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Un demonio compartido por SebbyPhantomhive

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El conde de pie en la entrada del baño no acertaba a entender que era lo que su ser estaba sintiendo fue como si algo por dentro se encendiera, ¿Por qué estaba enojado si alguien más rozaba el bello rostro de su mayordomo?

-Joven amo…- Murmuró Sebastian con una sonrisa amable al verse sorprendido en tan incómoda situación aunque tampoco entendía él porque era incómoda, era solo un humano tocando su rostro, no tenía algo de malo ¿o sí? Pero lo que más le sorprendió fue el gesto de su amo que al instante lo disimuló con indiferencia.

-Encontré algo de ropa que podría gustarte- Murmuraba Ciel al ver a su hermano que sonrojado le sonreía y desnudo caminaba hacia la tina.

-Supongo debo arreglar el desastre que hizo- Decía resignado el mayordomo saliendo del baño para ver que desastre había hecho su amo por sacar unas prendas de vestir, dejando a los hermanos en el baño.

-¿cuántos años tiene Sebastian?- cuestionaba el jovencito dentro de la tina mientras sentía el agua cálida remojar su cuerpo se sentía muy relajante, el conde se sorprendió ante esa inesperada interrogante además habiendo tantas cosas que preguntar ¿Por qué preguntar por un idiota estirado? Se cuestionaba internamente, pero dejando a un lado esa extraña molestia decidió responderle no era buena idea que comenzaran su relación con negaciones o molestias.

-Creo que 25… la verdad no sé… es un viejo…- Respondió burlonamente el conde poniendo shampoo en el cabello de su hermano, y ambos jóvenes sintieron una fría mirada en la puerta y decidieron voltear a ver, encontrando el rostro malhumorado del mayordomo.

-A Sebastian no le gusta que le digan viejo…- Murmuró burlón el conde al ver el gracioso gesto molesto de su demonio y dándole por una de sus debilidades,

-Así como al joven amo odia que le digan niño… ¿Verdad?- Dijo el demonio con una sonrisa desafiante y así parecía que empezarían otras de sus tontas discusiones, frente al joven que los miraba  extrañado, porque ahora no parecían amo y mayordomo, parecían más como amigos y amigos cercanos.

-Me cae shampoo a los ojos…- Expresaba el jovencito tratando de llamar la atención de los dos.

-Por cierto Ciel… ¿por qué llevas un parche en tu ojo?- Preguntaba curioso el otro mirando fijamente al conde que se disponía a responder lo que siempre decía cuando alguien se lo cuestionaba.

-Me lastimé el ojo… pero no quiero hablar de eso- Respondía Ciel con amabilidad su hermano lo entendió y decidió no seguir cuestionando aquello.

-Joven amo… vamos a vestirlo,- Sugería el mayordomo pues su amo aun andaba con pijama aun cuando este buscaba ropa para el otro y el  no estaba vestido apropiadamente, el conde asintió con su cabeza y salían del baño dejando al jovencito jugar con el agua jabonosa.

-Ahora tendré doble trabajo…- Murmuraba Sebastian con resignación pensando que ahora tendría a dos jovencitos que atender, pues el otro como Phantomhive vendría también a ser algo como un amo.

-Tendrá que compartirme- Dijo burlón el demonio mientras vestía a su amo que frunció el ceño ante esa aclaración que era en parte cierta.

-Tu eres mi demonio- Aclaró casi inconscientemente el conde, con lo orgulloso que era no le gustaba compartir sus posesiones más si estas tenían un precio muy elevado, y en este caso Sebastian era suyo por el contrato y era a cambio de su valiosa alma, no podía compartirlo, cuando se dio cuenta de lo que había dicho se sonrojó un poco, porque frente a él estaba su mayordomo mirándolo algo sorprendido y confuso.

-Soy todo suyo, no se preocupe- Murmuró el demonio tomando la mano de su amo, y de nuevo esa punzada en su pecho lo atravesaba dolorosamente, tratando de calmar ese dolor con la sensación de tocar esa suave mano aun cuando era su guante que la percibía, ambos cruzaban las miradas fijamente, y ninguno entendía ese sentir, paralizados solo se miraban, el siempre hablador Sebastian estaba sin palabras, y eso sorprendía al conde que frunciendo el ceño  decidió romper ese extraño ambiente se prestaba a regañarlo o algo asi, cuando alguien más rompió la incomodidad del momento.

-Sebastian- Le llamaba el joven del baño ambos se miraron, entonces el mayordomo terminó rápido de vestir a su amo y así atender al otro.

-Sebastian, hay que confirmar si él es quien dice que es.- Dijo el conde ya vestido y veía a su mayordomo alejarse quien le sonrió y se escuchó su tan habitual “Si, mi señor” acompañado de esa reverencia que nunca faltaba, Ciel aun sentía esa extraña sensación y le frustraba el no saber que era con exactitud, ¿Estaba cambiando? ¿Era la edad? Era lógico que tendría cambios después de todo era un adolescente de 14 años, ¿pero esos cambios tenían que relacionarse con Sebastian también? Además su demonio también estaba cambiando, lo notaba en su mirada, en sus gestos… Confundido no acertaba que pensar o a que conclusión llegar, a unos pasos escuchaba la voz de su hermano, así como sus sonrisas, estaba muy animado con su demonio, ni con él se portaba de esa manera  y eso que supuestamente era su hermano, también escuchaba la voz de Sebastian hablarle y oírlo le llenaba de molestia, calmándose esperaba que salieran.

-Te queda perfecto- Exclamaba animado Ciel al ver a su hermano con su ropa, ahora si parecía un digno Phantomhive, el otro le sonrió y se le acercaba.

-Ahora si mis niños a comer…- Decía con una sonrisa el mayordomo acercándose a la charola del desayuno,

-No soy un niño- Aclaraba molesto el conde ante esa insinuación de su demonio.

-Yo si quiero ser tu niño- Dijo el otro jovencito con una radiante sonrisa tomando la mano del demonio, quien sonriente encaminaba al joven a la cama para que desayunara, Ciel miraba la escena con algo de celos pero que supo disimular muy bien y se aprestaron a desayunar.

-nuestros padres nunca nos dejaron desayunar en la cama a menos que tuviéramos enfermos- Hablaba Thomas mientras comía, Sebastian arreglaba la habitación mientras ellos comían pero estaba atento a su conversación.

-Bueno… Yo siempre era el enfermo, tal vez me acostumbré a esto- Respondió Ciel con resignación, su hermano siempre fue el animado y extrovertido mientras él era el enfermizo y tímido, pensar en eso le hacía recordar el pasado pero a la vez así podía confirmar si ese era en verdad su hermano.

- Pero no te pongas triste, podemos ser una familia nuevamente- Dijo el otro jovencito con una sonrisa apretando la mano de su hermano para darle apoyo y ánimo, Ciel lo miró y en el fondo de su corazón sabía que aquello no era posible, Sebastian lo miraba pudiendo percibir lo que pasaba por la mente de su amo, y una duda también llegó a su mente ¿Ciel podía romper su contrato ahora que tenía un motivo por el cual vivir? Estaba tan concentrado en ese pensamiento que no escuchaba a los jóvenes llamarle.

-Oye…- Decía en voz alta Ciel llamándolo con molestia.

-Déjalo tal vez estaba pensando en un amor ¿Verdad?- Hablaba Thomas con una burlona sonrisa, amo y mayordomo se miraron ente esa insinuación, el jovencito se confundió por esas miradas que se cruzaron entre si, además Ciel se puso nervioso que derramó su té en la cama.

 

-Joven amo…- Le llamó de prisa el mayordomo y se le acercó para ayudarle, devotamente lo miraba mientras lo ayudaba, Thomas veía un leve sonrojo en su hermano, entonces entendió que los dos tenían fuertes sentimientos uno para el otro y al parecer no lo habían notado.

 

 

Notas finales:

Gracias por seguir este extraño fic, espero les guste... :*

Con respecto a la teoria de los Ciel es dificil explicarla en palabras porque las sospechas estan basicamente en el manga, asi que podria decirse que son por detalles que se ven en las escenas, pero no es una teoria confirmada... solo son especulaciones si desean saber más de esto, que tal si se unen al grupo en fb ahi se lo podriamos aclarar... 

https://www.facebook.com/groups/251109298397277


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