Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El príncipe mestizo por CielTrancy

[Reviews - 91]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola:

Disculpas por la demora, creo que actualizar en la madrugada se va a convertir en norma.

Advertencias: Alusiones de índole sexual de un menor a otro.

 

 

Capítulo 26: ¿Es normal, no?

 

A Sirius le gustaba verlo, poner los ojos en su pequeño hermano traía calidez a su corazón, le daba un poco del calor que tanto ansiaba en esa fría casa.

Grimmauld Place era la casa dónde había nacido, era fría, pero era suya o aún intentaba convencerse de ello, aún intentaba pertenecer y la idea de James Potter aún no existía.

Sintiéndose solo y extraño, aún cuando el enojo no llegaba, cuando la confusión y el miedo reinaban en su mente, Regulus fue esperanza.

Era un rostro similar al suyo, ojos grises idénticos a los suyos, pero algo los hacía diferentes y ese algo fue percibido también por su madre y a pesar de ello no la culpó.

Ambos compartieron su vientre, su magia, pero él resultó diferente.

Su madre lo mantenía cerca, lo aceptaba, no veía con reprobación cada acto de Regulus, escuchaba los gorgoteos y balbuceos sin omitir opiniones despectivas, sólo escuchaba y lo veía con una expresión serena.

Su madre despidió al tutor cuando escuchó al hombre decir: He aquí un Black tan curioso, he educado a tus familiares, todos ellos poseen esa mirada. Pero tú… supongo que a veces el patrón suele romperse.

Regulus caminaba y sus palabras eran pronunciadas correctamente, su hermano pequeño usaba a veces algunas que él desconocía, pero aún así su mirada permanecía en él, aún cuando el dolor se asomaba como una sombra casi sin ser notada.

Rara vez pasaban tiempo en familia, su padre siempre estaba ocupado.

 

-El príncipe mestizo-

 

Regulus estaba sentado tras un pupitre individual en la habitación que había sido reacondicionada recientemente.

Sirius movía sus piernas despreocupado hasta que escuchó el sonido de los pasos junto a la voz de su madre y un hombre aproximándose.

Regulus volteó a verlo y la agitación en su cuerpo cesó.

—Este es mi hijo, Regulus—anunció.

—Es un gusto conocerlo, señor.

La mujer dirigió su mirada al anciano, el hombre asintió imperceptiblemente y ella sonrió.

La familia Black era fácil de identificar.

Sirius mordió su labio, callando sus palabras, callando sus reclamos.

Él aún era pequeño, su mundo se reducía al número 12 de Grimmauld Place, no podía aún esperar algo mejor de lo que conocía.

—Este hombre será su maestro—indicó—él les ilustrará ciertos temas que ya no se practican en Hogwarts.

Ella buscó en ellos si sus palabras habían sido escuchadas para luego retirarse.

—Sirius ya me conoce, pero nunca están de más las presentaciones…

Su hermano volteó a verlo y él sonrió aún cuando no lo sentía.

Su madre amaba. Él acababa de descubrirlo en las manos que acomodaban los cabellos de su hermano, en las sonrisas que le dedicaba y en ese último acto.

Entonces se calló, trató de no pensar, guardando todas las dudas y miedos para jamás dejarlos salir.

Compartían habitación pese a las protestas de su madre, pese a la existencia de habitaciones desocupadas y la seguirían compartiendo aún cuando la habitación de Regulus estuviese lista.

 

-El príncipe mestizo-

 

Movió sus dedos, estaban entumecidos, dolía moverlos, el frío empezaba a calar en su cuerpo, sus ropas lo protegían de la inclemencia del clima, pero no evitaban que cada cierto tiempo un escalofrío lo recorriese.

Su madre estaba molesta con él porque no había querido permanecer en la mansión de esa bruja, lo cierto es que no recordaba su nombre, ni siquiera intentó recordarlo cuando ella se lo dijo.

Era tan aburrido adentro.

—¿Sirius, cierto?

Era el hijo de esas personas.

—Sí, soy yo.

El niño solo sonrió para luego mirar hacia el recibidor.

Los tonos dorados ofrecían el calor que tanto ansiaba su cuerpo, pero se negaba a permitirse.

Regulus lo había mirado con añoranza cuando estaba a punto de salir después de haber discutido con su madre.

Era un nuevo lugar, la primera vez que salían a visitar a otras personas desde que su hermano nació, quizás sólo debió quedarse callado y…

—¿Cuántos años tiene tu hermano? —preguntó.

Era alto. La diferencia era un poco más de una cabeza, parecía mayor que Regulus, mayor que él.

"Los mayores quieren otras cosas ¿sabes?"

Bellatrix aparecía en sus pensamientos como precaución ante algo peligroso, ella sin quererlo se había convertido en una consejera inconsciente, una guía ante los extraños resquemores que algunos le ocasionaban.

—¿Por qué te interesa?

—No tienes que fingir conmigo que eres un buen hermano, vi cómo iba a darme un hermano—negó con la cabeza—la vida a veces es difícil, no sucedió.

Cerró sus manos sintiendo como las uñas se hundían en su piel.

Ellos habían discutido, dijo algo e hizo que su hermano bajase la cabeza y se escondiese donde su madre.

—Tu hermano es uno de ellos, aún cuando no esta listo se puede sentir. Sólo tienes que cerrar los ojos y…

Ellos no se enterarían con certeza la razón tras la pelea, uno no hablaría por la indignación, vergüenza y rabia que lo envolvían, el otro porque no le convenía.

Callado, con la nariz rota mirando hacia la nieve como si en ella fuese a encontrar la salida a sus problemas.

Un hombre los había separado al encontrarlos revolcándose en la nieve, sostuvo a Sirius de los hombros porque no paraba de forcejear ni daba indicios de calmarse a diferencia del otro.

Sentía su boca caliente, vagamente era consciente de que estaba roto y sangraba, sus cabellos constantemente caían en su frente, sus ropas estaban húmedas y sus nudillos dolían, pero lo había hecho enojar tanto que lo único que pensaba era en golpearlo.

Hasta que ella llegó y lo tomó del hombro, era un toque suave, pero inmediatamente detuvo cualquier movimiento, en ese instante se hizo consciente de lo sucio que estaba, del ansia de sangre que en algún momento lo había invadido.

Miró la nieve y el rojo que ahora la cubría.

¿Por qué?

¿Por qué la sangre parecía hervir en su cuerpo?

Su mente no era capaz de entender sus palabras del todo, pero en el fondo lo sabía.

Piel pálida y suave revelándose al dejar caer la camisa, hombros estrechos y los bordes de los huesos reluciendo levemente a través de la piel.

¿Mirar era normal, no?

Eran familia y aún así se sentía sucio al no poder apartar los ojos.

Empezaba a sudar después de haber estado tanto tiempo en la intemperie e ingresar ahora a un ambiente más cálido, gota tras gota se hundía en la madera del recibidor.

—Lamento lo sucedido—se disculpó—Sirius puede ser un niño un poco problemático, pero generalmente se encuentra en su mejor comportamiento.

—No te preocupes,Dorea, ambos están creciendo. Quizás este incidente sea un indicatorio de que ambos son dominantes.

La mujer sonrió al que consideraba su hijo problemático que tenía sujeta fuertemente la mano de Regulus y sonrió tenuemente.

—Espero que puedas venir nuevamente con el pequeño Regulus.

—Confía en ello, en nuestro próximo viaje te tendremos como prioridad.

Las llamas los cubrieron al ingresar a la red flu, quizás fue el crepitar del fuego lo que confundió los sonidos, pero creyó oír un fuerte grito antes de desaparecer.

No volvieron, no al menos que él supiese.

 

 

-El príncipe mestizo-

 

—Deberíamos apresurarnos, madre podría descubrirnos o Kreacher—se volteó—creo que ese elfo me odia.

Regulus rió.

Sirius sabía que alguien podía enterarse, su madre podía verlo si no tenía cuidado. Amaba a Regulus, era su hermano pequeño, era normal verse de vez en cuando.

—Que tonto eres—se burló—Kreacher es nuestro elfo doméstico, su principal preocupación es servir a nuestra familia.

—Suenas como madre...Sirius, siéntate apropiadamente, Sirius, compórtate.¿Quieres que muera de vergüenza?

El menor torció los ojos frente a la imitación de su hermano intentando no reir.

—Ella solo quiere que seas el mejor heredero, traer honor y gloria a nuestra familia.

Acomoda la cama, solo no pienses en ello. Era su madre, debe sentir algo por él.

A su hermano le gustaba dormir pegado a la pared, lo pidió una vez y él no preguntó, solo empujó su cama.

Regulus subió, se acostó junto a él para luego cubrirlos.

—Nox.

Las luces se apagaron, cerró los ojos para no sentir la molestia por el cambio repentino y lo sintió.

Desde ese día lo miraba cuando creía no ser visto, era más táctil y hundía su rostro en su cuello, ahora podía sentir su aliento en su piel, la mano hundiéndose bajo su camisa para finalmente llegar a su pecho justo sobre su corazón.

Tragó saliva.

Cerró con fuerza los ojos, los abrió, no vio nada y los volvió a cerrar al sentir los dedos hundirse causando dolor.

¿Era normal, no?

Y a pesar de que se lo repetía constantemente, el sinsabor no desaparecía.

Hogwarts llegó.

—¿Volverás en vacaciones?—preguntó.

Se veía pequeño, su voz se perdía con los apabullantes ruidos de la estación y su presencia con las nuevas perspectivas que ofrecía el tren.

Alzó la mirada, madre lo veía o quizás lo hacía porque Regulus estaba envuelto en la conversación.

—Supongo.

La expresión en el rostro de su hermano cambió.

—Como crees, no podrás deshacerte tan pronto de mí—se burló.

Su hermano no era una persona que sonreía seguido, pero un Black no lo hacía según Kreacher.

Ese elfo era muy apegado a Regulus.

—Madre dice que iré dentro de poco, podremos estar en Slitheryn juntos.

Regulus podría ser agradable con él, pero el amor no lo cegaba, en los inocentes ojos de su hermano algo oscuro acechaba.

Su padre se acercó y ocurrió uno de esos extraños momentos dónde fue visto y tocado como si perteneciese, como si una nueva oportunidad se le estuviese dando.

—Mírate, has crecido tanto.

El pitido del silbato lo alertó, ya era hora de abordar, era una de las últimas llamadas.

—Bueno, adiós.

Intentó sonar formal frente a su padre, pero quizás el hecho de empezar a correr arruinó su intento.

Eso fue todo.

No cumpliría su promesa a Regulus tampoco vería a su padre vivo nuevamente.

Ingresaría a Gryffindor y conocería a James Potter, sus días se volverían cálidos y emocionantes, las travesuras y el compañerismo eran mejores opciones que el frío y desdén de casa.

Las discusiones con Regulus se harían más frecuentes, la confianza desaparecería y al volver su hermano ya no le esperaría en su cama.

Pero...¿era normal, no?

Estaban creciendo o al menos eso se dijo cuando intentó esconder su decepción, al menos eso se dijo cuando tuvo que volver a Grimmauld Place y la calidez reservada para él desapareció de los ojos de su hermano.

Notas finales:

Espero que les haya gustado, déjenme una crítica o comentario, siempre estoy feliz de responder.


Comenten


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).