------ Pov Akihiko -------
Abrí lentamente mis ojos y lo primero que encontraron fue un hermoso rostro durmiendo plácidamente era mi niño, lo abrace fuertemente, finalmente había descubierto mis sentimientos, ahora él me pertenecía y no lo voy a dejar ir nunca. No quería despertarlo ni levantarme, solo quería contemplar su rostro, luego de un rato poco a poco fue abriendo sus ojos encontrándose con los míos, parecía que estaba un poco confundido, abrió de golpe sus ojos más que pudo sonrojando, parece que ya recordó todo, quiso alejarse de mi pero no se lo permití.
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- U-usagi-san, y-yo lo siento, esto no debió pasar, e-es mi culpa lo siento – dijo el castaño bajando el rostro, estaba totalmente sonrojado
- porque te disculpas? No has hecho nada malo, esto paso por que tenía que pasar– dijo el mayor como si fuera lo más normal del mundo – cuando dos personas se aman hacen este tipo de cosas – dijo susurrándole en el oído, ese comentario estremeció al menor – dos personas que se aman? – se preguntó mentalmente el castaño
- e-so quiere decir q-que tu y y-yo, los dos – no podía decir lo que pensaba estaba un poco confundido
- tienes razón, no te lo dije adecuadamente – dijo peliplata separando un poco el abraso y quedando frente a frente
- Misaki hay algo que quiero decirte, en verdad es algo que siento desde ya algún tiempo pero recién me he dado cuanta hace poco – dijo mirándolo seriamente, el castaño solo se ponía cada vez más y más nervioso – yo, Misaki es algo que no he sentido jamás con otra persona solo contigo – el menor bajo la mirada nervioso, el peliplata al instante lo agarro de la barbilla haciendo que sus ojos entren en contacto, al verlo el menor sabía que todo lo que estaba diciendo era sinceramente
- Misaki, te amo – dijo el mayor mirándolo con ternura, el menor solo se estremeció ante aquellas palabras, que nunca había esperado escucharlas, se dejó caer en los brazos del peliplata apoyando su cabeza el pecho del mayor, se sentía muy feliz, sentía que estaba en un sueño, tenía ganas de llorar – Mi niño, te amo – susurro el ojilila abrazando al menor
- y-yo también – respondió el menor, muy despacio casi como un susurro, pero fueron escuchadas claramente por el peliplata el cual solo le levanto el rostro y le dio un tierno beso
- yo también te amo usagi-san pero es un amor imposible – dijo separándose del mayor casi al borde del llanto, eso sorprendió de sobre manera al mayor
- porque dices eso, los dos nos amamos y solo importa eso – respondió seguro de sus palabras
- yo solo soy un simple asistente, además tu eres el hijo de mi jefe y si el se entera de esto, hara todo lo posible para separarme de ti – dijo bajando la mirada
- eso nunca va a pasar, yo siempre te voy a proteger de quien sea, no importa si es mi padre, tu eres lo mas importante para mí, tu y mi madre son lo más importante para mí, yo solo vivo por ustedes– dijo el peliplata abrasando al menor, dándole confianza seguridad – tu solo preocúpate de corresponder mis sentimientos si? – le dijo suavemente, calmándolo, el menor solo asintió con la cabeza escondiendo su rostro en el pecho del mayor, el cual levanto otra vez aquel hermoso rostro y atrapando aquellos adictivos labios, lo beso tiernamente, era un beso que sellaba dos corazones y un amor correspondido. El peliplata comenzó a besarle cada vez más demandante, fueron subiendo de tono, el menor se estaba dejando llevar, de reojo vio el reloj ya era demasiado tarde, y ni siquiera había preparado el desayuno.
- n-no usagi-san – dijo tratando se separarse – vamos a llegar tarde – decía el castaño el cual ya se encontraba bajo el mayor, en un rápido movimiento se libero de esos brazos que tanta seguridad le daban, pero cuando dio unos cuantos pasos cayo al piso
- si quieres te puedo ayudar – le dijo mirándolo pícaramente el mayor, el menor solo se sonrojo y se fue corriendo.
Los dos correspondían sus sentimiento mutuamente, y eran felices, el castaño frente a los demás no era más que un robot que nunca mostraba reacción alguna, pero frente al peliplata era su niño, el peliplata aprovechaba cualquier momento en que estén solos para molestarlo, a veces en frente de los demás, le mandaba indirectas que lo hacían sonrojar, pero nadie se percataba de eso, solo el ojilila, el cual se divertía con sus reacciones.
- n-no usagi-san, no podemos hacer esto aquí, puede entrar alguien – decía el menor tratando de resistirse, pues los dos se encontraban en la oficina del peliplata, el mayor devoraba a besos al menor, desvistiéndolo poco a poco - no por favor, espere hasta que lleguemos a casa – decía sonrojado el menor, estaba realmente asustado, siempre lo besaba y le hacía algunas cosas pervertidas, pero esta vez era diferente parecía que quería llegar al final y si seguían de esa manera el menor solo se iba dejar llevar
- esta bien – dijo el peliplata, al ver que su niño en verdad estaba asustado – pero antes tienes que ayudarme con un amiguito ya que tú eres el culpable que este asi, dijo sentándose en su silla atrás del escritorio, el menor se agacho y tímidamente comenzó a lamen el miembro del mayor, el mayor cada vez se excitaba mas, viendo como el menor le daba placer, realmente no iba poder esperar hasta llegar a casa, estaba a punto de levantarlo y hacerlo suyo otra vez, pero el teléfono ser
- señor su padre esta aquí, va para su oficina, le aviso su secretaria, en realidad su padre veía de vez en cuando y solo entraba a oficina sin pedir permiso y sin ser anunciado, pero la secretaria siempre ponía en sobre aviso al peliplata.
- gracias – respondió el peliplata, se acomodó un poco la ropa y su rostro, estaba un poco agitado pero intento disimular calma, su niño no había escuchado la conversación y seguía con su labor, era un sentimiento excitante, teniendo en cuanta que tal vez puedan ser descubiertos. La puerta se habría lentamente y hay estaba su padre, tan arrogante como siempre
- hola hijo, tiempo que no te veo – dijo con su característica voz el pelinegro, al escuchar esa voz el castaño se estremeció, estaba muy asustado, se detuvo con lo que estaba haciendo, pero el peliplata lo miro y el continuo con su labor mas tímidamente
- que te trae por aquí, padre – respondió el peliplata
- tan amable como siempre – dijo el pelinegro mirando toda la habitación, como si estaría buscando algo – donde esta misaki? – pregunto, después de no encontrar lo que buscaba, tensando a los dos presentes
- me deshice de él, lo mande a hacer un recado – respondió el peliplata sin dar a conocer su nerviosismo
- bueno, pensé que era bueno en su trabajo, tendré que cambiarlo – dijo seriamente el peliplata
- es bueno créeme, no se despega de mi ni un instante, no sabes cuan difícil fue librarme de el por un instante – dijo el peliplata tratando de defender a su niño, realmente no iba a dejar que los separen, hablaron por un momento, el peliplata respondía cortante ante cualquier pregunta, dando a entender que el pelinegro no era muy bien recibido en esa oficina.
- bueno, solo vine a ver como estabas y hablar un momento con misaki, ya que no está aquí dile que vengar el sábado a la mansión lo estaré esperando – dijo saliendo de la habitación, el mayor se levantó, dejando al castaño sonrojado en su lugar, fue hasta la puerta y le hecho seguro, agarro el teléfono dando indicaciones a su secretaria para que nadie lo moleste, luego de todo eso regreso donde su pequeño sin decir nada comenzó a besarlo posesivamente, sus leguas danzaban juntas, era como una pelea que siempre ganaba el mayor, se separaron por falta de aire y un pequeño hilo de saliva los separaba.
- nadie te va alejar de mi – dijo abrazando al menor, el menor solo correspondió al abrazo, comenzaron a besarse otra vez, cada vez más demandante, lo levanto y lo puso encima del escritorio, comenzó a desvestirlo y besar cada rincón de aquel pequeño cuerpo que le pertenecia, el menor ya no sabía lo que hacía toda su cordura se fue a dar un pequeño paseo
- te amo – susurro el mayor haciendo estremecer al menor – te amo mi niño - dijo otra vez atrapando esos labios, bajo hasta el miembro del menor dándole atención, se lo mentio entero en su boca, dándole placer
- a-ahh n-no usagi-san san m-me vengo – decía el menor entre gemidos, el mayor al escucharlo apresuro el paso, haciendo que el menor se corra en su boca, arqueando su espalda
- como siempre, delicioso – dijo mirándolo lascivamente, lo cargo y lo llevo donde el sofá negro que se encontraba en aquella oficina, recostándolo suavemente
- te amo – le dijo mientras lo besaba y una de sus manos se encargaba de dilatar la entrada del menor son su mismo líquido, cuando ya estaba lo suficientemente preparada, de una sola estocada introdujo su miembro, tensando al menor
- relájate – le dijo besándolo tiernamente, dándole atención a su miembro para distraerlo, poco a poco su moviéndose, envistiéndole cada vez con más fuerza, dejándose llevar al éxtasis
- a-ah u-sagi-san ya no puedo mas, me vendo – dijo el castaño
- ahmm Misaki vengámonos juntos – dijo el mayor con un ronco gemido, aumentando la velocidad, el menor encogio sus pareces viniéndose en su pecho, el mayor al sentir esas apretadas paredes no lo soporto mas viniéndose dentro del menor, se dejo caer encima de este tratando de regular sus respiraciones
- te amo Misaki– dijo abrazándolo
- y-yo también te amo – respondió el menor correspondiendo aquel abrazo
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- Me dijiste que mi hijo y su asistente estaban en esa oficina – cuestiono el pelinegro a la secretaria
- si, señor no vi salir a ninguno – respondió un poco asustada, temía ser despedida
- bueno resulta que Misaki-kun no se encuentra ahí adentro, que explicación me puede dar a eso – dijo el pelinegro
- s-seguro salió, cuando me fui a los servicios – respondió la secretaria tímidamente
- bueno seguro debió ser así, adiós Misaka-chan – dijo el pelinegro retirándose del lugar – aquí está pasando algo y yo me voy enterar que es – dijo mentalmente el pelinegro con una sonrisa en sus labios