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Los Hijos de la Oscuridad. por mariangel chan

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Notas del capitulo:

Hola!!! ¿Como estan? espero que de maravilla.

Que tengan excelentes navidades.

Bueno tengo que disculparme por dejar el fic por un tiempo, pero ya estoy de vuelta para terminar los ultimos 3 capitulos que faltan.

 

Espero que les guste, cualquier duda haganmela saber. Nos vemos en a proxima, saludos y cuidense.

 

Paz y Besos Mariangel :)

Capitulo 22: No te merezco.

 

 

            Mantenía su mirada firme y sin una pizca de miedo hacia al hombre que lo felicitaba por su gran desempeño en los tribunales, para ser sincero consigo mismo nunca pensó que su acompañante hubiera crecido tanto como para zafarse de un caso tan complicado; aun cuando todo lo visto tenia la mayoría de razón. A diferencia mínima de que Naruto no era el atacante, era él.

 

            Observo de arriba abajo al menor, sintiéndose orgulloso de haber  convertido a una rata callejera en el sucesor de las más grandes empresas del país. Su tiempo no fue malgastado del todo. Recordó una vez más aquella mirada azulina al borde de la muerte, que a pesar de sus pocas fuerzas el odio a trasmitir daba escalofríos: sintiendo un poquito de lastima pero más un trato de venganza a su antiguo niño del dolor, adopto a Naruto ofreciéndole una educación mejor que a la de Sasuke.

 

            Le dio vestimenta, comida, conocimiento y un  techo a cambio de satisfacer sus variados gustos sexuales, claro, no le llegaba a los talones la excitación que sentía por el otro, pero fue más que suficiente para pasar el tiempo. La sorpresa del hombre era que por más que  profanara a Naruto nunca perdió la cordura, obtuvo madurez  y determinación a la hora de enfrentar la cruda realidad, nunca mostro una lagrima de misericordia  delante  de  sus ojos, perdió sus últimos alientos resignándose a la parte que le tocaba, nunca se negó a nada y el tiempo se detuvo en el mismo día para él.

 

            La masacre de su familia a manos de Orochimaru se hacía presente en las noches de sueño… ¿Cómo vivir con la persona que mato a tu familia? ¿Cómo no sentir asco y odio? Sería posible querer seguir viviendo cuando casi todas las malditas noches de su adolescencia era embestido ferozmente, era tocado en partes sensibles, era profundizado por objetos de todos los tamaños y era mojado con esa asquerosa sustancia pegajosa y obligado a bebérsela en ocasiones. La minúscula dignidad existente en su ser, fue pisoteada hasta al cansancio.

 

-La próxima vez que toques a mis hijos no responderé Orochimaru-  se dio la vuelta con los puños cerrados.

 

-Está bien, entonces no te molestara que toque a Sasuke- se relamió sus labios, Naruto se paró en seco temiéndose de las posibles deducciones del mayor - De verdad llegue a pensar que mi querido estaba muerto- un frio fúnebre se paseo por la sala. Hace mucho que Naruto no sentía miedo de ese monstruo, pero de solo pensar que le volvieran hacer daño a su amigo después de creerlo muerto y que resultara lo contrario; su piel se crispaba.

 

            Fue un poco tonto al concentrarse esa tarde en el reencuentro con su amigo y no de que un posible Orochimaru le siguiera los pasos dejándole una partida abierta a sus amenazas. Por su descuido Sasuke estaba en peligro.

 

-Debería invitarlo a una taza de café para recordar viejos tiempos- el otro seguía luchando con el mismo para no partirle la cara al mayor por el odio que sentía. Debía mantener su postura.

 

-El no tiene nada que ver- un brillo en los ojos del hombre apareció, sonrió con satisfacción mientras se acercaba un poco más.

 

-Entonces… informo que te necesito para un pequeño trabajo- el menor apretó sus dientes, el significado tras esas palabras era lo más vil que podía imaginarse. Bajo su mirada sintiéndose como ratón sin salida para escapar del gato, el gato lo encontró y ataco.

 

-Buen chico- palmeo su mejilla.

 

--------------

 

            Ambos azabaches caminaban alrededor de la plaza muy alegres por las buenas nuevas, el brillo de Sasuke era muy obvio imposible no cegarse. Hablaban de lo felices que estaban, de cómo la vida les había dado una nueva oportunidad para nacer cuando las esperanzas era algo estúpido para creer en su mundo. Aun recordaban aquellos niños sucios, descalzos y delgados que luchaban por sobrevivir en la penumbra, pero  hoy en día esa imagen borrosa les sonreía comparándose con el niño de ahora, o más bien, adulto.

 

            Detuvieron su paso en la banca más cercana para disfrutar de la dulce brisa que inundaba en esas altas temporadas… Hace ya un par de minutos que unos niños daban la vuelta a la plaza entregando boletines de colores, no tardaron en llegar donde los hermanos. Itachi sonrió recibiendo el boletín que anunciaba un evento para recaudar fondos para una iglesia; sus ojos se concentraron en una frase escrita en negro “Niños de la luz”. Miro a Sasuke y este se sorprendió al volver después de tantos años saber algo de esa fundación.

 

            “Cuando Itachi despertó en aquella cueva y se dio cuenta que todos estaban muertos, pensó en acabar con su vida, pero razono llegando a la conclusión que su peor castigo era sufrir hasta su muerte el peso de la desgracia de su familia. Paso varios meses en la calle sobreviviendo de limosna y huyendo del encuentro con Yaiko, no quería causarle molestias cuando ese ser ya había hecho tanto por el”

 

            Unas mujeres adultas vinieron a buscar a los niños para llevarlos de vuelta, pero no pudieron dar un paso más al ver a los hermanos de cerca.

 

-Itachi- susurro con miedo a equivocarse una mujer de cabellos rosas, este la miro queriendo llorar, se levanto sin despegar su mirada de ella y la abrazo.

 

-Sakura- la mujer lo apretó con muchas ganas, seguido la soltó para abrazar a la otra mujer -Ten ten- Sasuke hizo lo mismo. Luego de unos minutos de bienvenidas y un poco de llanto, un hombre de cabellos naranjas se acercaba porque los niños le dijeron que sus madres se quedaron con unos hombres extraños y él se preocupo al no saber de quién se trataba.

 

            Yaiko miro a Itachi y no mostro sorpresa alguna, los ojos del hermano mayor se concentraron en él y quiso salir a abrazarlo pero sintió temor de que lo odiara. El mayor termino de llegar quedando enfrente de su amigo.

 

-Yaiko yo…- el otro solo se limito a verlo con indiferencia, Itachi bajo la mirada avergonzado y prefirió no decir nada.

 

-Déjame decirte una cosa- sus ojos se posaron en Sasuke y luego en el otra vez –Sabes todo el tiempo que te estuve buscando-

 

-No quería que me vieras en el estado que me encontraba- un dolor inmenso recibió en su cabeza.

 

-¡Sabes lo preocupado que estaba por ti! ¡Pensé que estabas muerto ya que nunca volví escuchar tu nombre!- pisoteo el suelo con fuerza -¡Debiste haber llamado y decir “Estoy bien Yaiko, no estoy muerto. Pero estoy tan ocupado en mi cosas que no tengo tiempo para ti”!- intento imitar su voz a modo de burlar.

 

-Yo lo siento mucho-

 

-¡Me vale si no querías que te viera como estabas! Pero pude haberte ayudado. ¡No, el señor yo tengo todo controlado fue un pésimo amigo e hizo preocuparme hasta la medula!- lo abrazo sin poder aguantar más y empezó a soltar muchas lagrimas –Me alegro que estés bien Itachi-

 

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-Elige Naruto- sonrió Orochimaru. El chico quedo petrificado leyendo la información de aquellos expedientes y miro las fotos que reposaban en la mesa. Guardo todo en su maletín y se fue lleno en cólera.

 

            En estos momentos se odiaba a sí mismo y se arrepentía de no acabar con su vida cuando se presento la oportunidad. Orochimaru era vil, cruel y lo más importante no era un ser humano, lo había encerrado en una jaula dándole la elección de la muerte o la muerte.

 

            Se recostó en los acolchonados asientos de su limosina temblando de la ira. Sabía que nunca iba hacer feliz, cuando creyó que alguien le sonreía esta desvaneció sin decir nada. Su rutina, su actitud, su caminar, su hablar e incluso su respirar estaba siendo controlado por ese hombre… Y esto último era lo peor, no podía hacer eso, no a él.

 

            Sus fuerzas por no ir al lugar convocado no fueron lo suficiente, sus sentimientos mandaron en su cuerpo y lo movilizaron inmediatamente. Era un desperdicio de humano pero aun así no dejaba de pensar en Sasuke, Sasuke no  lo merecía; el merecía a una persona intachable y que lo amara con locura. A pesar de que él tuviera lo primero deseaba con todas sus fuerzas que Sasuke se quedara con el, otorgándole lo que nunca pudo tener.

 

            A penas lo vio después de tantos años no tuvo ninguna duda, siempre lo amo pero no lo quiso reconocer de niño. Pero era un hecho, todo su ser lo amaba y lo anhelaba y ahora que podía ser feliz Orochimaru le daba su sentencia. ¿Por qué se enfocaba en hacerlo el villano de la historia? Una risa amarga se dio a si mismo. Todo estaba escrito de esa manera, en los cuentos los villanos no tienen finales felices, así de simple.

 

            Camino hacia el parque abandonado, recordando la noche donde se conocieron; los columpios seguían solos como siempre. Sasuke llego por el otro lado del parque sentándose en uno de ellos.

 

-¡¿Siempre te quedas a observar a las personas?!- grito, Naruto dio un salto comenzando a caminar hacia el columpio. Un dulce hola salió de los labios del mayor al mismo tiempo que un sonrojo disimulado cruzo por las mejillas del rubio, decidió sentarse en el otro columpio.

 

            Como era de costumbre las estrellas brillaban en el cielo. Un silencio paseaba por alrededor de ambas personas, solo los grillos y luciérnagas  adornaban la ausencia absoluta del sonido.

 

-Perdón- Sasuke agacho el rostro.

 

-Ya te dije que no…-

 

-Lo sé, pero ahora quiero pedirte perdón por no estar contigo todos estos años ¿Estás bien?- Naruto abrió sus ojos por la sorpresa, esa pregunta iba mas allá de lo que se pensaba, el tono de voz en que Sasuke pregunto hizo que algo en él se encendiera. Ese “¿Estás bien?” abarcaba: ¿Te sientes bien? ¿Te hizo daño? ¿Qué hiciste para apagar tu dolor? ¿Te duele? ¿Sangras? ¿Amas? ¿Aun sientes?. Sasuke lo entendía perfectamente porque mucho tiempo atrás, el puesto de marioneta era el.

 

            Los ojos de Naruto se cristalizaron haciendo más perfecto su color, el mayor se levanto y abrazo.

 

-Perdóname, ahora estoy aquí- Naruto dejo salir todo, desahogándose en el hombro del otro. Tenía muchos años que nadie le preguntaba si estaba bien, sin que nadie le importara lo que sintiera, solo lo veían como un recipiente vacio que se llenaba por la conciencia manchada.

 

            Todas las muertes que provoco siendo un adolescente y hasta sus días retumbaron su mente, esos hombres pidiendo clemencia, esas familias desoladas, niños sin padres, esposas viudas; lo peor era su sonrisa maniática al hacer esos “pequeños trabajos” como los nombraba Orochimaru.

 

-Ya no soy el Naruto de antes, Sasuke- se presiono más a su hombro para que su llanto no se escuchara por los alrededores.

 

-Claro que sí, lo estoy viendo ahora- sus manos seguían acariciando su espalda.

 

-Sasuke perdóname, perdóname porque jugué con tus sentimientos esa noche- el rubio ya no era consciente de lo que decía, se había dejado envolver por los brazos del azabache hundiéndose en su tristeza.

 

-Y gracias a ti por hacerme tan feliz esa noche- respondió con nostalgia al recordar los buenos momentos.

 

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            Una vez mas Itachi visitaba el cementerio a tan altas horas de la noche, se reía al imaginar que volviera a quedarse dormido sobre la tumba de su amado y que su madre lo viniera a buscar con cara de pocos amigos. Hablaba con Deidara como de costumbre de su día, lo feliz que estaba de que Naruto estuviera vivo y de ver a Sakura y Ten ten; sonrió de pensar de que el también estuviera vivo.

 

            No aguanto más esa sonrisa falsa, no aguanto más hacerse el fuerte; otra vez pidió perdón mientras lloraba con odio por sí mismo. Era tan difícil superarlo.

 

            Una mujer alta de cabellos negros llego agarrada de manos con un pequeño niño rubio, colocaron flores nuevas en la tumba de al lado, la mujer hizo una pequeña oración mientras el niño la imitaba. Cuando terminaron el rubio miro a Itachi que lloraba ajeno de que personas estaban a su lado. Lo movió un poco.

 

-Señor ¿Le duele algo? Mi mami dice que cuando alguien llora es porque no está bien- el azabache lo miro con una sonrisa triste.

 

-Son cosas de adultos, pequeño- le acaricio la cabeza, el chico miro la tumba sobre la que estaba y leyó en voz baja.

 

-Yo también perdí a alguien que amaba mucho- señalo la tumba donde estaba su mama –Pero mami dice que esa persona aunque ya no esté aquí, está aquí- señalo su pecho –Y esa persona no quiere verte sufrir por culpa del, más bien quiere que seas muy feliz y te diviertas mucho-

 

Itachi abrió sus ojos por las palabras que alguna vez escucho de alguien…

 

-No este triste señor, esa persona lo ama mucho y está en el cielo como mi papi, mi mami dice que cada lagrima que botamos es un paso menos al camino de la felicidad- tomo una piedra y se la entrego –Es feo que su corazón se ponga como esa piedra ya que no permite que las otras personas que le quieren mucho entren- el niño volteo su cabeza porque su mama le estaba dando señas para que se fueran, por ultimo abrazo a Itachi con sus pequeños brazos.

 

            El azabache sintió como el calor que trasmitía ese niño le hacía familiar.

 

-Mami dice que los abrazos son la mejor medicina- lo soltó y batió su mano en modo de despedida, agarro la mano de la mujer comenzando a caminar, pero como si se acordara de algo volvió a correr a donde estaba Itachi, de su mochila saco un lápiz y un cuaderno.

 

            Hizo una reverencia a la tumba de Deidara mientras colocaba los objetos sobre ella.

 

-Como se lo prometí señor artista-

 

-Pequeño ¿Cómo te llamas?-

 

-Al igual que el señor artista- sonrió y corrió a donde su mama lo esperaba. Itachi miro el cuaderno observando como una hoja sobresalía, el tomo y leyó.

 

            “Itachi perdóname por todo lo que te hice, nunca supe valorarte y entenderte, pero lo que si se, es que te ame, te amo y te amare por eso quiero que seas feliz y me olvides. Soy el culpable de tu sufrimiento y me odio por eso; estoy arrepentido de no escucharte cuando lo ameritaba, arrepentido de que todas las noches me acostara con un hombre diferente con la excusa de que era para sobrevivir cuando pude hacer otra cosa para ganar dinero.

 

            No te culpes mas por nuestras muertes, así lo quiso el Poderoso para que viviéramos mejor, en este lugar estoy muy feliz… Ya no me visto como mujer, solo soy yo y mis hermanos que amo. También comencé a trabajar en mis obras de arte como cuando era un niño, mis bocetos han mejorado bastante. En cuento a ti, vienen cosas felices pero antes debes superarme… Yo siempre estaré contigo. Amor date una oportunidad para tu felicidad absoluta, ya que te rodean muchas personas que te aman como Sasuke y tus padres. Me despido mandándote saludos de Sasori, últimamente no deja de sonreír pero aun sigue siendo el cascarrabias más querido. Te amo.

 

Deidara”.

 

 Unas cuantas lágrimas cayeron en el pedazo de hoja.

 

-Gracias Deidara- miro hacia el horizonte.


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