tomar asiento y empezar a servirse en su plato un poco de puré de papas junto a la carne asada.

 

Alzó la vista y se encontró con Crabbe y Goyle sentados frente a él devorando con avidez todo lo que podían.

 

El peor lugar que podía escoger, empezaba a sentir nauseas.

 

Una grulla voló frente suyo, estiró las manos y murió en ellas regresando a su estado original.

 

—Harry.

 

Malfoy le llamaba, al parecer se había sentado a su costado sin que él se percatase.

 

Había pasado tanto tiempo desde que le oyó pronunciar su nombre, la última vez había sido en invierno cuando estaban en primer año.

 

—Qué te parece Harry, traigo a Parkinson en la palma de mi mano—dijo sonriendo con malicia.

 

Era obvio que a Malfoy sólo le interesaba tener sexo con ella.

 

Tomó un poco de jugo de calabaza intentando evitar mirar a Crabbe y Goyle.

 

— ¿Harry, hay alguien que te interesa? —le preguntó.

 

Sintió el brazo de Draco sobre sus hombros y volvió a sentirse tan receptivo y relajado como aquella vez.

 

—No.

 

—Realmente deberías de hablar un poco más, creo que Crabbe pronuncia más palabras al día que tú.

 

Empezó a odiar el brazo en sus hombros.

 

— ¿No vas a comer?

 

—No puedo comer con tu brazo sobre mis hombros.

 

El desconcierto se vio en su rostro por unos segundos como si no hubiese sido consciente de su acción. Draco no dijo nada y supuso que no se disculparía, disculparse sería admitir un error y un Malfoy jamás comete errores.

 

Draco no sería Draco si lo hiciese.

 

Lentamente empezó a comer un poco, lo suficiente para ser aceptable dejar en el plato.

 

Las exclamaciones y sonidos de asombro pertenecientes a los de primer año les hicieron saber de la llegada del correo.

 

Las lechuzas y búhos volaban sobre el comedor, era un espectáculo para los hijos de muggles, verlos agitar sus alas haciendo alarde de su hermoso plumaje hasta dejar su encargo con su respectivo destinatario.

 

Volteó y vio a uno de los búhos reales dejar caer un paquete sobre el puré.

 

— ¡Mierda!

 

El peso del paquete había desparramado y enviado a volar algunos trozos de comida.

 

—Nuevo seguramente. Mira el maldito desastre que hiciste—reclamó con rabia—sólo lárgate.

 

El ave voló no sin antes hacer caer las copas y rociar su contenido sobre la mesa.

 

Parecía que Draco estaba a punto de sufrir un ataque de ira.

 

—Toma.

 

Los ojos grises observaron la servilleta extendida por unos segundos para luego tomarla.

 

—Ábrelo— le pidió.

 

El paquete era del tamaño justo de una caja pequeña, rompió el envoltorio de papel, deshizo el nudo para luego retirar la tapa negra y encontrarse con los chocolates.

 

—Come uno si lo deseas, madre me los envía seguido.

 

Si bien era cierto que le enviaba chocolates continuamente también el hecho de que nunca los compartía.

 

—Gracias.

 

Tomó uno de los chocolates y los introdujo en su boca deleitándose con el delicioso sabor.

 

—Deliciosos ¿no? Madre los encarga para mí y me los envía cada dos semanas.

 

Dejó la servilleta a su derecha para luego para luego tomar uno de los chocolates con su mano izquierda e introducirlo en su boca.

 

Los postres aparecieron en las mesas y pensó que todos eran sosos en comparación con los chocolates de Draco.

 

— ¿Te gustan los dulces? —le preguntó.

 

—Sí.

 

Él asintió con una sonrisa como si su respuesta hubiese sido satisfactoria.

 

—En el callejón Knockturn hay una tienda que vende mejores dulces que en Honeydukes y obviamente sin toda esa temática infantil.

 

—Nunca he ido al callejón Knockturn—confesó.

 

—Podemos ir juntos el fin de semana—le propuso.

 

Draco nunca preguntaba, siempre lo daba por hecho como si no existiese alguien que pudiese negarse a una petición suya.

 

— ¿Por qué no? —respondió con una sonrisa en sus labios.

 

Notas finales:

Espero que les haya gustado.

Si tienen alguna duda, crítica, no duden en hacerla.

Comenten.

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