Capítulo 18: Valientes o tontos.
—Tía—saludó.
La dama vestía tan pulcramente como siempre.
Sirius creía que las vestimentas de las brujas resultaban anticuadas comparadas a las de las mujeres muggle. Los corpiños, debía resultar molesto cambiarse cada mañana y Sirius sabía por experiencia propia lo complicado que era quitar esos vestidos.
Su madre al igual que la madre de James nunca se veían menos que perfectas a diferencia de su pobre prima Andrómeda.
—A veces hay manchas en nuestra familia, Sirius. Mala sangre, pero la vida se encarga de ellos. No quieres ser una mancha Sirius, cambia. Eres el mayor de mis hijos, Regulus te necesita, yo te necesito.
Quizás lo más cercano a un te amo que recibiría de su madre.
Es curioso cómo todo puede cambiar de pronto.
Había querido huir, gracias a Merlín su madre no se había enterado y Regulus trataba con sus “problemas” así que no había ojos vigilándolo.
Las tragedias llegaban juntas como si se tratase de un intrincado maleficio, el padre de James murió tempestivamente de un infarto, Andrómeda murió con un bebé aún en su vientre y luego Lily…
James quería hablar de Lily con su madre, quería presentársela y comunicarle sus intenciones, él había intentado hacerle entrar en razón tratando por primera vez ser sutil y quizás su madre tenía razón diciendo que los gryffindor tenían la sutileza de un hipogrifo.
James, Merlin, James.
James había dicho tantas cosas.
El vestía ropa negra.
Los días se transformaban en semanas, restaba tan poco tiempo para despedir sus días en Hogwarts, parecía ser ayer cuando corrían por los pasillos libres de preocupaciones.
Sus más grandes problemas se limitaban a tareas pospuestas hasta el último día de entrega o maestros agobiantes.
La vida parecía haber llegado para cobrarles con creces.
El anillo descansaba en su dedo anular y en ocasiones su peso parecía aumentar, quizás su madre lo había hechizado.
Cuando debía tomar una decisión el peso de este le hacía recordar que su posición era la de su familia.
Sirius Black contra todo pronóstico era la nueva cabeza de la noble y ancestral casa Black.
—James, quizás deberías esperar un poco.
—Pensé que me apoyabas, ¿a caso no eres mi amigo?
—Sólo digo…. ha pasado mucho, tu padre acaba de morir, mi madre está tan feliz por la muerte de Andrómeda. Las cosas son engorrosas ahora.
— ¿Cuándo será un buen momento? —gritó—Lily quiere conocer a mi madre, cómo se supone que creerá que mis intenciones son serias si no le presento a mi familia.
—James, tú conoces nuestra costumbres y las personas como Lily creen que son anticuadas y retrógradas.
— ¿Personas como Lily? Dijiste que te agradaba, si no mal recuerdo dijiste que era una bruja brillante y hasta hace poco me apoyabas en todo.
—James por Circe, tu madre a penas me tolera. ¿En serio crees que aceptará a Lily?
—Lily es especial, ella tiene algo que atrae a las personas incluso estuvo en el club de Slughorn—susurró.
—James—sujetó su rostro—Lily no entiende nuestro mundo y las personas de las que hablas son magos regulares.
— ¡Cómo mierda va a entender si todo es un jodido secreto!—deshizo el agarre con fuerza.
—Sólo esperemos un poco, espera un poco.
—Creí que eras mi amigo…el hermano que nunca tuve. ¿Cómo es posible que Remus me apoye y tú no?
Tragó saliva.
Sus ojos estaban húmedos y sus brazos se movían con cada grito que propinaba incapaz de encontrar un desfogue para su creciente rabia y frustración.
—Eres mi hermano, sólo quiero ayudarte.
—Creo que sólo eres un cobarde, quizás no eres tan diferente a tu familia—señaló—pero yo no soy un cobarde como tú, yo sí soy un gryffindor. Yo no tengo miedo y no me voy a dejar asustar por esos estúpidos y sus ridículas normas.
El tren llegó a la estación, los alumnos empezaron a bajar del vehículo cargando sus baúles y mascotas.
Su pequeño ahijado se dirigía hacia ellos con los baúles levitando tras suyo aún sin una mascota.
Su niño ya no era tan pequeño, no era el más alto, pero había crecido un poco desde la última vez que lo vio.
Detrás de él notó una cabellera rubia inconfundible, desvió la mirada hacia James y lo encontró muy entretenido con su bebida muggle.
El pequeño hijo de su prima Cissy, Draco Malfoy hablando ahora con el que debía ser el vástago de Nott.
Por circe esas amistades, Harry no había estado hablando con ellos, pero era obvio que acababan de separarse, las diferencias entre ellos empezaban a notarse, Harry era más bajo y su cuerpo era…
— ¡Harry!
Los ojos de Lily, pero con una mirada que nunca compartió la mujer le dieron su atención.
—Me da gusto verlo nuevamente padrino—contestó.
—Tan formal—se rió—vamos Harry ven y dame un abrazo.
Sirius sonrió al notar la confusión en el rostro de Harry la molestia en su tía.
Abrazó sin esperar la respuesta del adolescente, sujetándolo con fuerza por unos instantes percatándose de la similitud cuando intentaba hacer lo mismo con su hermano, los delicados brazos del menor intentaron corresponder el afecto sin mucho éxito.
En el momento que Harry inspiró recordó vívidamente a su hermano cuando eran más jóvenes y él calmaba sus nervios, acción que seguía realizando cada vez con mayor regularidad.
Todo sucedió en cuestión de segundos, era en estas ocasiones en las que experimentaba lo que era ser un portador, la avalancha de información que era capaz de recibir de alguien como él.
Liberó el agarre para luego acercarse a James mientras su tía hablaba con Harry.
—Por Merlín James, Harry parece un Black.
James vestía como un muggle, pantalones jeans y una camisa blanca.
Aún llevaba en su mano el envase ahora vacío.
—Quizás estés necesitando unos lentes como los míos canuto—bromeó—Harry es todo un Potter, se parece a su madre y a mí.
Él no quería que el ánimo de James bajase.
—Pero mi tía es una Black.
James negó con la cabeza para luego rodear con su brazo el cuello de Sirius.
—Ya estamos listos—anunció la dama.
—Entonces como siempre supongo, mi madre con Harry y…
—Hoy no James, quiero platicar un poco con Sirius.
“Y no quiero que escuches”
—Claro, madre.
James inmediatamente sujetó a Harry del cuello, sus dedos ejercieron una suave presión para advertirle antes de aparecerse.
¿Cuándo cambió James?
— ¿En qué puedo serle de ayuda tía?
La mujer sonrió complacida y aquí estaba ella a punto de pedirle un favor al pequeño rebelde de los Black.
Su hermano y ella no se frecuentaban mucho desde su matrimonio, pero conoció a Walburga, ellas se llevaban los años suficientes para aún parecer hermanas, poco tiempo después ella se casó y las visitas se hicieron más distanciadas hasta Lily Evans que prácticamente hizo cesar su relación, su única conexión con ellos se encontraba frente a ella.
— ¿Cómo se encuentra Regulus?
—Tía, soy un gryffindor puede dejarse de rodeos.
La mujer lo miró intensamente, submisivos, la familia Black los hacía algo diferentes.
—Si lo crees pertinente me gustaría que Harry frecuentase a Regulus.
—Hablaré con él, no creo que haya algún problema—respondió—podría saber el por qué.
Sirius se esforzó por ver tras esa fachada, su único seguro era su relación familiar.
—Sólo deseo que Harry mejore sus habilidades y resulta un poco difícil encontrar un buen tutor debido a su condición.
Su “condición” que forma tan amable de nombrarlo.
Él tomó su brazo ofrecido y en menos de un segundo no quedó ni un rastro de ellos en la estación.
Harry vestía ropas más simples si se le podía llamar así al equivalente de un mago con un largo linaje.
—Abuela, mi papá ya se encuentra en el comedor—comunicó.
Harry se veía diferente, algo en él había cambiado, si su ahijado no fuese un mestizo diría que estaba frente a un submisivo en desarrollo o quizás era el tiempo tan espaciado entre las reuniones lo que acentuaba los cambios.
Sus dedos rozaron la suave tela del lazo y su mirada estaba fija en el enorme espejo de cuerpo entero frente a él.
Tenían una cena con alguien importante, podía ser cualquiera.
Sus pensamientos se dirigieron hacia la mañana cuando aún se encontraban en el interior del vagón.
Llevaba un libro con él, siempre aprovechaba el tiempo libre para aprender un poco más, ser productivo.
Alzó la vista y vio a Harry acomodando su equipaje de mano en el compartimiento superior.
— ¿No piensas leer?
Se acercó con las manos vacías y se sentó a su lado, Malfoy se encontraba buscando el carrito que vendía dulces.
—No hoy, me siento un poco cansado.
Los ojos verdes se cerraron, pero la respiración mantuvo su ritmo.
— ¿Te sientes mal?
—No—negó—sólo estoy un poco cansado.
La puerta del compartimiento se abrió de improviso rompiendo momentáneamente el hechizo de privacidad, cerró la puerta y los sonidos desaparecieron nuevamente.
—No puedo encontrar a esa mujer.
Malfoy se sentó frente a ellos luciendo un poco molesto a causa de su búsqueda infructuosa.
—Voy a quitar las protecciones, lo más probable es que pase por los compartimentos como siempre.
—Seguro—se burló—pero los nacidos de muggle ya se habrán llevado todo.
Malfoy se quedó mirando a Harry.
—Está despierto.
Harry sonrió al oír la voz de Nott, su corazón empezó a latir con rapidez al percatarse de ello y esperó que no se diese cuenta.
—Harry, ¿qué pasó con Marie? ¿Piensas presentármela?
Nott pudo sentir la mirada de Malfoy sobre él, de pronto el compartimiento pareció hacerse más pequeño.
Los ojos verdes se abrieron con rapidez dirigiéndose a Malfoy a pesar de que estaba contestando su pregunta.
—Terminamos.
—Seguramente encontrarás alguien mejor.
Harry asintió para luego volver a recostarse.
—Por cirse Nott, piensas hablar sobre brujas todo el camino.
Nott negó, no sin antes torcer los ojos para luego centrar su atención en el libro.
Algo extraño sucedía.
— ¿Theo, estás listo?
Se observó en el espejo por última vez.
—Sí, padre.
Caminó tras del hombre atravesando pasillos mientras observaba a las personas en los retratos que se preparaban para dormir.
— ¿Quién nos visita hoy, padre?
Pudo ver a uno de sus antepasados mostrar interés también.
Las velas de los candelabros iluminaban la estancia, bañando las habitaciones con un suave tono dorado.
Sus pasos lo llevaron a la sala de la mansión, un hombre se encontraba sentado cómodamente en unos de los sillones, vestía impecablemente.
—Theodore, él es un preciado amigo y honestamente espero significar lo mismo para él.
Theo avanzó hacia él hombre y alzó su mano.
Sintió miedo y por primera vez fue consciente de su edad y lo insignificante que era.
Aún era un niño, sólo era un niño con papá aún guiando sus pasos y gracias a Merlín aún bajo su protección.